🌻Quince🌻
❝𝘾𝙤𝙣𝙛𝙚𝙨𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨❞
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《El amor es una mezcla de felicidad y dolor. No todos tienen la suerte de tener al amor de su vida de por vida, siempre debe pasar una tragedia para que se separen》.
Londres, Reino Unido.14 de Marzo 1946.
La campana de la iglesia sonaba indicando que ya iba a empezar la boda. Todos vestían con elegancia y se encontraban sentados en las bancas.
El joven George se encontraba bastante nervioso, no esperaba que éste día llegase, pero se encontraba bastante feliz. Hoy podría casarse con la persona que ha amado desde que son unos niños.
El órgano comenzó a tocar indicando que por fin iba a entrar la novia. Las personas reunidas que se encontraban ahí se pusieron de pie y su vista se dirigió a las grandes puertas de madera de la iglesia.
Straizo llevaba del brazo a su hija adoptiva hacía el altar, caminaban despacio por el largo y hermoso vestido que portaba la joven Elizabeth. Cuando llegan al altar, el pelinegro deja a Elizabeth ahí y se despide.
La mujer se acerca a George con las mejillas rojas a causa de los nervios. El novio mira a su futura esposa con admiración.
-Te ves tan hermosa vestida de novia...- murmura el peliazul.
Ella sonríe bajo el velo y agacha un poco la cabeza. Los dos se acercan a los bancos y toman asiento mirando al padre.
Con esto comienza la ceremonia.
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Los padrinos entregan las argollas de matrimonio al padre para bendecirlas como señal de amor y de fidelidad. El padre le entrega a cada uno los anillos para que procedan a ponérselos.
-Elizabeth, recibe este anillo, en señal de mi amor y fidelidad a ti, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo- pone la argolla en el dedo anular izquierdo de la contraria.
-George, recibe este anillo, en señal de mi amor y fidelidad a ti, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo- hace la misma acción para poner el anillo.
-Por último, me toca preguntarles a los dos...- habla el Padre, los dos jóvenes se ponen de pie y se toman de las manos. -Elizabeth, ¿aceptas casarte con George?
-Acepto- responde con una sonrisa y mira a los ojos a su prometido.
-George, ¿aceptas casarte con Elizabeth?
-Acepto- aprieta con suavidad la mano de la castaña.
-Si hay alguien presente que se oponga a este matrimonio que hable ahora, o calle para siempre.
Nadie contesto, dando por hecho que podían darle fin a la ceremonia.
-Joven Joestar, puede besar a la novia- da un paso hacía atrás.
George con mucho cuidado levanta el velo de su esposa, baja sus manos a la cintura de la más baja y procede a besarla. Las manos suaves de Elizabeth se posan en las mejillas de su esposo.
Esto era tan hermoso.
Parecía todo un sueño.
Por fin, se casaron.
Jonathan y Erina miraban con tanta felicidad y casi lloraban por la hermosa unión de Elizabeth y George.
-No puedo creer que ya se hayan casado- habla Erina con lágrimas de felicidad.
-Crecieron tan rápido nuestros niños, cariño- la envuelve con sus brazos -Pareciera que ayer eran todavía unos bebés tan indefensos.
-Ahora son todos unos adultos, recién casados y con un buen trabajo en el ejército.
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Su amor dio frutos años después.
El 27 de Septiembre 1950 nació aquel niño pesando 6834.33 libras. Con sus mejillas regordetas y sus ojos color verde.
George II y Elizabeth escogieron el nombre de Joseph. Quedaba perfecto para poder llamarlo "JoJo" y seguir con la costumbre.
El niño al llegar a casa fue recibido con regalos y bastante amor por parte de sus abuelos.
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Los años pasaban para la familia Joestar. Todo transcurría con tranquilidad, el bebé era bien cuidado y bien amado. Elizabeth dejo su puesto en el ejército para cuidar a Joseph, por otra parte George era un piloto de la Real Fuerza Aérea Británica.
George comenzaban a mandarlo de viaje a otros países perdiéndose el crecimiento de su hijo. Le dolía tener que irse y dejar a su familia pero era por hacer un mundo mejor para su hijo y familia.
Un mes antes de septiembre de 1953, George se encontraba averiguando más sobre uno de los oficiales superiores, sus sospechas de aquel hombre eran ciertas. A nadie le dijo nada al respecto, era su secreto.
Horas después lo enfrentó pero, por desgracia, ocurrió la tragedia.
Todo paso tan rápido.
Nadie vio absolutamente nada.
Su vida fue arrebatada por ese zombi.
George fue asesinado.
Esa noche la esposa de George no durmió ya que ese día llegaría pero no hizo acto de presencia. Las horas pasaron y se preocupaba cada vez más.
《Tengo un mal presentimiento》
La mañana cayó y Elizabeth se encontraba preparando café para seguir despierta. Tocaron la puerta de la mansión Joestar y ella corrió esperando que fuera su esposo.
Cuando vio al sargento en la puerta supo que algo no estaba bien.
-Señorita Elizabeth, el señor tiene que decirle algo- dijo la ama de llaves.
-¿Paso algo, sargento?- se acerco con el preocupada.
-Elizabeth Joestar, me temo informarle que... George fue encontrado muerto en la base militar- dijo con pena.
Primero quedo en shock. No podía creer eso. No podía creer lo que decía el sargento.
-No... Esto no puede ser posible...- murmura.
-Fue encontrado hace unas horas por otros pilotos y soldados. Por el momento estamos investigando quién fue el asesino de George- se saca la boina y agacha la mirada -Lo siento tanto, Eli...
Los ojos se le llenaron de lágrimas.
Sintió como le arrebataron un pesado de su corazón.
-George...- murmuro cayendo al suelo y cubriendo sus ojos con sus delicadas manos.
