O n c e
En capitulos anteriores.... (No puedo con esto)😂
Ríe ante mis atropelladas palabras y acaricia mi rostro dejando un beso dulce en mi nariz. Muy dulce.
— Ese enfrentamiento lo ocasionemos nosotros, tu y yo.— Se retira y apoya la cadera en la encimera frente a mi. Cruza los brazos y las piernas y añade:— Mis alas me fueron devueltas por una promesa... Son recuerdos de tus vidas pasadas, estrellita —¿Vidas pasadas? —Si, cada ciento cincuenta años vuelves a nacer.
—Pero yo vi como moría atravesada... Y como mis latidos se apocaban frente a ti.
—Nunca has muerto verdaderamente desde que Dios te creó. Tu mente sigue recopilando información desde el principio de los tiempos.
—Pero... Eso quiere decir...
—Que tú eres Eva.
Oh, Santa mierda.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Mentira, eso es mentira. Tiene que serlo.
— No, no lo es.
Es imposible, irreal, irracional, inaudito, increíble, fantasioso, ilusorio, utópico...
— ¿Quieres que te traiga un diccionario? — sonríe. Entreabro mis labios y lo fulmino con la mirada. —Solo apoyo la idea de que sigas alimentando tu vocabulario.
Quiero golpearlo. Deseo golpearlo. ¿Puedo golpearlo?
— Pero... mis padres...
— Suryan — soy cortada por una Alexia con expresión nostálgica pero a la vez preocupada, hace su aparición apoyada en el marco de la entrada a la cocina—, no deberías meterte en más problemas.
—Para ti, soy San Suryan.
En cierto modo es una reprimenda pero el atisbo de una sonrisa decora su rostro, el tono de su voz es suave y la superioridad con la que usualmente habla, es cubierta por pura socarronería.
—No me fastidies, sabes que no temo patearte el trasero — la Thomson morena deshace la distancia que hay entre ella y nosotros, y se coloca a mi lado en la encimera de la isla central—. Una de las cláusuras de tu contrato dice explícitamente que ella no debía saber de su transcendencia.
—¿Por qué? — me apresuro a preguntar.
Veo de reojo como el tatuado entrecierra los ojos y como Alexia se encoge de hombros en respuesta.
— No es información que te resulte indispensable ahora mismo — responde áspero —. Simplemente sé buena, escucha y obedece.
Alexia jadea y tapa su boca con la palma de la mano, escucho maldiciones murmuradas desde la sala de estar y yo, solo miro con ojos abiertos como la bofetada que recibe por mi parte lo aturde unos segundos.
Hasta yo misma estoy impactada por mi arrebato, pero ¿Qué decir? Ha sido un impulso y era mejor palmear su divino rostro que pecar desfigurándolo con las ganas que tenía de estrellar algo en él.
Su cara esta ladeada hacia la derecha, creo que aún está intentando digerir que acabo de golpearlo. Noto como sus ojos se tornan de un color dorado mientras se van encontrando con los míos. También noto como extrañas sensaciones se instalan en mi pecho.
Y en otro lugar que no estoy dispuesta a mencionar.
¡Joder! ¿Como una persona puede intimidarte y enardecerte al mismo tiempo?
Creo que la falta de sueño me está afectando...
— No soy un perro, ¿Q-quien dijo que puedes decidir sobre mi vida? O mis vidas, en este caso— lo encaro antes de que mi voz tiemble como lo hace mi cuerpo. — Son mías.
Estúpido, pero tengo la necesidad de recalcarlo.
Se acerca tan rápido que no tengo tiempo de reaccionar y lo suficiente para que nuestras narices rocen y pueda ver con más intensidad el dorado vivo que supuran sus pupilas.
Está furioso, y debo de estar loca para pensar que se ve malditamente caliente de esa forma y que desearía aplacarlo comiéndomelo. Literalmente.
Necesito agua fría.
O quizá ahogarme en agua bendita.
Me echo hacia atrás pero su mano se cuela por la parte de atrás de mi cuello, me obliga a mantener la posición y los ojos sobre él. Ese movimiento y la ferocidad de su agarre hace que de mis labios escape un sonido desconocido para mi y que me tiemblen las piernas.
Y no precisamente a causa del miedo que debería producirme.
—Nena —murmura con voz ronca, se nota la dificultad que tiene para disimular lo enfurecido que está, sin embargo, lo intenta. —, la próxima vez que me pongas una mano encima, que sea para que tenga que gemir tu nombre... Y te diré un secreto— retira con excesiva tranquilidad el cabello de la parte izquierda de mi cuello, relame sus labios y me estremezco cuando rozan el lóbulo de mi oreja y susurra ;— No estas loca, pero en todas tus jodidas vidas he sido yo quien con poca ropa te ha llevado a la locura, y te aseguro que esta no va a ser diferente.
Y así, señoras y señores, es como se mojan unas bragas.
Y como te percatas de que tienes que controlar tus pensamientos lascivos también.
— Esos no son modales para tratar a la estrella, Suryan. Suéltala.
Lentamente observo como su cabeza va girando para encontrarse con el propietario de la voz aleccionadora.
Alexia con una rapidez cegadora se postra en el suelo con una rodilla clavada y la cabeza agachada, tanto que apenas es visible su rostro.
