⁰¹¹·Mr. Loco Jeon
La mente humana es como un pasillo infinito con un montón de puertas que te guían a diferentes caminos y sectores de su grandeza, un pequeño gran laberinto que se entrecruza y que fácilmente podría consumirte si terminas por perder el rumbo. Este laberinto sin fin, mantiene un orden y se ensucia en cuanto alguien deja de ver la realidad como solía verla, los caminos se mueven y cambian su dirección original, a veces generando un círculo interminable que no te llevará a ningún lado, hecho con la única intención de dejarte atrapado y demostrarte que no hay salida por la cual escapar. Kim TaeHyung se podría autodenominar como uno de los principales causantes de este caos mental que se genera en quienes se hayan atrevido a sacarlo del espejo, veía las mentes humanas como un pequeño juguete que le gustaba dañar hasta volverlo inservible.
Como una plaga o alguna especie de virus, TaeHyung se encargaba de ensuciar este laberinto, volverlo sombrío y oscuro, confuso y con caminos interminables conectados a otros que no te llevarían a ningún lado, usualmente solía ser rápido, un virus que mata y destruye tanto que tu mente termina con tu vida en cuestión de días pues no lo soporta.
Bastaba con una semana o dos para llevar a las personas al borde, consumidas por la oscuridad que se les filtró por jugar con lo que no debían, detrás del fantasma había un camino de sangre y un montón de cadáveres.
Sin embargo, Jeon JungKook no tuvo esta suerte, el efecto Kim TaeHyung fue distinto en él, muy lento se estaba adentrando en él sin su consentimiento bajo la falsa creencia que lo tenía bajo control, el pelirrojo decidió que no sería una muerte rápida, quería disfrutar esto más, ansiaba más, y planeaba controlar este camino a la locura con calma, poco a poco consumiría todo de este particular ser humano que se caracterizaba por ser el primero en recibir un trato más suave por parte del maniático fantasma.
JungKook caminaba ciego a una locura progresiva.
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La gloriosa campana que daba al fin de clases había sonado en un irritante sonido prolongado, Jeon JungKook iba caminando con un parche en la nariz cortesía de ChanYeol y sus lamebotas que le lanzaron aquella pelota roja accidentalmente.
Perturbado se sentía luego de los sucesos en la clase de educación física, a nadie, y quería recalcarlo, a nadie le importó el hecho de que un alumno había sufrido un ataque cardíaco en plena clase, todos siguieron la clase simplemente esquivando el caos que provocaba un don nadie, todo aquello mientras JungKook estaba en la enfermería por su nariz que no había parado de sangrar, el líquido rojo cayendo en sus manos intentando detener el sangrado le recordaba el corazón que él y TaeHyung aplastaron.
Y es que era mucha coincidencia que unos segundos después de aquello el mismo personaje dueño del corazón tuvo que ser llevado al hospital.
¿Entonces él asesinó accidentalmente al aplastar el corazón? ¿o TaeHyung sabía que aquello pasaría y le puso una de sus tantas ilusiones?
Él más que cualquiera sabía que nadie sabía del fantasma que lo observaba en todo momento, que nadie presenció la escena que él vio, sintió e hizo pero sentía que cada persona que lo miraba lo juzgaba por aquello como si realmente todos supieran, de repente todos se volvían una sombra negra que le recalcaban lo que era.
Culpable, culpable, culpable, ¡culpable!
Suspiró ante aquello mientras iba camino recto a la salida por el muy bien cuidado pasillo junto con YoonGi a su costado que iba pegado en el celular.
Tuvo que detenerse, joder que tenía pues se estaba comenzando a marear muy fuerte, a lo lejos veía la puerta de vidrio que parecía alejarse cada vez más de él, paró en el momento que esta se veía tan pequeña y lejana hasta parecer del tamaño de un alfiler, parpadeo confundido esperando que el mareo terminara lo suficiente para poder sentirse estable, sin embargo la imagen frente a él comenzó a retorcerse como si fuera un espiral, paredes, techo, suelos y muebles se retorcían girando sobre sí mismos como si fueran hechos de goma.
