Ahora cada vez que la veía las palabras de mi abuelo hacían eco. Digo, la asquerosa princesa parecía tener más ganas de complacerme a mí de los que yo tenía de complacerla a ella.

¿Qué tanto me deseaba? ¿Me daría un título? ¿Posición? ¿Dinero? ¿Qué era lo que quería el abuelo?... ¿Secretos sucios?

¿Me estaba a punto de prostituir a mí mismo?

Pero que bajo había caído.

—Hoy luces más inquieto de lo normal.— mencionó ella.

Y a pesar del incidente de la mañana, ella parecía lucir de lo más calmada, como si le prestara poca atención. Luka también actuaba como si nada, y eso sólo me lograba más nervioso.

¿Acaso Luka también se prostituía para ella? Carajo, estaba tan paranoico.

—No es nada, señorita.— le respondí. Antes de que ella me pudiera responder, una mujer entró a la habitación, otra persona de la servidumbre.

—Señorita Dupain, una carta de su padre.— ¿Cartas? Que anticuado ¿No le podía hablar por celular?

—Muchas gracias, Rose.— La abrió mientras aquella chica se retiraba.—Al parecer son unos preparativos para la visita de los Bourgeois.

Después de todo este tiempo, el aire regresó a mis pulmones. Los Bourgeois, "la verdadera realeza de Paris" a palabras de mi abuelo.

—¿Van a venir?— pregunté intentando ocultar mi alegría.

—Eso parece.— Al contrario de mí, la asquerosa princesa lucía bastante tensa. Eso me causaba más satisfacción ¿Podían los Bourgeois ser más perfectos?

Tenía unas tremendas ganas de regodearme frente a su desdichada expresión.

¡Quizás esta era la solución a todos mis problemas!

Me presentaría a Chloe Bourgeois y le pediría personalmente servirle a ella. Ella me sacaría de aquí y dejaría de estarle sirviendo a esta lunática de inmediato, mi abuelo dejaría de pedirme cosas extrañas y por fin seria feliz.

—Me retiro.— dijo de repente.—Tienen el resto del día libre, vayan a ver a sus familias o algo.— enunció con algo de preocupación y salió de la habitación.

En ese momento regresé mi vista hacia Luka, por fin lucía molesto conmigo.