Pronto Jonathan y Erina bajaron junto al pequeño bebé. Ver a Elizabeth siendo consolada por el sargento se les hizo un nudo en la garganta y se apresuraron en ir con ella.
-¿Paso algo con George, Eli?- pregunta el peliazul con preocupación.
-George fue a-asesinado- responde con la voz entrecortada.
A los mayores les cayó cómo agua fría la terrible noticia. Los dos se miraron y Erina se abalanzó hacía su esposo lista para derramar más lágrimas por el joven. JoJo envolvió a su esposa en sus brazos mientras a él también se le llenaban sus ojos de lágrimas.
Su único hijo fue asesinado, ¿que pudo hacer para recibir el castigo de la muerte? Era una gran persona, siempre fue honesto, caballeroso, fiel, empático, amoroso y servicial.
El castaño miraba desde los brazos de su abuela cómo su madre lloraba tan desconsolada sin saber que pasaba.
-Ma-má- balbuceo el pequeño. La vista de Elizabeth se dirigió a su bendición y se puso de pie para cargarlo. Lo tomo en brazos y comenzó a arrullarlo.
Se hacía la misma pregunta que Jonathan, George no era una persona mala y siempre era tan pacífico.
El sargento se fue diciendo que les avisarían cuando podían ver el cuerpo de George ya que estaba en medio de una autopista para investigar sobre su asesinato.
La mansión Joestar se encontraba en absoluto silencio, todos se encontraban en luto por la trágica muerte del hijo de Jonathan y Erina Joestar.
Elizabeth se encontraba tan devastada en su habitación, se la pasaba llorando o durmiendo dándole una fuerte depresión.
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El funeral se llevaba a cabo en el cementerio de Nunhead. La familia Joestar, compañeros del ejército y amigos cercanos estaban reunidos en aquel lugar vestidos de negro. El día estaba nublado y hacía viento anunciando que se acercaba la lluvia.
La joven viuda y su bebé se encontraban a un lado del ataúd del difunto. Joseph miraba con atención el cuerpo de su padre.
-¿Pa-pá?- pregunto Joseph apuntando al cuerpo sin vida.
-Si, papá...- murmuró la mujer cargando a su pequeño- Papá estará dormido para siempre en ese cajón, Joseph.
-¿Pa-pá no casa?- el rostro del bebé se giro para mirar a su progenitora.
¿Cómo debía responder a su pequeña pregunta?
-Si, JoJo. Papá no casa- le responde -Él no volverá a casa... Se tiene que quedar aquí, aquí será su nueva casa.
Las lágrimas de Eli cayeron por sus mejillas, le dolía decirle a su pequeño todo esto.
El niño estiro sus manitas al rostro de su madre y acaricio su rostro. No le gustaba que llorará su mamá, no sabía con exactitud que pasaba pero tenía en mente que papá no volvería a casa.
Jonathan se acerco a ellos para alejarla del lugar y la llevarla a su asiento para que pudiera calmarse un poco porque iba ya a comenzar el funeral.
El funeral se llevo a cabo, la mayoría de gente se mantenía en silencio para guardar respeto a George, pero otras lloraban por él. Ya por último mientras enterraban el ataúd tres metros bajo tierra, Elizabeth lloraba desconsoladamente jurándose a si misma vengarse de la muerte de su esposo.
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Londres, Diciembre de 1955.
Pasaron dos años y la familia Joestar seguía de luto pero eso no detuvo a Elizabeth para investigar pistas sobre el asesinato. Todos empezaron a decirle que se obsesionó con ello, que debería dejarlo por las buenas y aceptar que ya estaba muerto, pero ella no accedió, sabía que algún día encontraría el hilo donde iba a comenzar a jalar y encontrar las pistas.
Y así paso, encontró una valiosa pista entre las cosas de George, era un diario que estaba bien escondido que tenía bastante cosas interesantes. En las finas hojas del diario estaba escrito sobre un... ¿zombi?
《¿Un zombi? Pero si Jonathan acabo con todos los secuaces de Dio...》
Siguió leyendo y no podía creer que George se encargara de espiar a ese vampiro en secreto, estaba escrito todas las cosas que hacía por el día aquel soldado superior.
-"Era un zombi creado por Dio y había estado viviendo encubierto en la oscuridad durante varias años, hasta que pudo entrar al ejército y poder tomar un cargo bastante alto". "En unos días enfrentare a ese zombi, se que no soy un usuario de Hamon pero trataré de vencerlo. No se que me espere pero si muero... quiero que mi hijo Joseph me vea como un héroe"- terminó de leer lo último que estaba escrito -. Dios, George. ¿Por qué no me contaste sobre esto? Te hubiera ayudado y no hubieras muerto...- cerro el diario molesta -Ahora lo único que sé es que es alguien de un cargo bastante alto pero no viene ningún nombre o algo relacionado con él. Buscarlo me tomará tiempo...- fueron sus últimas palabras para después idear un plan.
A la mañana siguiente a primera hora se levanto y preparo todo lo necesario para empezar su aventura. Sentía mucho miedo porque podía morir o no encontrar absolutamente nada. Empaco sus pertenencias y bastante dinero, tomo una fotografía dónde se mostraba a George y a ella sosteniendo a su hermoso hijo.
Tomo en brazos a su única razón de existir. Acaricio con mucho cuidado las suaves mejillas de JoJo y deposito varios besos en él. No quería dejarlo, le dolía bastante abandonarlo sin decir ninguna palabra.
-Te voy a extrañar tanto...- murmuro -Mami tiene que irse pero volverá pronto para verte crecer y darte mucho amor. Quiero que cuides mucho a tus abuelos y también que lo hagas tú. Eres mi pequeño, mi todo... Desearía poder llevarte pero esté es un viaje muy largo y bastante peligroso para un bebito tan precioso- las lágrimas caían por las mejillas de la joven y el corazón le dolía tanto -Te amo tanto, no lo olvides.
