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21. church

CAPÍTULO VEINTIUNO
Iglesia

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Conocida como MH-2 o también "El Resultado Perfecto", por el Doctor Lim. Debajo de todo el tiempo que ella estuvo en Bamseom siendo un experimento a manos de ese loco, perdió el sentido de su vida y a sí misma, estaba segura que jamás saldría viva de ese lugar y que no volvería a ser lo que era aunque realmente nunca pudo averiguar quien era, la vida se había encargado de colocarle más obstáculos que salidas pero el centro de experimentos la terminó por destruir, borrando cualquier tipo de camino que ella hubiera querido tomar durante su adolescencia para mejorar su vida que en ese entonces ya era lo suficientemente miserable.

Sintió su mundo derrumbarse una vez que regresó a Bamseom pero acompañada de Hyun-soo, en esa oportunidad y también estaba segura que no volvería a salir viva de ahí. Regresar a Bamseom siempre era como caer en un profundo vacío donde sabrías que no saldrías jamás a pesar de que ya había logrado salir de ahí con vida pero solo fueron golpes de suerte, esa oportunidad tampoco sería diferente a las anteriores sin importar que ese lugar ya se encontrara completamente destruido luego de la explosión que ocurrió la última vez que ella estuvo dentro. No importaba que se estuviera cayendo por pedazos y solo quedaran escombros, ese lugar era como si tuviera una especie de maldición y ahí habitaría siempre algo que te encadenaría hasta la muerte.

Recorre el lugar en busca de una salida, su monstrualización parecía no funcionar por lo que no podría salir volando de ahí. Tal vez se encontraba bastante débil y golpeada como para poder lograrlo, así que debía encontrar alguna manera de salir caminando aunque sus piernas estuvieran temblando como gelatinas y quedara cero fuerzas dentro de ella pero no pensaba quedarse en ese lugar, saldría de ahí aunque tuviera que arrastrarse en el suelo por días.

Se apoyaba de las paredes más cercanas mientras arrastraba sus pasos, siendo eso lo único que se escuchaba así como algunas gotas que caían en la lejanía o pequeños sonidos de las tuberías pero a pesar de eso, ella no dejaba de utilizar sus últimas energías para estar atenta por si aparecía alguien o algún otro monstruo que habitara en ese lugar. Bamseom era una instalación gigante con incontables secretos, ella jamás pudo ver en su totalidad ese infierno y no le sorprendería que otras atrocidades con humanos se pudo desarrollar ahí en manos del doctor Lim.

Sus ojos pesaban como cemento pero se esforzaba por mantenerse despierta así como para seguir caminando. Sus piernas le fallaron tropezando con sus propios pies y cayendo al suelo en medio del pasillo, apoyando su espalda contra la pared mientras miraba a su alrededor entre respiraciones agitadas sintiendo que su cuerpo se instala en dolor por los huesos que aún estaban en proceso de curación pero se hacían más lentas si ella no descansaba adecuadamente. Mira al frente mientras su pecho sube y baja con fuerza rebuscando en su interior alguna fuerte de energía para continuar pero no encontraba nada, solo quería quedarse ahí a descansar aunque eso significara que su vida pudiera correr peligro.

Escucha ruidos en la lejanía por lo que gira de inmediato su cabeza hacia el sonido del otro en el pasillo. En medio de su mirada ligeramente nublada y sus parpados que pesaban, logra ver una luz blanca que se hace más grande conforme parecía que la persona desconocida se acercaba y seguía caminando por el pasillo. No se confiaba de que alguien estuviera en Bamseom, puede ser algún otro loco o incluso el mismo Lim ya que recordaba que Tae-shik le dijo que los militares junto al científico loco se estaban dirigiendo para allá, así que no le sorprendería saber si ese hombre se encontraba dando vueltas por ahí para volver a reconstruir el lugar o habilitar un espacio para seguir con sus crueles experimentos. Se apoyó de la pared y entre quejidos se levantó de su lugar con mucha dificultad, sus piernas seguían temblando en una combinación con entumecimiento.