Las manos del esquizofrénico alado van calmando el ímpetu de su agarre en mi nuca y mi espalda baja.
Ni siquiera me había dado cuenta de cuando me apegó completamente a él, hasta que mi pecho siente la falta de calor del suyo.
Un hombre, de unos cuarenta años aproximadamente - al que le debo de agradecer que haya interrumpido que mis bragas descendieran hasta mis tobillos- se encuentra de pie frente a nosotros, tieso como un palo. Es de piel pálida, de pelo castaño claro, ojos azules, de cuerpo claramente trabajado y ¡mierda! Es jodidamente atractivo.
Él chico a mi lado gruñe.
Me encojo de hombros y sigo escrutando a sus acompañantes.
A sus espaldas y haciendo honor a lo que parecen ser - guardaespaldas- dos chicos de apariencia más joven le siguen. Uno es de piel achocolatada de ojos negros y falto de pelo en su cabeza. El otro, es de piel tostada, de ojos mieles, pelo negro y largo recogido en una trenza que le llega a cerca de la cadera.
Me fijo que aún más atrás se encuentran mis templarios con expresión seria y profesional.
Jace me guiña un ojo.
—¡Mi divina alma goza en alegría por verte, querido padre! — no se me escapa el tono sarcástico de Suryan.
Abro la boca mirándolos de manera interpolada y advirtiendo el parecido entre ellos. No es que sean gemelos pero... ¡Dios! De tal palo tal astilla.
—No estoy de humor para tu sarcasmo.
—Que pena, tenía preparado un monólogo exclusivamente para ti.
El padre de Suryan suspira y sus ojos me enfocan por primera vez.
Hace una reverencia y sus acompañantes lo imitan. Esto es tan incómodo.
— Katherine Connor, es un placer conocerla en persona. — dice sin despegar la vista del suelo— Perdone mi atrevimiento de invadir su estancia a estas altas horas de la madrugada, pero me era necesario venir, ya que mi hijo en su incompetencia no ha sido capaz de afectuar la orden de notificar el peligro que acecha su vida, y por su consiguiente, instruirla en su defensa.
— No está preparada. — gruñe cuál ogro mi supuesto ángel custodio.
— ¿Pretendías prepararla con tus declaraciones obscenas? — ataca el no viejo padre, clavando sus zafiros ojos en los glaciares de su descendiente.
Suryan lo fulmina con la mirada. Su estado amedrantaria a cualquiera pero no parece ser el caso de su progenitor.
— ¿Hola? Sigo aquí, dejen de hablar de mi como si no los escuchara. — me miran y asienten al unísono— ¿Que es lo que tengo que saber?
Suryan pasa una mano por su cabello y deja salir el aire de sus pulmones, mira de nuevo al hombre frente a nosotros y apreta los puños hasta que se tornan blancos.
— Padre, yo me encargo de esto.
Por un momento me parece ver un brillo de comprensión en los ojos del maduro cañón, pero en el mismo tiempo que apareció aquel brillo, de igual manera se fue, suplantándolo una mirada decidida.
— Has hecho suficiente. De ahora en adelante, Los Templarios y El Empírio se encargarán de su adiestramiento.
— Es mi estrella— másculla entre dientes el tatuado y sus ojos parecen querer volver al color del oro.
— Y tu eres mi hijo. — ataja el ojiazul mayor, y el tono tierno y protector que utiliza por poco derrite mi corazón— No tientes tu suerte Suryan, es hora de avanzar.
— La conozco mejor que nadie, soy el único que le hará dominar lo que es.
— ¡Basta! — me sobresalto ante el imponente hombre que se enfrenta hacia su copia más joven— Es tu estrella y eres su bendito querubín, pero sé sensato por una vez en tu bienaventurada vida y no te inmiscuyas más de lo que te concierne.
Suryan sonríe.
¿Como puede ser tan prepotente en esta situación?
— Todo lo que tenga que ver con ella me concierne.
Papá Suryan niega con la cabeza.
Necesito saber su nombre...
— Enfurecerán.
— Que me condenen si les place.
— No entiendo una jodida mierda de todo lo que hablais— hablo por fin, indignada por la poca solidaridad que tienen para hacerme entender de que hablan.
— Esa boca, Katy.
— Púdrete, Suryan.— mi mirada se concentra ahora en el hombre que hasta ahora no me había fijado que luce una armadura sobre todo su cuerpo. El metal brilla con intensidad y por un instante me congelo al ver el arma en uno de sus costados. Es la espada que tenía clavada en el pecho en una de mis visiones— ¿Quien eres?
Levanta la barbilla en signo de orgullo y su respuesta me congela aún más que saber que él fue quien me asesinó en una de mis vidas pasadas.
— Perdone mi torpeza, estrella. Mi nombre es Miguel. El arcángel Miguel.
Creo que me voy a desmayar.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-/-*-*-*-*-*-
Hola Angelitos!
Se que me he tardado y lo siento, a veces parece que simplemente se me ponen obstáculos para impedir que escriba.
Pero como el querer es poder aquí teneis capitulo y pronto otro ❤️
Graciiias infinitamente por leer y votar ❤️
Los amo.
~Mary
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro