¿Comprometida? El compromiso de un aristócrata no pasa tan desapercibida ¿Estaba gastándome una broma nada más para molestar? No, por supuesto que no ¿Por qué eso me molestaría?

¿Por qué no me lo podía sacar de la maldita cabeza?

—Félix, concéntrate.— enunció Luka centrado en su labor sin voltearme a ver. Miré la mesa, estaba poniendo mal los cubiertos ¿Qué diablos me pasaba?

Sacudí mi cabeza para despabilarme y repetí mi tarea.

¿Será por eso que bebe tanto? La vez que la encontré llorando en la bañera, lo abandonada que se sentía cuando dormimos en el suelo ¿Será acaso...?

—¿Sabes si la señorita Dupain está comprometida?— Luka se detuvo en seco y me volteó a ver confundido.

—¿Por qué preguntas algo así?— preguntó con una pequeña risa y continuó en lo suyo. —No creas en los chismes de la servidumbre, pensé que eras lo suficientemente listo para saber eso.

Si Luka no sabía, lo más probable es que no fuera cierto ¿No?

—No me lo dijo alguien de la servidumbre.

Él regresó su vista hacia mí confundido y algo alertado, agachó la mirada al siguiente instante y tomó su entrecejo entre sus dedos.

—¿Comprometida?— Hubo un par de segundos de silencio, como si estuviera esperando que le dijera que sólo se trataba de una broma. Al no recibir respuesta, soltó un largo suspiro.— ¿Sabes con quién?— Negué con la cabeza. Él trataba de asimilar todo, no lograba descifrar si sus expresiones eran de preocupación, nervios, un tanto de gracia o hasta un ligero toque desesperado.— No importa. — enfatizó de repente, recuperando postura.— Pase lo que pase, tenemos que servir a la señorita. Sólo nos queda rezar que su prometido acepté recontratar con él nuestros servicios y que nos sea tan considerados como lo ha sido ella.

Mi espalda aún tenía rasguños de ella, así que tampoco es que fuera tan considerada.

Sin embargo, al contrario de lo que esperaba, la charla con Luka no había logrado aplacar mis dudas. En lo absoluto, ahora sentía mi corazón acelerado.