La platinada se disculpa por quinta vez al chocarse con un señor de saco negro con cuadros cafés, el ministerio siempre vive lleno. No sabe ni siquiera como su madre puede caminar tan bien con tanta gente.

Su madre antes era medimaga pero por algunas cosas que no sabe, se fue a trabajar en el ministerio como asistente de la jefa de la oficina de uso impropio de la magia.

Aunque bueno eso le daría ventajas de trabajar en el ministerio algún día después de graduarse.

Ya en el segundo piso, el departamento de seguridad, van hacia la oficina donde trabaja Lucinda.

— Aquí estás — dice una señora en cuanto vio a Luce — Necesito que envíes este vorifecador a... — pero ve a la joven de cabellos platinados y se calla — Mejor ven a mi oficina —

Lucinda me hace un gesto a Selene de que se siente en su escritorio y se marcha detrás de su jefa.

Selene se sienta, sin soltarse la bolsa, saca el libro muggle y lo comienza a leer de nuevo pero es interrumpida de nuevo por su madre.

— Le he hablado al señor Weasley para que te lleve a un lugar y estés a gusto ahí. Espero que no te importe pero estaré ajetreada con el papeleo que debo hacer —

Nix no hace ningún gesto más que guardar el libro de nuevo y esperar al señor de cabellos rojos. Hasta que lo ve salir del ascensor.

— Selene — le llama su madre antes de irse con Arthur — Tal vez te enteres de cosas que no te hemos contado solo espero que entiendas el por qué —

La de momento peli azul asiente una vez durante el día y se va con Weasley.

Lucinda solo desea que Sirius no diga nada más que lo debido.