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En la limusina no hubo mucha charla. La alegre señorita Cesaire lucía fría, distante y un tanto distraída.
—Toma un chocolate o algo y come. Parece que no has dado ni un bocado en días. — ordenó la morena señalando con la mirada un par de golosinas que había en la puerta del auto. Yo simplemente la tomé sin refutar.
Era cierto, había estado evitando comer.
—¿Por qué la señorita Dupain se va a casar con André Bourgeois?— pregunté tras mi primer mordisco. Alya chasqueó la lengua.
—Ahora que terminó la tercera guerra, el verdadero negocio de los Dupain se ha quedado un tanto estancado.— No me regresaba a ver, su tono se oía cansado.— Supongo que sus padres están desesperados y cuando el jefe de la familia más rica les ofreció un matrimonio con Marinette, les cayó perfecto.
—¿Cuál era el verdadero negocio?
Alya sonrió un poco, conservando esa expresión de fastidio.
—No puedes ser tan estúpido para creer que se hicieron ricos por vender pan en una guerra ¿O sí?— Se relamió los labios y continuó.— También investigué sobre ti. Eres un Graham, hace todavía dos generaciones tu familia era de las más poderosas ¿Verdad? ¿No te acercaste a los Dupain con algún plan de venganza o algo así? Si no escuché mal ese día Chloe Bourgeois mencionó que fuiste a sus brazos desesperado ¿Acaso te estabas aliando con ella para hundir a la familia Dupain?
Sus preguntas me dejaron estático. Era demasiado asertiva.
—Yo... no puedo responder a eso.— respondí un tanto apenado.
—Lo imaginé.— Tomó una breve pausa.— Por el momento sólo ignorare todo lo que sé de ti y te llevaré con mi amiga. Ha estado trabajando sin parar, no come ni descansa; parece una especie de zombi. Espero que tú la hagas entrar en razón y que descanse un poco, sólo eso; sé cuánto la odias, pero prometo pagarte bien por este último favor.
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