🏹🦊

Sin haber podido dormir ni un poco, Umiko se levantó de la cama. Era mejor seguir con las actividades que perder el tiempo. Se dirigió en busca de Tony, quién había mencionado que le enseñaría a usar el panel de controles para cuando llegara la ocasión.

El hombre estaba tomando algo de una taza, no parecía precisamente café pero Umiko no se atrevió a preguntar qué era pues temía un poco saber la respuesta.

—Buenos días —saludó la chica.

Tony la miró mientras bebía de su taza hasta el fondo.

—Veo que madrugaste —miró el reloj en su muñeca y notó que aún no daban las ocho.

—Veo que tú no duermes —bromeó y Tony sonrió un poco —No podía dormir — explicó y Tony asintió, él tampoco dormía para nada bien. Peter no dejaba de aparecer en sus sueños. La forma en que se desvanecía mientras sus ojos expresaban el terror que sentía.

Aún se sentía culpable por la muerte del chico, nunca lo diría en voz alta ni a nadie, pero le tenía un especial cariño a ese chico... y ahora ya no estaba.

—Entonces, comencemos —dejó su taza a un lado y miró el panel de controles.

Eran bastantes botones y palancas, honestamente, Umiko tenía temor de olvidar algo y que todo el plan fracasara. Stark miró la expresión de preocupación de la chica y puso una mano sobre su hombro.

—Tranquila, todo estará bien. No es tan complicado como parece. A Banner le gusta exagerar con los botones y palancas, la mitad no sirven para nada.

Esas simples palabras hicieron reír a la chica y hacerla sentir mejor.

—Lo haré bien —dijo. Tony asintió y comenzó con la explicación.

Los días comenzaban a transcurrir, a Umiko le costó un poco de trabajo entender todo el asunto de las gemas y de los viajes en el tiempo pero tanto Bruce como Scott tuvieron la paciencia de explicarle y resolver sus dudas detalladamente.

Natasha, Steve, Scott y Umiko estaban en una habitación comiendo cuando Clint apareció. El ambiente se sintió muy pesado al instante y todos lo sintieron. Todos sabían que algo había ocurrido entre ellos pero nadie sabía qué ni si atrevían a preguntar.

—Gracias por la comida —dijo Umiko mientras se ponía de pie.

Se fue casi corriendo de aquella habitación y los tres que habían estado con ella se miraron incómodos. Siempre que se encontraban, el ambiente se tornaba realmente incómodo.

Sin decir nada, Clint tomó un plato con sus alimentos y se sentó a lado de Natasha, no sin antes dirigirle una mirada de odio a Lang. Steve notó aquello, pero decidió no mencionar nada al respecto.

—¿Está todo bien? —preguntó Natasha, quien parecía ser la única sin temor a hablar.

Clint miró a su amiga, no quería hablar del tema pero no podía ocultarle nada a su mejor amiga.

—No sé a qué te refieres —dijo tranquilamente, tratando de evadir el tema.

La mujer lo miró mal.

—Es bastante obvio que ocurre algo entre tu y Umiko.

Clint se quedó en silencio un momento, no sabía si era buena idea hablar con Steve y Scott presentes.

—Nos hemos peleado —dijo simplemente y restandole importancia. Pero le importaba, mucho más de lo que él podría admitir nunca y Natasha lo sabía.

—¿Se puede saber qué ocurrió?

El arquero dejó su tenedor con fuerza en la mesa y miró a Scott.

—Tal vez él te pueda explicar.

Steve y Natasha miraron a Scott. Scott rápidamente sintió que su cara comenzaba a arder y miró a todos sin comprender por qué de pronto parecía que había hecho algo horrible.

—No sé de qué hablas —contestó de inmediato el hombre hormiga muy confundido mientras dejaba su taza sobre la mesa.

La paciencia de Clint estaba por culminar, deseaba levantarse y darle un buen golpe a Scott en la cara. No tenía ninguna razón válida para hacerlo pero tal vez eso lo haría sentir mejor.

