¡ERRAR HUMANO!
Es que nadie sabe lo que pasa por mi cabeza. Un remolino de emociones y pensamientos, con los que lucho cada día en una batalla que nadie ve. Porque la batalla siempre ha sido mía. Todo quedó muy claro en el momento en que cometí mis errores, ¡errores humanos!
Sé que he fallado, no tienen por qué repetirlo. Mi nombre es el alimento diario en las bocas de los demás, cada uno hablando de aquello en lo que fallé, a pesar de que, tiempo atrás, y durante una infinidad de veces, extendí mis manos, di todo lo que tenía por el bienestar de las almas. Pero no fui yo quien traicionó, no fui yo quien levantó la espada contra una persona y la hirió de muerte. Muchas veces di más de lo que debía, pero di un paso en falso que me condenó ante la sociedad, una que me conoce desde que era apenas un pequeño niño. Aquellos que me vieron crecer, que me conocieron, que saben que soy capaz de ofrecer mi corazón y de dar mi vida si fuese necesario por todos los que me necesitan, y que me necesitaron en su momento. Ahora son los mismos que me señalan. Y no sé si eso sea malo para mí, porque, a pesar de todo lo que hablan y me dicen, no puedo dar un "no" como respuesta. Soy incapaz de ver sufrir a otros, por mínimo que sea el dolor del prójimo. Soy incapaz de verlos angustiados, pero yo...
Yo lucho con mi dolor, y al ver cómo se acercan a mí en busca de ayuda, aquellos que fueron los mismos que hablaron pestes de mí, hasta el punto de hacerme derramar lágrimas, al ver cómo nadie estaba verdaderamente para mí, al verme abandonado, al ver cómo solo me utilizan cuando necesitan que dé mis fuerzas por ellos. Son los mismos que me han buscado. Creo que soy tonto al hacerlo, debería tener más amor propio y alejarme de aquellos que mal me han hecho. Pero soy incapaz de hacerlo.
Y con una sonrisa en el rostro, forzada para ocultar las grietas abiertas en la piel del corazón, sonrío. Y hago lo que ellos me piden, pero es lo mismo siempre: a los días logro oír aquello que tanto me destruye emocionalmente, a pesar de que, por fuera, aparento rudeza. Ellos piensan que no lo sé, o quizás se hacen los tontos, y hasta el sol de hoy continúan igual. El mismo patrón de siempre, y soy yo el que queda mal parado sobre la faz de la tierra.
Solitario camino, refugiándome en lo que más me apasiona para olvidar las penas que ahora se arrastran tras de mí, y piensan que simplemente soy un vago, que no tengo funcionalidad, porque quizás, debido al adormecimiento emocional y mental, ni siquiera tengo las fuerzas para levantarme y realizar alguna actividad. También han llegado a sacar provecho de mi desgracia, quitándome a las pocas personas que consideré "cercanas". Me hablan si necesitan el pan del día, pero yo puedo morir de hambre y me ven de lado.
Condenado a esto, encerrado tras un muro, porque se me dificulta salir del estado actual, de rehacer mi vida y ser alguien más. Ya nadie puede ver más allá de mis errores, ya nadie deja de hablar de aquel humano que erró como cualquier otro. ¡No olviden que la balanza pesa igual para todos! No deseo mal, pero antes de juzgarme, piensa también en lo que has hecho. Que tus errores sigan ocultos tras la enorme cortina es una cosa, pero pesan igual que los míos. ¡Ni cómo podrás tapar ese sol con el dedo! No te refugies tras de mí, que no seré yo quien te defienda al momento de cobrar factura, incluso si quisiera hacerlo, eso no será permitido una vez comience el juicio. Lo lamento, pero para entonces no podré ayudarte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro