CANTA, ¡OH, MI HERMOSA NATURALEZA!
De pronto lo escuché, el croar de una rana, allá a lo lejos, cerca de un lago eterno. Profundo como muchos otros, pero hermoso al mirar. Escuché sus suaves corrientes de agua al avanzar, así como aquel chapoteo de un pez al saltar. Una rama aquí y allá, moviéndose al son del viento, sacudiendo sus hojas de un lado a otro, y unas cuantas, ya secas por la estación, desprendiéndose de ellas. El sonido que emiten al alguien pisar, es una riqueza que no muchos suelen admirar.
Escuché un alce llamar, un sonido parecido al de una tuba, fuerte e imponente, recordándome lo que es la naturaleza: impredecible, peligrosa, hermosa y maravillosa. Escuché también a un ruiseñor, silbando de rama en rama, en busca de una compañía, alguien que le dé calor en tiempos de invierno, y quien lo acompañe el resto de sus días. Más tarde, en aquella misma ocasión, cayeron al suelo unas pequeñas gotas de agua, y observé el panorama, viendo cómo el cielo llora, alimentando todo ser que depende de él. Aquí nace un nuevo sonido, una hermosa melodía al compás de todos, llenos de felicidad, hablando a quienes hoy vivimos en ella.
Solo escucha a tu alrededor, ¿sabrías tú identificar su sonido? ¿O ni siquiera te has tomado el tiempo de apreciarlo? Mira lo que te pierdes por no prestar atención a la sinfonía natural que hoy existe. Después, la reprensión por no saber valorar, y se oyen lamentos culpándose unos a otros, pero, ¿cuándo fue la última vez que te sentaste fuera de casa, viendo el horizonte y escuchando la canción?, ¿cuando fue la última vez que hiciste algo por ella?
La naturaleza sabe comunicarse, quizás no con palabras, pero transmite música en su lugar. Si tan solo supieras que es su forma de decir: ¡aquí estoy, escúchame, préstame tu tiempo, y háblame a tu manera!
Ella está hoy aquí, puede ser eterna, puede arrullarte con su canción de cuna, sin embargo, ¿es eterna? Hazte tú la pregunta, y respóndete a ti mismo: ¿hasta cuándo seguirás oyendo su canción? ¿Será así para siempre, o serán solo momentos breves?
Porque, aunque no lo creas, la naturaleza habla. Y es como yo le digo cada mañana: ¡Canta, oh mi hermosa naturaleza!
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