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𓄹⠀𓈒⠀ㅤׄ 016. ⠀ㅤ𓄼

🏹🦊

—Hace cinco años perdimos. Todos perdimos amigos, perdimos familia y una parte de nosotros. Es la oportunidad de recuperar todo. Tienen sus equipos y sus misiones, consigan las gemas y tráiganlas. Sólo un viaje por persona, no cometan errores, no hay otro intento. La mayoría vamos a un lugar que conocemos, pero no significa que sepamos qué nos espera. Cuidado, protéjanse entre ustedes. Esta es la pelea de nuestras vidas. Y vamos a ganar. Haremos lo que sea. Suerte— habló el capitán.

—Que buen sermón —dijo Rocket con sarcasmo mirando a Scott.

—¿Verdad? —concordó Lang emocionado.

—Señores, oyeron al hombre. Todos tomen sus posiciones. Rastreadores activados— haló Stark.

—¿Prometes devolverlo en una pieza?— Rocket se cruzó de brazos mientras hablaba con Clint.

Le había prestado su nave.

—Sí, ya, ya, ya, ya— sonrió mientras miraba a Umiko—Okey, me voy a esforzar.

Umiko sonrió mostrando los dientes. Las cosas se habían solucionado de una curiosa manera pero estaba bien con ello. Ya estaban a mano.

—Como promesa, es muy mala—le dijo Rocket, se notaba preocupado por su nave.

—A la plataforma— ordenó Tony.

Todos fueron a tomar su lugar y Umiko detrás del panel, esperó a que Stark le diera la señal para activar la máquina.

—Los veo en un momento—dijo Natasha con una sonrisa. Era la que más emocionada se notaba. Tal vez era la que más esperanzas tenía sobre ese plan.

Tony hizo contacto visual con Umiko y sólo asintió con la cabeza. La mujer presionó un par de botones y jaló algunas palancas para que la máquina comenzara a funcionar tal como Tony le había enseñado.

Todos activaron sus cascos mientras que la máquina producía un extraño sonido, de pronto, todos desaparecieron.

—Suerte —murmuró cuando ya no vio a nadie.

Clint, Natasha, Rhodey y Nebula llegaron a Morag, 2014.

Todos bajaron de la nave y Natasha pateó una extraña criatura, bastante desagradable a decir verdad. Esta les gruñó y se fue corriendo.

Clint y Natasha se despidieron de los otros dos y subieron a la nave pues tenían otro destino: Vormir, mismo año.

Aprovechando que estaban solos en alguna parte del espacio, Natasha decidió hablar, necesitaba decirle a su amigo lo que pensaba y no había mejor momento que aquel. Era la primera vez desde que se reencontraron que tenían un momento a solas y lejos de oídos curiosos.

—Clint —le llamó, el hombre la miró dando a entender que la escuchaba— eres un completo imbécil. El más grande, cabe aclarar.

—¿Gracias? —la miró confundido por tan repentinas palabras.

La mujer sonrió dejando ver su blanca sonrisa.

—Eres mi mejor amigo y te lo tengo que decir.

—¿El qué?

—Quiero que seas feliz... y Laura también lo querría— no dejó que dijera nada— mereces ser feliz, Clint. Yo sé que tus hijos son todo para ti, pero ambos sabemos que no será así siempre y puedo notar lo mucho que te gusta Umiko y lo mucho que a ella le gustas. Hace tiempo que no te veía así y mereces darte una oportunidad. No está mal que desees ser feliz y tener otra oportunidad, lo mereces.

Clint suspiró con pesadez. No le encantaba hablar de ello pero sabía que Natasha no lo dejaría pasar nunca. No cuando ya había puesto las palabras sobre la mesa y lo había arrinconado.

—No es tan sencillo, Nat. Ahora mismo sólo deseo tener a mis hijos de vuelta, después me puedo preocupar por lo demás.

Natasha hizo una mueca con los labios y suspiró.

