
27.Bici robada o Avión perdido
"Nunca decimos adiós, porque decir adiós significa irse lejos, e irse lejos significa olvidar."
-Peter Pan.
•°POV MIKE•°
Caminamos hasta sentarnos en medio del aeropuerto esperando nuestro vuelo a Francia. Estaba muy emocionado por volver a Giverny después de tanto tiempo.
Lexie era la más entusiasta de todos los presentes. Tenía una sonrisa molesta que no parecía querer abandonar su cara. También estaban Jason, Dash, Callie, el pequeño Egan que no paraba de dar vueltas en el lugar y de decir que tenía hambre.
Esperábamos a que se anunciara nuestro vuelo, pero secretamente todos teníamos la esperanza de que Naia aparaciera. Lexie me había comentado que pensaba tomarse un día completo para mostrarle lugares a los que ella solía ir cada ves que viajábamos, también moría por hablarle de la comida y de su amigo francés Pierre que ahora era propietario una importante pastelería en el pueblo al que nos dirijiamos.
No niego que estaba nervioso. Sólo de pensar en que Naia leyera el libro que le di ¿Le habrá gustado? Seguramente ni siquiera habrá mirado lo que había dentro de la mochila.
Las horas pasaron y nuestro vuelo estaba listo. Era la última llamada y Jason tuvo que jalar a Lexie para que entrara al avión de una vez. Ella no quería irse sin Naia.
Yo fui el último en abordar. Fingí estar buscando algo en mi bolsa para darle tiempo a aparecer.
Por un momento pensé que no era una cobarde.
Y me equivoqué.
Así que sin volver a mirar atrás decidí que ya no llegaría, que de verdad todo había acabado. Que hablaba en serio cuando dijo "Entonces supongo que se acabó, Mike."
~~*~~
•°POV NAIA•°
Unas horas antes...
Había pasado toda la tarde anterior recostada en el sofá justo como estaba antes de que Mike hubiese removido mi mundo con unas simples palabras que dolieron más que un golpe con el sartén de mi madre.
«Das pena, eres una maldita cobarde»
Lloré fingiendo que lo hacía por la película que supuestamente estaba viendo y luego fui a dormir toda la maldita tarde. Bajé a comer algo y luego volví a mi habitación para leer toda la madrugada hasta quedarme dormida otra vez.
Me levanté la mañana siguiente al escuchar un ruido en la cocina. Me pregunto qué hizo esta vez mi madre.
Bajé algo alterada por la interrupción a mi sueño y encontré a mi madre en medio del salón con un vestido de playa, sobre una tabla de surf fingiendo estar sobre una ola en lugar de la alfombra.
La miré sin saber que decir.
«Ahora sí se volvió loca» pensé aún mirándola de arriba a abajo con cara de watdafak.
Ella río nerviosa al notar lo ridícula que se veía y me sonrió.
ㅡCreí que llevaba mucho tiempo con las velas de incienso. Perdía demasiado tiempo con las meditaciones. No es lo míoㅡse defendió abrazándose a su tabla y caminando dramáticamente hacia el patio trasero para no oír mi regaño.
Me limité a rodar los ojos y caminar hacia la cocina para tomar algo de desayunar. Pero entonces tropecé con algo cayendo sobre la alfombra.
ㅡ¡Mierda!ㅡme quejo de mal humor mirando hacia la culpable de mi caída: la mochila que me dio Mike ayer.
Ni siquiera la había abierto, la verdad ni siquiera la recordaba.
No tengo idea de qué cara puse al ver lo que contenía: dos libros. El primero que noté y que se llevó mi atención fue mi diario, mi viejo diario. El culpable de todo.
La verdad lo extrañaba mucho. Me dediqué a ojearlo y mirar las notas viejas que habían.
"Querido Diario, hoy tuve el mejor día de mi vida, Gabe acaricio mi cabello y me guiñó el ojo luego de que le venciera jugando Basket ¡Dijo que estaba orgulloso de mí!"
"Querio Diario, hoy conocí a un idiota amigo de Gabe, su nombre es Mike. Me compadezco de esa chica Sasha que siempre está junto a él. Hay que ser muy tonto para sentir algo por ese capullo."
Bufé al pensar en la Naia del pasado.
