¿Ves la manera en la que ve un ciego? Por supuesto, simplemente es la nada. No hay oscuridad ni tampoco luz que entre por el ojo humano. Estás ahí, existiendo en un vacío; no hablo de la vida misma, sino del estado emocional en el cual me encuentro.

No todos logran verlo, y si lo ven, no lo creen.

Vives caminando la vida de la misma manera que un robot, sigues el orden de la vida, estudias y trabajas, o haces lo que tengas que hacer para sobrevivir.

Lo único que puede cambiar es el panorama, el escenario, pero el curso es el mismo en la vida. Pregúntatelo a ti mismo, y sabrás que no hay nada allí dentro, solo miras las cosas a través de ese mecanismo, porque no logras ver cómo es este asunto.

¿Sabes cómo funciona una máquina? Por supuesto, está programada. Así funciono yo, de esa manera. La vida me programó y sigo sus órdenes, pero no hay emoción, no logro sentirlo. No hay más allá de lo que hago, pues soy incapaz de verlo. Lamento hablar así, pero es lo que pienso. Entonces, la vida es así, para alguien como yo.

Soy una simple hojalata en una vida, con múltiples idiomas hablando en mi mente, no lenguajes, no, sino muchos pensamientos arremolinados que me indican lo que debo hacer y supuestamente triunfar.

Pero, ¿por qué al tener ese triunfo en mis manos, la alegría dura segundos y después esa misma copa se ve como un objeto más en aquella repisa? Me encojo de hombros y vamos al siguiente paso, es decir, la siguiente misión...

Porque soy eso simplemente, un robot.