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01. strange

CAPÍTULO UNO
Extraño

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La facilidad que Sun-hee tiene para adaptarse a situaciones de vida o muerte es uno de sus beneficios en ese momento. Su madre no estaba enterada de lo mucho que le había ayudado dejarle esa carta a ella, había sido una señal del destino para que pueda hacer las cosas bien y empezar desde cero en un lugar donde nadie la conociera.

La carta era corta pero decía lo suficiente como para saber lo arrepentida que estaba su madre de no haberla cuidado como hubiera querido, y también dejarla sin padre todo este tiempo. Sun Hee la entendía, sabía las razones de su madre y no la juzgaba para nada porque a pesar de los horribles momentos que pasó al criarse sola, le dieron muchas enseñanzas y es alguien muy fuerte para su corta edad. Supo madurar antes que cualquier otro niño de su edad.

A la edad de ocho años, muchos sueñan con juguetes mientras que Sun Hee soñaba con algún día dejar de comer los restos de aquellos buenos restaurantes de la ciudad.

Sus pocas pertenencias cabían en una mochila de hombro, la cual era de color negro y colgaba en su lado derecho. Ese día se encontraba el cielo despejado pero de un tono ligeramente anaranjado a pesar de que eran las dos de la tarde. Parecía tanto a cuando ya está a punto de atardecer y eso la confundió pero no hizo caso siguiendo su camino hacia los enormes edificios.

La carta fue específica: debía encontrar a un hombre de unos cincuenta casi sesenta. Seria algo difícil de hacerlo teniendo en cuenta que no tiene ningún nombre, tan solo una foto antigua de la persona y había sido arrancada por la mitad, justo donde había alguien a su lado. Si bien la madre de Sun Hee le dijo lo mucho que su padre le había hecho daño, no dió muchos detalles al respecto pero sabía que era suficiente para mantenerlas alejadas que ni el nombre le quiso decir.

Ahora debía enfrentar el reto de ir puerta tras puerta preguntando por la foto que tenía en una mano. Maravilloso. Eran alrededor de dieciséis pisos con diez dormitorios por cada uno, como mínimo. Seria un largo día.

En el primer nivel había mucha gente yendo y viniendo de un lado a otro debido a los pequeños negocios de ahí, ella los esquivó intentando no chocar con nadie mientras los analizaba uno por uno, especialmente a los hombres con la intención de reconocerlo. Por suerte, la foto no era muy antigua, tendría alrededor de dieciocho o diecinueve años, así que sería fácil compararlo físicamente con la foto pero no lo logró.

Llegó hacia la recepción con la intención de preguntarle al guardia si había visto a dicho hombre pero al acercarse, pudo ver qué no había nadie y un olor particularmente asqueroso provenía de algún lugar, se cubrió la nariz de inmediato con su mano sin dejar de buscar con la mirada en el interior de la pequeña habitación.

—¿Necesitas algo? -Se giró al escuchar a sus espaldas. Una señora con una sonrisa escalofriante y sosteniendo a un perrito de pelaje esponjoso.

Sun Hee sonrió un poco desconfiada pero debía preguntar por la foto, no tenía mucha intención de desconfiar en ese instante.

—Estoy buscando al guardia pero no está -Respondió tranquila alternando su mirada de entre la señora y el perro que cargaba.

—Siempre está durmiendo, es un vago. Debe estar dentro o caminando por arriba -Dijo algo fastidiada pero sin dejar de analizar a la chica, muy curiosa–. ¿Te estás mudando?

—Estoy buscando a alguien, me dijeron que vivía aquí pero no sé en qué piso o número -Se encogió de hombros–. Solo tengo una foto.

—¿Podría verlo? Conozco a todos en el edificio, somos muy buenos vecinos.

La mujer soltó una risa y Sun Hee tuvo que fingir una siguiéndole la broma a la señora para no ser maleducada. Sabía que mentía, seguro era la típica vecina que se fijaba en todos y hacia correr los chismes, pero ahora le podría ser mucho más de utilidad que el guardia.

