11. Tómate un descanso.
Pánico.
Sentía como sus mejillas estaban mojadas, sus ojos ardían, se abrazaba a su misma intentando esconderse entre las sabanas. Sentía múltiples miradas lastimosas, pero no se molestaba en siquiera explicarles que era lo que le pasaba, solo quería desahogarse.
―¿Qué le pasa? ―pregunto un kwami mientras intentaba acercarse a ella.
―Déjala, ¡No ves que esta triste! ―detuvo Trixx a Daizzi―. Dale un poco de espacio.
Todos los kwamis se miraron entre sí. Sus miradas estaban llenas de completa confusión, y aun así accedieron, lentamente se alejaron de Marinette, para después entrar a la caja de los Miraculous.
La habitación de estar llena de bulla, risas y un completo desastre. Ahora estaba en completo silencio, sólo se escuchaba los sollozos ahogados de la azabache.
En su mente se repetía mil y una veces lo mismo. Ahora sin sentir las miradas de los kwamis, sentía un peso menos, pero seguía siendo la idéntica cantidad de tristeza, presión y sobre todo decepción de sí misma.
No eran los típicos cambios de ánimo de una típica adolescente, tampoco las famosísimas crisis existenciales. Si las ha tenido, pero ese no era el caso.
Su vida se estaba tornando tan mal, tanta prisa y velocidad que estaba empezando a sentirse mareada, presionada, obviamente agobiada.
Sus calificaciones habían bajado, su lugar como la representante de la clase estaba en juego gracias a los planes de Chloe y Lila. Su enamoramiento hacia Adrien la asfixiaba cada vez que lo tenía cerca, le dolía ver a Luka triste debido a su ruptura, los kwamis quieren salir, aunque conocen las reglas, y por supuesto, sus padres sospechaban que ella ocultaba un secreto, así como todos sus amigos.
Se sentía terriblemente mal. Inclusive Chat Noir ha notado la situación crítica en la que está Ladybug, pero ella lo sigue negando. Hay veces donde le dice que no es nada, otra le grita insistiendo que no le pregunte más para luego disculparse. Alya la entiende y es comprensiva con ella, pero también la está apartando cada vez más.
«Es cierto, cada vez estoy más sola»
¿Por qué no puede ser alguien normal? Sin responsabilidades, sin poderes, ni nada que la preocupe. Puede intentar ser feliz, viendo el lado positivo de todo, pero no puede, le es completamente imposible.
Quizás lo único bueno es ayudar a la gente, a todos los parisinos.
―Pero hay veces que desearía no tener ser yo la que lo haga.
Sintió una oleada de dolor, no físico, sino sentimental. Se sentía egoísta, ¿Cómo podía renunciar sabiendo que todos confían en ella? En la famosísima y perfecta Ladybug.
―Pero no en la torpe e insegura Marinette.
Después de decir eso, su respiración empezó a hacerse cada vez más irregular. Su cabeza dolía, podía sentir que su corazón latía como loco, estaba segura que en cualquier momento se saldría de su pecho. Miró sus manos, no tenía nada, pero juraba que sentía que algo le cosquilleaba.
De manera abrupta se levantó de su cama. Intento ver a su alrededor, solo que le fue imposible. Era todo distorsionado, no distinguía nada, ni un solo objeto le veía forma de algo.
―Tikki ―susurró, pero era demasiado bajo para que alguien la escuchara ―. T-Tikki.
Ella quería gritar, pedir auxilio y saber que le estaba pasando, pero le era imposible. La respiración le empezó a faltar, sentía que cada vez su espacio se hacía cada vez más reducido.
Ella necesitaba aire.
Empezó a tantear donde estaba. Su sentido del tacto era lo único que la ayudaría en esos instantes. Logro sentir su cama, las fotografías de Adrien y Luka, y la pared que estaba al lado de ella.
Fue un instinto, algo que debía de hacer, el cerebro fue lo único que logró razonar, y de ser algo cotidiano, se convirtió en su última salida.
No veía, todo era borroso, doble, no había nada que no fuera confuso, pero aun así logró hincarse en su cama. Levantó los brazos como suele hacerlo cuando abre su trampilla. La tanteo, sintió la perilla, solo tenía que jalarla y eso fue lo que hizo.