JungKook abrió la boca retrocediendo dos pasos a medida que el espiral iba avanzando tomando posesión de toda la longitud del pasillo, fue hasta su conocida técnica de acercar su mano a su antebrazo y pellizcar con fuerza intentando que el dolor lo llevará de golpe a la realidad pero nada cambió, en cambio por las paredes que estaban tanto a sus costados como las que yacían en esa curva comenzaron a teñirse de rojo por medio de gotas que caían de los bordes del techo, gotas rojas tan oscuras que llegaban casi a un negro pero que al deslizarse por las blancas paredes teñían de un rojo vivo.
Sus pupilas se dilataron mientras aún observaba shockeado la escena, dolor se comenzó a apoderar de él y no entendía porqué.
—JungKook —su nombre sonó como un eco a su izquierda giró su cabeza más brusco de lo que pensó viendo como YoonGi le miraba con el ceño fruncido y un deje de preocupación en el rostro—, ¿estás bien?
Al pronunciar la pregunta el dolor se intensificó propiamente en sus brazos los cuales miró antes de poder responder, horrorizado cuando se encontró profundos cortes que rodeaban su brazo avanzando en espiral tal y como el pasillo pero que terminaba con letras que dictaban la palabra asesino escrita en su muñeca, curiosamente la hemorragia de sangre apenas tocaba el borde de la herida desaparecía.
Sudo frío mientras hiperventilaba y el mareo fue intenso, hasta pudo escuchar una risa en su oído cuando cerró los ojos y cayó desmayado.
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Al abrir los ojos vio borroso y aún sentía un poco de sudor en su cabello, un dolor que le palpitaba en la cabeza que se fue apaciguando a medida que la vista se le aclaraba y distinguía en dónde se encontraba, el aspecto medianamente antiguo, los muebles, las cosas, el espejo, no le tomó mucho tiempo darse cuenta que estaba en su habitación.
Un poco confundido hizo memoria aún acostado en su cama, posición que no le duró mucho al recordar lo pasado en su academia, se levantó sobresaltado sentándose abruptamente en la cama revisando sus brazos que para su suerte estaban intactos, sin heridas ni cicatrices.
Con un suspiro de alivio volvió a recostarse viendo de reojo a la chica peligris sentada a los pies de su cama, cerró los ojos exhausto preguntándose en qué momento llegó a su casa.
Sin embargo volvió a abrir los ojos, sentándose nuevamente para comprobar que efectivamente, Kim YooHyeon estaba a los pies de su cama observándolo.
¿Qué?
—Veo que despertaste —habló ella sonriendo, aprovechando de sentarse un poco más cerca del pelinegro que lo miraba atónito.
—YooHyeon —dijo sin saber que decir, en especial cuando notó que la contraria iba vestida sólo con un delgada bata de seda celeste que estaba amarrado a su cuerpo aparentemente desnudo pues JungKook no pudo evitar notar como los pezones se marcaban a través de la tela, cosa que intento ignorar regresando su vista al rostro ajeno seguramente con las mejillas rojas—. Uhm, no quiero ser grosero pero ¿qué haces aquí? —su voz sonando un poco más aguda de lo que pretendía.
La peligris puso un mechón de cabello tras su oreja riendo tontamente, JungKook a pesar de no conocerla al cien por ciento juraba que ella lucía distinta.
—Tú me trajiste aquí —dijo su voz sonando algo coqueta acercándose y apoyando su delgada mano en el muslo de JungKook, cosa que no pasó desapercibido por el otro, trago duro mientras la otra se seguía acercando—. Nos encontramos mientras te dirigías a tu casa y me invitaste a pasar ¿no te acuerdas? —dijo con un puchero en sus labios rosados.
—Pues... la verdad es que no lo hago —comentó bajito sólo obteniendo un par de risas de la contraria.
Ella lo miró con sus negros ojos mientras se mordía el labio y no tardó casi nada en subirse al regazo de JungKook asegurando de estar sentada justo en su entrepierna, al pelinegro se le cortó la respiración, definitivamente ésta no era la YooHyeon que él conocía.
¿Cómo la chica amable y tímida que se encerraba en un armario de la escuela para tejer atrapa sueños podría comportarse de una manera tan descarada como esta? no tenía sentido.
—Aún así podemos hacer algo que sí recuerdes —comentó empujando a JungKook por los hombros con una sorprendente fuerza logrando que este se recueste, está vez, el otro entrando en pánico cuando las manos de la chica se dirigían a la única cinta que mantenía cerrada la bata en su cuerpo.
—¡Lo siento, sólo te veo como una amiga! —dijo cubriendo sus ojos con las palmas de sus manos mientras sentía su rostro ponérsele rojo fijándose que la chica estaba a punto de quitarse la única prenda que llevaba—. ¡No puedo hacer esto, YooHyeon!
—¿YooHyeon? ¿Quién es YooHyeon? —escuchó la voz responderle, una distinta, JungKook entre abrió los dedos para mirar a través de ellos quitando completamente las palmas cuando notó la nueva presencia—. Tontito, ese no es mi nombre.
Y sentada en su regazo -precisamente en su entrepierna- ya no estaba YooHyeon, ni siquiera había un rastro de la chica, en cambió se encontraba SooJin, con la misma vestimenta mirándole con los mismos ojos negros y los labios rojos en una sonrisa.
Doble qué.
Decir que JungKook estaba sorprendido y confundido quedaba corto para describir cómo se sentía.
Su rostro se puso más rojo si era posible cuando ella posó sus delicadas manos en su pecho para arrastrarlas por el torso sintiendo los músculos marcados del abdomen por sobre la polera blanca que portaba, la chica sonrió coqueta mientras comenzaba a moverse encima del chico, frotando su zona íntima con la ajena.
JungKook estaba en shock y no estaba seguro de qué hacer, con YooHyeon –a quién juraba ver hace unos segundos atrás– era fácil detenerla pues no la veía como algo más, pero a él le gustaba SooJin, qué hacías cuando la chica que te gusta esta así encima tuyo, su moral le decía que debía detenerla, es decir, ni siquiera estaba consciente de cómo ella llegó allí.
Abrió los ojos en demasía cuando SooJin se acercó a la cinta que mantenía la bata unida, una vez se deshizo de la cinta dejó que la tela se deslizará por sus hombros y si JungKook hubiera dejado los ojos abiertos un segundo más hubiera presenciado los pechos de la chica, sin embargo sentía que la situación era mucho para él y amagó con cerrar los ojos muy fuerte mientras se quedaba quieto, sintiendo en el momento los movimientos de la chica detenerse.
Fue así durante unos segundos que parecieron minutos, un completo silencio con cero movimiento, el pelinegro respiro profundo unas tres veces pues no sabía que esperaba SooJin que hiciera hasta que escuchó una risa.
Demasiado grave para ser de una chica.
Abrió los ojos viendo a TaeHyung sentado encima de él riendo con la bata celeste abierta descansando en sus antebrazos exponiendo su figura masculina y -gracias a todo- con pantalones negros puestos. JungKook se mostró casi horrorizado comprendiendo todo en un segundo.
—¿Qué pasó JungKookie? ¿no era lo que esperabas? —comentó con una sonrisa viendo como el menor seguía impactado con la situación—. Te mostraste tan reacio y sin embargo sigues duro, ¿mh? —dijo moviendo su cadera sintiendo la semi erección del otro en su trasero, aquello fue suficiente para hacer reaccionar al otro.
—Sale de encima —dijo serio aunque con un deje de desesperación mientras intentaba empujar al otro, cosa que no logró—. ¡Quítate!
TaeHyung sonrió encantado con la reacción ajena quien intentaba empujarlo mientras parecía entrar en pánico algo sobrellevado por la situación de hace unos momentos. El pelirrojo desapareció de improvisto provocando que JungKook empujara al aire yéndosele el cuerpo hacía adelante, respiró agitado intentando localizar al fantasma, rindiéndose cuando en lo que creyó dos minutos no apareció, se dejó caer pasando sus manos por su rostro intentando quitarse la tensión.
Fue entonces que creyó que ya había vivido lo más traumático pero ni siquiera espero cuando de repente el mayor se encontraba encima de él nuevamente, pero entre sus piernas.
Sus manos fueron puestas arriba de su cabeza por las propias de TaeHyung mientras este le miraba burlón.
—Debí suponer que preferías ser de los que reciben ¿no es así, JungKookie? —dijo pegando su entrepierna al trasero del aludido.
Al otro pareció abandonarle el color de la cara mientras intentaba removerse sólo logrando frotarse accidentalmente contra el otro lo cual lo exasperó un poco más.
