Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28. El precio de salvarlo | Parte 2

Los nirtoati no estaban preparados para las llamas.

Jouko contó el tiempo como habían acordado y en tres minutos empujó la puerta y corrió en dirección al túnel por el que había llegado. Había una bifurcación que no había visto antes, pero que estaba esperando. Sisko lo esperaba allí para guiarlo al exterior por un camino distinto al que habían recorrido antes para asegurarse de que no estuviera aún vigilado. Se alejaron del corazón de la cueva tan rápido como podían, con el sudor cayendo de a gotas por sus rostros y sin saber si podrían escapar.

Lumi los esperaba en el exterior. Con la excusa de buscar a Jlieen había alcanzado una salida poco usada y esperó junto a las motocicletas, que ya estaban listas para huir.

—No puedo creer que estemos dejando todo —pronunció en cuanto los vio llegar, cansados y cubiertos de tierra—. No puedo creer que nos hayan obligado a irnos de esta forma.

Jouko subió con ella; Sisko estaba tan cansada como él y no deseaba agregarle peso. Envolvió los hombros desnudos de Lumi con las manos con las que había incendiado su hogar.

—Hablemos de esto mañana —le sugirió—. Ahora es pronto para desquitarnos.

—Ahora es cuando siente la rabia —dejó escapar Sisko—. Deja que hable, Jouko. Deja que por una vez diga lo que siente.

Se alejaron con prisa del lugar y llegaron al departamento de las chicas. Lumi fue la primera en ducharse con agua caliente después de haber estado desabrigada en la intemperie. Durante esos minutos, Sisko no habló.

Jouko había notado que no se dirigían a él con rencor, que no le reclamaban el haberles escondido su secreto. Eran conscientes de que ellas habían ocultado quizá más que él. El secreto de él no las habría perjudicado si el de ellas no lo hubiera puesto a él en peligro en primer lugar. Aun así, no podía negar que esperaba algo de desdén de parte de ambas.

—Deja de darle vueltas —sugirió Lumi al regresar. Llevaba el cabello envuelto en una toalla y se había abrigado como si planeara volver a salir. Subió la temperatura de la calefacción—. Estamos más molestas con Morlien y su asistente que contigo. Tú no conociste los riesgos hasta el último minuto.

Sisko se dirigió al baño sin darle la razón.

—No sabía que estabas con alguien. No hablé demasiado con Jlieen, pero me agradó.

Lumi comenzó a preparar café para los tres sin mirarlo. Jouko podía notar cómo le pesaba tener aquella conversación. Si tan solo hubiera sabido antes que Lumi podía sostener el mundo porque Jlieen la sostenía a ella... Él había sido su secreto durante años, no por ser su pareja, sino por ser su conexión con la realidad. Lo veía tan claro que debió contenerse para no darle la flor en ese instante.

—Lo siento —le dijo. No necesitaba un motivo en especial, lo sentía por todo lo que había pasado esa noche—. Cuando me despierte se me habrán ocurrido alternativas para no hacer lo que hicimos, pero será tarde.

—No hay alternativas, Jouko. Por más que me moleste decirlo, Morlien tenía razón. Tenías que regresar a la cueva o seríamos juzgadas. Si no regresábamos voluntariamente, nos buscarían. Si volvías y cumplías, te habríamos matado. Si volvíamos sin ti, serviríamos al clan. Cada alternativa era de alto riesgo y tenía grandes posibilidades de fallar. Morlien eligió la que mejor podía funcionar. Trabajó en el plan durante más de un día para minimizar las pérdidas. Hizo lo que debía hacer.

—Te duele por Jlieen, ¿verdad?

Lumi giró en dirección a su amigo y lo contempló con recelo. Jouko había visto una parte de su vida que ella se había empecinado en esconder.

—Antes de buscarte, Jlieen me hizo una promesa. Para nuestra gente, el tipo de promesa que hizo equivale a proponer matrimonio sin esperar respuesta. Es una forma de decir «estoy aquí y aquí te espero hasta que decidas quedarte también». Es un compromiso desinteresado. Estuve a punto de responder en ese momento. Para que lo entiendas, esas propuestas pueden esperar una respuesta por años. Parejas consolidadas y con hijos han tardado meses en contestar. Nadie lo toma a la ligera, Jouko.

—¿Qué hizo que no respondieras?

—Jlieen no me lo permitió. Me dijo que esperara hasta el fin de la noche, que no deseaba una respuesta fugaz.

Sirvió dos tazas y se sentó junto a su amigo.

—Crecimos juntos —le contó en un susurro—. Los tres. Mis padres vinieron al exterior en busca del colgante cuando el clan estaba a favor de la búsqueda y algo pasó, alguien dio con ellos. Mi madre sobrevivió, pero la condenaron. No había traído los restos de mi padre para ayudar al clan y su regreso podía haber marcado el camino a la cueva si la perseguían. La sentencia fue dar vida.

Morir. Entregar su cuerpo en trozos.

—¿Cuántos años tenías?