Sus ojos veían como la luz blanca se hacía más grande con pasos acompañándolos por lo que se movió de ahí, regresando por donde había llegado pero aún apoyándose de la pared y sus pasos arrastrados que trataban de apresurarse como sea para alejarse de la persona desconocida que se acercaba. Estaba huyendo como podía viendo que la luz blanca ahora estaba sobre ella proyectando su sombra en medio del oscuro pasillo y se detuvo por completo cuando resonó el reconocible rastrilleo de un arma.

—Detente -Resonó la voz de un hombre en el pasillo, probablemente tratándose de la persona que sostenía la linterna de luz blanca y quien se estaba acercando a pasos cautelosos detrás de ella. Quería volver a conectar con ese lado monstruoso en su interior que al parecer había sofocado demasiado o se resintió pero ahora no quería aparecer para salvarla–. Gira lentamente.

La respiración pausada y pesada de Sun-hee permanecía incluso cuando sentía que se había metido en algunos problemas de los cuales su monstrualización no podría ayudarla salir en ese momento pero una bala en la cabeza o en cualquier otro lado de su cuerpo no sanaría jamás así que prefiere doblegarse antes de aferrarse a un poder que en ese momento no estaba dispuesto a colaborar. Gira lentamente justo como el hombre le había pedido mientras alza ligeramente una de sus manos y la otra se mantiene apoyada en la pared para no perder el equilibrio.

Se muestra ante el hombre que sostenía el arma y la linterna en una mano pero eso era lo de menos, tenía el cuerpo inconsciente de alguien a su lado y el cuál sostenía con su brazo libre. Sun-hee mira a la persona a través de su visión nublada por el cansancio y la debilidad pero logra detallar mejor a la persona que la estaba apuntando con una pistola. No llevaba camiseta puesta por lo que todo su torso estaba descubierto y a juzgar por la poca iluminación que la linterna proveía en ese momento, podía notar rastros de sangre así como de suciedad y también manchas de sangre por todo su rostro.

—Sarganto Kim -Ella murmura al reconocerlo.

El hombre frunció ligeramente sus cejas al escucharla. Parece que lo conocía pero ella no recordaba haberla visto o al menos no podía reconocerla bien por la poca luz del lugar así como su situación algo demacrada pero eso no lo hizo bajar la guardia por completo.

—¿Quién eres? -Pregunta. Su voz resuena por el pasillo debido al silencio que había en el lugar.

—Ayúdame -Ella dice en voz baja pero se escucha con claridad.

Probablemente él jamás la haya visto mientras ella intentaba protegerlo cada vez que salía de expedición con los militares en la ciudad pero se estaba aferrando a la esperanza de poder recibir ayuda de alguien que conocía, la única persona que en ese momento tenía. No quería quedarse en ese lugar a pasar ni una sola noche, prefería estar en cualquier otra parte de la ciudad en ruinas a quedarse en Bamseom a ser consumida por el miedo durante su proceso de curación. Sabía que él tendría piedad de ella, la ayudaría aunque no la conociera completamente como lo hizo en el pasado, confiaba en eso.

Y estuvo en lo correcto.

Accedió con simples palabras pero fue suficiente alivio para Sun-hee. El hombre no podía ayudarla como correspondía ya que una mano suya tenía al desconocido que había rescatado anteriormente y la otra mano sostenía su arma junto a la linterna dispuesto a disparar en cualquier momento por si se encontraba con algún monstruo o aún quedaban las personas que le habían hecho daño. Sun-hee lo seguía a pasos lentos teniendo una especie de apoyo en la mochila que el sargento tenía colgando en su espalda, estaba aferrada a eso mientras caminaba arrastrando sus pies y la dirigía hacia la salida del lugar, exactamente por donde había ingresado junto a su grupo de militares acompañando al doctor Lim.

Una sensación de peso quitado de sus hombros la invadió cuando pudo ver la luz del exterior y ver que ya se encontraban fuera de Bamseom, permitiéndole poder alejarse de todo ese ambiente pesado y terrible que la hacía sentirse apresada desde el momento que colocaba un solo pie dentro. Caminaron por los campos hierba alta por el pasar del tiempo hasta que el sargento Kim se detuvo frente a una camioneta negra, probablemente que le pertenecía a él o a su equipo, del cual no había ninguna señal por lo que tal vez se hayan ido o, en el peor de los casos, hayan tenido mala suerte dentro de las instalaciones.

