⁰¹⁸·Culpable
Su cuerpo temblaba tanto que no supo cómo hizo para correr tan rápido hasta el baño más lejano que encontró, respiraba fuerte, demasiado ruidoso incluso para él mismo, abrió cada cubículo con más fuerza de la necesaria para verificar que nadie estuviera ahí más que él, cualquiera diría que parecía un loco, más de lo normal pero ni él se sentía en plena cordura. Confirmando su soledad se dirigió a la puerta principal para cerrarla con llave, miró de nuevo el vacío baño verde escuchando a lo lejos la campana que anunciaba el fin del receso pero él no podía volver a clases, no ahora que su situación de paz no llegó a completar ni siquiera la mitad del día.
—¡TaeHyung! ¡Kim TaeHyung! —gritó, viendo para todos lados sin respuesta, buscándole con la mirada, respiro sintiendo la vibración en el aire, sus ojos llorosos de su propia desesperación, se agarró el pelo tirando un poco con ansiedad, gritó más fuerte—. ¡¡Kim TaeHyung!!
—¿Hay algo más dulce que tu amado llamando tu nombre desesperadamente? —su figura se reflejó en el espejo, justo detrás él, TaeHyung estaba apoyado en la pared de uno de los cubículos con una sonrisa complaciente—. ¿A qué debo el placer? —JungKook en cuánto lo vio se acercó con pasos bien marcados hasta agarrarlo de aquel hanbok negro con flores desgastadas en su tela que usaba abierto y empujarlo con más fuerza de la necesaria a la misma superficie, acompañado del sonido metálico del golpe en la cabeza que obtuvo el pelirrojo—. Ah~ ¿así que después de todo si te gusta rudo?
El fantasma miró con una sonrisa juguetona al adolescente y sin embargo este se veía molesto, lo cual se expresó en en el color blanco que tomaron sus dedos y nudillos al apretar más el puño que agarraba su ropa.
—No digas tonterías, dijiste que a todos se les había olvidado, ¿¡por qué ahora hay gente que sabe!? —le gritó otra vez, JungKook lo soltó después de eso pasándose las manos por el rostro, necesitaba calmarse pero una de sus mayores preocupaciones, que había creído desvanecida, se volvió realidad.
—Ah, eso —dijo sin moverse de su lugar recordando al grupo de cuatro, en especial a la chica de cabello corto que amenazó en nombre de los demás al susodicho, le había parecido divertido en un inicio, supuso que no alcanzó a desmemorizar a todos—, es raro, juraría que hice el cambio con todos los presentes —TaeHyung hizo una mueca exagerada pensante, apoyando su dedo índice en su mejilla.
El adolescente se le quedó mirando como si se tratara de una broma, se pasó las manos por el cabello genuinamente desesperado, con ganas de llorar de la impotencia y del poco control que tenía sobre todo esto.
—¿No puedes arreglarlo?
—¿Arreglarlo?
—Sí, hacer que lo olviden, como hiciste con los demás, ¿puedes?
El pelirrojo torció la cabeza lentamente ante el pedido.
—Oh —exclamó en voz baja y profunda, con la comisuras de sus labios subiendo lento por su rostro, casi macabramente, lo suficiente para darle una mala sensación a JungKook, una sensación que en ese momento pasó por alto porque todas las alarmas de peligro estaban alteradas, no había camino seguro para él, ya no más—. Quieres mi ayuda —afirmó.
—¿Puedes? —preguntó de nuevo con los ojos brillando en desesperación, demonios, JungKook rogaría de rodillas si eso convencía a TaeHyung.
Aunque esperaba no llegar a eso.
En ese momento el fantasma desapareció, JungKook se quedó mirando la puerta metálica del cubículo notando por un instante el golpe de la cabeza que provocó marcada en ella, casi decepcionado de no obtener una respuesta inmediata, creyendo por un instante que TaeHyung había decidido que esto lo debía enfrentar solo, sin embargo esas creencias no duraron más que unos dos segundos puesto que este reapareció detrás de él agarrándole la cintura y la mandíbula, moviendo su cuerpo hasta hacerle mirar el espejo y así éste pudiera verle, además de sentirle.
—Jamás le diría que no al amor de mi vida —le susurró al oído.
Acompañado de eso, TaeHyung le lamió el borde de la oreja mientras sus ojos se tornaban negros, rió bajo y desapareció. JungKook tuvo un escalofrío, se frotó la oreja ante la extraña sensación, se encogió de hombros mirandose a sí mismo preocupado a través de su reflejo, hizo un par de respiraciones intentando calmarse, diciendose a sí mismo que esto iba a mejorar que TaeHyung podría solucionar el problema que él mismo provocó, de la misma manera pacifica en la que el resto había olvidado la situación, luego de pensar en eso se miró directo a los ojos, creyendo que era un tonto con esperanzas absurdas. Se lavó la cara con agua fría sintiendo lástima por sí mismo, lo hecho, hecho estaba, tampoco iba a retractarse porque no veía cómo encontrar una solución que no involucrará al fantasma, por muy desolador que sonará, él único que le podría ayudar era el mismo maniático que empezó todo.
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No sabía con que grupo de gente se estaba topando en este momento, asumía que unos creyentes extremistas ya que lo primero que encontró al llegar a su casillero al día siguiente fueron un montón de dibujos de pentagramas y palabras que aclamaban que él había hecho un pacto con el diablo, todo realizado con marcador permanente negro, apenas lo tocó se dio cuenta que este no saldría fácil, era demasiado notorio, las palabras aclamaban en grande además que estaba ese tonto prejuicio de no rayar nada así que más de un alumno pasó por su lado cuchicheando sobre lo visto, todas negativas supuso, esto traería rumores, fue tanta la conmoción que no supo reaccionar, sólo se quedo en pie mirando atentamente todo sabiendo que si así empezaba el día, el resto sería aún más difícil.
—Pff, así no es como funciona —dijo TaeHyung con una mueca observando lo mismo que JungKook, parecía un poco molesto pero el pelinegro no pudo ni prestarle atención ni preocuparse ya que al momento apareció YoonGi a su lado provocando que TaeHyung desapareciera de su vista.
El contrario se acercó a saludar con una sonrisa, sin embargo al momento que visualizó lo mismo que JungKook esta desapareció de su rostro, en cambio insultó en voz alta de verdad cuestionando el tipo de fijación extraña que tenían algunos con su amigo, sin hacerse esperar sacó alcohol, en realidad alcohol gel para manos, y pañuelos de su mochila y comenzó a limpiar, el pelinegro reaccionó y ayudó con lo mismo, pero al ser un marcador permanente fue difícil borrar lo que había pero lograron aunque sea que apenas se notara dejando una fea mancha negra en lugar de todas esas calumnias que habían en un inicio.
Poco sabían que estarían todo el día limpiando palabras y dibujos, arrancando carteles y lo que parecía toda una propaganda, en cualquier lugar lo suficientemente público o uno que el pelinegro frecuentara habían palabras que lo acusaban de asesinato, en su mesa, en su silla, en algunas paredes, incluso en los bancos de almuerzo, no era sólo la acusación de asesinato sino también su supuesto satanismo que explicaba que sólo los cuatro elegidos recordaron a la perfección lo que realmente ocurrió el día del incidente, estar todo el día intentando limpiar esas cosas fue cansador e incluso JiMin tuvo que unirse a pesar de sus quejas, al principio apelando que esto era trabajo del conserje y después quejándose del por qué se les ocurriría rayar con plumón negro permanente, sus bromas aligeraban el ambiente sin embargo JungKook se mantuvo sin una sonrisa en todo el día.
Nunca imaginó que esta sería su vida cuando se cambió de hogar, de ciudad y de institución, las palabras y los dibujos estaban escritos en todos lados, en un punto comenzó a cuestionarse si era él quien veía esas palabras, no sería raro creer eso considerando sus experiencias pasadas pero era cruelmente real, lo peor es que ya no sólo estaban en los objetos con tinta negra, estaban en el aire, en las voces susurrantes de cada persona que pasaba por su lado, todos habían olvidado el suceso pero cualquiera sucumbía ante un rumor.
—Dicen que es satánico.
—¿Sí? Siempre ha sido rarito desde que entro, no me sorprendería que estuviera metido en esas cosas...
—¿Crees que sea un asesino?
Asesino.
La palabra retumbo en su cabeza, así como todas las muertes que ha presenciado desde hace meses, sus manos estaban llenas de sangre y lo sabía, quisiera o no siempre había estado involucrado, siempre estuvo ahí desde que la muerte comenzó a hacerse habitual en esa institución, no era extraño que los demás lo vieran con miedo, quizá su mera presencia era un mal augurio, el aire comenzó a faltarle, sentía temblores en su cuerpo y al mirarse las manos sólo las veía manchadas de rojo aunque en realidad estuvieran limpias, y ni siquiera sabía a quién le pertenecía aquel líquido que veía en sus manos, la masa negra a su lado crecía y crecía, a este punto ¿era TaeHyung o era su cabeza?
Buscó alejarse de YoonGi y JiMin, necesitando estar solo, así que corrió al único lugar que conocía además del escondite común que compartía con sus amigos, necesitaba estar lejos de la gente, de las voces, de todo, y la respuesta a eso era aquella vieja oficina en la cual conoció una chica de cabellos grises que para su suerte pudo escapar de ese infierno antes de que fuera tarde pero a JungKook le había tocado ahogarse en él. Afortunadamente la oficina se encontraba vacía, sacó un cigarro y aún temblando lo prendió torpemente, inhalando el humo y reteniéndolo más tiempo del necesario, buscando calma en la toxina que entraba por su cuerpo.
Cuando creyó que veía las cosas con más claridad la puerta de la oficina se abrió con brusquedad, provocando que se trapicara con el humo del susto, se reveló un chico que sostenía un cuchillo con la mano temblorosa, se podía palpar el miedo en cada paso que este daba, en el esfuerzo innecesario de cerrar la puerta con su pierna, en su mirada fija y determinada hacia JungKook, como si estuviera enfrentando con el mismísimo diablo, el joven no dejaba de apuntarlo con el arma filosa mas no parecía tener intenciones de acercarse. JungKook se quedó quieto, reconociendo al alumno como uno de los participantes del grupo que lo acosó el otro día, que aseguraban recordar, tragó nervioso dejando escapar lo que quedaba de humo en su sistema por su nariz.
—L-los demás son muy cautelosos —habló dando un paso más cerca, JungKook levantó las manos preocupado del arma blanca—. P-pero y-yo, no te- —tragó—. No te tengo miedo.
Pese al tartamudeo, el chiquillo tenía una idea clara de lo que iba a pasar ahí, era por un bien mayor, y estaba dispuesto a lo que sea con tal de que nadie más saliera perjudicado por alguien que decidió jugar con, lo que él asumió, satán.
—Te juro que yo no hice nada —susurró JungKook, rogando por su compasión.
—¡Cállate! —gritó, está vez agarrando el cuchillo con ambas manos y los brazos bien estirados, se acercó un par de pasos—. E-esto termina aquí y ahora.
La oficina era bastante pequeña, JungKook se había sentado en el escritorio que estaba en el centro de ese pequeño cuarto, apenas había espacio desde la puerta hasta este, no tenía fuerzas para defenderse, así que apenas vio el cuchillo cerca suyo cerró los ojos aceptando su destino, pero el sonido de metal cayendo al piso le hizo abrirlos, encontrando la terrorífica imagen de TaeHyung con su mano atravesando la cabeza de este sujeto, el cual parecía haber sido sedado, tenía el cuerpo con peso muerto colgando de los hilos imaginarios del fantasma, los ojos blancos y la boca abierta, las venas de su cabeza se veían violetas y apuntaban directamente a la línea de cabello, ni siquiera sus pies estaban firmes, JungKook observó con horror como sangre comenzó a brotarle de la nariz hasta hacer un río a su ropa.
TaeHyung le regaló una sonrisa y soltó al muchacho que cayó como muñeco de trapo al piso, el golpe seco trajo de vuelta a la realidad a JungKook, que apagó su cigarro de inmediato, mirando con preocupación pero teniendo miedo de acercarse.
—¿Qué le hiciste?
—Sólo te ayudo, como te prometí —le dijo apareciendo sentado a su lado viendo con satisfacción cómo el rostro del muchacho sin nombre no había cambiado—. Perdón la demora, si me haces el favor quédate aquí cuando este se vaya y averiguaré dónde está el resto.
—¿Sigue vivo? —le preguntó aún mirando la horrenda mueca que acompañaba al muchacho.
—Por supuesto que lo está —TaeHyung agarró su mano y le beso el dorso—. Él será mi pequeño peón para que nadie recuerde aquel suceso —el adolescente finalmente apartó su vista del sujeto, mirando atento al pelirrojo que estaba sonriéndole—. ¿No confías en mí?
La respuesta era un gran negativo, no había forma en la que JungKook pudiera confiar en TaeHyung, menos después de lo que acababa de presenciar, ahora el camino que le esperaba para ver que nadie recuerde cómo le pidió al fantasma era incierto, pero a este punto no había marcha atrás así que en palabras del propio JungKook:
—...¿Tengo opción? —le respondió con los ojos llorosos, muy angustiado por sus emociones.
Antes de seguir la conversación el muchacho sin nombre se levantó, lento, casi con torpeza, se veía impasible, su rostro ya se veía normal pero ni siquiera hizo el intento de limpiar la sangre de su rostro, se notaba decaído y sin vida, no le dio ninguna mirada a JungKook, quien había sido la razón por la que se encontraba ahí en primer lugar, en cambio se dio media vuelta y se marchó del lugar sin decir una palabra, TaeHyung sonrió satisfecho desapareciendo del lado del pelinegro en ese instante, dejándolo solo una vez más con sus pensamientos.
En cuanto se fueron, JungKook cerró la puerta con llave y se apoyó en esta, encendió otro cigarro deslizándose lento hasta caer al piso, mirando el pequeño charco de sangre nasal que había en el suelo, cerró los ojos y comenzó a tararear en busca de calmarse.
Al otro lado de la institución, el muchacho sin nombre caminaba cabizbajo por los pasillos del lugar siendo perseguido sigilosamente por TaeHyung, este se encaminó hasta la biblioteca, la cual era lo suficientemente grande como para perderse en ella, el grupo de amigos de este sujeto, compuesto por dos mujeres y dos hombres, él siendo uno de ellos, se reunían en una de las esquinas al fondo de este laberinto de libros, donde podían susurrar sus planes y teorías sobre lo que estaba ocurriendo, incluso rezar de ser necesario para poder protegerse, todo con el fin de estar escondidos de la vista ajena. Es ahí donde se encontraba el resto en ese momento, quienes apenas observaron al chico abrieron los ojos de par en par, preocupados del aspecto de este y de la sangre que tenía secándose por encima de los labios y la barbilla.
—¿¡Kyung!? —dijo la chica de cabello corto, quien lideraba al resto, esta se levantó del suelo donde estaban sentados para acercarse a este sosteniendo su rostro buscando su mirada pero este la tenía en un punto muerto, sin expresión que ayude—. Kyung, ¿qué te pasó? —aún sin respuesta buscó un pañuelo en su bolsillo con el fin de limpiarle el sangrado nasal, pero mientras estaba en eso escucho el sonido de libros cayendo el piso tras de ella.