Lo dejo en la fina cuna dónde dormía plácidamente. Acomodó con mucho cuidado el perro de peluche que le había regalado en su primer cumpleaños de él. Se alejo poco a poco para tomar sus cosas y poder irse sin más.
Sabía que cuando abandonará la mansión Joestar su vida cambiaría por completo. Debía cambiar su nombre y enterrar su pasado.
Ya no habría más Elizabeth Joestar, ya no estaría aquella joven dulce y hermosa que quedó viuda.
Ahora sería Lisa Lisa, una mujer fuerte y de fríos sentimientos luchando e investigando el asesinato de su esposo.
El plan lo puso en marcha. Salió de la casa por la madrugada para dirigirse a la base militar, ahí comenzaría a buscar al responsable pero de nuevo no lo encontró. Cuando se dio por vencida un soldado se acercó a ella para darle información de quién era ese hombre. Su nombre era Rudol von Stroheim, su paradero era en la guerra de Vietnam, desconoce las causas del porqué se encuentra en aquella guerra.
Con esa información tomo rumbo a EEUU para poder falsificar sus papeles y después poder entrar a la MARINA porque estaban reclutando gente para la guerra de Vietnam.
Fue reclutada y mandada a Vietnam con éxito. Así que comenzó con su servicio en el campo de batalla de Vietnam mientras seguía investigando sobre Stroheim.
La familia Joestar se preocupo por ella por su desaparición tan repentina, comenzaron a buscarla y tratar de localizarla pero no había ninguna pista, pareciera que se esfumó. Joseph lloraba desconsoladamente por su madre, no sabía el porque ya no la veía en las mañanas dándole besos sabor a café con leche, abrazándolo mientras bailaban con música clásica, jugando en el jardín buscando todo tipo de bichos.
Cada mes perdían las esperanzas de encontrarla hasta que dos años después la dieron por muerta.
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Vietnam, 1957.
La guerra no era tan fácil cómo solía pensar. Cada día veía como moría gente inocente, compañeros suyos que morían abatidos por el enemigo, la gente huyendo porque el lugar donde habitaban no era seguro, etcétera. Se sentía terrible y lloraba cada noche lamentándose y extrañando a su familia.
El escuadrón donde servía era la 13a División de Infantería, dieciocho personas servían contando al sargento y a ella. El sargento mayor era un hombre llamado Jack Conway. Era tan temido por por ser un hombre frío, autoritario, arisco e irrespetuoso, con un ligero sentido del humor que se basa en insultos y faltas de respeto a quien sea, Conway recibía órdenes se su fiel camarada e instructor Roy Smith.
A pesar que fuera mujer se puso contra el sargento por tratarla de humillar, claro que no se dejaría intimidar por un estúpido arrogante, que estuviera atractivo no le quitaba eso.
Se peleaban con frecuencia indicando que tenían una gran rivalidad. A pesar de tenerla se comenzaron a volver más cercanos, entre los dos planeaban como se llevarían a cabo las próximas misiones, entrenaban, comenzaron a tenerse confianza, cuando estaban en campo de batalla se apoyaban y viéndose sanar por las heridas de la guerra.
-¿Tú por qué luchas, soldada Lisa?- Le pregunto una vez mientras se fumaban un cigarrillo entre la noche estrellada.
-Para vengarme de Stroheim que me quito a una persona importante- le dio una calada a su cigarrillo, miraba con tanta atención las estrellas.
-Que sentimental eres mujer- rueda los ojos por su respuesta. -La gente sentimental no dura aquí.
-Lo sé Sargento Conway, lo sé. Eso es lo que he aprendido estos dos años, por ello me he convertido cada vez en una persona fría y sádica- le contesta -. ¿Usted por qué lucha Sargento?
-Para no sentirme solo- se limito a decir.
Sabían que no era buena idea encariñarse con una persona entre la guerra porque era una terrible idea ya que uno de los dos se podría morir en cualquier momento, pero era imposible, los dos se acostumbraron a convivir y luchar juntos por sus objetivos.
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Vietnam, 1959.
Estaban en una misión en cubierto, supieron que se encontraban indefensos del bando enemigo, era una gran oportunidad para llegarles. La británica recibió la noticia por parte de Jack que se encontraba Stroheim ahí. Una gran sorisa se poso en Lisa Lisa, estaba tan feliz, busco por años al tipo y por fin pudo encontrar su paradero.
¿Estaba lista para poder asesinarlo?
Claro que si.
Todo lo que ha pasado no ha sido en vano.
Era el momento perfecto para comenzar a repartir balazos a esos desgraciados. Fusilaron a quiénes se les ponía enfrente hasta llegar dónde estaban los de cargos altos.
Ahí se encontraba el tipo que busco por casi seis años. Por fin tenía la oportunidad de hacer exactamente lo mismo que le hizo a su esposo; torturarlo y asesinarlo.
Los rodearon para llevarlos a su base para poder torturarlos para sacarles información.
Lisa Lisa pidió poder torturar a Stroheim, le concedieron el permiso. Sabía que era un zombi, así que torturas fáciles no iban a causar daño en él, en cambio, si utilizaba el hamon eso si lo haría una tortura dolorosa.
Cuando soltó todo y sufrió lo suficiente ya no lo necesitaba.
Era un maldito traidor y asesino.
Lo odiaba.
Su hora de asesinarlo llego por fin. Fue llevado a cabo con fuertes descargas de Hamon y por último fue sacadoo al sol para poder por fin matarlo y poder dar fin a su aventura.
Mientras se esparcían las cenizas del zombi brotaban lágrimas de sus ojos sintiendo una gran tranquilidad. Por fin se sentía libre y cumplió su objetivo. Ese maldito ya no le haría daño a ninguna persona nunca más.
