a seed.
Una semilla había sido sembrada.
Una semilla que ni siquiera logró asomarse por la tierra, una que la sombra de un muro recién construido la dejó sin luz de golpe.
Ya no había esperanza para la pequeña semilla.
Así, de forma tan simple, ya no hubo remedio, ya no iba a crecer. Incluso con la tierra que le rodeaba dándole calor y susurros alentadores.
Y la pobre semilla jamás entendió por qué, por qué, si ella estaba allí antes de ese muro, si ella había sido plantada para crecer, si ella incluso imaginó el color de sus futuros pétalos.
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