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Capitulo 3

La venganza es el resultado de la falta del perdón.

Palabras que cruzaban por la mente de Hazel mientras seguía a la chica de pelo rosado hasta su hogar, Anubis había vuelto hace un par de minutos, y les informó que Silco entró en una vieja fábrica.

Cuando llegaron a su hogar, escucharon una pequeña pelea que tenían Claggor y Mylo. Abrieron la puerta de golpe y Vi bajo las escaleras apresurando su paso. Miro a todos Mylo y luego a Claggor, luego su vista se dirigió a los enormes guantes de Vander.

Su mirada mostraba vulnerabilidad, Hazel le miraba con compresión y miró sus botas negras. Powder estaba aferrada a la cintura de su hermana mayor mientras veía como ella quería tomar los guantes de Vander.

— ¡Hey, calma! — exclamó Mylo mientras se acercaba a Vi y le daba un golpe a su mano. — Es de Vander, tranquila.

— ¿Qué pasó? — se atrevió a preguntar Claggor mientras miraba a ambas chicas. — ¿Y quién es ella?

— Soy Hazel. — volvió a decir por segunda vez en una hora, ambos chicos abrieron sus ojos con sorpresa. — Respecto a su pregunta...

— Benzo está muerto. — murmuró Vi interrumpiendo a Hazel. La peli negra apretó sus labios mientras veía las miradas bajas de los menores. — Se llevaron a Vander.

Abrumadores segundos de tensión llegaron, todos estaban lamentado la pérdida de un gran hombre. — ¿Quién? — se atrevió a preguntar Mylo.

— No lo sabemos. — respondió Hazel, y luego sintió los brazos de Powder aferrarse a su cintura, ella le dio leves palmadas en la cabeza y suspiró. — Era una... era una bestia... iremos a buscar a Vander.

— Iremos con ustedes. — dijo Mylo muy seguro de su decisión. Aún que Vi apretó sus puños y pareció temblar.

— Lo que mato a Benzo... No había visto algo tan... lo destrozo.

— No van a ir solas. — dijo Claggor y suspiró. — También era nuestro padre.

Hazel apartó la mirada de aquel momento, no de atrevió a hablar, no quería que su presencia incomodara a los demás. Temía que si decía algo, los menores le miraran con terror o incomodidad.

— ¿Sabes a dónde se lo llevaron?

— Anubis y Ekko le siguieron. — respondió Vi, agarrando sin pudor los enormes guantes y colocándolos en la mochila. — La vieja fábrica de enlatados junto al muelle... dijeron que... — aún que su voz se apagó, al ver a su pequeña hermana con una maleta lista para ayudar y enfrentar a todo el que se le apareciera. Aún que más bien, Vi suspiró, mientras caminaba a ella y sus pensamientos volaban. — Necesito que te quedes esta vez, Powder.

— ¿Qué? — soltó Powder casi incrédula, mientras veía a su hermana caminar hasta a ella.

—No vendrás. — dijo Vi, y Hazel pudo ver la decepción de Powder en sus ojos. — Es muy peligroso.

— Pero la familia permanece unida, tú lo dijiste...puedo pelear.

— ¡No estás lista! — exclamó Vi, dejando a Powder y probablemente a los demás sorprendidos.

Vi se apartó de Powder con resentimiento y culpa, camino hacia las escaleras y no se dignó a voltearse para mirar a su hermana, más bien miró a Hazel esperando que la chica reaccionara.

Hazel miró de reojo a Powder y negó lentamente. — Ustedes vayan, ya los alcanzaré.

[...]

Hazel estaba sentada en el banco de la habitación de las hermanas de cabellos de colores, observando a la niña pequeña que estaba sentada en el suelo, llorando. La niña, Powder, estaba Hazel podía ver que Powder estaba más que triste, si no era que enloqueció. Powder se daba golpes en su cabeza, y ella intentó intervenir.

Mientras observaba a Powder y sostenía sus manos, Powder comenzó a hablar, su voz temblorosa de lágrimas.

— Mi hermana me dijo que no estaba lista para pelear. — dijo, su voz temblorosa de lágrimas. Pero yo estaba lista. Estaba lista para pelear. Pero ella me dijo que no estaba lista, y ahora estoy sola...

Hazel sintió una punzada de empatía por Powder. Sabía lo difícil que podía ser cuando alguien te decía que no eras lo suficientemente fuerte o lo suficientemente valiente para hacer algo. Sabía que podía ser frustrante y doloroso sentir que no eras lo suficientemente fuerte para enfrentar los desafíos de la vida.

Pero también sabía que a veces, las cosas no eran tan simples como parecían. A veces, las personas podían ser demasiado duras consigo mismas, y podían necesitar un poco de comprensión y apoyo. Así que, mientras observaba a Powder, Hazel decidió acercarse a ella y tratar de ofrecerle una oreja atenta y un hombro en el que apoyarse, al final y al cabo, ella siempre le cuidaba la espalda.

— Hey. Está bien, Pow-Pow. — dijo Hazel, mientras acariciaba sus pequeñas palmas y trazaba líneas imaginarias en ellas. — No es tu culpa si Violet te dijo que no estabas lista para pelear. A veces, las personas pueden ser demasiado duras consigo mismas, y pueden necesitar un poco de comprensión y apoyo. Estoy aquí para ti, Powder. Siempre estaré para ti...

— Tengo una idea...

...

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