El sargento subió al hombre inconsciente que llevaba en los asientos traseros de la camioneta mientras que ella rodeó el vehículo para subirse al lado del copiloto, apoyándose de lo que podía para seguir caminando mientras el dolor en su cabeza seguía siendo persistente así como la sangre se escurría por un lado de su cuello. Abrió la puerta y con esfuerzo pudo subir a la camioneta, desplomándose en el asiento con un ligero sonido de dolor combinado con alivio de poder descansar si quiera por un momento.

Vio al sargento subirse al lado del piloto mirándola por momentos mientras lo hacía incluso cuando colocó sus manos en el volante, quería poder ver mejor su rostro para intentar recordar si la conocía de algún lado pero simplemente no llegaba a ningún lado. Encendió la camioneta y se puso a andar, saliendo de ese lugar y alejándose de Bamseom con rumbo desconocido mientras pensaba qué hacer luego de haber sido el único sobreviviente de un terrible ataque en manos de nuevos MH que se formaron por un tiempo y eran dirigidos por Ui-myeong junto a los otros MH especiales que el doctor Lim había formado.

Sun-hee vio que se estaba alejando por una de las autopistas abandonadas por lo que ahora estaba a salvo y se permitió cerrar los ojos, descansando en el asiento de la camioneta para poder dejar que su regeneración funcionara y dentro de las próximas horas estaría como nueva.

Mientras tomaba una pequeña siesta, tuvo algunas pesadillas combinadas con recuerdos de lo que pasó durante el tiempo que bajó con Hyun a ayudar a regresar a Yi-kyung a alejarse de la maldad que involucraba la monstrualización, evitar que caiga en sus deseos más terribles. Fue una experiencia bastante particular como horrible para ella, sentir todo ese miedo en su sistema era algo que nunca antes había sentido y también provocó que su lado más terrible despertara sediento de poder aprovecharse de esa vulnerabilidad. Ella tuvo que luchar para que eso no sucediera y terminó cayendo en el lugar donde su propio miedo alcanzaba las mismas intensidades de lo que absorbió estando en la cabeza de Yi-kyung. Toda esa secuencia que vivió se manifestó en su cabeza mientras dormía plácidamente.

Las horas habían pasado cuando ella fue cobrando la consciencia, parpadeando un par de veces despertando del sueño y lo primero que ve fue que la puerta del piloto estaba abierta. Ella sintió su cuerpo un poco entumecido y adolorido pero nada era comparado a lo que había vivido luego del fuerte aterrizaje que tuvo en Bamseom, ya estaba mejor producto del avance de su autocuración.

Sun-hee miró al frente, viendo que todo estaba oscuro a su alrededor producto de la noche pero notó también que estaban estacionados delante de una Iglesia. Ella frunce levemente sus cejas al encontrarse en ese lugar pero también por la ausencia del sargento y antes de que pudiera bajarse para buscarlo, escucha un sonido en los asientos traseros de la camioneta viendo de que se trataba de la persona que el sargento había rescatado antes de encontrarla. Lo había olvidado por un segundo y lo recordó al verlo arrastrándose hacia el exterior para bajarse del vehículo por alguna razón.

Se vio en la obligación de bajarse de la camioneta luego de esperar un momento a que el hombre haya bajado por completo y se alejara un poco. Toca suelo firme, sus movimientos son cautelosos y medidos, tratando de que no pudiera escucharla por si tenía intenciones de hacer algo malo como lastimar al sargento Kim, a quien Sun-hee buscaba con la mirada pero no lo encontraba por ningún lado.

Siguió al desconocido, quien arrastraba sus pies y no se veía en las mejores condiciones al estar inclinado hacia un lado pero eso parecía no detenerlo, tenía planteado un objetivo desconocido para ella. Estaba varios pasos alejada de él para ver a donde la llevaba y su atención fue hacia el movimiento de una luz blanca en la lejanía colina abajo donde se encontraba, viendo que se trataba del sargento que le hacía señas de que se detuviera y eso hizo. El sargento bajó la luz de su linterna antes de subir la colina lo más rápido que podía para llegar a ella y en ese momento se escuchó un movimiento cerca de Sun-hee se encontraba, giró de inmediato viendo que era un monstruo que fue por la misma dirección que el desconocido como si lo estuviera siguiendo hacia el interior de la Iglesia.

