8
Esa misma noche varios jóvenes de alta clase se habían reunido en la mansión de la asquerosa princesa, era simplemente una tarde de convivencia donde cada uno se ponía a presumir sobre su servidumbre o sobre viajes.
Alya parecía ser el centro de atención ante todos, sin duda era una belleza exótica: a cuál más trataba de acercarse a ella, eso sin ignorar su personalidad atractiva.
Pero, al contrario de lo que hubiera pensado, la asquerosa princesa era más taciturna. Veía a todos conversar, raramente interfería con algún comentario al menos que se lo pidiese.
Y estaba tomando, mucho, pero de manera sutil para que los otros no lo notaran.
Podía contar al menos seis copas de ese vino sin ningún bocadillo.
—Félix, por favor, únetenos.— Suplicó Alya. No parecía buena idea. La morena se acercó y me tomó por mi brazo, acunando su cabeza en mi hombro.— A Marinette no le molestara ¿Cierto?
Ella sonrió; pero por alguna razón no me sentí molesto. Ella no me desafiaba, pero tampoco jugaba conmigo; simplemente se veía con pocas energías.
Me jaló y me llevó al grupo. Me dieron un trago pero preferí evitarlo, lo que menos debía era estar inconsciente. Marinette no estaba bien, y si algo le pasaba, me matarían.
No supe en qué momento los otros estúpidos se alcoholizaron bastante y Alya se volvió insistente en besarme; pero cuando busqué con mi mirada la aprobación de la princesita, vi que se había quedado dormida.
—Ya deja de verla.— enunció de alguna forma Alya. Tomó su rostro y giró mi vista hacia ella.— ¿Acaso te gusta?
No podía creerlo, pero había gente que odiaba más que la asquerosa princesa.
Me levanté logrando escapar de los brazos de Alya y tratando de ocultar mi enojo. Me dirigí hacia donde estaba la azabache y la acuné entre mis brazos.
Vi como inconscientemente ocultó su nariz en mi pecho.
Era tan ligera, tan pequeña.
Y tan tonta e idiota.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro