Y es que cuando abrí mis ojos por primera vez, viniendo desde el vientre de mi madre, nacida estaba, y no era nadie.

¿Nadie? ¿Eso es cierto? ¿De verdad era así, como yo pensaba?
Y es que ni manual ni mapa traía desde el primer momento, ni un guía que me dijera a qué había venido a este mundo. Era simplemente yo, un cuerpo sin rosa náutica. A medida que crecí, ¡qué experiencia la de la vida! Ni preocupaciones existían ni una motivación que me levantara del suelo, simplemente mis pensamientos más infantiles que alegría me daban. Después, un poco más de presión, pero nada realmente que valiera la pena. Crecí y me divertí, aun cuando una mente sabia y avejentada se acercaba y me decía: ¿quién eres en realidad?

Mis respuestas siempre fueron vagas, nada más mi nombre y un saludo cordial, porque pensaba que la vida era así: mi nombre es quien define quién soy, y "eso era lo certero". Y después, a correr el camino faltante. Vi al frente un trayecto largo que recorrer. Mi mente era joven, y sin embargo, las energías sobre mis músculos. No era nada aquel camino, solo una experiencia, un riesgo que estaba dispuesta a tomar. Pero más allá, a lo largo, una vez recorrido aquel sendero, empecé a preguntarme: ¿qué es esto? Aquí solo existe la "nada", mi cuerpo, el único de color gris, un cuerpo sin color vibrante.

Rápidamente eché un vistazo a mis familiares y amigos, quienes, aunque fuera solo un dedo de sus pies, empezaban a colorearse. Solo yo, la única que quedó atrás. Y mi mente, habiendo captado aquello tan espectacular, decidió que ya era tiempo de aventurarnos en busca de nuestro color, ese que nos definiría. Ya no más un simple nombre que dar como respuesta a la interrogante: ¿quién eres?

Entonces, probé diversos medios, diversas actividades y diversas habilidades. Algunas funcionaron de maravilla, otras no, aunque... aún mi cuerpo no está teñido de tinta.

Poco a poco, con lentitud, empecé a ver avances, por supuesto. Mi identidad, mi verdadero ser, también ha comenzado su trayecto. Empiezo a descubrir quién soy, cómo es mi verdadero yo. Quizás intenté apresurar las cosas, pero he aprendido durante este trayecto que el proceso es difícil y lento. Sin embargo, ya llegará. Estoy segura.