—No me llames así y no sé de qué me hablas —JungKook no era tonto, sabía a lo que se refería pero prefería fingir que no tenía ni idea, no quería ni imaginar una situación así con el otro—. ¡Quítate! —volvió a gritar no soportando el tipo de cercanía que había encima suyo.
La reacción fue opuesta a lo que le hubiera gustado, el pelirrojo se acercó lentamente a él en el transcurso sus ojos tornándose verdaderamente negros como la oscuridad, JungKook intentó alejarse siéndole imposible únicamente logrando hundirse cada vez más en su colchón. Las manos de TaeHyung apretando con fuerza sus muñecas le hizo pensar que las iba a dislocar en cualquier momento, su corazón latía rápido inquietándose por cualquier cosa que estuviera pasando en la cabeza del otro.
Sintió que algo se removía bajo el colchón, fijando su vista en los bultos que salían de vez en cuando bajo las sábanas, abrió los ojos en grande, notar la sonrisa que dio TaeHyung cuando éste tomó en cuenta su reacción no le tranquilizó para nada. Los bultos comenzaron a golpear la superficie con más fuerza durante unos asfixiantes cinco segundos hasta romper las telas que les impedían salir, unas cuatro manos delgadas con la piel pegada a los huesos, uñas largas y rotas se acercaron aferrándose al cuerpo de JungKook para empujarlo dentro del colchón, ahora literalmente se estaba hundiendo.
Más manos salían y le hundían, sabía que tal vez no funcionaría pero el pelinegro volvió a removerse buscando escapar del agarre en su cuerpo, TaeHyung levantó el torso mirándolo desde arriba, soltó sus muñecas viendo con satisfacción como las manos del otro estaban moradas por la falta de circulación, apoyó su gran mano en el pecho de JungKook, quien le miró con horror y el mayor juró que pudo sentirse hasta con vida con esa mirada, y empujó.
JungKook sintió que de verdad estaba siendo tragado por su cama, y lo último que vio fue el rostro de aquel fantasma viéndole con una sonrisa.
Una opresión en el pecho y todo se volvió oscuro.
En cuanto sintió que pudo respirar otra vez abrió los ojos que, sin haberse dado cuenta, había cerrado, visualizo el rostro de YoonGi quien lo miraba con el ceño fruncido claramente preocupado, rápidamente JungKook miró a su alrededor notando que estaba en el pasillo de la academia, respiró profundo e intentó no alarmarse, sólo era una bendita alucinación.
—Hey JungKook —la voz de YoonGi le sobresaltó, detalle que el otro no pasó por desapercibido—. ¿Estás bien? Desde que llegaste te ves extraño.
—¿Desde que llegué? —repitió el pelinegro devolviéndole la mirada de extrañeza a su amigo.
—Pues sí, ¿es por lo de ayer? Te desmayaste muy feo, fui a dejarte a la enfermería, me fui para traerte algo de comer y cuando regrese ya te habías ido —JungKook escuchaba cada palabra con atención, comprendiendo de a poco que no estaban a martes como él recordaba, era miércoles y lo que pasó desde que se desmayó el martes en la tarde hasta hoy era un espacio en blanco que no estaba en su memoria—, la enfermera dijo que simplemente te paraste y te fuiste. Dime ¿pasó algo? ¿fue Park ChanYeol? Si quieres lo expulsó para que sepa con quien no meterse —ofreció el mayor observando como JungKook parecía preocupado.
Tardó un poco en contestar buscando que podría decir, piensa rápido Jeon—No... él no hizo nada —dijo casi susurrando—, yo... sólo, sólo... ahm quería irme, no he dormido bien últimamente es todo.
Min YoonGi no estaba seguro de qué pasaba con JungKook pero estaba seguro que mentía, se veía muy nervioso mientras observaba a su alrededor como si sus ojos esperaran ver algo, sin embargo optó por darle el beneficio de la duda pues la realidad le mostraba oscuras ojeras bajo los grandes ojos del más alto que podrían comprobar lo que dijo.
¿Qué le ocurrirá? eran una de las cosas que pasaban por la mente del castaño.
El timbre sonó dando la señal de que debían entrar a clases, no hicieron más que despedirse porque tenían diferentes materias.
