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🏹🦊

Clint y Umiko tomaban el desayuno en silencio como completos desconocidos, aunque eso eran, completos desconocidos. Clint no comprendía porqué había aceptado quedarse en casa de la chica, le ayudó con sus heridas pero pudo haberse ido cuando ella dormía. Pero allí estaba, tomando un café y sintiéndose increíblemente incómodo.

No había manera de iniciar una conversación, era incómodo hablar de cualquier cosa en ese momento.

—No me has dicho qué haces en Japón— se animó a hablar la chica luego comer un bocado de su plato.

Barton se quedó en silencio un momento y luego de reflexionar las palabras que le había dicho, contestó.

—Es complicado...— dijo mirando su taza con atención— desde que todos desaparecieron me hago cargo de los criminales que siguen haciendo de las suyas. Escuché hablar de los Yakuza y por eso terminé aquí.

Umiko lo miró con impresión, de cierta manera buscaban lo mismo. Aunque era evidente que el hombre frente a ella no se limitaba a actuar en su ciudad.

—Yo me hago cargo de ellos, es mi territorio— le dijo— además eso no explica qué haces tan lejos de tu hogar.

—Sólo no quiero que me encuentren y trato de no permanecer mucho tiempo en el mismo lugar.

Umiko no se atrevió a preguntar más sobre aquello, pues se notaba que era algo muy personal. Se mantuvieron en silencio un par de minutos.

—No soy tan malo, ¿o sí?— preguntó el hombre dejando la cuchara sobre su plato. Miró a Umiko casi con desesperación disimulada.

La intriga lo consumía, el se consideraba bastante bueno usando la katana y que una chica le dijera aquello era algo que le hacía sentir un poco mal.

Umiko sonrió.

—Lamento decir que eres realmente terrible, por eso te lastimaron— bebió de su taza— pero yo te puedo ayudar a mejorar, si quieres.

Clint la miró. Él trabajaba sólo, pero al ver a esa chica tan vulnerable y sola, al igual que él, pensó que podría sacar provecho de ello. Ella era buena peleando y podrían trabajar juntos.

—Me parece una buena idea. Creo que podríamos beneficiarnos mutuamente.

Lo miró con curiosidad mientras ladeaba un poco la cabeza.

—¿A qué te refieres?

—Crear una alianza. Tu me ayudarás con la katana y a mejorar mi japonés mientras que yo podría cubrirte la espalda. Necesitas ayuda y tu y yo podríamos formar un buen equipo.

Umiko lo pensó por un momento, era cierto que necesitaba de alguien que le cubriera la espalda. La noche anterior estuvo a punto de morir y si no fuera porque Barton había llegado a salvarla todo habría acabado mal.

—Trato hecho— estiró la mano por sobre la pequeña mesa y Clint la estrechó.

Umiko comió su último bocado y miró al hombre.

—Tu entrenamiento inicia ahora— se puso de pie— el dojo está al final del pasillo frente al jardín interior, iré a acomodar todo. Puedes ir cuando termines.

Clint la vio alejarse por el pasillo y continuó con su comida. Estaba herido y esa chica lo haría entrenar.

El arquero no pudo evitar sonreír, no podría ser tan malo ¿o sí?

—No juntes tanto los pies o vas a perder el equilibrio— le dijo la chica mientras le corregía la postura con una espada de madera.

—Eso intento —se quejó mientras intentaba acomodar su postura pero sentía que perdía el equilibrio.

Umiko le dio un suave golpe en el brazo y el hombre perdió el equilibrio por completo. Se tambaleó un poco y se quejó cuando cayó al piso.

—Te lo dije —se burló la chica.

Clint dejó salir un fuerte suspiro antes de mirarla con molestia desde el suelo.

—Fue suerte, nadie me ha derribado nunca.

Clint estaba bañado en sudor, pese a que tenía muy buena condición física, aquél entrenamiento lo estaba acabando por completo, además de que estaba herido y eso no ayudaba de mucho.

—Puedes descansar— dijo con una pequeña sonrisa.

Habían pasado ya cuatro horas desde que iniciaron el entrenamiento. Clint se dejó caer en el piso de madera y se quedó viendo el techo mientras recuperaba la respiración.

—De alguna manera, siento que me quieres matar— dijo con los ojos cerrados.

Umiko sonrió mientras se sentaba sobre sus pantorrillas junto al hombre y le extendía una pequeña charola de cerámica que tenía una taza de té.

—Realmente me sorprende que hayas soportado tanto, normalmente nadie aguanta más de una hora y menos estando herido.

Umiko rió y Clint se sentó para tomar el té.

—Me complace escuchar eso.

Umiko espero a que Clint se bebiera por completo el té y enseguida se puso de pie, desde donde miró a Clint con una ceja enarcada.

—De pie, es hora de comer algo o te vas a desmayar.

Clint se quejó un poco antes de levantarse. Siguió a la chica a la cocina donde disfrutó, después de mucho tiempo una buena comida. Y por su parte, Umiko estaba muy contenta de no estar completamente sola en esa casa después de tanto tiempo.

nova wayne ┊ 2024 edition

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