Capitulo 6
Ahora, sobre un barco, que lucía y se podría presenciar que en cuanto bajara se podría hundir de tan solo tocarlo. Hazel y Kiramman subían unas escaleras que parecían eternas, hasta que lograron ver las enormes puertas que parecía el maldito infierno.
— Esto es una muy mala idea... — murmuró Hazel, con su máscara tapando la mitad de su rostro, y un uniforme que la hacían ver como la muerte en persona.
Caitlyn tomó con fuerza el brazo Hazel y la arrastró hasta la figura de un enorme monstruo —. ¿Qué se les ofrece, señoritas?
— Necesitamos hablar con uno de los presos — contestó Caitlyn sin rodeos. El monstruo abrió sus ojos algo sorprendido.
— La gente aquí adentro no suelen hablar mucho — murmuró aquel monstruo con la voz casi imposible de oír a la opinión de Hazel.
Hazel frunció el ceño, su nariz estaba al expuesto y podía notar el desagradable olor de putrefacción que inundaba aquella sala. Si era así, no quería imaginar cómo sería dentro de la prisión de StealWater.
— Venimos a hablar con uno de sus presos, creemos que hoy lo han traído — dijo Hazel intentando bajar su máscara hasta los huecos de su nariz, donde aún, con una mueca desagradable quería vomitar.
— ¡Oh! — exclamó aquel monstruo con burla — Preso 2135... me temo que no será posible.
Hazel hazlo sus cejas con irritación ante el tono del guarida — ¿Y eso por qué?
— Hubo un accidente... — dijo el guarida casi imaginando aquella escena — Uno, no muy agradable.
— Bien, no me interesa, necesitamos hablar con él.
— Lo podrán hacer en cuanto pueda mover la mandíbula.
Nuevamente Hazel le miró con fastidio. El guarida pareciera que mintiera, pero solo le importaba el chisme, sus ojos brillaban ante la mención del accidente como si fuera un vagabunda en busca de oro.
— ¿Quién lo atacó?
[...]
En diez minutos, ambas chicas estaban frente a la celda de la persona — que según él guarida — había atacado a el nuevo recluso.
— He visto tu expediente. No hay registro de ti o tus crímenes — redactaba Caitlyn con el ceño fruncido, más bien molesta — ¿Por qué estás aquí?
— Por mi gran personalidad — dijo aquella persona, y por unos segundos, Hazel padeció ante aquella voz.
Hazel traspasó la línea roja. Caitlyn le puso la mano en el hombro mirándola com preocupación, pero Hazel intentó mirar entre la oscuridad con sus ojos.
— Atacaste un preso — le dijo Hazel, rogando en si que esa persona volviera a hablar — Era testigo de una investigación en curso.
— Oh, que mal... — murmuró, dando vueltas de un lado a otro con estrés y burla.
— Me cansé — dijo Hazel apartándose de la celda y caminando — No me vuelvas a buscar para estas cosas, Kiramman.
— No pude decirlo mejor — dijo la mujer, deteniendo los pasos de Hazel — Oye, dale un beso a Silco en ese lindo ojo, ¿pueden?
Hazel frunció el ceño, la mirada de Caitlyn se posó sobre ella y se volvió a acercar a la celda con precaución, miró la mujer peli azul que estaba a su lado y miró aquella libreta que tenía en su mano.
Le arrebató la libreta y abrió la página, donde varias fotos con un mono pintado y otro tipo de apuntes se dejaban en visto. Ella lo extendió para que la presa pudiera verlo.
— ¿Esto te suena de algo? — preguntó Hazel, sabiendo bien lo que hacía. En cuanto medio segundo, la chica peli rosada, ojos azules y un tatuaje en su mejilla apretó las rejas de su celda y miraba la libreta.
— ¿De dónde lo sacaste? — preguntó exaltada, mirando entre la máscara de Hazel y la libreta en su mano.
— De por ahí.
Caitlyn rápidamente se acercó y miró a la mujer detrás de las rejas — ¿Trabaja para Silco?
— Todos lo hacen, ¿cómo no lo sabes? ¿De dónde sacaron eso? — hablo tan rápido que apenas pudieron entenderla.
— Hubo un ataque — dijo Caitlyn y Hazel rápidamente la miró confundida — Esta es la evidencia, necesito pruebas de lo que dices sobre Silco.
La chica del tatuaje golpeó su cabeza suavemente contra el barrote de la celda — Podría conseguírtelas, pero no desde aquí.
— ¿En qué tipo de mundo confiaría en alguien como tú? — preguntó Caitlyn, casi provocándola. Hazel la miró con las cejas alzadas.
— ¿Alguien como yo? Ustedes los vigilantes son iguales — ella apuntó a ambas mientras su cara representaba el odio ante las palabras de Caitlyn — Malditos criminales con uniformes elegantes, ¿saben que? Encuentran a Silco por su cuenta.
— Eso haremos, muchas gracias — dijo Caitlyn y comenzó a caminar como si nada, dejando a Hazel plantada en su lugar la cual aún miraba a la chica de tatuaje.
— El distrito suburbano las comerá vivas...
Caitlyn se marchó dejando a Hazel en su lugar, la cual cruzó sus brazos con incomodidad. La del pelo rosa la miró como si nada.
— Aún usas esa máscara ridícula — se le ocurrió decir.
— Cállate Violet — murmuró Hazel pasando su mano enfrente de su máscara para sacársela — Explícame cómo terminaste aquí, fresa.
Violet se le quedó mirando por unos segundos, sus manos aún estaban apoyadas sobre los barrotes de la prisión — Larga historia... ¿sabes dónde está... Powder?
Pues obvio que sabía.
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