El chico sin nombre, ahora conocido como Kyung, levantó la mirada por primera vez, ChaeWon, el nombre de la chica observó este detalle muerta de miedo, un aire frío le rodeo por la espalda dándole escalofríos, por algún comenzó a temblar, notándolo en el movimiento de su mano que sostenía el pañuelo, respiro en el silencio y giró lento no esperando ver nada y a la vez sabiendo que iba a ver algo que no quería. En cuanto sus ojos vieron la causa del ruido se aguanto el grito que quería escapar de su boca, sosteniendo sus manos tapando la misma ante la sorpresa, al ver a sus dos amigos colgando en el aire, cabeza alzada ojos blancos y bocas abiertas, Kyung, pese a estar viendo lo mismo, no reaccionaba, la chica tuvo una mala sensación, quiso irse, escapar pero al retroceder chocó con un cuerpo miró al costado viendo a Kyung que seguía como estatua sin reacciones ante el horror que estaba presenciando, tembló de pies a cabeza sintiendo aire proveniente desde arriba, primero los dirigió al suelo viendo unos horrendos pies tras de ella, el aire caliente golpeándole la cabeza, con los ojos llorosos levantó la vista, visualizando la peor de sus pesadillas.
Su gritó ni siquiera fue escuchado.
Tiempo después cuando sonó el timbre que anunciaba el regreso a la sala de clases, la bibliotecaria se dedicó a ordenar el sector, encontrando a los cuatro alumnos desmayados en el piso con sangre nasal decorándoles el rostro y ensuciándoles la ropa del uniforme, sin perder tiempo llamó a la enfermería para poder encargarse de ellos.
Nuestro querido pelinegro se encontraba en clases, apenas prestando atención a las palabras del profesor, moviendo la pierna de pura ansiedad y mordiendo su lápiz en busca de tener algo con que distraerse, sin embargo tuvo que soltarlo cuando sintió un ardor en la mano, al mirarse noto el surgimiento de leves cortes en su piel, no lo suficiente profundo para hacer daño pero lo suficiente para que se marcara el rojo que le dio forma al mensaje que TaeHyung estaba escribiendo en el dorso de su dedo pulgar.
"HECHO"
El mensaje era claro, TaeHyung cumplió su cometido de hacerles olvidar, pero JungKook se preguntaba qué fue exactamente lo que hizo, no sabía si preocuparse o aliviarse, se levantó la manga de su polerón hasta poder tapar su reciente herida, suspiró eligiendo despreocuparse por el resto del día, lo cual quedó en palabras porque él ya estaba lo suficientemente ansioso como para enloquecer una población entera pero al menos lo estaba intentando, ya tendría luego verdaderas preocupaciones.
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El gesto de amabilidad de TaeHyung para hacer que nadie recordará el incidente de la muerte de ChanYeol tal y cómo en realidad pasó, no era algo que se repitiera dos veces. JungKook no debió confiar en él cuando le pidió que arreglará la memoria de cuatro alumnos faltantes, dentro de su propia desesperación fue muy iluso al creer que se las borraría como si se tratara de quitar lápiz grafito de papel, no, lo que JungKook le ofreció en ese instante fue un patio de juegos en los que el fantasma se sintió en libertad de afectar vidas ajenas bajo el permiso de quién lo liberó.
El día tuvo un transcurso normal, aún así JungKook no podía parar esta ansiedad que sentía en su cuerpo, si se alteraba mucho dentro de su visión podía observar cómo los costados se deterretían y el centro apenas estaba estable, sus uñas que estaban algo largas comenzaban a jugar con los cueritos alrededor de las mismas, arrancándolos sin cuidado provocando ardor y sangre más de una vez durante el día, esperando la primera señal que algo andaba mal.
Esta señal, se presentó en el tercer receso, la hora de almuerzo, cuando él junto a sus amigos iban caminando por los pasillos: JiMin brillante de energía contando alguna anécdota, YoonGi escuchando con atención mientras sostenía una pelota de básquet, y JungKook nervioso y encorvado gracias a que era el más alto de los tres, intentando batallar entre lo que escuchaba de JiMin y en las voces de su cabeza. Al final, ninguno de estos ganó, ya que al minuto como si se tratara de una corriente eléctrica sus sentidos lo guiaron al grupo de jóvenes que pasaron a su lado.
Su mayor preocupación residía en esos cuatro alumnos, los cuales sin hacer ni la mitad de lo que alguna vez le hizo pasar ChanYeol, le habían provocado uno que otro ataque de pánico, esperaba claro, alguna burla de ellos pero en cambio, a diferencia del aura intimidante que emanaban, ahora no eran más que niños asustados, el rostro de terror de los cuatro no era algo que JungKook hubiera esperado, rostros tensos arrugados en desesperación, cuerpos encorvados buscando un escondite entre ellos mismos, todos juntos aceleraron sus pasos, huyendo de él, JungKook les miró curioso, un repasó a JiMin y YoonGi y seguían como siempre sin haberlo notado, aunque era lógico que no se hayan fijado, todo eso sucedió en un lapso de segundos, pero el tiempo dejó de transcurrir normal para el pelinegro hace mucho tiempo.
"Que extraño" pensó.
Debió sospechar más sobre lo siguiente a ocurrir, por supuesto su cabeza intentó comprender qué había hecho TaeHyung, que tanto poder podía tener sobre otros, estaba acostumbrado a ser la víctima que contempló en muy poca medida que si el otro quisiera podría hacerle lo mismo a los demás.
