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Desde el pasillo pudo escuchar cómo la puerta producía un fuerte sonido al ser azotada. Era obvio que Clint estaba muy molesto pero Umiko no estaba segura de por qué. En la tarde había estado de mejor humor de lo que había visto nunca y debió ah de sido algo realmente importante lo que hizo que Clint cambiara tanto en tan poco tiempo.
Era sorprendente que ninguna otra persona haya escuchado el estruendo o tal vez ya estaban acostumbrados. Si alguien necesitara ayuda, podría simplemente gritar y todos se presentarían.
No hay gritos = probablemente no era nada.
Umiko caminó a paso normal hasta la habitación de su compañero y la golpeó con sus nudillos un par de veces. No recibió respuesta alguna e hizo el intento nuevamente, golpeó con suavidad la puerta. No cambió la respuesta y dejó salir un suspiro.
—¿Clint?— puso una mano en el pomo de la puerta. Acercó su oreja por si escuchaba algo.
Decidió abrir al no obtener respuesta. Lo primero que sus ojos vieron fue a Clint recostado en su cama mirando el techo. No había luz en la habitación pero unos rayos se colaban del pasillo.
—Clint— dijo en voz baja. Estaba preocupada por tan repentino comportamiento.
—No deberías estar aquí— la frialdad en sus palabras hizo sentir incómoda a la chica.
—¿Qué sucede? —preguntó con voz suave. Se sintió como si ella hubiera sido la culpable.
Clint se hizo exactamente la misma pregunta, ¿qué sucedía?
Umiko cerró la puerta detrás de ella, tardó en acostumbrarse a la ausencia de luz en la habitación y se acercó un poco más a la cama. El hombre se incorporó y miró a su compañera desde abajo.
—Creo que Lang te espera para que sigan riendo.
La asiática lo miró sin comprender. No pudo evitar soltar una pequeña risa ante esas palabras.
—¿Qué tiene que ver Scott en todo esto?
Clint se puso de pie y dio unos pasos lejos de Umiko, dándole la espalda. Le había molestado más que se burlara por ello.
Se repetía en la cabeza que no debía enojarse, no había razón por la cual estarlo. Pero allí estaba, más que furioso y celoso.
—Parece que se llevan muy bien— ignoró a su parte racional— no llevas ni una semana de conocerlo y ya parecen los mejores amigos— se dejó llevar por sus sentimientos. No recordaba la última vez que había pasado eso.
Umiko es una chica muy paciente pero Clint estaba yendo muy lejos con sus palabras. No entendía cuál era la molestia de su compañero.
—No entiendo cuál es el problema de que tenga amigos —colocó amabas manos en su cintura y su ceño comenzó a fruncirse.
—El problema no es que sean amigos— volteó a verla.
—¿Y entonces cuál es?
Exacto, ¿cuál era el problema? Clint lo pensó un momento, no tenía respuesta para ello.
—Que te gusta.
Umiko lo comprendió entonces. Clint estaba celoso pero, ¿por qué? ¿De Scott? Era completamente absurdo y tonto. Recién lo había conocido para llegar a esa conclusión. Evitó reír o tan siquiera sonreír, era una situación bastante cómica aunque no para Clint, él estaba muy molesto y quería entenderlo.
—¿Perdón?
—Allí está, ni siquiera lo niegas— Barton se llevó ambas manos a la cabeza, estaba frustrado.
—No me gusta Scott. Sólo hablábamos. Estaba teniendo una crisis existencial y Scott sólo fue gracioso y me hizo reír un poco.
—Pero lo has hecho, ese gesto que todas las chicas hacen cuando están con el chico que les gusta.
—No te comprendo, Clint.
—Llevaste tu cabello detrás de tu oreja— hizo algunos movimientos exagerados con las manos.
Una vez más evitó reír o sonreír. Estaba siendo completamente absurdo con sus palabras y quería golpearlo en la cabeza para hacerlo entrar en razón.
—Entonces, ¿todo este alboroto es porque me llevé un mechón de cabello detrás de mi oreja? —preguntó Umiko tan calmada como pudo.
Viéndolo así, Clint comprendió que había sido algo muy estúpido todo su enojo.
—Te estás comportando como un niño, Clint. Por si no lo has notado, siempre hago eso, me molesta tener el cabello en la cara— le habló, esta vez con mayor seriedad—. No hay ninguna razón para que tengas que estar celoso.
—No estoy celoso— dijo inmediatamente a la defensiva.
Pero claro que lo estaba y él lo sabía. Ambos lo sabían.
—Clint, te molestaste porque estaba hablando con Lang. ¿Al menos sabes de qué hablamos?
El arquero se sintió como un niño regañado. No se atrevió a decir palabra alguna y se limitó a ver a su contraria.
Umiko no estaba segura de lo que pasaba por su cabeza ni por qué dijo las siguientes palabras, pero las dijo y algo dentro de Clint despertó. Aunque probablemente muy tarde.
—Sólo quiero que dejes en claro tus sentimientos—comenzó, pero su voz era más seria y ya no había rastro de una sonrisa o burla— tu esposa ya está muerta. Deberías darle la oportunidad a alguien más para entrar en tu corazón— sintió un nudo en el pecho pero no podía parar—. No estabas cuando desperté, ¿quiere decir que no significó nada para ti? ¿Que sólo me usaste para complacer tus necesidades? Clint, creo que es momento de que avances y dejes de lamentarte, todos perdimos algo, no sólo tu.
Dio media vuelta, dispuesta a irse. Tal vez había sido muy cruel con sus palabras, pero ya era muy tarde para arrepentirse.
Puso una mano en el pomo de la puerta.
—Lo siento— fue lo único que Clint logró decir.
Había tantos sentimientos encontrados dentro de él que debía meditar las cosas un poco.
Umiko salió de la habitación con el corazón estrujado. Deseaba que Clint la detuviera y le dijera que la amaba, pero así no ocurren las cosas. No es ninguna película romántica.
Era mejor dejarlo en paz y que pensara en sus cosas y ella continuar con su vida sin atormetarse por decir algo que realmente pensaba.
Se encaminó a su habitación. No pudo pegar un ojo en toda la noche pero francamente no se arrepentía de nada.
nova wayne ┊ 2024 edition
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