Pero, ¿ahora que seguía? No podía irse así tan repentinamente, no quería dejar solo a Conway, él la ayudo a cumplir su cometido. Aparte no podía llegar cómo si nada con los Joestar. ¿Que debería de hacer?
-¿Lisa?- le llamo el hombre de voz gruesa, ella se giro y limpió sus lágrimas.
-Sargento Conway- se puso firme e hizo la señal de saludo a su superior.
Él solamente levanto un poco su comisura izquierda, se acercó a la castaña y se puso a lado suyo. Le ganaba por algunos centímetros el americano.
-En descanso, soldada- le ordena y ella obedece. -¿Que piensas hacer? Ya lograste tu cometido.
-Todavía no lo sé, señor- le responde.
-Eres libre de irte y lo sabes, no tienes que quedarte en un lugar en el cual corres peligro.
-No puedo volver porque si, y lo sabe. No se cómo reaccionen los Joestar por irme y abandonar a mi hijo por cuatro años, estoy aterrada...- gira su rostro para mirarlo.
-¿Te aterra más ellos que estar en la guerra expuesta a la muerte? Que irónico- suelta una carcajada. Traiga sus gafas ocultando sus ojos de los rayos del sol, se notaba que se había afeitado ya que olía a crema de afeitar.
Los dos se quedaron parados observando el panorama, no era el mejor pero se sentía bastante cómoda a su lado. Quería que fuera así por siempre.
Ahí mismo tomo la decisión de seguir a lado de Conway combatiendo en la guerra de Vietnam. No lo abandonaría, seguiría siendo su compañera de batalla y sirviendo para el "bien".
¿Se arrepentiría? Probablemente.
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Vietnam, 1960.
La misión se extendió por culpa de una discusión entre Conway y Smith. Peleaban ya que Smith quería seguir mandando la 13a División de Infantería a pesar de que Conway se negaba por las amenazas de una derrota absoluta. Fueron mandados aún así, dispuestos a morir.
El pelinegro se sentía angustiado, no quería ver de nuevo morir a sus compañeros por la estúpida y mala decisión de su camarada. Se preocupaba más por Lisa Lisa ya que ella no sabía absolutamente nada que iban directo al matadero. No la quería preocupar, así que se lo guardo y siguieron de camino al campo de batalla.
Llegaron al gran batallón listos para comenzar a tirar balas y sangre.
-¡Ataquen!
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Los de rangos más alto estaban escondidos en las trincheras dando lo mejor de si mismos, entre esas personas Conway y Lisa Lisa estaban juntos. El bando cada vez se acercaba más para aniquilarlos.
Sabía perfectamente que eran verdad las amenazas.
-¡Elizabeth!- grito con fuerza -!Huye de aquí y escóndete!
《Elizabeth...》
Era el único que conocía su verdadero nombre.
-¡¿Cómo puede decir eso, Jack?!- lo mira con los ojos abiertos mientras lanza una granada para aturdir al enemigo-¡No lo voy abandonar maldita sea! ¡No voy a escapar ni mucho menos quiero dejarlo luchando solo!
La granada explota y sangre vuela por todos lados salpicando a los que siguen ahí. Sacan sus armas y comienzan a disparar.
-!Déjame a mí, joder! ¡Preocúpate por ti!- contesta con rabia -¡Vete de una puta vez. Vas a morir!
-¡No me importa morir!- le mira de reojo con el ceño fruncido -¡NO QUIERO DEJARLO SOLO, MALDITO TERCO!
Las balas del enemigo salían disparadas haciendo que se escondieran de nuevo en la trinchera. Conway odiaba estar acorralado por el enemigo y la británica que no se largaba. Como lo ponía de mal humor está mujer pero también se la ponía tiesa.
Mientras soltaba bastante maldiciones, los dos recargaban municiones porque se habían agotado. Con mala gana salieron juntos pero no vieron venir una granada. No lo pensó dos veces y se lanzo en Lisa Lisa para protegerla y volver a la trinchera para no sufrir tanto daño.
-¡Vete, vete de una puta vez, Lisa! ¡No quiero verte muerta por mi culpa!- grito después tirarse al suelo junto con la contraria -No podría soportar de nuevo ver de nuevo a unas de las personas que amo en este mundo muerta por mi culpa. Así que por favor, vete.
-¡Pero no puedo marcharme ya que no tengo a dónde ir!- responde con molestia.
-¡ESCAPATE A MI ISLA EN ITALIA LLAMADA AIR SUPPLENA PARA QUE ESTÉS BIEN PERO VETE POR EL AMOR DE DIOS!
Los dos se miraban a los ojos. Sus cuerpos estaban pegados y el pelinegro se encontraba encima de ella para protegerla.
La mujer estaba impactada por las palabras de Conway, escuchaba con atención los acelerados latidos de él por la cercanía de sus cuerpos.
-Conway...- murmullo ella -Tampoco lo quiero perder a usted. Eres lo único que me queda...
-Perdóname por traerte al matadero... perdóname...- sus manos ásperas tocaban el mentón de la contraria y sus rostros estaban a centímetros -Yo pagaré esto pero tu escapa.
-No tienes que pagar por esto... Prometimos luchar juntos hasta el final- habla en voz alta por los fuertes ruidos que hay en su alrededor -Te amo, Conway y no quiero perderlo- sus labios chocaron dándose su último beso.
Se separa de su amante para después murmurar en un tono bastante serio -Deja de ser tan sentimental y vete, joder. Yo te cubro.
Ella asintió mordiendo su labio inferior con molestia, se separo del cuerpo con brusquedad, tomo sus pertenencias que trajo consigo y con una seña le indico que la cubriera.
Dio un largo suspiro, tomo otra granada para salir de nuevo de la trinchera y lanzarla. Ya lanzada, tomo con determinación el arma apuntando y disparando a todo lo que se moviera.