Conclusión que en realidad era mitad cierta.
Los tres amigos siguieron su curso hasta el comedor, recibiendo su comida y sentándose en la mesa más alejada del resto que encontraron, JiMin comenzó a hablar sobre cómo sus padres iban a salir del país por asuntos de trabajo dentro de un mes lo que llevaba a que él estaría solo por una semana, por lo que comenzó a discutir si deberían hacer una junta tranquila, o sea que tanto JungKook como YoonGi debían asistir, o una junta animada, o sea que ellos también debían asistir pero además iría un montón de gente más, en otras palabras pretendía hacer una fiesta. A JungKook no le gustaba mucho la idea, no se sentía seguro en un lugar lleno de gente, no con tantos rumores circulando alrededor de él, además que desconfiaba de los actos impredecibles de TaeHyung, pero como no podía presentar su caso se quedó en silencio escuchando mientras movía su trozo de carne en el platillo sin comerlo aún.
Sin embargo la charla no quedó en nada, al rato comenzó a escucharse fuertes golpes, como quien golpea una puerta gigante con su puño, el resonar era tan abrumador que aún estando en la distancia las vibraciones se esparcieron por todo el comedor, las bandejas se movieron con el agudo sonido del metal, los alumnos miraron curiosos de donde provenían los golpes mientras que JungKook ni quiso levantar la cabeza, demasiado acostumbrado a que sucesos así le ocurrieran a él.
Pero al poco rato un nombre comenzó a repetirse en el aire, con más de una voz pidiendo que pare, fue entonces que JungKook levantó la vista notando a unas cuatro mesas de distancia a los chicos del pasillo, tres de ellos rogando para que uno de los chicos dejara de azotar su cabeza contra la mesa. La escena era un poco perturbadora, no era alguien golpeando su cabeza frenéticamente contra una superficie con la cordura pérdida, este no tenía ningún tipo de reacción cada que se golpeaba, no respondía a las súplicas, al dolor, ni siquiera lograron moverlo para que parará, como si no tuviera vida propia, sólo se golpeaba constantemente en el mismo lugar generando un compás que se adornaba con los hilos de sangre y los hematomas de su frente.
Tres golpes después se detuvo, aún mirando derecho, sin rastro de titubeo o queja, giró su rostro enfrentando a JungKook quien lo miraba, al igual que el resto de alumnos, dijo algo que por la distancia y por su tono de voz no fue comprensible para éste, fue entonces que cerró los ojos y cayó desmayado, probablemente los golpes cobrándole la cuenta.
Fue un caos, finalmente el chico era manejable y sus amigos entre lágrimas intentaban ayudarlo, los alumnos alrededor no tardaron en llenar el comedor de ruido con sus pláticas al respecto, JungKook sentía su mano temblar, pues quien le habló no era nadie más que el chico que intentó amenazarlo en la oficina el día anterior, el sujeto al que TaeHyung le provocó algo para que se fuera como un zombie y dejara de molestarlo, miró la costra de su herida en el costado de su pulgar, cerca del dorso, aún leyendo la palabra "hecho" en ella.
—¿Es mi idea o nos dijo algo? —comentó JiMin, rompiendo el trance de JungKook.
—¿Qué? Por supuesto que no, ¿por qué haría eso? —le respondió YoonGi, extrañado del comentario que ofreció su amigo.
—No lo sé —levantó los hombros—. Juraría que sí, me dio escalofríos incluso. Mírame —dijo enseñando su brazo con su supuesta piel de gallina, hizo el gesto de abrazarse en broma, pero genuinamente el pelirrosa había visto al otro decir algo en dirección a donde estaban ellos—. JungKook, ¿tú también lo viste, cierto?
El nombrado aún miraba en la dirección de la mesa, el mundo se veía borroso, como si tuviera la capacidad de enfocar más de lo humanamente posible, lo único que podía ver con claridad era aquella mesa, el pánico y preocupación de ese grupo por el chico inconsciente, las palabras moduladas a las cuales aún no les encontraba sentido, lo que decía JiMin sólo le confirmaba que todo esto era real, no estaba viendo algo que no ocurrió, había ocurrido y eso era realmente malo.
—No —negó, era mejor así, casi deseaba que en verdad fuera así—. Se me quitó el apetito —dijo agarrando su bandeja, aún llena de comida, para devolverla.
Los dos restantes se quedaron viendo como el contrario se alejaba, los dos notaron que este ni se molestó en mirarlos, muy atento a lo que acababa de ver, tal vez para YoonGi era algo de todos los días, ver como JungKook disociaba y al final optaba por alejarse pero para JiMin quien aún se estaba acomodando a cómo en realidad era este le llamaba mucho la atención.
—Tienes que admitir que es un poco raro —dijo el pelirrosa dando un bocado a su comida.
YoonGi suspiró—. No es que no lo admita pero creo que le sucede algo que no quiere contar —le contestó finalmente vomitando sus pensamientos, dándole una última mirada a la espalda de JungKook—. Tampoco sé si puedo involucrarme.