Qué estúpida es la vida... ¿Cómo todo puede cambiar en sólo unos meses?
Finalmente llegué a la lista de escenas que recrear con Mike y sonreí como idiota cuando noté que todas las escenas estaban tachadas. Incluso había añadido la de Ver El rey león y la había tachado igual.
Luego me desvíe a mirar el otro libro. Parecía ser una especie de novela juvenil. Lucía muy cliché, aunque nunca había oído sobre ella. Lo que más me sorprendió fue encontrar una dedicatoria escrita en la primera página. Reconocí enseguida que era la letra de Mike.
Para Naia, la culpable de que hayamos terminado siendo un tonto cliché de La chica buena y el chico malo.
Este libro es muy cursi, justo como tú.
Léelo, señalé todas las frases que me recordaron a ti y puse notas adhesivas sobre lo que pensé en diferentes escenas, quizás compartas mi opinión (aunque lo más seguro es que digas que piensas lo contrario para molestarme).
Con todo mi odio y repulsión para la persona más molesta del universo: tú.
Firma, Voldemort.
Leí la dedicatoria y sonreí como idiota otra vez. Sostuve el libro y no pude evitar que mis ojos se humedecieran mientras leía algunas de las frases subrayadas. Me abracé a mi regalo como si fuese el mayor tesoro que me hubiesen dado nunca.
Realmente lo era.
¿Debería ir al aeropuerto? ¿Debería decirle lo que siento de una vez? ¿Debería quedarme aquí y no hacer nada al respecto, simplemente querame pensando en cómo pudo haber sido nuestra historia? ¿Formulándome un montón de "Y si..." en lugar de hacer lo que mi corazón me grita?
En ese momento me armé de valor y decidí dejar de refugiarme en mis libros. Decidí buscar mi propia historia y arriesgarme por primera vez.
Llamé a las gemelas. Necesitaba un auto si quería llegar a tiempo al aeropuerto, dentro de una hora el vuelo partiría.
Tomé la misma mochila que me había dado Mike y metí en ella lo primero que encontré en mi armario ya que necesitaba ropa para quedarme con Lexie en Francia. Mi madre me miró raro cuando salí a despedirme a toda velocidad con la mochila algo inchada de toda ropa que había metido dentro (no tenía idea de cuantos días Lex tenía pensado quedarse para organizar su boda).
ㅡ¿A dónde vas? ㅡpreguntó mirándome extrañada.
ㅡA Franciaㅡrespondí mirándola con seriedad y ella seguía mirándome con el ceño fruncido como tratando de descifrar si hablaba en serio o no.
ㅡ¿Tú qué vas a hacer en Francia, Naia Magdalena?ㅡdijo cruzándose de brazos.
ㅡVoy a buscar a mi principitoㅡsonreí y luego bufé por lo cursi que se escuchaba eso.
Creo que mi madre comprendió. Una sonrisa orgullosa que se extendió por su cara.
ㅡLo quieres, ¿cierto?ㅡpreguntó acercándose para darme un abrazo de despedida.
ㅡSíㅡacepté en voz alta por primera vez y mi madre parecía muy feliz y conmovida. Ella me conoce, sabe que incluso me cuesta admitir que la quiero a ella.
ㅡTraeme algo bonito de Franciaㅡfue su respuestaㅡ.Algo caro, no sé un bolso o unos zapatos Chanel. Nada de cosas hechas a mano.
Yo reí y caminé hacia la calle donde Joanna y Jane me esperaban en su auto para llevarme al aeropuerto.
ㅡChicas, necesito llegar antes de que el vuelo salga. Debemos apresurarnos.
ㅡDescuida, abuela. Llegaremosㅡrespondió Joanna que se aferraba al volante como si quisiera romperloㅡ. Abrochense los cinturones, esto será un viaje algo peligroso.
ㅡ¿A que te refieres con...?ㅡno pude terminar de formular mi pregunta porque ya mi amiga había arrancado el auto a todo velocidad. Sentí mi espalda pegarse al asiento debido a lo rápido que íbamos.
Mierda, voy a vomitar. La velocidad no es lo mío.
ㅡEscuché un minigrito de Jane al notar que casi chocamos con otro coche que iba delante de nosotras.
