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🏹🦊

Clint y Umiko se miraron en silencio.

—Repasemos el plan— habló la chica— su nombre es Yahiko, es un hombre importante, por lo que imagino que debe estar protegido al menos por diez hombres. Él es fuerte por sí mismo pero es muy importante para ellos y tiene que estar protegido en todo momento.

—Debemos dividirnos— Umiko asintió.

—Lo importante es acabar con Yahiko, si él muere, sus hombres se rendirán. No tendrán a quien seguir y bajarán sus armas.

—Entiendo.

Se escuchó un golpeteo en la ventana. Había comenzado a llover.

—Si necesitas ayuda, sólo grita— dijo Ichihgo con una sonrisa.

—Ja, Ja— dijo Barton con sarcasmo y luego le sonrió.

Se acomodaron la ropa y armas. Ya había oscurecido pero algunas luces de la ciudad iluminaban el camino. El aire estaba frío y la lluvia no ayudaba de mucho con la visión. Aunque Clint apenas sentía que eso interfería con algo. Si visión siempre fue perfecta incluso en un clima como ese.

—Yo iré al oeste, nos vemos en el mercado— habló Clint que guardaba un cuchillo en la parte trasera de su cinturón.

—Captado.

Cada uno se puso su capucha y se subieron a la motocicleta de la chica. Que para fortuna de ambos, seguía intacta. No había mucha gente en las calles debido a la lluvia, así que fue un viaje silencioso y tranquilo. Antes de que se dieran cuenta, habían llegado a su destino y para su curiosa suerte, parecía que había una reunión importante pues Umiko reconoció a varios hombres importantes.

Yahiko hablaba con sus hombres, eran sólo ocho los que cuidaban del hombre. Pero había otros líderes. Sin embargo, en ese momento lo más importante era terminar con Yahiko, quien era el que más problemas les había estado causando.

No sería tan difícil.

Umiko miró a su compañero y ambos movieron su cabeza de forma afirmativa. Su plan estaba por dar inicio. Esperaron un momento a que la reunión terminase y poco a poco comenzaron a marcharse pero Yahiko se había quedado atrás hablando con otro hombre que Umiko reconoció como Mikan.

Clint lanzó una flecha para llamar su atención y así ocurrió. Los hombres notaron a la pareja. Mikan parecía querer salir corriendo pero en su lugar sacó su propia arma al igual que Yahiko pues sólo eran dos contra quince.

—Tras ellos— dijo el jefe al reconocerlos.

—Te veo en el mercado— dijo Umiko, quien se fue corriendo con cinco hombres tras de ella.

Clint se había quedado con tres hombres y Yahiko. Mikan había sido llevado por sus hombres al auto para escapar mientras aún tenían la oportunidad.

Umiko se había dado cuenta que sus habilidades habían mejorado significativamente. Y fue gracias a Clint. El hombre le había enseñado muchas cosas que ella desconocía. Otras técnicas de pelea y de ataque. Realmente se lo agradecía.

De la misma manera, Barton también había mejorado bastante en todo ese tiempo. Aprendió japonés, aikido y a manejar la katana. Sí, los dos habían aprendido mucho el uno del otro.

La pelea había dado inicio.

Umiko se limpió un poco de sangre que escurría por su mejilla, tomó con fuerza el mango de su arma y atacó al hombre frente a ella.

Otro hombre la tomó por la espalda y con un rápido movimiento lo tiró y atravesó su abdomen con su katana.

Era el tercero que mataba y sólo faltaban dos.

Volvió a correr y se detuvo junto a una calle para recuperar el aliento mientras la lluvia le mojaba la cara. Su cuerpo estallaba de calor pero gracias a la lluvia se enfriaba rápidamente. Sin embargo, sentía que la adrenalina que recorría su cuerpo cegaba su mente y sólo podía pensar en asesinar a cualquiera que se le pusiera enfrente.

Escuchó unos pasos apresurados chocando contra los charcos que se acumulaban en el suelo y tomó posición de ataque. El hombre ni si quiera lo vio venir cuando cayó muerto al suelo con un corte limpio.

Sólo faltaba uno y después iría en busca de Clint.

—¿No te parece que es una excelente noche para morir?— le dijo al hombre frente a ella.

—Pues espero que estés lista.

El sujeto se acerco corriendo y ambas katanas produjeron un sonido al chocar.

Aquel hombre le había dado una buena pelea a Umiko, no era tan malo usando aquella arma, pero para su mala suerte no fue tan bueno.

Ichigo miro el cuerpo frente a ella. Cerró un momento los ojos para recuperar el aire y fue en busca de su compañero.

Corrió a través de la lluvia que ya no era tan espesa. El agua escurría por su rostro y hacía más pesado su cabello que había amarrado.

Dejó salir aire por sus labios y pudo ver el vaho que se produjo. Llegó con la respiración agitada al mercado y buscó a su alrededor.

Lo primero que vio fue el cuerpo de Yahiko con un corte en la garganta y mucha sangre saliendo de su pecho, seguramente Clint lo había atravesado.

Luego vio a Clint y frente a él, bajo una sombrilla estaba una mujer que nunca antes había visto.una mujer que por cierto, no parecía ser japonesa y mucho menos integrante de la yakusa.

—Asesinar gente no va a devolverte a tu familia— dijo aquella mujer, Clint miró a otro lado— Hay una posibilidad— comenzó a caminar hacia Barton— podríamos recuperarlos.

Se notaba el sufrimiento en los ojos de Clint. Umiko se limitaba a escuchar y mantenerse al margen, lista para atacar de ser necesario. No estaba segura de si ya habían notado su presencia o no pero probablemente sí pues no había tenido la intención de ocultarse.

—No— dijo Clint.

—¿No qué?— preguntó la mujer con la sombrilla.

—No me des esperanza.

—Perdón por no dartela antes, Barton.

Umiko pudo notar que eran muy cercanos, tal vez buenos amigos antes de que todo ocurriera.

Clint estaba destrozado y aquella mujer lo notó. Tomó la mano de su amigo y él no se negó. Tenían que intentarlo.

La mujer miró a Umiko con curiosidad y Clint se dio cuenta de ello.

—Se llama Umiko, ella es...— lo pensó un momento— una amiga.

La nombrada se acercó más mientras guardaba sus armas. No quería que pensaran que podría atacarlo en cualquier momento.

—Mucho gusto— hablo la pelirroja con una amable sonrisa. A Umiko le pareció bastante agradable.

—Umiko, ella es Natasha.

Fuera de sus costumbres, Ichigo levantó su mano sabiendo que los occidentales acostumbraban a estrechar sus manos y no a hacer reverencias.

Natasha tomó la mano de la chica y la estrechó con la fuerza necesaria. No fue suave ni brusca.

—Ichigo, Umiko Ichigo. Es un placer.

Natasha sonrió un poco más.

—Natasha Romanoff— se presentó.

En cuanto soltaron sus manos, Umiko supo que todo estaba a punto de cambiar. Miró a Clint, quien la miraba con una pequeña sonrisa.

Recién habían llegado a Japón y ya era momento de irse de nuevo. Al menos habían acabado con Yahiko.

nova wayne ┊ 2024 edition

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