—¿Qué sucede? -El sargento le pregunta a Sun-hee cuando llega a ella.

—No lo sé -Ella responde con sinceridad regresando su mirada hacia la entrada principal de la Iglesia–. Él simplemente salió de la camioneta y empezó a caminar -Giró a verlo–. Pensé que tenía intenciones de lastimarte o algo.

El hombre la mira por un momento antes de asentir ante sus palabras.

—Ponte detrás mío -Le pidió mientras él caminaba, sostenía el arma y la linterna. Sun-hee se fijó que ahora llevaba una chaqueta negra encima que lo cubría pero aún su rostro estaba manchado de sangre y suciedad.

Sun-hee no se encontraba en posición de ser quien defendiera en ese oportunidad ya que aún su otro lado estaba indispuesto a hacer acto de presencia, por lo que regresaba a ser una humana más momentáneamente y tuvo que colocarse detrás del sargento. Abrió la puerta de madera lentamente mientras movía sus brazos de un lado a otro para que la linterna apuntara cada lado estratégico donde podía estar escondiéndose alguien y así asegurarse de que no se encontraban en una amenaza. Caminaron más hacia el interior de la Iglesia viendo que todo estaba destrozado y vacío pero ambos sabían que realmente no era así, por lo que siguieron avanzando en busca del desconocido que vieron ingresar a ese lugar pero parece no estar en ninguna parte.

El sargento siguió caminando sin bajar la guardia en ningún momento mientras era seguido de cerca por Sun-hee, pareció ver algo detrás de un mueble de madera por lo que no dudó en acercarse y descubriendo al desconocido que se encontraba recostado contra ese gran objeto que lo cubría. Sun-hee por fin pudo verle el rostro, el cual se encontraba completamente desfigurado aparentemente por quemaduras siendo una imagen bastante grotesca pero también sorpresiva de que pudiera estar vivo en ese estado tan deplorable. Lo analizó un momento más viendo que se encontraba con los ojos cerrados pero había algo más, entrecerró sus ojos en reacción como si tratara de poder descubrir su rostro detrás de todas esas quemaduras esperando encontrar algo que le sirviera.

—Levántate -Le ordenó el sargento tomándolo de la chaqueta verde que llevaba y despertándolo–. Hay un monstruo aquí.

—Está bien -El desconocido le contestó–. Solo tengo que darle al corazón.

—¿Corazón? -Cuestionó confundido el sargento y el desconocido tomó su mano alzando un objeto punzocortante a la altura de su cuello–. No me tomes el pelo.

—Ocúpate de tus asuntos.

—No te traje aquí solo para ver cómo te matas.

—Hay mucho más que no sabes.

Sun-hee estaba a un lado viendo toda la escena al menos sabiendo que el desconocido no tenía intenciones de hacerle daño a ninguno de ellos sino que pretendía hacerse daño a sí mismo pero aún así no podía detener ese sentimiento de curiosidad, de ver y saber más sobre ese hombre que tenía casi todo su rostro quemado. Era como un llamado en su interior que la aferraba al suelo en ese momento.

—Esos infectados especiales te hicieron eso, ¿no? -Interroga el sargento. Sun-hee frunce levemente sus cejas al escucharlo, no entendía a lo que se refería pero sabía que ella era una de ese grupo que él estaba hablando–. ¿Por qué te encerraron en vez de matarte?

—Tal vez yo sabía algo que ellos querían saber.

—¿Qué cosa?

—Lo que más temen -Una pequeña sonrisa se levanta en el extremo de su boca que no se encontraba totalmente quemada–. Espera y lo sabrás -Le responde. Desvía su mirada hacia la persona que se encontraba detrás del sargento y que se mueve ligeramente exponiéndose un poco a la luz, mostrando mejor su rostro y provocando una ligera reacción en él que esfumó en un segundo–. Mientras se queden aquí, estarán a salvo.

—¿Qué diablos...?

Las palabras del militar se quedan en el aire cuando el hombre desliza el filo del cuchillo sobre la piel de su garganta cortándola y la sangre saliera de inmediato en grandes cantidades. Lo sostuvo entre sus brazos viéndolo morir desangrado en cuestión de segundos provocando una sensación de sorpresa como de tristeza al ver que al final se quitó la vida y no pudo salvarlo como deseaba, como no pudo hacer con otras personas. Aquel sentimiento de arrepentimiento y remordimiento quedó en el pasado cuando se escuchó un sonido viniendo de alguna parte y un monstruo apareció, probablemente el mismo que estuvo siguiendo al desconocido cuando ingresó a la Iglesia.

—Detrás de mí -Le recuerda el sargento luego de haber dejado el cuerpo sin vida del hombre que se cortó el cuello. Sun-hee se colocó detrás suyo siguiéndolo mientras el sargento corría y disparaba hacia el monstruo buscando matarlo.

El monstruo se acercó a él en el último disparo y lo empujó haciéndolo caer en un montón de escombros que había a un lado cerca de la pared. Sun-hee se detuvo de inmediato cuando vio como el sargento fue aventado hacia un lado y ella no quería correr la misma suerte teniendo en cuenta que aún se encontraba en proceso de autocuración, así que retrocedió varios pasos y se acercó hacia donde cayó el sargento para poder auxiliarlo y ver si se encontraba con vida.

Se arrodilló a su lado ayudándolo a levantarse levemente del suelo, el sargento casi se reincorporó de inmediato alzando su pistola y apuntando al frente cuando el monstruo se le acercó pero se detuvo a una distancia prudente de ambos y rugió con fuerza teniendo su boca justo frente a la punta del cañón. Giró sobre su lugar ignorándolos y sin intentar hacerles daño, centrando su atención hacia el frente y caminando hacia allá, exactamente se acercó al lugar donde se encontraba el cuerpo sin vida del desconocido que se suicidó frente a ellos.

Sun-hee frunció levemente sus cejas ante aquello y más cuando el monstruo colocó una rodilla frente al altar donde estaba el cadaver en el suelo. Fue testigo de como el cuerpo inerte del desconocido se removió levemente hasta que fue más evidente como una especie de tentáculos salieron de la herida en su garganta producto del corte que se hizo, esos tentáculos recorrieron su cuerpo y se aferraron hacia el techo, subiendo el cadaver lentamente a lo que parecía ser un capullo creado por lo mismo y este se cerró por completo cuando el cuerpo estuvo completamente dentro de estas capas.

No entendía lo que acababa de ver pero la dejó sin palabras, no entendía lo que acababa de ver y solo estaba segura que aquel extraño no había sido un humano, de eso no había discusión. Ella y el sargento se levantaron de sus lugares completamente sorprendidos por lo que vieron, Sun-hee miraba aquel capullo tratando de encontrarle una respuesta a ese evento desconocido y cómo ese simple acto había influenciado algo extraño ya que el monstruo aún se encontraba arrodillado frente a al capullo que colgaba del techo.

Sun-hee observa aquello y sabe de que probablemente no se encontraban en problemas, de que el monstruo estaba demasiado interesado en aquel capullo con ese otro monstruo especial que no les interesaba el resto y eso lo pudo comprobar cuando se acercó y no intentó lastimarlos ni matarlos. Coloca una mano sobre el cañón del arma y lo baja con lentitud captando la atención del sargento, ella lo mira y niega haciéndole saber que no era necesario que apunte al monstruo y que no era una amenaza.

No iba a irse de esa Iglesia, se quedaría a ver qué más podría obtener de ese capullo o cualquier evento extraño que pudiera desarrollarse así que se sentó entre esos escombros combinados con bancas de la iglesia que se encontraban apiladas unas contra otras. Sun-hee lo imitó sentándose cerca, apoyando su espalda contra ese apilamiento de bancas de madera mientras tenía su mirada perdida en algún punto muerto, su cabeza vagando en múltiples lugares al mismo tiempo repasando todo lo que había sucedido en los últimos días incluyendo del suceso extraño en esa Iglesia.

—Soy Sun-hee -Habla de un momento a otro en medio de la noche, llamando la atención del sargento que giró a verla–. Ese es mi nombre.

—¿De dónde nos conocemos... Sun-hee? -Pregunta el hombre. Aún tenía su mano sosteniendo el arma y apoyada contra su rodilla apuntando hacia al frente–. Parece que tú me conoces pero yo no te recuerdo.

—Es comprensible -Sun-hee asiente a sus palabras y se esperaba que aquello sucediera, era casi imposible que pudiera recordarla–. Estaba desamparada en Bamseom hace muchos años, todos los días creía que iba a morir y que no iba a soportar a todas las crueldades que atravesaba durante los experimentos pero siempre amanecía respirando y en el mismo infierno de cuatro paredes. Me quitaron lo único que me aferraba a seguir viviendo y hacer más soportable todo el daño que me hacían, perdí el control y toda la esperanza, destruyendo todo a mi paso -Empieza a contar brevemente lo que había sucedido ese día en el que creyó que Tae-shik había muerto–. Tenías ordenes de matar todo lo que vieras... pero no lo hiciste. Tú, sargento Kim, me miraste y me dejaste vivir.

El hombre mantiene sus ojos en ella mientras escuchaba sus palabras tratando de recordar aquel suceso del que le hablaba y se remonta hace algunos años atrás a una de las primeras veces que estuvo en Bamseom, se activó la alerta roja de que uno de los MH había escapado y todos los militares debían estar alerta para capturarlo o asesinarlo pero él no lo hizo cuando se la encontró porque era una mujer, una persona demasiado joven y que no le hizo daño a pesar de que tenía la ventaja y un arma apuntándole. Era ella, ahora podía recordarla un poco aunque su rostro y el cabello que llevaba era diferente a esa vez.

—Sí... ahora lo recuerdo -Asiente levemente mientras los sucesos de ese día regresaban a su cabeza–. Tú destruiste una de las salas de revisiones y mataste a varias personas que estaban ahí. Dijeron que estabas fuera de control, dieron la orden de que te neutralizáramos con vida... No querían arriesgarse a que alguien como tú muriera, desapareciera así por así.

—Era de esperarse. Fui la primera de sus siguientes réplicas perfectas -Murmura y baja la mirada hacia sus manos–. Gracias a ti estoy aquí, en este momento hablando contigo -Ella lo mira un momento e intenta sonreírle de lado–. Eso es lo que quería decir, gracias.

El sargento Kim la mira por un momento antes de asentir levemente a su agradecimiento. Se queda en silencio mientras piensa en la gran casualidad que fue haberse encontrado con ella nuevamente en Bamseom y que lo reconociera después de tiempo pero de pronto unió algunos puntos y una suposición nació en su interior.

—¿Eras tú... el ave? -Pregunta luego de unos segundos en silencio.

—¿El ave? -Ella frunce levemente sus cejas confundida y un ligero tono de humor en su pregunta pero ve como el sargento asiente ante su pregunta.

—Hay... algo con alas que estuvo todo este tiempo cerca cuando salía a la ciudad en busca de comida o cosas esenciales para los sobrevivientes -Responde brevemente–. Una vez, no hace muchos días, me salvó a mi y a mi equipo en la autopista antes de llegar a Bamseom -Dirige su mirada hacia ella–. ¿Eras tú?

Sun-hee lo mira un momento antes de asentir ante su pregunta.

—Era yo -Confirma a su pregunta–. Te reconocí en uno de mis viajes en busca de comida, así que decidí retribuirte el gesto de haberme salvado y estuve siguiéndote las veces que salías a la ciudad para evitar que los monstruos te lastimen o a tu grupo -Responde brevemente–. ¿Eso fue mucho?

—No, para nada -El sargento niega levemente–. Gracias por eso, también.

Sun-hee mantiene sus ojos en él antes de asentir levemente a sus palabras de agradecimiento, siendo así que ambos por fin pudieron conocerse mutuamente y agradecer que el otro le haya salvado la vida en su momento.

El tiempo pasó, la noche transcurrió en horas donde no se manifestaba nada importante y en cierto punto, Sun-hee cayó dormida apoyando su cabeza contra una de las bancas de madera que tenía detrás suyo mientras permanecía aún sentada en el suelo. El sargento se quedó un rato más despierto atento a cualquier cosa que pudiera suceder durante la noche, vio que su acompañante estaba durmiendo así que decidió no interrumpir en ningún momento y ser él quien se quedara despierto para cuidarlos aunque en algún punto también cerró sus ojos, cayendo en el sueño pero con su mano aún sosteniendo su arma y apuntando hacia el frente para disparar ante cualquier inminente amenaza.