Joanna lo esquivó con rapidez haciendo que nuestros cuerpos se movieron de un lado a otro por el repentino cambio de carril. Luego de unos minutos se saltó un semáforo y ahí empecé a preocuparme.
Creo que esto no fue una buena idea.
Parecía que llegaríamos a tiempo cuando a unos diez minutos del aeropuerto nos detuvo el tráfico.
ㅡNo, no, noㅡse quejó Joanna tratando de salir de allí y buscar otra vía pero ya había otro auto detrás de nosotras, lo que nos prohibía movernos.
ㅡMierdaㅡmurmuró Jane.
ㅡ¿Cuánto creen que demoremos aquí?ㅡ pregunté con la esperanza de escuchar buenas noticias.
ㅡNo lo sé, amiga. A estas horas el tráfico es una molestiaㅡrespondió Joanna y yo suspiré enojada.
ㅡNunca llegaremosㅡdije mirando hacia el techo del auto.
ㅡOh, vamos a llegar aunque tenga que robar una bici a un pequeño niñoㅡrespondió Joanna mirando hacia fuera.
La miré raro sin entender a lo que se refería cuando noté que fuera había un niño jugando en su bici en la entrada de un edificio.
ㅡNo irás a... ㅡno me dejó terminar. Abrió la puerta de su auto y salió disparada a quitarle la bici al pobre niño. Aunque este no parecía del todo enojado luego que la gemela le diera algo que no alcancé a ver.
Vino con la bici en las manos y me sonrió.
ㅡVamos Naia, no hay tiempo para poner esa cara cuando tienes a ese pedazo de perfección esperando por tiㅡme dijo y yo salí del auto.
ㅡEstán completamente locasㅡsije entre risas acomodándome en la parte delantera de la bici pero justo en ese momento un policía nos alcanzó en su moto.
ㅡCompletamente locasㅡrepitió el oficialㅡ. ¿Quién manejaba ese vehículo?ㅡpreguntó señalando al auto y Joanna levantó la mano nerviosa como si estuvieramos en el colegio.
»Te saltaste un semáforo en rojo a una velocidad no permitida en esta calle, jovencita. Deberás mostrarme tu licencia y carnet de identidad. Con suerte sólo tendrás una multa.
Mi amiga se bajó de la bici muy nerviosa y me miró con arrepentimiento.
ㅡLo siento.
ㅡNo te disculpes, solo querías ayudarme. No llegaremos, pero al menos lo intentamos ¿No?
ㅡOh, no. No vinimos tan lejos para rendirnos ahora. Nosotras nos quedaremos aquí, tu súbete en esa maldita bici ¡Y ve a por el hombre de tus sueños sucios!ㅡgritó Jane desde la ventanilla del auto lo que provocó que el oficial me mirara con una ceja arqueada y una sonrisa disimulada.
Qué vergüenza...
ㅡGracias, chicasㅡdije antes de empezar mi carrera.
Solo podía pensar en llegar a tiempo y con vida. Iba a toda velocidad. Nunca me había cansado tanto en mi vida. Resulta que diez minutos en auto no es una distancia corta.
Llegué a mi destino sudando más que en toda mi vida, con el cabello hecho un desastre respirando con dificultad y con mucha sed, pero aún así corrí para encontrarme con Mike y su familia. Corrí por todo el aeropuerto pero ya no estaban.
Se habían ido.
Caí de rodillas al suelo, tratando de respirar y descansar un poco. A pesar de todo ya el vuelo se había ido.
La realidad volvía a golpearle en la cara. En la vida real el tiempo no se detiene. El maldito avión no esperaría por mí. La vida real no era fácil, no era justa, no era para cobardes.
Por eso no dejaría que ese estúpido inconveniente me detuviese como hubiese hecho con la Naia de hace algunos meses.
La nueva Naia no se rendiría, no tan fácilmente, no dejaría que un avión la detuviese.
Esperaría hasta el próximo vuelo aunque tuviera que pasar tres días durmiendo en el suelo del aeropuerto.
~~*~~
Holi holis.
¿Les gustó el capítulo? ¡¿Ustedes también quisieron darle una patada a Naia por ir tarde al maldito aeropuerto?!
¡¿Y que me dicen de la boda de nuestra tomate y el míster Cupcakes?! ¡Ahhhh! ¡¡Se nos casan!!
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