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⁰¹⁰·No era real ¿o si?

JungKook se levantó la mañana del lunes con TaeHyung sentado en una silla saludandole en un gesto coqueto moviendo sutilmente sus dedos junto a una linda sonrisa como si realmente sus intenciones fueran totalmente inofensivas, un grandísimo chiste. Aún le costaba tragarse la idea de que ese fantasma si podía aparecer en el día, de verdad que en su cabeza TaeHyung era una especie de monstruo que obtenía energía en la noche y aquello no le permitía salir por el día, todos los eventos del fin de semana fueron suficientes para matarle la fantasía, soñar no costaba nada.

La última esperanza que le quedaba al pelinegro era que este no pudiera salir de su casa, lo poco y nada que sabía de fantasmas es que aquellos se quedaban deambulando en el lugar donde morían así que cuando llegó el momento de irse de su hogar avanzó lento intentando ser capaz de distinguir si TaeHyung seguía con él o no, una tarea difícil de comprobar ya que este había desaparecido de su vista hace ya bastante tiempo por lo que cada cierta cantidad de pasos que daba miraba tras suyo para asegurar que todo seguía igual.

Se veía muy paranoico, y cualquiera que se tomará el tiempo de mirarlo se preguntaría qué andaba mal con el chiquillo, para su suerte era tan temprano que no había mucha gente en la calle y la poca que había iba en auto, por lo menos no sería tachado de loco tan pronto.

Luego de avanzar tres cuadras soltó un suspiro creyéndose libre del pelirrojo.

—Adoro ver qué me extrañas tanto así que te fijas de mi presencia en cada pasito que das —«puta mierda» masculló al instante, regresó su vista al camino y divisó a TaeHyung apoyado en una pared con las manos reposando en su pecho—. Es taaan tierno de tu parte —dijo en un tono de voz que sonó empalagoso pero que era evidentemente fingido.

El pelinegro lo miró con angustia, cielos, la vida no lo quería ni un poquito ¿verdad?, avanzó lo suficiente hasta estar frente al pelirrojo, procurando de mirar a todos lados de que no hubiera gente que los viera u oyera.

—Pensé que los fantasmas se quedaban estancados en el lugar que morían —le dijo viendo a TaeHyung sonreír mientras lo escuchaba.

—Claro, eso pasa —aseguró, confundiendo un poco al contrario.

—Asumo que moriste en mi casa —el pelirrojo asintió cruzándose de brazos—. Entonces ¿por qué no te quedaste allá?

TaeHyung dio unos pasos hasta estar más cerca de él, agrandó su sonrisa mostrando una blanca hilera de dientes, JungKook observó lo que parecía una agradable sonrisa no fiándose de ella claro está, aunque en el fondo hasta podría considerar que era una singular y linda sonrisa de no ser que seguramente encubría quién sabe qué intenciones, el pelirrojo se acerco un poco más hasta quedar con su boca a sólo unos milímetros del oído ajeno.

—Porque eso les pasa a fantasmas comunes y tontos que se andan lamentando de su pasado —le susurro como si fuera un secreto—. Y yo no soy un fantasma muy común ¿no crees, JungKook? —se alejó de él viendo la falta de expresión en el rostro de JungKook y sin embargo notando el nerviosismo en su mirada—. Tampoco soy un tonto para lamentar mi pasado, no al cien por ciento, al menos, de hecho hay varias cosas que volvería a hacer —confesó en un tono suave mirando directo a los grandes ojos de JungKook.

—...¿Qué cosas? —respondió casi en el mismo tono de voz.

Los ojos de TaeHyung se volvieron completamente negros, una oscuridad más profunda que cualquier cosa que el pelinegro haya visto, por alrededor de las esferas negras venas violáceas resaltaron en el rostro, ensanchó una sonrisa que decoro de esquina a esquina su rostro mostrando dientes puntiagudos, una de sus manos subió hasta reposar en el cuello ajeno, JungKook noto que sus dedos se habían alargado en esas afiladas garras, el pulgar le acarició la garganta con un cuidado aterrador.

—¿Tú qué crees? —lo había dicho muy lento mientras le daba esa horrorosa imagen de él que el otro presenciaba por primera vez, el menor no había notado en qué momento había dejado de respirar, tragó duro para dejar el aire entrar tembloroso en él.