—Ella no te estará esperando para siempre, Clint. Si te cierras y no le demuestras tus sentimientos, se irá—hizo un pausa—y te arrepentirás el resto de tu vida.

Barton sabía que su amiga tenía toda la razón, pero ahora mismo no podía dejar de pensar que estaba a punto de recuperar a sus hijos y no había nada que le importara más.

—Lo sé— dijo luego de soltar un suspiro.

—Promete que al menos te darás una oportunidad de ser feliz de nuevo— se miraron— por favor, promételo, por mi.

Clint asintió. Si esto resultaba bien, lo haría. Se daría la oportunidad de ser feliz de nuevo, de conocer más a Umiko. De decirle sus sentimientos.

—Lo prometo.

Natasha sonrió y puso una mano en la mejilla de su amigo.

—Si se casan, quiero ser la madrina—dijo muy contenta.

Clint rió mientras negaba.

—Te estás apresurando mucho, además soy diez años mayor que ella.

—¿Y eso qué importa? Si la quieres sólo díselo, lo demás no importa.

Clint sonrió un tanto avergonzado. Aún no podía pensar demasiado a futuro. Sólo podía pensar en el presente.

—Gracias, Nat.

—Siempre estaré aquí para ti.

—En cuanto estemos de regreso, la besaré y le diré lo idiota que he sido todo este tiempo.

Natasha rió.

—Así se habla, espero verlo.

Dejaron de hablar al notar que habían llegado.

Bajaron de la nave y comenzaron a caminar hasta lo que parecían unas ruinas en una montaña, comenzaron a subir, pero era un camino bastante cansado.

—Ah, seguro al mapache no le tocaron montañas— dijo Natasha un tanto agotada por el camino.

—Técnicamente no es un mapache, Nat—aclaró el arquero que también se notaba un poco cansado.

—Ay, por favor. Le gusta la basura.

—Bienvenidos— una voz desconocida hizo que sacaran sus armas.

Clint cargaba la katana que Umiko le había obsequiado.

—Natasha, hija de Ivan. Clint hijo de Edith— habló aquella criatura.

—¿Quién eres?— preguntó la mujer sin dejar de apuntar con su arma.

—Considerame un guía, para ti y para todo el que busque la gema del alma.

—Ay, que bien. Dinos dónde está y ya no te molestaremos— habló con sarcasmo sin dejar de apuntar.

—Oh, que pena que no sea tan sencillo.

Aquella criatura, los llevó hasta la cima de la montaña, en otras circunstancias, podría decirse que había una vista espectacular pero en ese momento no podían pensar en eso. En realidad, sólo se sentía un intenso frío.

—Lo que buscan yace frente a ustedes, al igual que lo que temen.

Natasha se acercó a la orilla, sería terrible caer desde allí.

—La gema está allá abajo— dijo sin dejar de mirar el precipicio.

—Para uno, para el otro...—Clint se acercó a mirar—Si desean tomar la gema, deben perder aquello que aman. Un intercambio eterno—la pareja se miró de reojo— Un alma, por un alma.

Ambos se alejaron de la orilla. Pasaron varios minutos en silencio, Natasha se había sentado en una roca mientras que Clint caminaba de un lado para otro.

—No es cierto— murmuró Clint mientras se acercaba a su amiga—tal vez esté inventando esto.

—No, yo creo que no.

—¿Porque conoce el nombre de tu papá?

—Y yo no—Clint miró a su amiga—Thanos salió con la gema de aquí, pero no con su hija. No es una coincidencia.

Barton dejó salir un suspiro.

—Así es.

—Haremos lo que sea.

—Haremos lo que sea —repitió Clint.

Natasha se puso de pie.

—Si no conseguimos la gema, van a seguir muertos todos.

—Sí—Clint miró hacia el precipicio—creo que ambos sabemos quién debe ser.

—Sí, lo sabemos.

El arquero tomó la mano de su amiga, no es fácil separarse de aquellas personas que amas y mucho menos decirles adiós para siempre. Natasha envolvió la mano de Clint.

