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Capitulo 12

Pov; Hazel

No sabía cuando tiempo había pasado. No sabía si tomarlo todo bien o mal. No sabía si aquella bomba me debería afectar. ¿Cómo estará Mel? No recuerdo la última vez que cerré los ojos para dormir apropiadamente, mucho menos la última vez que comí. Estaba sentada en la guarida de Jinx, tenía mis piernas en posición fetal pegadas a mi pecho y mi mejilla en mi rodilla.

A los pocos minutos Jinx me había pedido un favor, acompañarla a un muelle. A los pocos minutos que llegamos, la vi meterse al mar con toda la ropa y las botas sin protestar.

— ¡Bueno! — exclamó Jinx mientras soltaba un suspiro cansino, yo me había sentado en la arena y la veía mover sus piernas en el agua con entretenimiento fingido —. Todo se está yendo al carajo. Los quimobarones pelean por controlar los carriles. Intentos de pandilleros rinden por migajas.

— Jinx — la intenté llamar con la voz rota. Mis manos jugaban con la arena mientras ella levantaba la mano hacia mi dirección.

— Espera, viene la mejor parte — su voz se entristeció —. Es como cuando Vander se fue...¿recuerdas? Pero esta vez el no está aquí para arreglarlo todo. Porque... ¿porque como llegas a alguien de agujeros? Vi siempre decía que no había nada que no pudiera arreglar. Antes de que lo rompiera todo, y decía muchas cosas... ellos se parecen...¿sabes, Hazel? Siempre dándome órdenes. Ahora todo es como un silencio... ¿que debería de hacer con eso?

Jinx se quedó callada por unos segundos y luego soltó un grito desgarrador. No esperé más tiempo para acercarme a ella — ignorando el hecho que estoy mojado mis medias — y la abracé. La abracé contra mi cuerpo como si fuera una niña que necesitaba consuelo para poder dormir toda una noche.

Acaricié su cabeza con cariño y le deje un vasto beso en su cien —. Tranquila, pequeña, estoy aquí — susurré en su oído, aún tenía la voz rota pero intentaba mantenerme firme. Firme por ella. Sus temblores me alertaron un poco, sus brazos temblaban y se mezclaban con la fuerte respiración. Sus manos frías se aferraban en mi cintura mientras que su frente estaba apoyada en mi hombro.

— No quiero perder a nadie más... no te quiero perder a ti — su voz era un hilo, apenas audible entre sollozos.

— No me vas a perder, pequeña, soy un demonio recuerda eso — le respondí acariciando su cabeza con cariño, la tocaba como si fuera una muñeca delicada —. Estaré para ti el tiempo que sea suficiente. Jamás me apartaré de ti. Todos estamos un poco rotos, pero no creo que signifique que no podamos seguir adelante. Creo que es mejor convertir ese dolor en fuerza. Eso nos hace humanos... o demonios.

Jinx levantó la cabeza despacio, sus ojos morados brillando con una intensidad que me dejó sin aliento. Había algo más allá del dolor en su mirada, algo que parecía luchar por salir a la superficie. Sus manos, que antes se aferraban a mi cintura temblorosas, ahora estaban más firmes, como si estuviera encontrando en mí un ancla.

— Hazel... —susurró, y su voz ya no temblaba tanto, aunque seguía cargada de emociones que no podía nombrar. Antes de que pudiera responder, sentí cómo sus dedos subían por mi espalda, hasta que sus manos se apoyaron suavemente en mis mejillas. Su tacto era frío, pero su cercanía ardía como fuego.

— ¿Qué pasa, pequeña?... —empecé a decir, pero no me dio tiempo. En un movimiento inesperado, sus labios encontraron los míos. Fue un beso intenso, cargado de toda la confusión, el dolor y la necesidad que llevaba dentro. Su fragilidad chocaba con una determinación que no había visto antes en ella. Una torpeza que me derritió.

No me aparté. Al principio me quedé inmóvil, sorprendido, pero luego respondí al beso con suavidad, cuidando no romper ese momento que parecía tan importante para ella. Mis manos subieron hasta sus mejillas, devolviéndole el gesto con ternura. Su respiración era errática, y podía sentir cómo sus lágrimas todavía se deslizaban por su rostro, pero no se detuvo.