Un camión pasó a gran velocidad dejando un rastro de viento tras este, sin embargo en el momento que este camión se alejó, con la misma rapidez Kim TaeHyung había desaparecido de su vista, JungKook quedó en su lugar sintiendo el viento en su cara completamente solo.

Tomó una bocanada de aire y casi automáticamente continuó su camino hacia la academia, «eso no acaba de pasar, eso no acaba de pasar, eso no acaba de pasar, fantasma de mierda, fantasma de mierda» se repetía en su mente como un mantra, parte de él sabía que intentaba mentirse pero era eso o ponerse a gritar de frustración en medio de la calle.

❦ ✠ ❦

En la primera hora de clases se sentó junto con YoonGi en los asientos finales, aprovechó de su compañía para poner los pies en la tierra, los sucesos con ese fantasma algún día lo iban a volver loco y la amistad que le brindaba el castaño era lo suficiente para olvidar el extraño camino que tomaba su vida cada día.

Ambos escuchaban aburridamente la lección del profesor, a veces más entretenidos en cualquier tontería que hablaran que escuchar la apagada y monótona voz de su superior.

YoonGi podía notar como algo en JungKook se veía distinto, no muy seguro de qué era pero viendo claramente cómo las pupilas del contrario viajaban de un lado a otro como buscando algo que no encontraba, no quiso meterse en lo que pasaba por la cabeza ajena seguramente no sería la gran cosa, cuando iba despegar su mirada del ajeno fue cuando vio algo unos centímetros más abajo en la zona de la garganta. Curioso, está vez indagó un poco sobre aquello al encontrar cierta marca en su cuello.

—Oye —llamó la atención del ajeno sacándolo de esa burbuja mental en la que se encontraba—, ¿qué es eso? —dijo apuntandole la marca en su cuello, JungKook frunció el ceño sin entenderle—, tienes un, um ¿rasguño? en el cuello, con qué clase de fiera te metiste —rió ante sus palabras—, o será que el fin de semana no te la pasaste sólo, eh —molestó pues supuso que quizás el menor tenía más compañía femenina de lo que creía.

Aclarando que él realmente no creía que el otro tuviera compañía femenina.

El pelinegro veía a su amigo reír pícaro aún sin expresar alguna emoción en su rostro que no fuera confusión, tocó su propio cuello sintiendo una línea abultada debido a la hinchazón, abrió la boca sorprendido frente al ardor que le acompañó. Lo más disimulado que pudo sacó su celular para mirarse en la cámara frontal notando efectivamente el rasguño en su cuello en corte diagonal cerca de la base.

No recordaba haberse dañado con algo, ni golpearse ni cosas de ese estilo, JungKook no entendía como se había hecho...

Y entonces mientras se sentía perdido en el abismo que eran sus ojos, percibió la afilada garra del pulgar del pelirrojo en su cuello haciendo presión mientra este recitaba una pequeña pregunta que sin saberlo le hizo temblar.

Tragó duro mientras acariciaba la herida, notando lo real que era, así que aquello no fue tan falso como creyó, la mayoría de las veces que TaeHyung llegaba hacerle algún tipo de daño terminaba siendo algo de la imaginación de JungKook, nunca pasaba en verdad, incluso esos cinco puntos alrededor de su sector del latido habían desaparecido muy rápidamente.

—Um, ah y-yo... —miró con nervios al castaño sin saber cómo contestarle la pregunta.

—Hey, no te líes, esta bien lo que sea que hagas en tu intimidad —respondió el mayor simple mientras anotaba algunas cosas en su cuaderno sin notar que JungKook ardía en cada mejilla de su rostro—, sólo dile a tu amiga que no sea tan salvaje..., o al menos no en lugares tan visibles.

El contrario abrió la boca sorprendido por las suposiciones ajenas, estuvo cerca de negarle aquello y decirle la verdad pero qué ganaría si hacía eso, quizás una amistad menos y JungKook ya tenía suficiente en su casa y con las cosas paranormales como para sumar una nueva desgracia en su vida.

Asintió sin negarlo, daba igual si su vida sexual era inexistente YoonGi no tenía porqué saberlo.

Mientras el castaño se reía de la cara roja de su amigo y JungKook intentaba no aumentar la temperatura de su rostro fue el momento donde las cosas comenzaron a ponerse raras, el salón que estaba medianamente bullicioso quedó en completo silencio, escuchando la risa de YoonGi como un eco a pesar de que este se había callado con el resto, pudo percibir descolocado el sonido de un lápiz escribiendo en papel, un sonido compartido por todos los estudiantes en sincronización cual robots, el profesor estaba en el frente mirando serio a los segundos dirigiendo su mirada al pelinegro lo cual extrañamente le hizo actuar como todos los demás sin el control de su cuerpo, agacho la cabeza tomó el lápiz y se unió al coro de escritura.

