31.| INSTINTO DE SUPERVIVENCIA.

DIEZ AÑOS DESPUÉS.

      Justo como lo habían planeado, Stefan y Azaelia habían desaparecido de Mystic Falls, y viajaron alrededor del mundo. Habían tantas cosas que Azaelia quería ver, y Stefan quería ayudarla a ver todo lo que pudiera. Él amaba ver la mirada en su rostro cada vez que se embarcaban en una aventura, y no había otra cosa que ellos dos quisieran hacer. Pero mientras continuaban aventurándose por el mundo en el que vivían, hubo un momento en que ellos dos tuvieron que regresar a Mystic Falls.

      ¿La ocasión? Una boda.

      Los dos se encontraban en Grecia cuando Stefan había hecho la pregunta a la Gilbert mayor, y ella estaba más que lista para casarse con el hombre que amaba. No sería raro en lo más mínimo, ya que Elena y Damon habían peleado y ya no estaban juntos. Stefan y Azaelia podían vivir juntos el resto de sus existencias sin tener que enfrentar las cosas extrañas que involucraba que sus hermanos estuvieran enamorados el uno del otro. A pesar de que todos estaban muertos, seguiría siendo extraño para ellos, y eso era algo que no necesitaban.

      Con ellos estando prometidos, decidieron volver a su hogar para la boca, así todos serían parte del proceso. Pero una vez que volvieron a la residencia Salvatore, se encontraron con que era una escuela para criaturas sobrenaturales. Azaelia le pareció extremadamente raro que cada habitación estuviera habitada por estudiantes, y no supo cómo se sentiría Damon al tener niños corriendo alrededor de su viejo hogar.

      Azaelia observó su rededor, con Caroline dando órdenes a todos para asegurarse que todo fuera perfecto, y la Gilbert mayor no pudo evitar reír. Estaba agradecida de tener a todos cerca para su boda, y cuando llegó el momento, ella se sintió como ella misma, a una profundidad que nunca había experimentado antes. Nunca supo si iba a encontrar a alguien como Stefan, y supo que los dos iban a poder superar cualquier cosa.

      Ninguno de ellos tenía idea de qué se avecinaba en sus futuros, pero sí sabían que sus vidas nunca serían aburridas. Seguirían siendo arrojados a un caos de insanidad, especialmente si sus amigos estaban cerca. Pero esa sería una aventura para otro día, y Stefan y Azaelia no querían más que poder pasar el resto de sus existencias juntos.

      Hasta que ellos decidieran que ya habían tenido suficiente.