Sus movimientos eran torpes, lentos y con mucha necesidad, sin embargo, logró abrirla.
Sintió la brisa, era fría indicando que el invierno seguía. La nieve había bajado, sólo era el clima helado que sentía, y aun así sintió que debía salir. En serio quería respirar, sentir de nuevo el total control de su cuerpo.
El aire frío había agudizado aún más todos sus sentidos y eso le ayudó a que pudiera respirar un poco mejor. Además, que su vista empezó a regresar a la normalidad.
No sabe cómo, pero se levantó. Sentía que estaba a ciegas y solo le quedaba en confiar en algo inexistente para que no cayera o hiciera un movimiento en falso.
Camino los mismos pasos de siempre hasta llegar al barandal de su balcón. Sintió el frio del metal, no le molestó en lo absoluto. Tuvo una sensación reconfortante, diciéndole que todo podía cambiar al final.
Se recargo sobre el como suele hacerlo y puso su cabeza arriba de sus brazos. Una ligera ventisca de aire llego haciendo que su cabello azabache se revolviera un poco, además que limpio un poco sus mejillas mojadas.
El ataque de pánico había pasado, pero sus pensamientos volvieron a ser igual de negativos que hace unos minutos.
Ella no sabía que una figura la observaba desde el edificio de en frente. Él quería ayudarla, decirle que siempre estaría para apoyarla en sus problemas, pero luego recordó lo mal que se siente cuando alguien te intente consolar, pero tú no quieres ser consolado. Esa sensación de tristeza y completa desarmonía con uno mismo. ¿Qué va después? Gritas y hieres a las personas que quieres.
Lo mejor es darle su espacio, en vez de invadirlo y llevarse un regaño o un reclamo que le terminaría partiendo el corazón.
Suspiro y se perdió entre las sombras de los edificios parisinos.
[...]
Al día siguiente.
Marinette no había podido dormir por lo que sus lapsos de sueño eran a lo mucho de una hora y luego duraba dos horas despierta. Su cabeza le dolía, pero eso no fue impedimento, ahí estaba ella, justo en la entrada de su salón más temprano que nunca. Solo estaba Adrien y Alix en el aula.
No se molestó en saludarlos, ni mucho menos en ponerse nerviosa, su mente estaba a mil por hora pensando en cómo pasaría el examen que tendrían a esa hora. Quizás ese fue uno de los motivos por el que quiso dejar la cama antes.
Se dirigió con pasos lentos a su lugar. Ya en su asiento acomodo su mochila y saco lo que pensaría que usaría en esa clase. Pero su sorpresa fue que encontró una nota, parecía ser una hoja arrancada de un cuaderno, y decía lo siguiente:
"Princesa,
Te vi anoche, pero decidí no acercarme a ti. No soy nadie para juzgarte y tampoco se por lo que estés pasando, lo único que te puedo decir como alguien que te quiere es que tomes un descanso, en serio lo necesitas.
Con amor y cariño,
Tu gatito.
P.D. Lee al reverso.
Marinette le dio la vuelta a la hoja y siguió leyendo.
"No olvides que te quiero, ¿Ya te dije lo hermosa que te ves hoy?
Ella soltó una carcajada dulce al leer eso. Ese gato siempre le levantaba los ánimos.
"Estate atenta a tu alrededor, te estoy viendo"
Ella miro hacia la ventana esperando ver a su amigo, sin embargo, no estaba por ningún lado.
Pero jamás se le ocurrió mirar justo al frente, a ese rubio que sonreía al saber que Marinette había leído su nota.
―Te ves hermosa hoy, Marinette.
Susurró para si mismo, mientras repetía lo que había escrito justo antes de que ella llegara.
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Hola~ Toco capítulo cute y deprimente a la vez.
Me puse a pensar como Marinette sobrelleva todo y la verdad son muchas cosas 😔 Quise reflejar aquí su presión junto con un gato bello que la anima aunque no sepa que le pasa 🥺
¿Ya les dije que tengo Instagram? XD Pido perdón, me emociona lo que tengo planeando :'v
También acabo de conocer Fanfiction, hice una encuesta en Instagram para ver si les gustaría que subiera cositas por allá :]
¿A ustedes les gustaría?
En mi tablero explicare la idea que traigo :V
Bueno, eso sería todo por hoy xd
Hasta mañana✨
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