No sabía que escribía pues su mano parecía controlarse por sí sola, se sentía rígido pero tenía la sensación de que todos estaban igual que él, siendo los sonidos demasiado precisos para su gusto, en ese salón todos eran iguales.

Su lápiz se detuvo al igual que el del resto, vio como su mano dejaba perfectamente alineado el objeto al lado de su cuaderno, nervioso de que todos hayan hecho lo mismo, miró su hoja una última vez notando el mensaje que acababa de escribir.

¿SABES QUÉ ES REAL?

Abrió la boca sabiendo quién era el culpable de aquello, su vista abandonó la hoja enderezando el torso miró al frente siendo sus pupilas las que volvieron a fijarse en todos los alumnos en la misma posición.

Pasaron unos segundos de un horrible silencio, parecía que el único en esforzarse en respirar durante este tramo era el pelinegro, vio como algunos comenzaban a retorcerse en sus asientos lo cual no le preocuparía si no fuera porque con cada movimiento que hacían un sonido de quebramiento lo acompañaba, de un momento a otro todos los alumnos a su alrededor doblaron sus cuellos y espaldas de formas inhumanas tales como girar su cuello hasta quedar con el rostro alineado con la espalda, tirarlo hacia atrás de forma que probablemente le hubiera roto la garganta, girar su espalda en noventa grados a partir del centro; JungKook escuchando el perfecto crack que hicieron sus huesos probablemente rotos.

Ninguno se había movido de su asiento, sillas y mesas en su mismo lugar, sin embargo sus cuerpos extrañamente doblados con el único objetivo de mirarlo a él.

—Señor Jeon —saltó en su asiento al escuchar la firme voz de su profesor quien tenía una gran sonrisa en su rostro mientras le miraba—, ¿se sabe la respuesta?

JungKook tragó duro sin saber qué hacer o qué responder, todos le miraban sin excepción alguna, hasta YoonGi se mostraba al igual que los demás alumnos con los ojos fijos en cualquier acción que hiciera, mientras tanto apoyado en la pizarra se veía a TaeHyung con los brazos cruzados y una sonrisa adornando su cara, todos tan concentrados en mirar al pelinegro que ni cuenta daban de la presencia pelirroja al contrario de JungKook que no había tardado en verlo, cuando su mirada se conecto con la del fantasma, éste le guiñó un ojo para después caminar hasta salir por la puerta escuchandose el timbre a los segundos de eso.

Todos dejaron de mirarle, con el mismo sonido de huesos rotos sus extremidades volvieron a donde deberían estar, se levantaron y salieron de manera más ordenada de lo que solía ser, el pelinegro algo extrañado tomo sus cosas rapidamente para seguirle el paso a YoonGi quien ya se había adelantado unos pasos.

Al salir la mayoría volvió a actuar como siempre, algunos se sostenían la cabeza y otros se quejaban de dolor en el cuerpo, parecían salidos de un trance que no sabían que se les había impuesto, incluso notó a YoonGi menos robótico que hace un par de segundos atrás, y era extraño, una situación como esa JungKook la tacharía como otra situación que el fantasma le instauró en la cabeza pero escuchar como algunas de sus compañeras se quejaban del dolor de cuello era mucha coincidencia como para pensar que aquello no fue real.

JungKook sabía, que aquello que pasó en clases no había pasado en verdad, no fue real, y sin embargo se permitió dudar.

—¿No encontraste la clase algo... extraña?

El castaño le miró de vuelta— Fue una clase normal del profesor Yang, no sé que hubo de extraño.

—Sí pero estaba más silenciosa que de costumbre, ¿no crees? —intentó tantear terreno, necesitaba saber de alguien más que aquello que vio no pasó.

YoonGi frunció el ceño— De qué hablas, sus clases siempre son así.

A ese punto JungKook se veía algo nervioso, o sea, eso acaba de pasar y ¿todos eran conscientes de eso?—. Pero todos estaban sentados extraños al final de la clase y algunos hasta se quejaban del dolor que les provocó aquello... —dijo recordando ver como todos a su alrededor lo observaban prácticamente doblados y retorcidos.