Sacó la fotografía que guardaba en el bolsillo de su chaqueta negra y le enseñó a la señora, ella frunció el ceño intentando reconocer al hombre y haciendo memoria de todos los residentes del edificio pero no recordaba nada con exactitud.

—No lo reconozco, lo siento -Le parecía muy familiar ese rostro pero no tenía mucha seguridad al respecto.

—No se preocupe -Resopló y guardó de nuevo la foto en su bolsillo–. Me tengo que ir y seguir buscándolo. Fue un gusto conocerla y gracias por ayudarme.

El perro empezó a ladrarle escandalosamente causando que la chica lo mirara de inmediato pero no dejó de hacerlo.

—Bom, ¿Qué tienes, perro tonto? -Le siguió regañando la persona–. A veces puede ser algo apático con las nuevas personas.

—No importa -Sun Hee le restó importancia y siguió mirando al perrito–. Adiós.

Se dirigió hacia los ascensores con la intención de subir hasta el último piso para ir así bajando en su búsqueda, no sería tan pesado como subir desde el primer nivel. Las puertas se abrieron y ella ingresó, oprimió el botón que marcaba el piso dieciséis y este empezó a subir. Todo a su alrededor estaba descuidado y viejo, parecía un edificio abandonado por dentro y por fuera, le recordaba un poco a como era su casa antes. Pero al menos no podría encontrarla ahí y eso era lo que importaba.

Las puertas se abrieron causandole un salto del susto al escuchar el típico sonido y las oxidadas puertas de metal a la par. Salió de ahí lo más rápido que pudo y terminó chocando con alguien haciendo que cayera al suelo de trasero, hizo una pequeña queja de dolor y abrió los ojos dispuesta a enfrentar a la persona. Un chico se encontraba en el suelo e intentaba ponerse de pie.

Lo analizó, como es común en ella. Cabello largo hasta el término de su cuello, una casaca verde oscuro con negro igual que sus pantalones de buzo. Se veía como un vagabundo y hasta podía sentir un olor particular que no era muy agradable, es como si no se hubiera bañado hace varios días atrás.

—¡Ya! -Lo llamó y ella se puso de pie con la intención de verle la cara pero el chico parecía temblar–. Oye, ¿Estás bien?

No obtuvo respuesta más que la respiración agitada del desconocido, algo que preocupó mucho a Sun Hee. Su lado solidario se agachó lentamente hasta estar a su lado y altura, acercó su mano para darle la vuelta a su cuerpo encogido y es ahí donde confirmó que el chico estaba temblando un poco. Colocó una mano en su hombro y le dió la vuelta lentamente dejando a la vista su rostro con los ojos muy abiertos y cristalizados, y su labio inferior temblando.

Estaba asustado, de eso no hay duda pero Sun Hee no sabía la razón. El chico parecía como si hubiera visto un fantasma y estaba demasiado pálido, que a penas sus labios tenían un rosado muy leve. Su cabello caía por encima de sus ojos, que ni se le notaba las cejas y era un negro casi como el carbón, además que tenía mucho cabello.

—¿Estás bien? La caída no fue suave -Le dijo al desconocido y él regresó a la realidad parpadeando varias veces.

Dejó de temblar un poco pero el miedo se sentía en el ambiente. Retrocedió un poco de ella alejando cualquier contacto físico, por lo que Sun Hee alejó su mano de inmediato para no incomodarlo.

—Sí, estoy bien -Murmuró, pero fue lo suficiente para que Sun Hee lo escuchara a duras penas.

—Entonces deberías ponerte de pie, alguien podría pasar por aquí. ¿Puedes hacerlo? -Sun Hee se puso de pie mirando al chico esperando su respuesta, hasta que asintió con lentitud. Era alguien tímido, así que le extendió su mano–. Te ayudaré.

El chico miró la mano extendida de Sun Hee con un poco de duda mientras la chica aún esperaba por su reacción, hasta que suspiró.

—Oye, no voy a estar así todo el día -Le dijo y el chico apretó sus redondos labios hasta terminar acercando su mano con lentitud hacia de Sun Hee.

Tiró de él con cuidado por si estaba adolorido debido a la caída, por suerte él no emitió sonido alguno así que todo estaba en orden. Al estar de pie frente a frente, se hizo evidente la gran estatura que el chico tiene llevándole casi dos cabezas a Sun Hee, quién tuvo que alzar la cabeza para mirarlo y él tuvo que bajar la suya para mirarla. Era muy alto y parecía alguien fuerte, pero su rostro tenía muchas emociones negativas mezcladas que Sun Hee reconocía.

—Para la próxima vez mira por dónde vas, pudo haber sido mucho peor -Le dijo Sun Hee y el chico volvió a asentir con lentitud–. ¿Por si a caso lo conoces? -Le enseñó la foto y el chico miró durante unos segundos para luego negar.

—Me acabo de mudar -Fue lo único que dijo y Sun Hee volvió a guardar la foto.

—Oh, está bien -Sonrió de lado y miró al chico–. Me tengo que ir. Cuídate. Adiós.

La chica siguió con su camino y escuchó a sus espaldas los pasos arrastrados del desconocido, Sun Hee se detuvo en el pasillo y se giró para mirar como el chico subía las escaleras de emergencia, hacia la azotea. Algo dentro de ella le dió una ligera punzada en el corazón, como si se tratase de un presentimiento pero lo ignoró, puede ser cualquier cosa aunque aún seguía sintiendo algo incómodo dentro.

Estuvo tocando de puerta en puerta por largos minutos sin éxito alguno y así fue bajando hacia los pisos inferiores hasta que ya se encontraba en el piso catorce y nadie le daba razón sobre el hombre de la foto. ¿Se habrá mudado? Todas las posibilidades eran válidas pero no podía darse por vencida a pesar que ya estaba anocheciendo, así que miró los pocos billetes de su bolsillo y vió que le alcanzaba exacto para una noche en un hotel cerca.

Oprimió el botón del ascensor pero este marcaba que estaba en mantenimiento.

—Porquería -Gruñó. Siguió oprimiendo el botón pero no hizo nada-. Mierda.

Se dió la vuelta con la intención de dirigirse hacia las escaleras de emergencia pero algo en particular captó su atención. Miró el suelo dónde había un pequeño rastro de sangre reciente que provenía de una puerta cerrada, sus cejas se fruncieron pero eso no le impidió seguir el rastro hasta plantarse frente a la puerta. Tenía una mano en su cadera preparada para reaccionar si había algo raro adentro, tocó el timbre y nadie respondió.

—¿Hola? -Preguntó pero no hubo respuesta. Agarró la manija de la puerta y descubrió que estaba entreabierta, así que solo empujó un poco.

La luz blanca parpadeaba como una película de terror y el rastro de sangre se extendía por todo el apartamento hasta en grandes cantidades, como si se tratara de una matanza. Sun Hee se sorprendió por la macabra escena que encontró, tan solo pensaba que en la televisión podía ver la sangre alcanzando las paredes y el suelo en grandes charcos de lo mismo. El olor era atroz, era demasiado desagradable que hasta la presencia de moscas era notorio a pesar de que todo estaba fresco.

Escuchó gruñidos provenientes de algún lado y seguido de pasos arrastrados hasta que una figura femenina se asomó por la sala. La chica estaba repleta de sangre, en especial su nariz y boca pero lo que más llamó la atención fueron sus ojos completamente de negro. Hizo un grito agudo y corrió hacia donde estaba Sun Hee con ganas de asesinarla por inercia. La recién llegada cerró la puerta de golpe impidiendo que la mujer ensangrentada salga pero sus golpes eran fuertes, casi así que hizo abolladuras.

Sun Hee estaba sorprendida por la fuerza que la chica delgada estaba haciendo contra su puerta con ganas de salir y lastimarla. Todo era demasiado extraño y solo pudo reaccionar retrocediendo hasta que su espalda chocó contra una pared sin quitarle la vista a la puerta siendo agitada con fuerza. Se deslizó hasta sentarse en el suelo sintiendo su corazón acelerado por la sorpresa.