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La clase de matemáticas solía ser aburrida pues sólo se la pasaban haciendo ejercicio tras ejercicio, JungKook en particular no era malo y le era relativamente fácil resolverlos pero hoy su mente era un lío, casi mirando la fecha en todos lados lo único que pudo verificar fue que efectivamente era miércoles, y por más que intentara no podía recordar nada de ayer en la tarde más que apareció en su cama y luego fue tragado por la misma.
¿Era eso? ¿Ahora TaeHyung podía quitarle los recuerdos? ¿Qué clase de fantasma lograba eso?
¿Siquiera era uno?
El pelinegro sacudió la cabeza alejando sus pensamientos mientras salía de la sala –pues el timbre ya había sonado–, se dirigió a su casillero a paso lento, a lo lejos vio a SooJin viéndose tan linda como siempre mientras hablaba con su grupo de amigas, sin embargo al pasar por el lado para su pesar escuchó un trozo de la conversación que mantenían.
—¿Recuerdas al gordito que cayó como saco de papas ayer? Escuché que se murió por...
JungKook abrió los ojos, el cuerpo dejando de responderle quedándose quieto en medio del pasillo por unos segundos, casi olvidando como respirar cuando la palabra murió se filtró por sus oídos.
Pero reaccionó rápido, sus pies moviéndose por inercia, pensando que sólo era un grupo de chicas exagerando las cosas, convenciéndose de ello, para su pesar otro grupo hablaba de lo mismo con una razón diferente de muerte, al igual que otro y otro, los rumores variaban: exceso de grasa, taquicardia, ataque al corazón, derrame cerebral, su propio peso rompiéndole órganos, sobredosis, y más razones pero todos estaban de acuerdo en que aquel muchacho había muerto.
Cuando JungKook llegó a su casillero en un camino que le parecieron horas sentía el aire más pesado, recargo su frente en el frío metal buscando tranquilizarse, regulando una respiración que no supo en qué momento se había vuelto agitada, tocándose sus propias manos con ansiedad aún recordando el tacto de un corazón latiente en ella, se intentó calmar contando hasta diez, respiró profundo y con la mente más despejada abrió su casillero en el cual reposaba un corazón con un débil latido por falta de sangre.
Cerró su casillero casi de golpe, al instante un cuerpo apareciendo delante de él, DongHee se mostraba con la misma ropa de gimnasia con un agujero atravesándole el pecho dando la señal de la falta de dicho órgano.
Los ojos de DongHee mostraban rabia mientras le penetraba con la mirada módulo las siguientes palabras:
—Tú me mataste —no...—, tuviste mi corazón en tus manos y lo aplastaste como si nada —no, te juro que yo no quería— ¡Me asesinaste! ¡Por tu culpa estoy muerto en un hospital! —y-yo no quería— ¡Morir, debes MORIR!
Lo siguiente que JungKook supo fue que este se transformó en una extraña figura mientras intentaba alcanzarlo para darle fin a su vida, sin embargo en un parpadeo cerró su casillero de un golpe al mismo tiempo que gritaba y retrocedía tres pasos, todos los presentes a su alrededor hicieron un silencio de segundos eternos mientras lo observaban, pronto el pelinegro dio cuenta de ello, su respiración regresaba a ser agitada y una vergüenza subía por sus mejillas, con la poca dignidad que le quedaba regreso a su casillero, guardó y sacó todo lo necesario rápidamente ignorando los murmullos no tan bajos que había iniciado la gente.
—¿Está loco o qué?
—Yo creo que es marica.
—Como si este tipo no fuera más extraño, cada vez se supera a sí mismo.
Y sólo porque su vida estaba escrita como un libro de tragedia, no fue la última vez que los demás presenciaban estas reacciones que antes quedaban como parte de la ilusión, donde nadie veía lo que JungKook veía y nadie veía cómo éste reaccionaba a estas, ahora salían de ellas, siendo la situación parecida, nadie veía lo que el pelinegro veía pero todos eran testigos de sus reacciones.
La segunda vez que sucedió fue en clase, JungKook estaba en uno de los asientos de atrás tomando sus apuntes, aún escuchando en murmullos como algunos hablaban de lo ocurrido en los casilleros como si no hubiera nada mejor que hablar, giró los ojos, aún sintiéndose avergonzado de aquello no veía la razón de hablarlo por tanto tiempo.