La castaña comenzó alejarse del campo de batalla para escapar y poder esconderse, pero antes de eso, volteó hacía atrás para ver que Conway estuviera luchando pero la imagen que vio le rompió en mil pedazos el corazón.
Los vietnamitas rodeaban a Conway apuntándole con sus armas mientras que él se hincaba derrotado.
《No es posible... ¡Por eso no lo quería dejar!》
Las lágrimas se acumularon pero se giro para seguir su camino, no era recomendable enfrentarse a ellos, era ella sola y podría termina todo mal por su culpa.
-Perdóname Conway...- murmuro alejándose del lugar.
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Por suerte salió viva de aquel terrible lugar abandonando a una importante persona. No podía llorarle pero se sentía culpable por haberlo abandonado en aquel sitio.
Se dirigió a Italia a la isla que le dijo Jack, era el único lugar seguro dónde podía quedarse para que los vietnamitas no pudieran encontrarla.
Los sirvientes de Conway la recibieron, a pesar de no ser una cálida bienvenida se sintió en casa.
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Venecia, Italia. 1962.
No dejo que la depresión la venciera, así que siguió entrenando el Hamon combinando los duros ejercicios que aprendió en la MARINA y cada vez convirtiéndose en una mujer más fría, reservada y autoritaria.
Los dos últimos años no salió para nada de la isla ya que no se sentía preparada de salir de nuevo al mundo exterior.
Los sirvientes que le servían eran dos hombres y una hermosa chica. Sus nombres eran Messina, Loggins y Suzi Q.
Hay una historia algo interesante en la vida de Suzi Q. Su historia se remonta antes que Jack tuviera que irse a la guerra de Vietnam.
En 1951 nació la bebé pero sus padres decidieron abandonarla una tarde en un basurero porque era una carga.
La noche cayó, y Conway salía de la base para dirigirse a la isla a descansar el fin de semana. Cuando iba de camino escuchaba el terrible llanto de un bebé cerca. Decidió buscarla y encontró el pequeño cuerpo tapado con una manta. Con mucho cuidado la tomo y por unos momentos dejo de llorar.
-Mierda. Hueles fatal- dijo haciendo muecas -Tendré que bañarte y cambiarte.
Paso a una tienda a comprar pañales para la criatura. No tenía ni puta idea que pañales comprar ya que no sabía absolutamente nada de bebés.
Compro los pañales y otras cosas para la cosa apestosa que cargaba.
No sabía como debía bañar y cambiar a una bebé , así que hizo lo que pudo.
Tiempo después viajo a Italia junto a la pequeña rubia para poder tomarse un descanso de sus deberes en la MARINA. Ahí les esperaba sus sirvientes.
Pasaron los años, y entre todos la comenzaron a criar pero Conway tuve que irse y la bebé quedo a cargos de Messina y Leggins. El hombre antes de irse les advirtió que si la bebé le pasaba algo los iba a matar.
Cuando recién llego la británica, la rubia la seguía mucho ya que era la única mujer, así que se ofreció a servirle. Las dos se hicieron muy unidas y más que una persona de servicio era su amiga.
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Un día la señorita Lisa Lisa por fin salió de la isla para dirigirse a comprar prendas de ropa, pasar a conocer el mercado y caminar por la ciudad. Las miradas y palabras no faltaron en su camino, se sentía bastante incomoda pero disimulaba.
《Que terrible es ser mujer...》 pensó.
Se encontraba en el mercado observando las maravillosas cosas que vendían, mientras miraba un niño rubio choco con ella por error.
-Lo siento- se disculpó el niño con la cabeza cabizbaja por la vergüenza.
-¿Te encuentras bien?- la castaña se agacha un poco para mirar que lo estuviera ya que no la miraba.
-S-si, bueno n-no... N-no encuentro a mi ...- levantó la mirada y se encontró con una bella mujer. -Mamá.
-¿Eso quiere decir que te perdiste?- acaricia con suavidad la mejilla del niño.
El chico asiente sin apartar sus verdes ojos de Lisa Lisa. No podía dejar de admirar a la contraria, era una mujer bastante atractiva y quedó enamorado. ¿Acaso esto es el amor a primera vista?
《¿Que cosas piensas Caesar?》 Se preguntó a si mismo.
La señorita Lisa Lisa ayudó a encontrar a la madre del pequeño.
Con éxito pudo localizarla.Como agradecimiento Quinn invito a Lisa Lisa a tomar té y poder conversar para conocerse ya que las dos se llevaron bien desde el primer momento.
Salió el tema que se hacía ella para mantenerse joven a lo que la castaña contesto que entrenaba Hamon para mantenerse de esa manera, aparte que llevaba una dieta. Caesar se intereso en el tema, comentó que su abuelo antes entrenaba eso y que le gustaría a él también poder entrenarlo.
Los años pasaron, el joven Zeppeli entrenaba todas las tardes con muchos ánimos. Lisa le tomo bastante cariño a su aprendiz, le recordaba un poco a su hijo.
Suzi y él se llevaban muy bien. En ocasiones la joven rubia hablaba con la mayor sobre lo enamorada que estaba de Caesar Zeppeli pero siempre la rechazaba. "Suzi, eres muy dulce pero no puedo corresponderte. Lo siento", esa era su excusa.
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Venecia, Italia. 1967.
Una tarde tomaron un pequeño descanso del entrenamiento, Caesar le platicaba a su maestra sobre el chico nuevo mientras bebían té que preparo Suzi Q. Le llamo bastante la atención que ese compañero y su abuelo entrenará Hamon.
Ella procedió a preguntar cómo se llamaba el joven. A pesar de no demostrar sus emociones, se sentía ansiosa ya que podría ser las personas que ella cree.
-Joseph Joestar, señorita Lisa Lisa- le contesto su aprendiz.
Sus ojos se abrieron con sorpresa por la respuesta pero pronto la quito reemplazándola por su rostro serio e intimidante. Caesar ladeo su rostro preguntándose el por qué reaccionó así.
《!Son ellos!》
-Me preguntaba si lo puedes traer para enseñarle más sobre el Hamon y conocerlo mejor- acomodo su bufanda con elegancia, pasa a un lado su largo cabello haciendo que se quede embobado Caesar.
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Al día siguiente Caesar hizo lo que le pidió su maestra, llevar a su nuevo amigo y compañero.
Su reencuentro no fue cómo lo planeó por muchos años pero cuando lo vio por fin, una sonrisa de felicidad se posó en su rostro.
Hizo la prueba de su condición con el Hamon para meterse más en su papel. Aunque se llevo insultos por parte del castaño no le importo en absoluto, por fin estaba enfrente suyo su niño.
Oh, su niño precioso.
Elizabeth quería lanzarse a él y decirle que ella era su madre y que siempre anhelo que esté momento se hiciera realidad, pero Lisa Lisa se mantuvo cómo siempre suele ser, una persona sin muchas expresiones.
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Todo transcurría con normalidad, la isla se encontraba tranquila sin ningún ruido. La señorita Lisa Lisa se encontraba meditando mientras que Suzi y los demás sirvientes preparaban la comida.
Nadie esperaba ninguna visita, Caesar no se iba a presentar esa semana porque se encontraba resfriado y Joseph estaría cuidándolo. Así que, tendrían una semana de descanso.
La hora llego para poder comer, los cuatro habitantes de la casa se reunieron cómo habitualmente lo hacían. Se sirvieron y dispusieron a comer el delicioso platillo que llevaba pollo bañado en una salsa de champiñones con macarrones con queso y una ración de arroz blanco.
Antes de terminar su comida tocaron los grandes portones que protegían la casa. Loggins se puso de pie para saber quién era.
Mientras tanto Suzi y Lisa lavaban los trastes sucios que fueron utilizados en la mesa y a la hora de cocinar.
Minutos después Leggins entro con una gran sonrisa por la puerta.
-Señorita Lisa Lisa, alguien quiere verla en el jardín- dice y ella asiente.
-En un momento salgo. Gracias Leggins, puedes retirarte- le ordena.
Se dirijo al jardín preguntándose quién podría ser. Dio varios pasos hasta que observo que una figura masculina estaba de espaldas fumando. Eso le acelero el corazón y sintió que las piernas le temblaban. Se acerco a la persona misteriosa.
-¿Conway?- pregunto dudosa.
-Cuánto tiempo, Lisa- giro con suavidad su cabeza soltando el humo que se encontraba en su boca y levanto su comisura derecha. Portaba unas gafas estilo aviador con un suéter negro con unos vaqueros del mismo color.
La mujer sintió cómo se salía el corazón por los nervios. No sabía si llorar por la emoción por volverlo a ver después de años. Parpadeo varias veces para saber si esto no era una ilusión.
-Pero si t-tú...- balbuceo nerviosa -los vietnamitas... te capturaron...- le interrumpe el contrario.
-Es una larga historia- es lo único que le responde con un gran suspiro mientras le da una calada a su cigarrillo.
Se giro de nuevo dándole la espalda.
No quería recordar todo el infierno que vivió después de ser capturado por los vietnamitas, ya estaba tan cansado de combatir en las guerras, ver morir a sus compañeros y sufrir tanto daño y traumas.
Lo único que quería era paz, tranquilidad y formar una familia con lo que le resta de vida.
Se preguntaba a si mismo si voltearse para poder verla de nuevo después de mucho tiempo. Tenía miedo de como reaccionaría.
-¿Está molesto por haberlo abandonado en Vietnam?
-¡Claro que no, Lisa!- se gira con brusquedad, sus ceño estaba fruncido y las manos echas puño -Te dije que yo pagaría por mi error para que no sufrieras las consecuencias.
Sus ojos lo primero que vieron fue su hermoso rostro delgado, sus ojos estaban fijos en él con las manos en las cintura. A pesar de ser aún más baja que Conway, se miraba intimidante.
-¿Entonces porque no quiere que lo mire Sargento Conway?- escupe la pregunta con una gran sonrisa.
-Ya no deberías llamarme Sargento y por usted, ¿sabes?-Camina con lentitud hacía ella -Puedes llamarme Conway y hablarme de tú- se para enfrente suyo.
-Eres un idiota- baja su rostro moviéndolo de un lado hacía otro. Las lágrimas se le salían por verlo -Te extrañe bastante, pensé que habías muerto.
No quería verse débil ante él pero fue imposible, rompió en llanto.
Sin saber que hacer el hombre de uno punto ochenta y cinco, envolvió con sus fuertes brazos el cuerpo delgado de Lisa para poder tranquilizarla.
-También te extrañe- murmuro en voz baja -Extrañe a mi compañera de guerra.
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Pasaron semanas después de la llegada de Jack, todos estaban tan alegres por la llegada del señor Conway.
Los dos adultos no perdieron el tiempo y se pusieron al tanto sobre los años que no estuvieron juntos.
Conway le contó brevemente cuando fue capturado lo torturaron hasta el cansancio. Llego a un punto que casi pierde la vida, hasta que fue rescatado por espías rusos, sus nombres son Volkov e Ivanov.
Por un momento Jack pensó que iba a morir ya que los americanos y comunistas se encontraban en "guerra", pero no fue así, lo llevaron a un lugar bastante lejano para poder esconderlo y que no pudieran hacerle daño, ahí pudo recuperarse de las dolorosas torturas de los vietnamitas.
Los años pasaron para él, aún seguía solo y envejecía poco a poco. Era deprimente estar así, la mayor parte de su vida fue servir a la MARINA, ver morir a sus compañeros y estar muriendo en el campo de guerra solo.