Resignados ante la situación continuaron comiendo esperando que JungKook regresara, lo que no ocurrió pues se fue al escondite de los tres a fumar, lo sabían pues es justamente donde lo encontraron una vez ellos terminaron su comida.
Al siguiente día JungKook no pudo dormir, durante toda la noche tuvo la misma pesadilla de un auto y un choque, a veces él era la persona, sentía el auto pasar por sus piernas, rompiendo cada una en el proceso, su cabeza chocar contra el suelo hasta ver negro, otras veces era el conductor que a pesar de ver a un par de personas frente a él era incapaz de frenar y en cambio su auto aceleraba, sintiendo el bulto que paso por debajo de su auto y como la otra giro por el aire quebrandole su vidrio. Era una repetición constante, o era uno o era el otro, y nada de lo que hacía en el sueño cambiaba el destino de los acontecimientos, al final supuso que la única forma de parar era no durmiendo lo cual era igual de sofocante ya que donde sea que miraba, TaeHyung se encontraba justo frente a él, no había forma de desviar la vista porque ahí estaría, siempre estaría.
Así que entró con lentitud, tenía sueño pero era incapaz de dormir, no encontró a JiMin para que le ayudara con sus ojeras las cuales estaban más oscuras que de costumbre, mientras se dirigía a los casilleros en busca de sus cuadernos escucho a unas chicas hablando a su costado.
—Escuchaste del accidente de auto de... —JungKook detuvo todo movimiento al escuchar eso, la muchacha se puso a describir como dos alumnos fueron víctimas de un atropelló, según decían uno perdió la vida mientras que la otra estaba en coma en el hospital pero al conductor aún no lo atrapaban. Sudó frío concordando demasiado con su sueño—... ¿no crees qué es raro? Primero Kyung ayer golpeándose como un loco y ahora esto, ChaeWon debe sentirse muy desolada.
JungKook abrió su casillero unos cuadernos cayendo de golpe llamando la atención de las dos chicas, de inmediato retrocedieron un par de pasos, al ver quien estaba cerca suyo.
—Aléjate, dicen que trae mala suerte —susurró una, y así las dos se fueron tan rápido como pudieron.
Mirando consternado, JungKook se sintió mareado, recogió los cuadernos, en busca de distracción, pero unos dos papelitos salieron volando directo al piso, los recogió leyendo el pequeño mensaje que contenían, era el mismo, la misma frase en los dos papeles pero firmado por dos diferentes nombres que escuchó hace nada. Leerlo fue como entrar a un mundo oscuro en medio de la nada por el segundo que le tomó descifrar el mensaje, arrugó los papeles en el puño de su mano, tirándolo de vuelta al casillero, cerrando la puerta de golpe, negó con la cabeza no queriendo creer a lo que su mente pudo sacar como conclusión de toda la situación.
El resto del día se enfocó en olvidarlo, intentando alguna vez prestar atención a la clase, pero era difícil cuando luchaba por dormirse, cuando la frase que leyó la veía repetida por todos lados cuando lo único que quería era olvidarla, fue otro día agobiante.
Más tarde JiMin se juntó con él a la salida, por lo visto YoonGi tenía práctica de básquet hasta tarde por lo que sólo quedaban ellos dos.
El pelirrosa no podía dejar de pensar que JungKook era raro, y ahora que pasaba más tiempo con él podía afirmar que este se la pasaba mucho en su cabeza casi olvidando el plano terrenal muchas veces, además aún lo veía cansado, al final si pudo taparle las ojeras de hoy, no siendo la primera vez que lo hacía, a veces se preguntaba qué era lo que le mantenía tanto en las nubes, pero si YoonGi no pudo averiguar que lo mantenía así, dudaba que él pudiera.
Mientras se dirigían a la reja que separaba el terreno del instituto con el resto de la calle se escuchó un grito agudo que llamó la atención de ambos, miraron a su alrededor queriendo entender porque algunos gritaban y murmuraban bajo, hasta que vieron como todos tenían la cabeza levantada lo cual les dio la respuesta de inmediato.
En la terraza del instituto se encontraba una alumna peligrosamente de pie en la orilla, JungKook abrió bien los ojos, reconociéndola al instante.
La chica de cabello corto, conocida como ChaeWon, era la líder de aquel grupo de cuatro que recordaban perfectamente lo que sucedió el día que Kai se volvió loco, sabiendo que JungKook tenía algo que ver en esa extraña muerte, ella junto al resto se habían encargado de difundir los rumores para que todos pudieran recordar o al menos, ser conscientes que Jeon JungKook era un real peligro, y quizás no estaba equivocada pero no supo a que se estaba metiendo, Kyung ya no hablaba, pareciendo un muerto en vida, su mejor amiga estaba en coma y su otro amigo había muerto ayer en la noche, y ahora esto.
Sollozó dejando caer las lágrimas de su rostro, sorbiendo su nariz tapada, ella no quería hacerlo pero no tenía opción, no la había, miró detrás de ella, a aquella criatura grotesca, ojos negros, vacíos, y un cuerpo que sólo vería en sus pesadillas, con sus últimos esfuerzos dijo entre lágrimas un débil "por favor", rogando por su vida una última vez pero este le empujó con una de sus extremidades dejando la mitad de sus pies cerca del vacío, gruesas lágrimas salían de su rostro, realmente no queriendo.