Una chica de cabellera miel estaba sentada frente a él, esta se dio media vuelta a encararlo, JungKook levantó la vista esperando a que dijera algo pero ella sólo le miraba en silencio, en una batalla silenciosa de miradas donde ella no parpadeaba pero él lo hacía incontables veces sin saber que pretendía la ajena.
La chica levantó una ceja mientras le veía y finalmente habló:— ¿Qué pasa? Te ves muy nervioso, ¿acaso también planeas sacarme el corazón y aplastarlo? ¿quieres asesinarme? —su expresión dura y maliciosa no abandonaba el rostro de esta, el contrario abrió los ojos no entendiendo en un principio porque ella decía esas cosas.
Su mente regresando la escena del ayer, aquella que al parecer no abandonaba su mente, necesitaba disculparse por algo que no fue su culpa y de lo que nadie fue testigo, JungKook estaba demasiado sumido en sus pensamientos como para analizar la situación en ese momento.
—No quiero matarte, lo juro —le respondió bajito siendo sólo perceptible para la contraria, la cual en un parpadeo pasó a una cara maliciosa a una asustada.
JungKook lo supo en ese momento.
—¿Pensabas en asesinarme? —repitió la horrorizada chica—. ¡Dios, sólo te pedí ver tus apuntes, eres un maldito psicópata!
Lamentablemente fue lo suficiente alto para que toda la clase incluida la profesora escuchara, la cual no tardó en preguntar qué estaba pasando y la chica resultó ser muy melodramática.
—¡Me dijo que me quería asesinar! —casi chilló mientras se levantaba de su puesto con el único fin de alejarse del ajeno—. ¡Profesora, está loco!
Inmediatamente toda la clase comenzó a hablar de aquello, JungKook sintiendo la frustración pues era una situación difícil de manejar cuando los hechos para él ocurrieron totalmente diferentes.
La profesora lo envió a dirección y con gusto de salir de ese agujero de voces JungKook tomó su mochila y salió rápidamente de esa clase, notando de reojo como la chica de cabellos miel le miraba con algo de terror en el rostro.
Las cosas pudieron salir peor, luego de explicar todo lo ocurrido –omitiendo la parte donde la chica le recriminaba su asesinato–, el director le comentó que lo iba a dejar pasar pues no era la primera vez que un alumno o alumna venía por algún drama de Park SunYoung, sin embargo lo iban a tomar en cuenta, una advertencia obtuvo, la próxima vez que amenace a alguien de muerte –que no era su caso pero así lo entendió todo el mundo– sería suspendido por una semana.
No era como que pudiera objetar así que acepto y se retiró de la oficina, al salir noto que ya estaban en receso, para su desgracia siendo él el tema favorito de todo el mundo.
—Escuche que viene después de estar años en un manicomio, quizás después de todo no era un vándalo sino un loco.
—¿Y si vino a asesinarnos? ¡Dios mío! ¿desde cuando dejan entrar a cualquiera en este lugar?
—Será mejor ni hablarle, que se las vea siendo un marginado loco de mierda.
Pasó por alto todo y cada uno de esos comentarios, no como que su reputación sea afectada cuando nunca fue buena en primer lugar, decidió ir al lugar que le enseñó YoonGi hace unas semanas cuando se empezaban a conocer, ahí probablemente hallaría algo de paz.
Al llegar al salón, se encontró a YoonGi fumando mientras Park JiMin parecía estar diciéndole algo que el menor sólo entendió un breve "...en serio vas actuar así? Oh-", la puerta al abrirse hizo suficiente ruido para interrumpirle y que ambos chicos dieran cuenta de su presencia, JungKook creyó interrumpir algo importante así que intentó irse tan rápido como llegó.
—¡JungKook, espera!
La voz de YoonGi fue suficiente para hacerlo detener, miro tras de sí y se encontró a YoonGi hacerle señas desde su lugar para que se acercara, algo indeciso JungKook decidió entrar no ignorando el rostro de desagrado del pelirrosa.
—No puedo creer que aún te juntes con el maniático.
—JiMin, cállate, no necesito tus comentarios —claramente el aludido se sintió ofendido pero no quiso marcharse en cambio frunció el ceño mientras regresaba una pequeña paleta a su boca buscando distraerse con algo—. Hey, Kook, supe lo que pasó —cómo no iba a saberlo si era la noticia del momento—. ¿Estás bien? sé que has estado extraño desde la mañana, si te ocurre algo puedes contarme ¿vale? sé que JiMin está aquí pero él no dirá nada.