Sus recuerdos de felicidad divagaban con frecuencia, recordaba con nostalgia a Suzi y Lisa. Eran las únicas mujeres que merecían ser importantes en su vida.
Cómo estaba cansado de estar solo, pensó que sería buena idea ir a Italia para saber si estaba ahí Lisa Lisa y darle la gran sorpresa a sus dos chicas que estaba por fin ahí. Decidió que tiempo después le diría a la británica si quería ser su pareja, la seguía amando a pesar de los años, seguía enamorado de aquella mujer.
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-Tengo que decirte algo- hablo la mujer recostada encima del pecho de su amante.
-Dime de que se trata- quita los mechones de cabello esparcidos por su bello rostro.
-Después de tantos años, he visto de nuevo a Joseph- dice con una pequeña sonrisa.
-¿En serio?- pregunta y ella asiente - Vaya, ¿Y que piensa él sobre tu regreso?
Un silencio incómodo invadió la habitación.
-Él no sabe que yo soy su madre...- murmura su respuesta.
-Pero, ¿Que dices, mujer?- entrecierra los ojos con confusión -Cómo puedes decir que lo has visto pero él ni siquiera sabe quién eres...
-Déjame hablar- lo interrumpe -No puedo llegar de repente a su vida a decirle "Hola, soy Elizabeth Joestar y te apuesto una coca-cola que no sabias que yo soy tu madre la cuál te abandono quince años", aparte que no le creería a una desconocida diciéndole que ella es su madre.
-Elizabeth...- toma el puente de su nariz para apretarlo.
-No me llames Elizabeth.
-Lo siento- rueda los ojos - Lisa Lisa, ¿has pensado en decirle la verdad algún día a tu hijo?
-Si... pero pienso que lo tomará a mal- le responde.
-Debes dejar de pensar en que dirán los demás -Sus manos varoniles toman el mentón de la contraria para mirarse a los ojos -Debes hacerlo sino te vas a arrepentir en un futuro por no habérselo dicho antes. Ahora tienes la oportunidad de decírselo, así que no desaproveches esto.
-Tienes razón- es lo único que se limita a decir.
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Una mañana, Suzi llego con la correspondencia para entregársela a alguno de sus mayores para que pudiesen leerla.
Como era costumbre, Lisa antes de tomar el desayuno se preparaba para su entrenamiento de Hamon. Suzi antes que empezará le entrego su correspondencia.
Miro los sobres sin interés ya que eran sobre sus negocios pero había un sobre que le llamaba la atención, era color azul y portaba el nombre de la familia Joestar.
"Está cordialmente invitadx a la fiesta sorpresa de Jonathan Joestar".La sorpresa invadió a la mujer, siguió leyendo dónde se llevaría a cabo y las finas invitaciones. Llego al final dónde había una pequeña nota de Joseph diciendo "¡Por favor, no falte señorita Lisa Lisa! Quiero presentarle a mis abuelos. :)
Atte: Joseph Joestar☆".
-¡Conway!- llamo a su pareja la cuál estaba en la cocina tomando café.
El nombrado hizo acto de presencia.
-¿Que pasa, capulla?- la observa con una cara de pocos amigos. Se notaba que apenas se había levantado.
-Por fin le diré a Joseph que yo soy su madre.
La repentina respuesta de su querida novia le concertó un poco.
-¿Cuando piensas hacerlo?
-Pienso hacerlo el día de la fiesta de Jonathan a la cual fuimos invitados.
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Venecia, Italia. 4 de Abril, 1968.
-Esa fue toma mi historia resumida- la castaña da un trago al vino de su copa.
-¿Entonces de verdad la señorita Lisa Lisa es mi madre?- pregunta JoJo a sus abuelos.
- Eso parece....- le contestan al unísono.
-Oh, my god.
Un aire de incomodidad invade a los mayores. Nadie se imaginaba que esto podría pasar.
-Elizabeth, no se porque siempre pensaste que te íbamos a juzgar si volvías- hablo Jonathan -Pero siempre estuvimos buscándote y esperando por ti. Buscamos por todas partes pero...
-Parecía que te esfumaste con el viento- añadió la abuela de JoJo mientras tenía recostado a su niño.
-Lo siento...- suelta un suspiro mientras baja la mirada -Me alegro que no se lo hayan tomado a mal. Tenía miedo, no sabía cómo reaccionarían ustedes y...- los ojos azules de ella miraron el rostro de su hijo, quién le miraba con los ojos llenos de lágrimas -Joseph.
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-El secreto es que estoy enamorada de ti Caesar Zeppeli- soltó las palabras en un hilo de voz.
Los músculos de Caesar se tensaron, miro con atención los hermosos ojos de la más baja, su iris estaba dilatada.
No sabía que decir ante esta situación embarazosa, su mejor amiga ebria lo había besado y ahora se encuentra confesando que está enamorado de él.
-Antes que digas algo, quiero que sepas que aunque esté en estado de ebriedad, no estoy mintiendo sobre mis sentimientos, realmente estoy enamorada de ti- acaricia la mejilla del rubio -No estás obligado a que me correspondas. Respeto tu decisión y te apoyo en ella.
-Lia...- Pone uno de sus dedos para callarlo.
-Déjame terminar, sunflower boy. Se que te estás preguntando el porqué estoy enamorada de ti, pero aquí la pregunta es, ¿Quién no estaría enamorado de ti?- lo toma del rostro -Eres una persona grandiosa y maravillosa que conozco.
《Desde el primer día en que te vi supe que eras la persona más hermosa del mundo, siempre quise estar contigo e hice todo lo posible para estar ahí en tus buenos y peores momentos. Eres la persona que más me llena, eres increíblemente hermoso, perfecto, gentil, amable, algunas veces tonto pero eso no quita lo inteligente o astuto que sueles ser. Eres lo que más quiero en este mundo y aunque solo seamos mejores amigos...-su mirada se desvía soltando su hermoso rostro -He generado un gran cariño hacía ti.
Me puse a pensar cuánto tiempo llevo pensando en ti y me di cuenta que desde que soy pequeña no ha habido ningún solo día que no piense en ti.
Te suelo escribir cartas todas las noches, he pensado en cómo sería pasar la mayoría de mi vida junto a ti, hemos construido éste amor lentamente juntos indirectamente en cada momento, cada día aunque tu no lo notes. El amor que siento por ti crece cada vez más, más y más. Hay días en el que deseo estar solo contigo, deseo verte, abrazarte, sentir tu cabello, sentir tu piel. Eres una persona increíble, no sabes cuánto te quiero y te amo en secreto. Eres lo que más quiero y adoro. Daría mi vida si así pudiese estar contigo en nuestra próxima vida.
Se que estás sigues enamorado de aquella persona, no puedo obligarte a cambiar tus sentimientos hacia mí, es lo que menos quiero hacer. Tengo en claro que eres homosexual, te respeto y te apoyo.
Lo único que te pido que no me veas cómo segunda opción, no quiero eso》.
Las mejillas de Gatti se encontraban sonrojadas por el alcohol y su declaración. Se sentía tan avergonzada pero a la vez tan aliviada por decir lo que sentía desde hace meses.
¿Ahora con que ojos la vería?
Caesar quedo sin palabras ante sus hermosas palabras.
Parpadeo varías veces para saber que no estaba soñando a causa del alcohol, pero no fue así. La joven seguía parada enfrente suyo.
-Esto fue una pésima idea...- musito Lia bajando su mirada, se dio media vuelva y dio algunos pasos derramando lágrimas.
-Espera, Lia- la toma por la muñeca con mucho cuidado. No quería lastimarla ya que para los ojos del rubio era tan frágil -Ya lo sabía, hip- soltó descaradamente.
-Pero- queda estupefacta ante su respuesta -¿Cómo lo sabes?
-Eres muy torpe, mi niña- acerco su delgado cuerpo hacía él. La cercanía de los dos hizo que la más baja se pusiera aún más nerviosa -Olvidaste tu diario en mi habitación. Me dispuse a husmear en él hasta que leí la parte dónde escribías que te encontrabas tan enamorada de mí.
-!No deberías de husmear cosas ajenas! Hip- contesta con molestia.
-Como sea- dice con una sonrisa -Agradezco a los Dioses por ponerte en mi camino. Me pregunto que hice en mis otras vidas para poder merecer a una chica tan hermosa e importante como tú.
《Te amo con todo mi ser, si existiera el infierno y el cielo, por ti buscaría en aquellos lugares para encontrarte. Siempre buscaré tu felicidad para poder ver tu resplandeciente sonrisa y como brillan tus ojos.
Siempre buscaré la forma de estar contigo, siempre voy a creer en ti, seré tu fan número uno en todo lo que logres, te apoyaré en cada decisión que llegues a tomar.
Eres una de las persona que me ha enseñado que se siente ser amado y querido. Gracias por ser tan atenta, dulce y tierna conmigo.
Por el momento no puedo corresponder directamente a tus sentimientos, eso te haría sentir mi segunda opción y es lo que menos quiero.
Igual mi amor y cariño crece más hacía ti.
De verdad, mi amor por ti es tan puro.
Mereces el cielo, mi hermosa perla preciada》.
Seguía acurrucada en el pecho de Caesar escuchando todas sus palabras hacía ella, sentía que en algún momento se iba a derretir por las palabras el contrario.
-No se que hice para merecerte- empieza a llorar la albina con tanto sentimiento.
-No llores porque si lo haces también voy a llorar- las lágrimas del italiano amenazaban con salir.
-Es que es imposible, me rechazaste de una manera tan linda que nunca pensé que pasaría- la mirada de ella sube para mirarlo. Sus ojos se comenzaban a hinchar por llorar.
-Perdón por rechazarte- chillo sintiendo culpa.
-No pidas perdón, sunflower boy. Yo sabía que pasaría esto y aún así lo dije- enreda sus pequeños brazos alrededor de la cintura de Caesar.
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Poco a poco todos los invitados se fueron marchando del lugar para dirigirse a sus hogares.
Nuestras dos familias favoritas se enteraron de cosas importantes. Quién iba a decirlo que serían en el cumpleaños de nuestro amado Jonathan.
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Holi boli brócoli~
Después de meses, se me ocurre actualizar en la madrugada, inkreible.
Lo siento por tenerlos tan abandonados y diciéndoles que pronto tendría la historia. Mil disculpas.
!Solamente gracias por esperar la actualización! <3
Sobre lo de la guerra todo es un poco inventado, realmente no se nada sobre la guerra JAJAJAJA. Investigue de todas maneras pero si ven algún error pueden decírmelo.
Jack Conway es un personaje de Roleplay Gta del Streamer Reborn_Live.
Tal vez los personajes no son tan duros pero AAAA, me es difícil, yo aiy masita y puro amor (Uy si).
Perdón si la mayoría del capítulo cuenta la vida de Lisa Lisa y Conway, me encanto imaginarme por todo lo que pasaron en mi fic y quería plasmarlo. Aparte sentí que iba a quedar un poco vacío el capítulo ya que la declaración de Lia no dura mucho y perdón si esperaban algo más, soy mala para situaciones asíya que no he vivido una así en la vida real.
A.
VOY A PUBLICAR ESTO A LAS 4 AM Y BO HE DORMIDO NADA PARA LA ESCUELA AAAA LO Q HAGO X USTEDES XQ LXS AMO.
¡Espero que hayan disfrutado el capítulo, me esforcé mucho en escribirlo!
Gracias a los que leen, comentan y dejan su voto.
Lxs amo! <3
Me despido! 3:
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