Había pasado por muchas cosas pero esto era diferente, esa chica estaba fuera de sí y hasta parecía alguien inhumana. Sus ojos fue lo que más impactó en Sun Hee, parecían como los de algún alien que salen en las películas de ciencia ficción. Además, el hecho que estaba bañada en sangre como Carrie. Fue una escena que le revolvió el estómago pero no se permitió vomitar, tenía que salir de ahí lo antes posible porque esa puerta no dudaría mucho en su lugar.

Abrió la puerta de emergencia con rapidez y bajó las escaleras con la misma velocidad. Lo único que se escuchaba eran sus pasos apresurados por descender hasta el primer nivel y alejarse de ese edificio para calmarse y convencerse de volver ahí al día siguiente. ¿Le convendría volver? Iba a tener una vecina loca que en cualquier momento podría asesinarla, así que no habría diferencia alguna a su antigua vida si vivía en un ambiente tan riesgoso como ese.

Sus pensamientos fueron despejados cuando escuchó un grito casi igual como hizo la chica arriba, así que se detuvo casi de inmediato. La chica podría estar cerca, así que debía escaparse lo antes posible y aún faltaba mucho para llegar hasta el primer nivel del edificio. Miró a su alrededor alguna salida y encontró la puerta que daba al piso doce, dudó un poco pero tuvo la respuesta cuando pasos apresurados se escucharon dirigiendose a ella.

Empujó la puerta y llegó hasta el piso doce, no había nadie por el pasillo así que solo corrió en busca de los ascensores con la intención de tener buena suerte y encontrar alguno que funcione. Llegó hasta su destino pero aún seguía marcando que estaba en mantenimiento.

—¡Carajo! -Golpeó la puerta del ascensor y luego escuchó la puerta de emergencia siendo abierta y cerrada.

Miró a todos lados buscando algún lugar donde pueda esconderse hasta que la chica se canse o se aleje lo suficiente para correr de nuevo hacia las escaleras. Había una puerta entreabierta de alguna habitación, así que solo se dirigió ahí sin importarle que alguien estuviera dentro o llegue dentro de poco, solo estaría un momento hasta que le pierda el rastro. La puerta fue cerrada a sus espaldas y apoyó su espalda contra ella intentando recuperar un poco el aliento, miró de un lado a otro buscando un escondite o alguna manera de protegerse.

Su mano se volvió a dirigir hacia su cadera encontrando el objeto que había estado cargando durante este tiempo. Rastrilló el arma preparada para disparar si lo necesitaba, apuntó hacia la puerta escuchando algunos pasos en el pasillo acercándose a la puerta. Tenía su dedo en el gatillo esperando para jalar de este pero regresó a la realidad, no podía volver a tirar del gatillo si quería mantener un perfil bajo.

Se giró nuevamente en busca de algo que la pueda ayudar a defender o donde escape, así que su atención fue llamada por la ventana abierta. Llegó hasta el borde y lo único que pudo ver como una escapatoria era un tubo rojo evidentemente oxidado pero serviría para hacerle un pequeño puente hacia el siguiente apartamento. Respiró profundamente y se sentó al borde de la ventana dejando sus piernas al vacío, centró su mirada en el tubo y se abrazó de este con fuerza sintiendo el miedo inminente de resbalarse y caer.

Tragó en seco y miró la corta distancia que tenía hacia la ventana de su izquierda que daba al apartamento de al lado. Pateó el vidrio esperando que se rompa para poder entrar pero no hubo resultado, era muy grueso para lograrlo así que con una mano sosteniendose del tubo y la otra libre, dirigió su mano hacia su cadera para sacar la pistola y así disparar. La ventana se hizo añicos cayendo hacia el primer piso pero fue suficiente ruido para que la mujer se alejara de la puerta del apartamento donde estaba Sun Hee para dirigirse hacia el otro donde fue rota la ventana.

Ella regresó hacia el apartamento que había encontrado antes y se dejó caer contra el suelo un poco cansada pero ahora más tranquila que la mujer se había ido. Dejó su arma a un lado y solo se centró en regular su respiración acelerada y descansar un poco, de paso pensaba en como saldría de ahí sin matar a la chica.

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no se olviden que los capítulos están sin editar, por lo que encontrarán errores.

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