El castaño se detuvo pensando, mirando como su amigo lamía sus labios demostrando que algo le inquietaba—. Bueno, nos tienen dos horas sentados escuchando una lección, la mayoría le gusta mantener modales pero supongo que es normal que eso les canse o duela, no sé qué más decirte al respecto —el pelinegro suspiro sabiendo que eso sonaba lógico y razonable, definitivamente lo de la clase fue otro juego mental que le gustaba hacer TaeHyung—. Quizás necesitas relajarte un poco, ¿tienes hambre? Porque yo sí, vayamos a comprar algo de comida.

JungKook vio como YoonGi sonreía lo que le hizo pensar que debería dejar de agobiarse, de todas formas si lo pensaba bien no era la gran cosa lo de hace un rato considerando que no fue real, ¿le inquietaba? sí, pero estaría bien.

El pelirrojo vio pasar a la pareja de amigos a su lado y resoplo aburrido casi haciendo un puchero espero a que el otro estuviera a unos metros para luego seguirle, en el camino alguien chocando con él, aunque no realmente ya que sólo le atravesó como si no fuera más que aire incoloro a presencia de otros, lo cual no era totalmente mentira.

❦ ✠ ❦

—Dime, JungKook, ¿alguna vez has probado las barras de manzanas de las máquinas expendedoras de la academia?

—No, con suerte he ido a la cafetería del casino si soy honesto.

YoonGi sonrió ante la mirada confusa del pelinegro, se acercó a la máquina expendedora e inserto unos billetes sacando dos barritas de manzanas de una marca escrita en otro idioma en elegantes letras rojas en un papel dorado.

—Es una marca de dulces francesa, no siempre las traen pero juro que es lo más delicioso que hay como para ser una simple barrita —comentó tomando uno de los dulces para ofrecerselo a JungKook quien acepto sonriendo levemente.

El castaño fue el primero en desenvolver la golosina dándole un mordisco inmediato deteniéndose en desgustarlo como si fuera el mejor manjar, el menor miró esto con gracia para luego dirigir su vista a su propio dulce, lo desenvolvió con cuidado dejando la mitad del dulce que formaba la golosina expuesta mientras que la otra mitad que era cubierta por el papel de oro, lo usaba como mango para sostenerlo, a simple vista sólo parecía un montón de cereal unido con caramelo, le dio una mordida sintiendo el sabor a manzana que no era hostigadamente dulce y la textura no era dura, era una agradable sensación a la boca, algo impresionante.

Abrió los ojos mirando a YoonGi quien sonreía y él imitó el gesto mientras seguía masticando.

—Hyung, es muy bueno —dijo masticando otro trozo.

—Te lo dije —YoonGi dio una gran mordida disfrutando el dulce y encaminandose a comprarse otro.

JungKook disfrutaba el sabor en sus papilas gustativas, se sentía casi como un niño pequeño mientras masticaba y saboreaba, en una mordida sin embargo sintió que algo explotó en su boca, movió su lengua sin sentir el sabor a manzana sino algo más agrio, siguió masticando esta vez sintiendo mayor viscosidad dentro de su boca, tragó casi sintiendo una arcada en el proceso, no entendía, ¿por qué de repente se sintió tan mal?

Observó su dulce en mano el cual soltó en el momento que vio un montón de babosas nadando por entre el interior del cereal, cerró los ojos buscando compostura luego de eso, volvió a recoger el dulce aún viendo como estos pequeños invertebrados se paseaban por ahí.

—Hey, ¿por qué pones esa cara? Parece que viste un fantasma —YoonGi bromeó en cuanto regresaba de haberse comprado otra barrita. Ante la mención JungKook le miró dejando de ver la asquerosa barra de cereal.

—Oh, bueno... —pero antes de explicarle se fijó que la barra ya no tenía ni un rastro de algún invertebrado, suspiró—. Está- ya sabes, rico pero ehm... ya no quiero más.

—Entonces dámelo, es comida no se puede desperdiciar —dijo arrebatándole la barra de cereal para quitarle el envoltorio que cubría la mitad de la golosina, lo cual reveló el regreso de los viscosos acompañantes.

—Hyung, no creo que sea buena- —idea, pero no alcanzó a terminar de decir cuando observó casi con horror como YoonGi mordía un trozo de la misma no sólo ingiriendo la barra sino que también las babosas las cuales al parecer no notaba, pero joder JungKook si las veía.