—Salta.
Escuchó, una voz rasposa, el aliento caliente y desagradable quedando desde su oreja hasta su hombro, como su voluntad aún luchaba negándose a dar el paso, frente a la orden sus ojos se tornaron blancos, su cuerpo se destensó y dio el paso hacia adelante.
JungKook, quien era un espectador más, en cuanto pudo reconocer a la chica la vio caer del gran edificio, y por si no quedaba claro el cuerpo cayó tan sólo a unos centímetros de él, casi a sus pies, el sonido de carne aplastada le inundó los oídos además del grito de JiMin y de otros alumnos, sintió como sangre se derramó en su cara y probablemente en su ropa debido a la cercanía pero aún no bajaba la mirada, sus pupilas temblaban, su cuerpo entero, el shock no lo dejaba reaccionar hasta que sintió un peso en su pie, casi como si fuera obligado bajó la cabeza notando como la chica hizo su último intentó en mirarle y decirle:
—Ahora te creo.
Y finalmente cayó muerta.
La articulación de las palabras fue idéntica al chico que se golpeó la cabeza, la frase fue la misma que estaba escrita en los papelitos, aquellos alumnos que no habían olvidado los verdaderos hechos, y no compraban la carta de inocencia de JungKook como todo el resto ahora le dejaban claro: ahora sí le creían.
Involuntariamente lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, mirando una vez más hacia arriba viendo la figura de TaeHyung sonriendo desde lo alto en el mismo lugar donde anteriormente se encontraba la chica.
Sin poder parar de llorar JungKook se dio media vuelta yéndose tan rápido como podía, sin importarle el tumulto de gente que se aproximó a ver el cuerpo. JiMin no tardó en seguirlo, notando como este lloraba desconsoladamente hasta el punto que se escuchaba muy claro cómo le costaba respirar entre las lágrimas.
Fue tanto que el pelinegro terminó cayendo al piso cerca de un pequeño callejón, su llanto era tan audible que era palpable lo mucho que estaba afectado por lo sucedido, JiMin corrió hasta él, no sabiendo qué decirle pero abrazándolo fuerte sintiendo la cabeza apoyada en su pecho, el cuerpo sufriendo sacudidas cada que JungKook intentaba respirar, el pelirrosa ante esto le sobó la espalda esperando tranquilizarlo.
—E-es m-mi culpa —artículo entre lágrimas.
—¿Cómo sería tú culpa, estúpido? Vamos, para de llorar —le dijo angustiado, sin saber qué hacer más que estar ahí.
Evidentemente la situación provocó un cierre de actividades por el resto del día, YoonGi se encontró con ellos diez minutos después, encontrándolos por casualidad al salir a la calle de vuelta a su hogar, uniéndose al desconsuelo de JungKook preguntando con la mirada que sucedió al pelirrosa y este articulando un "después".
Por supuesto, JungKook tenía claro que todo era su culpa, no debió ser tan estúpido para pedirle ayuda a TaeHyung, él sólo quería que olvidaran y así poder actuar con normalidad entre la gente, pero no calculó el costo de esa petición, no dejaba de haber gente muerta a su alrededor casi como si él fuese una plaga y toda esta culpa que venía guardando se expresaba en el agua que escapaba de sus ojos y en el nudo que tenía en la garganta.
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—No te acerques tanto a él, trae mala suerte.
—Desde que él llegó han sucedido demasiadas tragedias...
—Ahora mis padres me quieren cambiar de instituto, ugh...
JungKook escuchó eso y más mientras iba entrando al instituto, le costó tanto respirar que decidió irse corriendo a su nuevo escondite sin darse cuenta que sería visto por JiMin, quien estaba guardando sus propias cosas en su casillero, el pelinegro apenas se comunicó en su chat grupal, menos en los personales después del incidente, verlo al borde de, lo que imagino, una crisis le preocupó, era la segunda vez que presenciaba algo tan horrible junto a JungKook y este siempre parecía más afectado que cualquiera así que sin pensarlo decidió seguirlo.
Los cigarrillos que JungKook tenía en la mano se cayeron ante el sonido de la puerta abriéndose, levantó la vista asustado pero se relajó sólo un poco cuando la persona que vio atravesar esa puerta era el pelirrosa, este cerró la misma mirando con desagrado el lugar polvoriento.
En silencio sacó de su bolsillo algo que le entregó a JungKook quien estaba recogiendo sus objetos caídos.
—¿Qué es eso? —preguntó en cuanto lo vio.
—Para la hinchazón de ojos —dijo, viendo la cara de pena que aún tenía el ajeno—. Aún se te nota que lloraste como un bebé ayer... —JungKook lo miró y tomó los sobrecitos que le ofreció—. ¿Te encuentras mejor?
—No, en realidad no... —al menos era honesto, el cómo se sentía no había cambiado desde ayer, aunque se sentía un poco avergonzado de llorar tanto y frente a ellos, la tristeza que sentía le dejaba ese sentimiento en segundo plano. Se sentó en el escritorio, siendo acompañado por el pelirrosa unos segundos después—. JiMin hyung —le llamó.
—¿Si? —contesto un poco más animado de lo que debería.