—¿Terrestres? Unos cinco. Los padres de Sisko tenían un acuerdo... particular. Eran devotos del clan, de nuestra rama sanadora. Según su acuerdo, ninguno de los dos podía tener un descendiente que no fuera del otro. Los cuerpos de niños tienen propiedades más perecederas, algunas se pierden con el crecimiento. Si un niño o niña crecía fuera de la unión, le pertenecía al jefe del clan. Lo que el jefe decidiera marcaría el destino del recién nacido, pero no volvería a ver a sus padres bajo ninguna circunstancia.

—¿Por qué lo hicieron?

—Planeaban tener una gran descendencia, imagino. De todas maneras, las uniones que forman núcleos familiares dan prioridad a la familia sobre otros nirtoati, por lo que en esa época, con tantas bajas, era importante hacer las uniones bajo este acuerdo para tener cuerpos nirtoati de respaldo.

—Pero solo tuvieron a Sisko...

Lumi asintió. Ambos habían bajado la voz; ya no se oía el sonido de la ducha.

—Sisko nació y al poco tiempo su padre se sintió en la obligación de ceder parte de su cuerpo en vida. No pudo tener hijos después de eso y, cuando me conocieron, pidieron autorización para encargarse de mí.

—Crecieron como hermanas —murmuró Jouko.

—Como primas, más bien. Si me registraban como hija de cualquiera de ellos, habrían incumplido el acuerdo. Además, no quisieron borrar la línea de mis padres de mi nombre. Él murió con honor y ella salvó a dos niños del clan luego de morir. Parte del respeto que tenía el clan por mí era gracias a mis padres. Hoy terminaron de perderlo.

Por salvarlo a él habían dejado atrás su vida. Si no regresaban a la cueva con el colgante, no podrían regresar jamás.

—Cuando Sisko tenía unos diez años terrestres, un nirtoati fue envenenado —continuó—. El asistente de Morlien en aquel entonces no supo dar con la causa de muerte, por lo que mintió y permitió que el cuerpo fuera usado por el clan. La peste se propagó por los nuestros y afectó a los más enfermos primero. Se hizo una cadena sin fin: los enfermos morían, sus cuerpos eran utilizados, nirtoati enfermos morían más rápido, sus cuerpos eran utilizados... Morlien descubrió la falla cuando ya era tarde. El asistente se había suicidado y en una nota dejó las indicaciones para usar su cuerpo, admitiendo su error. Se salvaron menos de diez, se perdieron más de cincuenta. Morlien formuló un antídoto, pero necesitaba voluntarios. Los padres de Sisko se ofrecieron a cambio de que él cuidara de nosotras.

Jouko tragó saliva. El café se enfriaba entre sus manos.

—Morlien es hermano del padre de Jlieen. Con la dedicación al servicio, sus deberes pesan más que un vínculo personal, pero no dudó en hacerse cargo de su sobrino cuando su hermano también se ofreció. ¿Sabes? Esta prioridad nirtoati del rango sobre lo personal es algo que me detuvo durante años cuando Jlieen y yo nos volvimos cercanos; sabía que tarde o temprano él ocuparía el lugar de Morlien y debería rechazar todo vínculo para seguir su misión. —Chasqueó la lengua y sacudió la mano, restándole importancia—. En fin, que crecimos juntos. Los tres.

La puerta del baño se abrió. Sisko apareció envuelta en toallas y pronunció una única frase antes de abrir la puerta de su cuarto:

—Pregúntale qué va a responder ahora.

Jouko giró el torso hacia Lumi para que comprendiera que tenía toda su atención, si es que no lo había notado. Buscó su mirada antes de preguntar.

—¿Y bien? ¿Qué le dirás?

—Que se vaya a la mierda —contestó sin dudarlo y vació el contenido de su taza de un sorbo. Se levantó de la mesa—. No es diferente de lo que iba a responder antes, solo que iba a ser menos dura. Jouko, él tiene un compromiso con su especialidad. Es bueno en lo que hace. Por Kärkeieen, que nos dio identidad, te salvó a ti sin haber conocido nunca a un alkyren, sin ayuda de Morlien. Su futuro está marcado y un vínculo solo serviría para volverlo miserable.

—Es posible que él crea que hay otra opción...

—No la hay. Incluso si la hubiera, no formaré un vínculo con alguien que me usó para conseguir ayuda extra. Menos si ese alguien me puso en el compromiso de tener que oír su promesa antes de decirme que me había usado.

Fue incapaz de hablar. La caja con la flor pesaba en su bolsillo y los minutos que Sisko llevaba en su cuarto se hacían eternos. Lumi no dejaba de mirarlo, esperando que se pronunciara a favor de alguien que acababa de conocer para llevarle la contraria. Nunca la había visto tan a la defensiva.

Suspiró. Sus amigas ahora contaban con él, así como lo hacían Senna y Kilian. ¿En qué momento se había convertido en el soporte de personas que le importaban tanto?

Sisko se unió a ellos. Estaba vestida, pero continuaba con el cabello húmedo. Jouko cambió de tema antes de que ella pudiera hablar.

—Ahora que estoy con ustedes en esto, sería bueno aprovechar que estamos los tres para que me cuenten más sobre el collar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro