xxvii. perhaps
Selene Ragnor jamás olvidaría lo que sucedió en aquella habitación, de hecho, salió despavorida de ahí y mandó una carta a su madre Lucinda.
Toda la semana se la paso con el cabello rosa chicle y sus mejillas sonrojadas al verlo discretamente en cualquier pasillo o lado del colegio.
Selene Nix Ragnor por fin se había enamorado después de la muerte de su prometido, Cedric Diggory. Pero no sabría que esperar de la reacción de su prima Luna o la de Neville, la de su padre o más que nada la de su madre. Lucinda Ragnor odiaba con su alma a los Malfoy, mas ella nunca supo el por que de ese odio.
La de cabello sobre los hombros y platinado después de dos semanas con el rosa, estaba en la biblioteca escribiendo su carta de la semana a sus padres, quizás no es el momento de mencionar al primogénito de una de las sagradas familias.
Hoy era el partido de Quidditch pero realmente no es una fanática, y los únicos que la obligaban a verlo eran los gemelos que ya no están, por ella estaba mejor en la biblioteca. En eso escucha unos pasos, y ella se levanta dejando todo ahí.
Dirigiéndose a los pasos, siguió el camino y se encontró al final de las escaleras con una características cabellera. Nix, camina lentamente y se sienta a un lado de su compañera de casa.
— ¿Estás bien, Granger? — cuestiona como ella una vez lo hizo después de lo de Cedric.
La susodicha se limpia las lágrimas y gira a ver a su contrincante pero una lágrima traicionera sale y ella niega.
— ¿Por qué duele tanto? — pregunta con su mano en el corazón.
Selene sonríe tristemente, la rodea con su brazo derecho y la apega a ella.
— El amor dolerá en todas las formas — dice mirando a los pájaros arriba de ellos — Abra días en los que te alegrará y otros en los que sufrirás. El amor existe y no se porque, algunas veces nos hará valientes y otras unos cobardes que hará que guardemos ese secreto hasta el día de tu muerte. Inclusive habrá personas que amaras aunque ya no estén junto a ti — suelta una lágrima recordando a su gran amor — Hermione, amar es vivir y morir a la vez, eso es lo que te puedo decir —
— ¿Por qué somos enemigas? — se cuestiona la de cabello afro con una risita tímida.
— No sé Hermione — responde la metamorfomaga — Pero si sé que si hubiera sido su amiga, nunca podría deshacerme de los problemas —
Y ambas se ríen. Aunque son interrumpidas por la comadreja y la insufrible Brown, quienes son atacados por las aves de Hermione, que luego cae enseguida de la chica para echarse a llorar.
Las dos Gryffindor son observadas desde el inicio de las escaleras por el elegido. Sabiendo que ambas necesitarían su espacio.
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