La mujer notó la furia que emanaba su amigo, lo tomó con suavidad del brazo para evitar que hiciera algo de lo que más tarde se arrepentiría.

—Clint —le llamó suavemente— sería mejor que explicaras. ¿Qué hizo Scott? —miró al nombrado.

Barton se tranquilizó un poco pero dejó salir un bufido.Steve se mantenía en silencio, esperando el momento oportuno para marcharse, aunque le interesaba saber qué ocurriría a continuación.

El arquero cerró los puños con fuerza hasta que sus nudillos se tornaron blancos, no debía enojarse, no tenía razón para estarlo. Pero allí estaba, a punto de estallar.

—Los vi juntos —dijo lo más calmado que pudo aunque en voz muy baja.

Los tres miraron a Clnt sin comprender.

—¿A qué te refieres? —preguntó la mujer.

—Umiko y Lang, los vi juntos.

La mente de Scott se quedó reflexionando las palabras del hombre, ¿juntos? ¿Cuando?

—¿Es eso cierto? —preguntó Natasha con calma aunque parecía muy divertida con aquella situación.

La mente de Lang seguía reflexionando hasta que para sorpresa de todos soltó una gran carcajada.

—¿Te refieres a esa vez que nos viste en la sala a mitad de la noche hablando cuando todos se habían ido a dormir? —no esperó a que Clint contestara y siguió hablando— por favor, sólo estábamos hablando, ella no se sentía muy segura de su papel dentro del equipo y sólo hablamos, además no se si lo sepas, pero tengo novia... o tenía... en fin, me entiendes. Umiko y yo nos llevamos bien, sólo eso.

De pronto, Clint se sintió como un completo imbécil.

—Clint, deberías hablar con Umiko y disculparte con ella por ser tan idiota —le dijo su amiga.

—Lo siento —le dijo a Scott.

—No pasa nada, entiendo que te hayas sentido tan celosos. Umiko es muy hermosa, pero para nada mi tipo. Y ya tengo novia.

Steve y Natasha se rieron. Clint le dirigió una mirada asesina.

Todos se estaban vistiendo con el traje para la misión, era evidente el nerviosismo en los ojos de todos, pero nadie dijo nada el respecto. Estaban listos para arriesgar sus vidas en esa misión de ser necesario.

Clint estaba listo, se quedó un momento sentado en la cama. Tenía miedo de lo que pudiera ocurrir pero se sentía preparado para lo que se avecinaba. Llamaron a la puerta y fue cuando regresó a la realidad.

Abrió la puerta, para su sorpresa, se encontró con la pequeña figura de Umiko que parecía rehusarse a mirarlo a los ojos. No estaba seguro de si aún se trataba de molestia o no.

—Tony me pidió que viniera a buscarte, ya es hora —dijo y por fin lo miró a los ojos.

Clint no se había dado cuenta de cuánto había extrañado ver esos hermosos ojos hasta ese momento.

—Gracias.

Ambos se miraron sin decir nada.

—Es para ti —dijo la chica dándole un curioso objeto— hice lo que pude con el material que había aquí.

Clint tomó el objeto y lo acercó a sus ojos para examinarlo.

—¿Qué es?

Umiko sonrió un poco.

—Es un omamori, para la buena suerte.

Clint sonrió apenas, pero los latidos de su corazón se habían acelerado. Sin dudarlo ni un segundo, abrazó a la chica.

—Gracias.

Un poco sorprendida, la chica también envolvió a su contrario entre sus brazos y escondió su rostro en el pecho del hombre. Había extrañado esa sensación de tener el cálido cuerpo de Clint tan cerca de ella.

—Por cierto... no me dejes cortarte el cabello nunca más —murmuró la chica sin separar su rostro de su pecho.

Clint no pudo evitar reír. Se separaron y juntos fueron con los demás.

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