Cuando finalmente se separó, sus ojos me buscaron, llenos de vulnerabilidad. — Perdón... —susurró, su voz apenas un hilo—. Yo solo... no sabía cómo decirlo... perdón...soy una tonta.

Tomé su rostro entre mis manos, mirándola con suavidad. — No tienes que disculparte, pequeña. Estoy aquí, ¿recuerdas? No voy a ningún lado.

Ella asintió despacio, sus ojos bajando hacia mis labios por un breve instante antes de regresar a los míos.

[...]

Ahora estaba sentada en la oficina de Silco, en las vigas en las que Jinx siempre solía estar mientras escuchaba las conversaciones de Silco con sus compadres. Su cabeza estaba apoyada entre mis piernas mientras recibía leves caricias de mi en su cabello. Ella miraba de reojo a Sevika pelear con su propio brazo que estaba despedazo.

— Pobre mujer — murmuré a lo bajo mientras la veía frustrarse. Detestaba verla así. Nadie merece ese sufrimiento.

Luego ella estancó el destornillador en el escritorio — No puedo creer que estés muerto, y siga teniendo que limpiar tus desastres — ella miró a la silla, esperando que alguna figura parecida a Silco apareciera ahí.

— Caray, señora, ¿está loca? — se atrevió a a hablar Jinx con sarcasmo, Sevika lanzó el destornillador y se quedó estancado en una de las trenzas de Jinx —. Hablas con la gente muerta.

— ¿Vinieron a acampar conmigo? — preguntó Sevika mirándonos a ambas, mientras yo quitaba el destornillador de la trenza de Jinx con cuidado de no dañar su cabello. Lo amaba más que mi propio cabello.

Cuando el destornillador quedó libre de su cabello, Jinx la miró y pretendió rodar de las vigas a la mesa —. ¿No te hice ya suficientes favores?

Vi a Sevika mirarla con enojo y tomar una botella de cristal desde sus espaldas, Jinx estaba más ocupada en preparara aquella maquinaria que usaba Silco a la misma hora para su ojo.

— Misma hora todos los días — dijo Jinx y entonces yo bajé ganándome una mirada de alerta por parte de la morena, yo solo me ocupé de acostarme en aquel cómodo sillón —. El niñote no podía hacerlo solo.

Vi como Sevika bajó la guarida y dejaba caer la botella de cristal, se apoyó al escritorio de Silco mientras miraba el suelo —. No había mucho que podía hacer solo. Justo ahora me tendría recorriendo todos los carriles cobrándole a todos.

— ¡Tómalo como dos! — dije alzando mi mano haciéndome notar mientras leía una de aquellas botellas de alcohol que había traído Sevika. Con desgano la abrí y vertí un poco en mi boca, más gruñí cuando lo sentí resbalar por mi barbilla y luego por mi cuello.

— Construyendo sus armas.

— Cerrando sus tratos.

— Explotar a sus enemigos.

— Creer que tiene el mundo a la palma de la mano — agregué yo mientras vertía un poco más de aquel líquido barato que sabia muy fuerte —. Aún que no estaba tan lejos que digamos.

Sevika soltó una risa ante mi comentario pero su mirada se enfureció —. Sale de la vida y el mundo entero se queda de cabeza.

— Efecto Silco.

No obstante, Sevika no pareció soportarlo más. Con su único brazo, lanzó una silla de bandera que había a su lado destrozandola al instante. Jinx la miró de reojo con aquel brillo destacador, se reflejaba algo de pena y afecto por la morena.

Me acerqué an ella y apoyé mi frente en su brazo, era hasta donde le podía alcanzar, mientas acariciaba su mano con tranquilidad y la ayudaba a regularizar su respiración.

— Todos sus planes... todo lo que construimos, ¿qué carajo quiere que hagamos ahora?

Jinx tomó el brazo de Sevika mientras se daba la vuelta un conmigo pegada a su cuerpo, se entretuvo con el brazo como si fuerza divertido y aquella sonrisa traviesa se reflejó en su rostro —. Ver todo arder.

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HOLAAAAAA, capítulo para el wiwishumericrisma, espero les haya gustadooo

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