Capitulo 4
Las horas habían pasado, Powder se encontraba mirando la vieja fábrica de enlatados por su cuenta, puesto que Hazel le había dicho que acompañaría a su hermana.
Cuando Hazel saltó la ventana, con su máscara puesta y sus katanas lista para amenazar, caminó directo a una habitación donde escuchó las voces claras de los que conocía.
— ¿Cómo diablos entraron? — preguntó Vander con una voz débil. — Hay miles de guaridas por todos lados...
— Fue fácil, encontramos una ventana abierta y... — Violet dejó de hablar al darse cuenta de cuál era el error. Vander les miró a todos con preocupación.
— Esta vez no fuiste tan lista, fresa. — dijo Hazel mientras entraba a a la habitación y los miraba a todos. — Tenemos que largarnos, esto es una trampa.
— ¡Has acertado, les doy la bienvenida! — exclamó una voz que terminó resonando en las paredes como un eco. Los cinco se tensaron y Hazel desenvainó la katana que descansaba en su espalda. Un hombre, el mismo flacucho que había estado en el momento cuando Benzo murió. — Mis más si sinceras felicitaciones. — el hombre aplaudía como si hubiera ganado una batalla. Luego miró a Hazel, casi con los hombros tensos. — Pero, me temo que esta reunión terminará en breve.
Cuando terminó de hablar, más personas terminaron a sus espaldas rodeándolo. Hazel trago en seco, no por miedo, más bien por que sabía que Vi quería encargarse de todos esos. Y entre ellos había un grandote con tatuajes y aretes en el rostro.
— ¿Oyeron el rumor? — habló Silco con burla en su voz. — Vander el cobarde, huyó de la ciudad con sus hijos, y al parecer unió lazos con un diablo.
Violet ya tenía puesto los guantes enormes que eran pertenecientes de Vander, su mirada reflejaba furia y decisión. Hazel no tenía que ser una adivina para saber que era lo que Violet deseaba.
— Por favor... no tienen que hacer esto. — murmuró Vander, cuando vio que Violet siguió los pasos de Hazel.
— Gordo, busca una salida. — ordenó Hazel al seguir con su camino y adentrarse al puente junto a Violet.
Violet enseguida se colocó en posición con un hombre enorme, tatuado y con pinta de que solo quería matarlas. El hombre miró a ambas esperando alguna reacción, pero de pronto el hombre la atacó y Violet le golpeó la mandíbula al hombre.
Una mujer corrió hasta Violet, pero Hazel corrió tan rápido como pudo y lanzó su katana cortándole la garganta a la mujer. Silco miró a ambas chicas con furia y miró a otras personas para que así pudieran acercarse y atacar.
Uno de los hombres de Silco quiso agarrar la katana de Hazel que ya hacía tirada en el suelo, al intentarlo, su mano se transformó de repente en arena, su brazo se extendió en una fuerte piedra casi como si fuera una estatua. La misteriosa transformación dejó tanto a al grupo de Vander como al de Silco conmocionados y confundidos. Hazel sonrió, su boca estaba expuesta dado a que la máscara solo tapaba sus ojos y nariz. El hombre intentó volver a juntar la arena, pero continuó deslizándose a través de sus dedos.
El hombre castaño miró fijamente su mano con incredulidad, tratando de dar sentido a lo que acababa de suceder. Hazel observó cautelosamente al hombre, sin ser segura de si representaba una una segunda amenaza, mientras el hombre luchaba por controlar su mano parecida a la arena, Hazel extendió su mano y la Katana, casi por arte de magia, volvió hasta a ella como un boomerang.
Cuando tuvo su katana en la mano, notó como un hombre se le acercaba por al espalda a Violet, entonces se acercó corriendo y lo golpeó, dejándolo caer tras las barandas.
Lo que parecía ser un humano, se estaba transformando en una bestia, caminando lentamente y acomodando lo que parecía ser su hombro dislocado.
Vi agarro valor, tomó un respiro, corrió hasta una de las barandas y saltó lo más alto que pudo con sus manos arriba, pero cuando iba a golpear a la bestia, el la tomó por el cuello inmovilizándola al instante.
Hazel se mordió el labio y volvió a lanzar su katana, aun que al hacer contacto con la piel del hombre, la katana reboto y cayó al suelo.
— ¡Suéltala, Silco! — exclamó Vander como pudo desde su asiento. — ¡Esto es entre tú y yo!
— ¡Tuviste tu oportunidad! — gritó Silco en respuesta, evidentemente enfadado.
La bestia lanzó a Violet, y al pobre chica de rosa tuvo que caer sobre el cuerpo tieso de Hazel. Hazel se quito la máscara y gruñó al notar a Vi sobre ella.
— ¿Estás bien? — preguntó Hazel mientras veía a Violet removerse inquieta sobre ella.
Aún que no le haya respondido, Hazel supo que estaba adolorida sobre la pierna derecha de la mayor. Hazel tomo el brazo de Violet y la arrastró hasta donde estaba su familia. Vi estaba apunto de quedar seca de lo tanto que tosía y sostenía su cuello.
La peli negra cerró la puerta y se sentó de espaldas a la puerta para poder sostener la puerta.
— Dios... — la puerta tembló tras un golpe que fue creado por la gigantesca bestia. — ¡Ayúdame, Violet!
La puerta comenzó a moverse con más brusquedad, dando indicios que el hombre monstruoso tenía intensiones de traspasar esas puertas a como de lugar.
Hazel dejo de forcejar tanto, cuando un pequeño tic traspasó su mente. Lo confirmó cuando el rubio dejó de dar golpes a la puerta para mirar el suelo, donde una bomba con el diseño de un mono, daba palmadas en un orbe de color azul.
El mono dejó de golpear con sus platillos el orbe, el rubio pensó que solo era una tonta broma y casi volvió a golpear la puerta de metal. Dos segundos pasaron y aquella débil gema explotó.
Pero Hazel ya no estaba ahí.
...
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