Él y YoonGi habían hablado ese mismo día después de lograr que JungKook se calmara e ir a dejarlo a su casa, habían alargado el tema que rodeaba a este por mucho tiempo, querían averiguar qué ocurría, juzgar por ellos mismos que tan insalvable realmente era JungKook, que este no decidiera por ellos.
—¿No me odias por matar a tu amigo? —la pregunta sin embargo capturó a JiMin con la guardia baja no entendiendo a la primera—. Ya sabes... a ChanYeol.
—¿Matar? ¿Por qué lo dices como si fuera tu culpa? —fue lo primero que le dijo en cuánto entendió a quién se refería, JungKook sólo se encogió de hombros, el pelirrosa intentó entenderlo, si recordaba cada que alguien había muerto este año JungKook siempre estaba en la escena, no importa si él era la verdadera víctima, al sobrevivir lo más horrible y estar constantemente presente las miradas iban a él, tal vez los rumores y las malas palabras ya se adentraron a su cabeza, no podía verse diferente a lo que los demás decían, eso era demasiado preocupante—. JungKook... nada de esto es tu culpa, eres una víctima más de todos estos eventos —le intentó hacer ver pero no hubo reacción siquiera, suspiró intentando algo distinto—. Aún si lo fuera, no podría odiarte, él no era mi amigo y además era muy malo contigo, con todos en realidad...
—¿Por qué te juntabas con alguien así? —le preguntó mirándole, habían mil formas de responder esa pregunta pero JiMin sabía que sólo una era correcta.
—Por miedo.
—¿Miedo?
Conectaron miradas, el pelirrosa titubeo sobre el rumbo de la conversación, pero tomó aire y se acercó a la puerta para ponerle cerradura esperando que nadie escuche lo que estaba por decir.
—Todos le tenemos miedo a algo —empezó aún mirando la puerta, alejándose sólo para ver a JungKook a la cara—, vivimos en un mundo donde el más fuerte siempre se come al débil, yo sólo... pensé que sería más fácil y seguro si me unía al grupo fuerte y así yo ya no sería un objetivo, yo también debo disculparme, hice cosas de las que no me enorgullezco.
JungKook frunció el ceño, digiriendo las palabras.
—No veo porque te preocupa ser el débil—dijo viendo a JiMin sonreír pero con los ojos decaídos—. Siempre pareces el más dispuesto a pelear de los tres.
—Soy gay.
La confesión dejó a JungKook con las palabras estancadas, genuinamente en shock, no esperaba escuchar eso, JiMin levantó una ceja casi pareciéndole cómica su reacción.
—Si le dices a alguien...
—No, no, claro que no —contestó rápido, sin saber qué decir—. ¿YoonGi hyung sabe?
—No y por favor no se lo digas —le rogó, sonando decaído.
Por supuesto que el tipo de orientación sexual que tenía JiMin llamaría a un acoso excesivo, casos de alumnos que terminaban con sus vidas por culpa de la sociedad excesivamente tradicional había por montones, cuando este se dio cuenta de cómo era, el pelirrosa se inundó de miedo y tuvo que tomar una decisión, esconderse entre el grupo de los que intimidaban al resto pudo ser cuestionable pero fue su mejor y única opción en ese momento.
—Ahora que lo pienso, el pelo rosa te delata un poco —comentó JungKook intentando romper el ambiente tenso.
—Cállate, estúpido —dijo riendo, alegrándose que ahora el otro parecía más tranquilo, se acercó para sentarse a su lado otra vez—. Sabes qué puedes decirnos si algo te ocurre, ¿verdad?
Al escuchar esas palabras JungKook desvió la mirada agachando un poco su cabeza, pensó si era conveniente revelar este secreto.
—Yo... —un poco de valentía le animó a hablar pero en cuanto artículo una palabra sintió un peso en su cuerpo, literalmente, TaeHyung apareció a su lado rodeando sus hombros con el brazo, compartieron miradas. JiMin notó como JungKook giró la cabeza a su izquierda quedando inmóvil mientras miraba la pared, o al menos eso parecía. TaeHyung pudo verlo, como el pelirrosa intentaba mirarle pero no podía, posó una de sus manos en la barbilla de JungKook acariciándolo, miró la sangre seca que yacía en la alfombra producto del sangrado nasal de Kyung, y miró a JiMin, casi dando entender una amenaza silenciosa para JungKook, sonriéndole, el pelinegro suspiró viendo a JiMin de nuevo sonriendo apenas—. Lo sé —completó su frase anterior—. Pero creo que les daría una buena razón para llamarme loco si les dijera —eso llamó la atención de JiMin, quien dejó de sonreír al ver al contrario ponerse de pie quitando el cerrojo de la puerta para irse—. No diré tu secreto, no te preocupes... gracias por confiar en mi hyung, nos vemos.
Dicho eso, JungKook se fue dejando a JiMin pensando en la situación, mientras tanto que JungKook se tragó su angustia mientras se sentía envuelto por aquella masa negra hasta casi ahogarlo.
═════𖤐✙𖤐═════
[N/A]
Pues re haciendo un cálculo, ya estamos un poco más avanzados de la mitad de esta historia, se vienen capítulos fuertes(es otra advertencia), feliz siguiente año por adelantado, con suerte logró terminar o ya estar más cerca del final de esta historia para el 2025.
Read you soon.
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