Casi le dieron ganas de vomitar cuando un líquido viscoso, espeso y verde sobresalió de los labios de su amigo y una pequeña babosa se arrastraba fuera de su boca recorriendo la cara hasta caer al piso, YoonGi aún comía gustoso y JungKook sólo apretó los labios en una fina línea evitando reaccionar.

—Escuche que en Francia comen caracoles ¿cierto? —escuchó una grave voz en tono burlón cerca de su oído y el pelinegro no tuvo que darse vuelta para saber de quién se trataba.

—Como putas te odio —masculló lo suficientemente bajo para sólo ser oído por el fantasma mientras veía a su amigo masticar el último trozo de dulce explotando todas las babosas en su cavidad bucal.

❦ ✠ ❦

Luego de la asquerosa escena de comida su estómago no dio más, JungKook fue al baño a expulsar posiblemente todo lo ingerido de ese día y del anterior, la garganta le ardía y el olor a vómito que expulsaba el retrete le mareaba, no pudo seguir solamente porque ya no tenía nada más para vomitar, con eso tiró de la cadena y salió del cubículo donde se encontraba, observó la hora fijándose que ya era momento de entrar a clases, se lavó la boca lo mejor que pudo con agua durante un buen rato, terminando por lavar sus manos y su rostro, notando este último más pálido de lo usual remarcando unas oscuras ojeras bajo sus ojos, lucía muy enfermo, no iba a mentir así se sentía luego de hasta quizás haber vomitado su vida pasada.

Mientras se dirigía a paso lento hasta el gimnasio, que es donde tendría su siguiente clase, analizó su situación luego de todos los eventos que habían ocurrido a lo largo del mes.

Sabía que ahora no podía ver a TaeHyung, ¿por qué? Él no se dejaba ver hasta que quisiera dejarse ver, así que era obvio que nunca podría predecir en dónde está exactamente, sin embargo de algo estaba seguro, y es que siempre estaría cerca de él, por algún motivo que el pelinegro no llegaba a entender el fantasma le seguía como la sombra pegada a tus pies, era inquietante ya que ahora más que nunca jamás podría saber lo que pasaría de un momento a otro, aquel fantasma con esa fascinación de alterar su realidad le hacía ver cosas que los demás no veían, o eso creía al menos.

Era serio, pues cómo lidiará con algo como eso, llevó una mano a su cuello aún sintiendo la herida que se le hizo esta mañana, hay cosas que eran completamente reales por muy extrañas que fueran, pasaban en tiempo real y sucedían realmente, la herida que comenzaba a cicatrizar en su cuello era prueba de ello, lo que había sucedido en su clase era prueba de ello, pero otras cosas que se sentían reales pero lucían de otro mundo y al final nunca habían pasado, eran cosas que JungKook tendría que aprender a distinguir mientras pensaba en una forma de deshacerse del pelirrojo, la cual no tenía ni idea de cómo le haría.

Al llegar al gimnasio entró cauteloso en caso de que el profesor Chae notara su ligero atrasó, para su suerte algunos recién estaban en los camerinos para ponerse su ropa deportiva.

Entró al respectivo de hombres, en el cual la mayoría ya estaban vestidos con el uniforme deportivo de la academia, su casillero estaba casi al final así que tuvo que pasar por todos esos trogloditas que parecía se bañaron en sus perfumes y desodorantes.

—¿Jeon JungKook? —escuchó una voz llamarle, un chico algo más alto que él y más corpulento de tez morena y labios gruesos le llamó, sin embargo el pelinegro pudo darse cuenta de que era uno de los lamebotas de Park ChanYeol, solo porque todo el grupito incluido el mismo nombrado estaban detrás de él—. ¿Qué haces aquí? El camerino de niñas está enfrente —y eso pareció ser lo suficientemente divertido para que, no sólo el grupo de Park riera, sino varios compañeros que se encontraban alrededor.

JungKook se mostró impasible, realmente sin encontrar la gracia—. Disculpa, ¿y tú quién eres? porque el camerino de los sin cerebro no es este —le dijo, escuchando como todos se callaron y a cambió se escuchó un "uuu" de la multitud.

No pareció ser una pregunta que el otro se tomará bien pues no tardó en agarrarlo de su camiseta blanca y estamparlo contra el casillero más cercano, ganando un golpe en su espalda y cabeza.

—¿Qué quién soy, rata inmunda? —le dijo con cierto deje de ira en la voz, siendo esta misma ira palpable en su rostro, aquel sujeto parecía dispuesto a golpearlo frente a toda la multitud, sin embargo ChanYeol se acercó y apoyó una de sus manos en el hombro ajeno para acercarse a susurrarle algo que JungKook debido a la distancia escuchó a la perfección.

—Kai, no le golpees frente a tanta gente nos podría perjudicar, lo puedes hacer más tarde —y una vez el más alto se alejó con suficiencia, el sujeto llamado Kai, lo miró enojado, lo azotó una vez más contra los casilleros buscando la forma de desquitarse por el momento y luego lo soltó y se fue con todos los demás que ya estaban listos para la clase.

JungKook se arrastró hasta llegar sentado al suelo sosteniéndose la cabeza con dolor la cual le fue golpeada dos veces contra los casilleros de metal azul, se quejó maldiciendo bajito, con un poco menos de dolor miró a su alrededor encontrando el camerino de hombres casi vacío, siendo unos pocos los que seguían ahí lo suficiente lejos de él para ignorarle por completo.

El pelinegro se levantó sintiéndose algo mareado por la falta de comida en su cuerpo y los recientes "golpes" que obtuvo, se fue hasta el final del camerino en donde se encontraba su casillero, y sacó del pequeño espacio su ropa deportiva cambiándose rápidamente para unirse a la clase.

—Eres patético.

El pelinegro rodó los ojos ante la voz ya conocida mientras terminaba de ponerse la camiseta amarilla de deportes.

—¿No tienes algo mejor que hacer? —le habló encarandolo mientras se cruzaba de brazos.

—Gran pregunta —dijo acostándose en la banca mirando por unos momentos el techo como pensando en ello—. Nop, la verdad es que no.

Hizo una mueca tomando su ropa del día que ya estaba doblada para guardarla en el casillero—. Hay ciento de personas aquí a las cuales puedes molestar a gusto e incluso algunas que están muy interesadas en conocerte —dijo pensando en JiMin—, ¿por qué perder tu tiempo conmigo?

—Eres mi persona favorita, adoro estar contigo —le dijo guiñandole un ojo cuando obtuvo su atención de vuelta.

—No es mutuo —comentó cerrando el casillero de un golpe para dirigirse a la clase.

Al estar nuevamente en el gimnasio vio a YoonGi trotando –si es que eso era trotar más parecía que caminaba rápido– junto con el resto de sus compañeros y compañeras de clase, decidió adentrarse al círculo antes de que el profesor Chae se diera cuenta de que no estaba haciendo nada.

El pelinegro podía jactarse de ser un gran deportista, nunca le había ido mal y era bueno en varios deportes, sin embargo el hecho de haber vomitado toda su comida de hoy y ayer le estaba afectando pues se sentía débil en cada paso que daba.

Incluso estaba yendo patéticamente lento en comparación a la velocidad que podía dar sino se sintiera como lo hacía, intentó presionarse a sí mismo a ir más rápido, le costaba pero pudo notar como adelantaba a varios de sus compañeros de clase, como si los lentos ahora fueran ellos, al principio lo encontró gratificante pero cuando hizo toda una vuelta y los demás seguían en el mismo lugar de antes, redujo su velocidad hasta no moverse y quedarse parado notando que nadie avanzaba pero que estaban en posición de trote, se acercó cautelosamente a sus compañeros más cercanos notando que realmente si se estaban moviendo pero en lo que parecía una cámara lenta, una demasiado lenta si era honesto.

A todos parecía afectarles menos a él, incluso pudo notar que un gesto tan simple como parpadear les tomaba al menos dos minutos.

—TaeHyung, ¿qué hiciste? —preguntó al aire sabiendo quien era la única persona –o más bien fantasma– que podría hacer eso.

—Te hice un favor para que luego no digas que no soy bueno contigo —TaeHyung apareció a su costado hablando.

—¿Un favor? —cuestionó JungKook mirando el perfil del pelirrojo que a los segundos desapareció.

—Allí está el chico que te molesta —le respondió apareciendo frente a él apuntándole al alto que estaba al lado de una cesta de pelotas rojas junto a sus lamebotas, todos ellos en igual condición de slow-motion que el resto de su clase—. Es tu oportunidad de hacerle algo, ve a apuñalarlo, cortarle un dedo, romperle un hueso, desgarrale un músculo, quizás arrancarle un ojo, podrías quebrarle las manos al otro chico que te empujó contra el casillero. No lo sé, sorpréndeme.

