El miércoles me levanté tranquilamente; en realidad, ni tanto amanecí a un lado de mi cama, sentía frío por lo que pensé que sufría una pesadilla pero solo era el piso que estaba helado. Cuando fui a la cocina me encontré a mi tío, eran las ocho de la mañana por lo que era raro que él estuviera todavía en casa. Me pidió que me sentará a hablar con él. Yo lo hice, miré con nerviosismo sus manos sobre la mesa. Él me dijo que me fuera a casa de mis padres. Estábamos en mes de diciembre, me dijo que fuera a pasar Navidad con ellos, ya estaba por ser libre de clases, eso me serviría para descansar dijo él por lo menos todo lo que restaba del mes. Le dije que eso sería un viaje largo, él me respondió que me daba permiso. Él añadió algo que no me esperaba, que me veía débil e incluso le dolía que lo viera capaz de hacerme daño. Le pregunté cómo sabía eso, entonces me dijo que notaba que ponía distancia entre los dos, que miraba bastante a mis espaldas y ya no le besaba la mejilla cuando lo saludaba, que antes era más cariñosa pero ahora ni le daba un abrazo. Dijo que era consciente que me había hecho una mujer, pero la distancia entre los dos se volvió muy visible.