—¿Y a mí por qué me involucras? —recibió una dura mirada del castaño y el pelirrosa sólo suspiró con enojo—. Ni que me interesara tu vida, Jeon —esa era su forma de decir que realmente no diría nada.
JungKook, ya estaba frente a frente observando a YoonGi quien le miraba con cierta preocupación, el menor de verdad creía que quizás el castaño era el mejor amigo que alguna vez había hecho que hasta le daba pena tener que mentirle sobre lo que ocurría pero no se sentía con otra opción, las cosas que le pasaban no eran meramente creíbles al no ser que hubieras vivido lo mismo o fueras en efecto un loco.
El pelinegro sonrió pequeñito intentando de dar tranquilidad con su expresión— Estoy bien, Hyung, ya te dije que he estado durmiendo mal, además creo que últimamente me he pasado con las películas de terror y con la falta de sueño estoy algo paranoico.
Nuevamente YoonGi no sentía que fuese todo aquello lo que afectaba al otro pero sonaba creíble y decidió aceptarlo sólo esperando que de verdad fuera eso.
—Mh, entonces procura dormir más, la falta de sueño de verdad te afecta y no es sano.
—Sí, Hyung, prometo dormir más...
—Sabes, si ese es tu problema procura controlar tu paranoia, ChanYeol le ha dicho a todo el mundo que eres un drogadicto psicópata que vino desde un manicomio, tus actitudes no demuestran lo contrario —comentó JiMin aún muy interesado en su paleta.
—Y tú cómo su perro faldero seguramente le crees —le recriminó YoonGi haciendo girar los ojos al contrario.
—Ugh, vas a empezar otra vez... me voy a ir, disfruten su tiempo de chicas —dijo marchándose segundos después.
Los dos se quedaron en silencio hasta que el castaño le comento: —Perdón, larga historia.
—Está bien, Hyung, si también me necesitas para algo también estoy aquí.
—Mister loco Jeon, muchas gracias —le respondió haciendo reír a ambos con el apodo, el cual sonaba más agradable cuando venía de un amigo.
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De camino a su hogar, JungKook estaba muy consciente de lo que había sido su día procurando de que no hubiera un espacio en blanco, quizás le hubiera gustado olvidar toda la burla y los malos rumores que se crearon de él, que era un asesino, que era un loco, un maniático, un psicópata; hubiera preferido quedarse con el ridículo nombre de rueditas.
—Mira lo bueno —un repentino agarre en su cintura, el contacto con un cuerpo ajeno a él y una lamentablemente conocida voz grave interrumpieron sus pensamientos—, hay gente que cree que los psicópatas son sexys —el cuerpo de JungKooK sufrió un escalofrío puesto que aquello le fue susurrado en la oreja junto con una pequeña mordida en la misma.
El menor abrió en grande sus ojos y apartó a TaeHyung de un golpe, que si somos honestos a cualquiera le hubiera dolido pero para un muerto era difícil sentir dolor, sin embargo el pelirrojo llevaba esa sonrisa pícara en sus labios, se sentía feliz, atormentar al contrario había sido espléndido ese día.
—Escucha mis palabras atentamente, Kim TaeHyung —la voz de JungKook sonaba enojada y sus ojos combinaban con esta, el hecho de que el pelirrojo sonriera tan abiertamente sólo le hacía hervir la sangre aún más—. Vete. A. La. Mierda.
Luego de ello, el pelinegro se fue directo a su casa, sabiendo que aquello no pararía su tormento pero le satisfacía en cierto modo decírselo, TaeHyung desapareció de su vista pero le seguía igualmente, los terribles sucesos que le provocó al menor aquellos dos días fueron buenos, pero nunca suficiente, JungKook recién estaba entrando a lo que podría ser su caos mental.
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[N/A]
Hay personas que por cierta escena en este capitulo se confunden pensando si esta historia es kookv y friendly reminder yo no escribo kookv, sólo escribo taekook, esop.
en otras noticias, auto-spam resubí "cliché" y publique una historia nueva llamada "el cuarto reino" por si les interesa, jeje.
Read you soon.
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