JungKook frunció las cejas mientras miraba la nuca del otro que le había dado la espalda mientras le decía todas aquellas acciones despiadadas e inhumanas, retrocedió un par de pasos cuando el pelirrojo desapareció nuevamente de su vista no tardando en chocar su espalda con el pecho ajeno a los segundos.

Se giró a verlo mientras este sonreía—. No haré nada de eso, no soy como ellos ni soy como tú —y la sonrisa del otro se esfumó—. Regresa las cosas a la normalidad.

Vio al contrario resoplar mientras miraba a otra parte con expresión aburrida— Que decepción, de verdad esperaba que te volvieras un loco sediento de sangre —a JungKook aquello le generó un escalofrío mientras el ajeno se alejaba de él caminando hasta los otros alumnos, inspeccionando algunos hasta llegar a uno de los tantos marginados que habían, uno donde su principal problema era el sobrepeso—. ¿No es gracioso ver a una ballena correr? —comentó con interés.

—Eso es grosero —le contestó inmediatamente molesto, TaeHyung le miró por un segundo y volvió a fijarse en el chico «Shin DongHee» supo al instante, aprovechó el hecho tan simple del ser un fantasma para atravesar su cuerpo con su mano yendo directo al pecho pero sin atravesarlo por completo la dejó a la altura dónde deberían estar los órganos contrarios—. ¿Qué haces? —dijo JungKook algo preocupado.

—Haciendo lo que tú no pudiste darme ahora: diversión —dicho eso sacó su mano lentamente, JungKook observó a la perfección como de esta goteaba sangre debido a que encerrado entre sus dedos estaba el corazón del otro aún palpitando, TaeHyung se acercó rápidamente a su humano favorito y tomó la pálida mano de este para que tocara el corazón lleno de grasa, con una sonrisa la atrapó entre las suyas asegurándose de que este aplastara el corazón.

—No, no, espera, qué haces —por más resistencia que intentara poner no zafaba su mano de las otras sintiendo en su palma el tejido del corazón latente.

TaeHyung sonrió regresando sus ojos a esa tonalidad oscura haciendo más presión entre sus manos y la de JungKook -–la cual se removía inquieta– hasta que entre sus dedos el órgano cardíaco explotó en sangre desinflándose como una bolsa, los dos se quedaron quietos ante aquel suceso, pero el cuerpo del menor comenzó a temblar mientras veía la sangre de entre sus dedos y los del contrario escurrirse hasta caer al suelo, TaeHyung alejo sus manos dejando caer el órgano sin sangre, tomó la temblorosa mano de JungKook decorada con los rastros rojos encontrándola más linda que nunca y besó el dorso de su mano, le guiño un ojo y desapareció junto con el órgano y la sangre.

Todos avanzaron a la velocidad normal, todo había vuelto a ser normal y JungKook se encontraba observando todo esto desde el centro de la cancha dándose cuenta ahora que se encontraba en aquel sitió, aún demasiado absorto en la escena de hace unos segundos no creía lo que pasó, lo que hizo incluso si no fue a voluntad propia, no debería ser real, no, no y no, él no explotó el corazón de alguien en su mano, no, no y no, se repetía, ni siquiera pudo prestarle atención al irritante sonido del silbato que siguió con el grito de su profesor para que volviera a correr.

Todo pasó muy rápido, luego de escuchar aquello le siguió otro gritó proveniente de Kai «¡Piensa rápido, Jeon» quien le lanzó una de las pelotas rojas directo a la nariz, el impacto haciéndole caer sentado al suelo mientras se sostenía la propia que comenzaba a sangrar, segundos más tarde escuchó otro sonido de caída seguido por el chillido de sus compañeras una que otra diciendo «iugh, que asco, ¡que no me toque!» «uy, ¿la ballena murió?», aquel último haciéndole levantar la vista hacia el chico que antes llamó la atención de TaeHyung tirado inmóvil en el suelo, sus ojos se abrieron en grande observando al profesor correr a socorrerlo mientras les ordenaba al resto seguir corriendo.

Shin DongHee, se llamaba, sufrió un ataque al corazón siendo llevado de urgencia al hospital, JungKook sabía, que aquello había sido su culpa.






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[N/A]

read you soon my dears


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