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La pérdida de Natasha fue más dura para unos que para otros. Umiko podía ver el dolor reflejado en los ojos de su compañero y podía comprenderlo. Natasha y Clint habían sido más cercanos, mejores amigos y él la había visto morir con sus propios ojos.

Ella estaba triste, sin embargo, fue poco el tiempo que compartió con la pelirroja y no lograba imaginar lo que sus compañeros sentían en ese momento. Los que habían compartido muchos momentos con ella.

Clint seguía en un estado de shock. Umiko se colocó frente a él y lo tomó de las mejillas con mucha suavidad. Él tenía la mirada perdida y parecía muy inmerso en sus pensamientos.

—Mírame— le pidió la chica con suavidad.

El hombre obedeció, las lágrimas escurrían por sus ojos. Miró fijamente los ojos de su compañera e intento controlar su respiración y todas las emociones que le invadían pero no podía.

Umiko lo abrazó, esta vez Clint correspondió envolviendo a su amiga entre sus brazos y se permitió llorar un poco más. Sólo un poco más.

Tony, Bruce, Steve, Thor, Clint y Umiko se encontraban en un pequeño muelle frente a la base.

Ellos eran los más cercanos a la recién fallecida, excepto Umiko, Clint no había permitido que se fuera y la llevó con él. La chica le brindaba una enorme paz mental y la quería lo más cerca posible en ese momento o perdería la cabeza por completo.

—¿Tenía familia?— preguntó Tony un tanto incómodo.

—Sí. Nosotros— contestó Steve luego de suspirar.

—¿Qué?— habló Thor con molestia.

—¿Qué?— respondió Tony— sólo hice una pregunta.

Los rostros de ambos hombres estaban muy cerca.

—Es que actúan como si ya no estuviera— la voz de Thor sonó muy molesta— ¿Por qué actúan así? Tenemos las gemas, ¿o no?— miró a Steve— Y si tenemos las gemas, Cap, podemos revivirla, ¿correcto? Así que ya basta, somos los vengadores. ¡Contrólense!

Realmente se notaba muy furioso el hombre pero era obvio que no lo sabía todo.

—No puede volver— dijo Clint de pronto, quien no dejó de sostener la mano de su amiga.

—¿De qué hablas?

—No se puede deshacer, es así.

Thor comenzó a reír como si Barton hubiera dicho un buen chiste.

—Oye, perdón. No te ofendas pero la verdad eres un ser muy terrestre. Estamos hablando de magia espacial. Un 'no' suena muy definitivo.

Umiko tomó con mayor fuerza la mano del hombre al notar que este se tensaba. Thor no debió haber dicho aquello.

—Sí, yo sé que esto va más allá de mi comprensión. Pero no la ves aquí, ¿verdad?

—No, ese es mi punto.

—Ya no...— la voz del hombre se quebró— se pude deshacer. O eso fue lo que nos dijo ese espectro rojo flotante. ¿Por qué no hablas tu con él esta vez?— se estaba alterando— Agarras ese martillo y te vas volando hacia él y hablan.

Sin soltar su mano, Umiko llevó la otra mano al hombro de Clint para tratar de calmarlo. Funcionó por un momento.

Steve no pudo evitar derramar una lágrima, quería mucho a Natasha y perderla... no era algo sencillo de aceptar.

—Yo debía morir— continuó Clint— Natasha se sacrificó por esa estúpida gema, le apostó su vida.

Todos miraron a Bruce cuando arrancó una banca del muelle y la arrojó al lago frente a ellos.

—Ella no va a volver— dijo— haremos que valga la pena.

—Lo haremos— habló Steve— lo haremos.

Todos comenzaron a irse, excepto Clint y Umiko.

—Lamento lo de Natasha— ambos se habían sentado en una banca— no me imagino por lo que debes estar pasando.

—Era mi mejor amiga— dijo mirando el suelo— uno de mis hijos lleva su nombre por ella.

Clint sonrió apenas al recordar aquello. Umiko acarició la espalda del hombre con suavidad. No había palabras que pudiera decir para reconfortarlo y tal vez así era mejor. Clint no necesitaba escuchar nada, era suficiente con saber que Umiko estaba a su lado.

Le gustó sentir el toque de la chica. Pensó en las palabras que Natasha le había dicho, tal vez esta era la señal de que debía continuar con su vida y tratar de ser feliz de nuevo.

Miró a su compañera y le sonrió. Estaba a punto de hablar, pero ella lo hizo primero.

—Es mejor que vayas a descansar— le dijo— hoy fue un día con muchas emociones y dormir un poco te hará bien.

Tal vez podía esperar un poco más.

—Sí— suspiró— creo que tienes razón. Sólo me daré un baño y me quitaré este traje.

Ambos se pusieron de pie y caminaron juntos hasta las habitaciones. Estaban caminando por el pasillo cuando llamaron a la chica. Era Scott.

—Umiko, ¿podrías ayudarme con algo?

La chica miró a Clint, no quería separarse de él, pero este asintió.

—Ve, yo estaré bien.

—¿Seguro?

—Sí. Más tarde te veo, ¿de acuerdo?

El hombre besó la frente de la chica.

—Esta bien.

Siguieron por rumbos diferentes. Clint a su habitación y Umiko con Scott.

—¿Qué sucede?— pregunto la chica al estar a solas con Lang.

Scott se quedó en silencio un momento, pensando en sus palabras con mucho cuidado.

—No quería decirle a los demás porque se van a reír de mi, y sé que tu lo entenderás y no te reirás.

—¿Esta todo bien? —preguntó ligeramente preocupada.

—Es que no me puedo quitar el traje.

Umiko evitó reír aunque no pudo evitar sonreír.

—Ya te ayudo.

Ambos se fueron. Y una vez más, todo fue observado por Clint quien ya no parecía tan molesto de verlos juntos. Algún día tendría el valor de decir lo que sentía por ella, pero antes debía volver a ser él mismo.

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