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Surturius.exe

   Scott Drew pasó por el videoclub antes de continuar a su casa. Entró a la sección de videojuegos. Buscó algún título para llevarse. Estaban títulos como: Gran Turismo, Grand Theft Auto, Spyro, Silent Hill, Resident Evil 3, Harry Potter. Mayormente juegos de la PlayStation. Estaba tentado a llevarse el GTA, pero uno le llamó más la atención. No tenía foto en la carátula y solo estaba escrito en un la parte de arriba:

SURPICIUS.EXE     PLAYSTATION+ 

   Scott frunció el ceño. Nunca había oído acerca de PlayStation+ y estaba al tanto de las noticias por las revistas de videojuegos. Invadido por la curiosidad, decidió comprar ese mismo. Le salió increíblemente barato. Tan solo 15 pesos.

   Su madre no estaba en casa todavía cuando volvió. Dejó sus cosas en una esquina de su cuarto y sacó el juego. Metió el disco en su consola: una PlayStation, esperando que funcionara.
Sorprendentemente lo hizo. Parece que los juegos destinados a la “PlaySation+” podían funcionar en una PlayStation. Scott asumió que alguien se había equivocado a la hora de poner el nombre de la consola.

   Cuando lo encendió, había una pantalla negra con la marca de la PlayStation, pero en rojo, y se le apareció el signo “+”. Al terminar, estaba el menú del juego con un fondo gris, similar a la estática de un televisor y con la única opción de JUGAR. No había SALIR o CARGAR. Ni siquiera las OPCIONES o los ajustes del juego. Scott frunció el ceño. Le recordó un poco a los juegos de arcade, donde solo podías jugar hasta perder y tenías que superar tu puntuación.

   Dudoso, le dio a JUGAR y ocurrió una pequeña transición de imágenes perturbadoras, que parecían sacadas de un asesinato. No pudo verlas lo suficiente para saber exactamente qué eran.
No le dio importancia y continuó. 
  
   Estaba en una especie de mazmorra, de la que debía salir. A medida que avanzaba, encontraba esqueletos vivientes, murciélagos gigantes, zombis, brujos. Siempre tenía que evitarlos, ya que no tenía o no había descubierto aún la opción de atacar. Encontraba algunos objetos por el camino, pero eran solo papeles sin el menor significado. Mientras se adentraba más y más en la oscuridad, empezaban a salir cuadros de diálogos diciendo: “CLK-K-K-KT”.

   Scott no tenía idea de qué significaba aquello. Probablemente se trataba de alguna criatura o ser que estuviera cerca. En un punto, se encontró con un NPC inmóvil y con túnica, similar a un sacerdote. Su aspecto no era nada agradable, hasta para los gráficos 2D del juego. Su rostro era blanco, con cuencas negras y órbitas de ojos amarillas. Scott se acercó a él, saliendo un cuadro de diálogo.

-EN SU PRISIÓN DE LA REALIDAD, EL ESPACIO Y EL TIEMPO, LA PASTA VIVIENTE: SURTURIUS, ESPERA PACIENTE.

   A Scott eso le pareció absurdo. Quiso avanzar, hasta que se dio cuenta de que ya no podía. Su personaje no le respondía. Pensó que podía ser cosa del mando, hasta que recordó que no hacía ni 6 meses que lo compró. Aquello era raro.

   De pronto, la pantalla se volvió negra, con algo de estática. Un rostro se asomó en esta. Era el sacerdote. Ahora se le veía más claramente y parecía estar observando a Scott. Un ligero escalofrío corrió por su espalda.

-En su prisión de la realidad, el espacio y el tiempo, la pasta viviente: Surturius, espera paciente.-dijo nuevamente el sacerdote, esta vez, con voz real.

   La pantalla volvió a apagarse. Scott rápidamente sacó el disco y lo rompió. Su madre tenía razón. Los juegos empezaban a hacerle daño. Alguien debió de haber pirateado el disco. Ya no importaba, no volvería a jugar nunca más.

   Escuchó un ruido detrás de él. Otro escalofrío recorrió su cuerpo, quedándose inmóvil. Con mucho esfuerzo, consiguió voltearse. Horrorizado, descubrió que el sacerdote estaba ahora delante de él. Sus ojos, antes amarillos, se tornaron blancos, y alzó sus manos polvorientas encima de Scott. 

   Su madre llegó luego de unas horas y empezó a preparar el almuerzo. Tuvo que llevar a Scott agarrándolo del brazo y dejarlo en la mesa del comedor. Estaba anormalmente tranquilo y su mirada parecía más muerta. 

   Cuando su madre terminó de cocinar, le sirvió a Scott y le dejó los cubiertos. Cuando se sentó, había un silencio opresivo alrededor de ellos. Scott no tocaba su comida.

-¿Y cómo te fue hoy, Scott?-preguntó su madre.

No hubo respuesta. Ella empezaba a preocuparse.

-Oye, ¿te sientes bien?

Nada tampoco. Scott miraba al vacío.

-Scott, ¿puedes hablarme?

   Dejó finalmente su plato y se acercó al asiento de Scott. No se dio cuenta de que faltaba el cuchillo de Scott.

-Scott, ¿estás bien?

   Entonces, Scott alzó el cuchillo y se lo clavó a su madre en el cuello. Aterrada, se llevó la mano al cuello. Cayó de espaldas y Scott se levantó finalmente. No quiso dejarlo así y empezó a apuñalarla en el pecho. El piso comenzó a llenarse de su sangre.

   Una vez terminó, Scott contempló a su madre moribunda. Una lágrima cayó por su mejilla.

-En su prisión de la realidad, el espacio y el tiempo, la pasta viviente: Surturius, espera paciente.-repitió.

   Las manos del sacerdote tocaron sus hombros y la habitación se volvió oscura. Scott sentí cómo su cuerpo lentamente se convertía en algo más. Se miró las manos, que empezaban a cambiar su manera de ver las cosas. Se volvieron borrosas…casi pixeladas. Pero los pixeles lo convertían en algo más. Algo que le recordaba a Surturius.exe. Las paredes se levantaron a su alrededor y se descubrió a si mismo vagando como una de las tantas criaturas de ese videojuego.

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