Ambos se miraron fijamente a los ojos.

—Empiezo a creer que hablamos de otra persona—dijo Clint—Natasha.

—Estos cinco años he buscado una sola cosa, llegar justo aquí. Sólo me ha importado que revivan los demás.

—Nat, no vayas a sacar tu lado amable ahora.

—¿Qué? ¿Crees que quiero hacerlo? Sabes que trato de salvarte, tonto.

—Si, pues no quiero que lo hagas y punto. Nat, yo hice cosas malas. Tu sabes en qué me convertí 

—No juzgo a las personas por sus peores errores.

—Pues deberías.

—Tu no lo hiciste.

La voz de ambos se comenzaba a quebrar y sus ojos se llenaban de lágrimas que ninguno se atrevió a derramar.

—Eres insoportable, Natasha.

Juntaron sus frentes y cerraron los ojos. Para ninguno sería fácil vivir sin el otro. No cuando habían formado un lazo tan fuerte que los unía.

—Okey, tu ganas— le dijo a su amiga, de pronto la golpeó haciendo que quedara en el suelo, una muy buena técnica que había perfeccionado con Umiko—Dile a mis hijos que los amo.

Natasha también golpeó a Clint haciendo que esta vez él quedara en el suelo.

—Tu se lo vas a decir y también a Umiko— lo electrocutó.

Natasha comenzó a correr hacia el precipicio y Clint disparó una flecha que causó una pequeña explosión antes de que su amiga llegara evitando que saltara. Arrojó su arco y corrió en línea recta arrojándose al precipicio.

Natasha también saltó y le colocó una cuerda para que no cayera, Clint la tomó del antebrazo con fuerza, pero estaba en una posición muy incómoda y la chica se resbalaba. Barton no tenía un buen soporto en su posición pero Natasha no cooperaba.

—No te atrevas— dijo buscando la manera de salvar a la chica— espera.

—Déjame ir —los ojos de Natasha se cristalizaron.

—No. No me hagas esto —Clint también sintió que su vista se comenzaba a nublar. No quería eso, no quería ver con sus ojos cómo moría su mejor amiga.

—Quiero hacerlo.

—Por favor.

Natasha se soltó del agarre de su compañero dando una patada en la roca junto ella.

—Sólo quiero que seas feliz de nuevo.

—¡NO!—gritó Barton cuando su amiga comenzó a caer.

Se permitió derramar las lágrimas que había evitado y miró a su amiga caer mientras buscaba la manera de liberarse e ir a salvarla. Pero no había manera, cuando miró, Natasha yacía en el suelo de roca y su sangre se extendía por todas partes.

Lo último que vio fue una luz cegadora y cuando volvió a abrir los ojos estaba en medio de lo que parecía un lago. En sus manos estaba la gema del alma.

Comenzó a llorar por la muerte de su amiga. Permaneció así un par de minutos, pero ya era hora de volver. Pero debía volver sólo.

Umiko vio a los chicos en la plataforma, dejó salir un suspiro de alivio al ver que habían regresado pese a que para ella fue solo un momento lo que tardaron.

—¿Las tenemos todas?—preguntó Banner con entusiasmo.

Todos se miraron.

—¿Lo hicimos? ¿En serio funcionó?— preguntó Rhodey bastante emocionado.

Los ojos de Umiko chocaron con los de su compañero, de inmediato notó que algo no estaba bien y corrió a abrazarlo. Se colgó de su cuello, pero el hombre ni se inmutó.

Se separó de él y lo tomó de la mano, el hombre la agarró con fuerza.

—Clint, ¿y Nat?—preguntó Bruce.

Todos miraron al arquero, quien poco a poco comenzaba a derramar lágrimas. Umiko nunca lo había visto de esa manera, tan vulnerable. Ella lo conocía como el chico rudo y frío sin sentimientos que era capaz de matar a quien fuera.

El silencio de Clint indicó lo que todos temían.

Natasha había muerto.

nova wayne ┊ 2024 edition

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