Ya había amanecido, el Sol estaba en su máxima expresión iluminando cada espacio de la Iglesia cuando el sargento se despertó con una sonora exhalación y miró a todos lados ligeramente asustado por alguna razón, tal vez una pesadilla. Vio que ya había amanecido y que todo se encontraba en su lugar aunque había algo en particular que lo hizo levantarse de su lugar, no sin antes mover con cuidado el hombro de Sun-hee para despertarla. La joven parpadeó algunas veces mirando a su alrededor y empujando su estado somnoliento a un lado para levantarse de su lugar imitando al militar.

El sargento Kim le hizo una seña con su cabeza indicándole que viera lo que había sucedido. El monstruo que la noche anterior irrumpió en la Iglesia se encontraba en el mismo lugar donde lo habían dejado, arrodillado frente al capullo pero eso no era lo que llamaba la atención sino que el capullo se encontraba abierto, como si lo que había dentro ya no se encontraba en ese lugar.

—¿Dónde está? -Sun-hee le susurra al sargento mientras mantiene sus ojos al frente, en busca de alguna señal de aquel desconocido que les había dejado con la boca abierta luego de lo ocurrido.

—No lo sé -Responde con honestidad el hombre, quien tampoco entendía nada de lo que estaba sucediendo.

Se escucharon sonidos a un lado donde había una puerta que probablemente conducía a otro ambiente de la Iglesia por lo que el sargento no dudó en apuntar su arma hacia ese lado así como su atención se desvió hacia allá y Sun-hee lo imitó, mirando de inmediato donde vino el sonido. Una figura emergió de ahí, una persona vestida de negro se detuvo momentáneamente al ver que el militar lo estaba apuntando con su arma pero luego siguió con su camino dando algunos pasos lejos de la puerta de donde salió, deteniéndose frente a un espejo que había entre todas las cosas que estaban apiladas unas contra otras.

Sun-hee frunció sus cejas viendo al hombre pero también tratando de agudizar su mirada e incluso parpadeando varias veces para convencerse si estaba bien o se golpeó tan fuerte en la cabeza que estaba alucinando.

—Felicitaciones por esperar con paciencia -Dice el hombre mientras camina hacia ellos, rodeando una fila de bancas de madera–. La mayoría no presta atención.

Se detiene a algunos metros de ellos por lo que ahora era muy evidente lo que Sun-hee estaba viendo y no podía creer lo que tenía en frente, su boca estaba ligeramente abierta de la sorpresa y su mente no era capaz de procesarlo. El chico miró sobre su hombro al monstruo que aún se encontraba arrodillado y como si se comunicara por telepatía, el monstruo se levantó de su lugar y caminó hacia la salida de la Iglesia

—Vi morir a muchos morir huyendo. Tú debes ser diferente -Le habla al sargento Kim–. Fuiste de mucha ayuda en Bamseom. Gracias a ti, estoy de vuelta.

Sun-hee estaba totalmente anonadada, estupefacta y sorprendida de lo que sus ojos estaban viendo en ese momento. Dio algunos pasos lentos sin quitarle la mirada de encima a la persona que tenía en frente, el sargento Kim la vio avanzar hacia el chico y la miró un poco confundido por lo que estaba haciendo pero no intervino. La chica se acercó a él hasta quedar a un metro y él la miró pero no se veía reflejado nada más que neutralidad y simpleza. Ella eleva una mano hacia la altura de su mejilla pero sin embargo queda en el aire mientras sus ojos repasan cada espacio de su rostro como si quisiera asegurarse que fuera real.

El chico mantuvo sus ojos en ella, los cuales ya no eran cubiertos por anteojos como antes.

—Eun... Eun-hyuk.

La voz de Sun-hee tiembla levemente al estar ante alguien que la empujó hacia el enojo incontables veces mientras estaba confinada junto a los sobrevivientes en la residencia, la salvó un par de veces y al final fue una de las pérdidas que más la marcó.

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pay attention 'cause५
🦁★ ASLAN SPEAKS . . .

ya hacía falta venir por aquí
y actualizar antes que me quemen
viva JAJAJAJA todavía no termino
de ver la season 3, soy un fracaso
pero creo que hoy continúo y la
termino pronto para seguir actualizando
por aquí, se los prometo

also, ya se dio la reunión que toda
Latinoamérica unida estaba esperando<3

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