⁰⁰⁹·¿A qué le tienes miedo?
Ver a TaeHyung durante el día, el fantasma que hasta el momento solo hacía sus apariciones a partir de la medianoche, el fantasma que en ningún momento había aparecido a la luz del sol, definitivamente era lo que menos esperaba, hasta llegó a creer que el día era su aliado en ese tema de haber liberado un fantasma.
Vil mentira, TaeHyung siempre pudo aparecer en el día, sólo que recién se dejaba ver a horas del sol.
Por al menos treinta minutos se mantuvo observando al pelirrojo, algo incrédulo, notaba como los rayos de sol que salían por su ventana llegaban al fantasma pero nada pasaba, no se quemaba, no desaparecía, no rehuía, nada. Sólo se detuvo de su análisis cuando el contrario sonrió burlón y le habló:
—¿Tan atractivo soy como para quedarte mirándome sin decir ni una palabra? —se dejó caer hacia atrás para quedar flotando en el aire como si de agua se tratara mientras le miraba.
JungKook hizo una mueca de desagrado a la vez que apartaba la vista, a la mierda si el fantasmita ese ahora podía aparecer de día, qué es lo peor que podría pasar. Se levantó de su cama e hizo como si aquel espíritu no estuviera a su alrededor para comenzar a ordenar su habitación.
Sin embargo, la sensación de ser observando le persiguió en todo ese instante, siempre que miraba de reojo veía que el ajeno seguía flotando por alrededor sin dejar de mirarle, algo incómodo con eso decidió cambiarse en el baño aprovechando el viaje de tener que lavarse.
Cerró la puerta de su habitación asegurándose de que TaeHyung siguiera allí, con su cambio de ropa y utensilios de aseo se adentro al baño más cercano, abrió la llave del agua de la ducha esperando que el agua se regulara a una temperatura tibia mientras él comenzaba a desvestirse, las únicas dos prendas de su pijama gris cayeron al suelo, el vapor ya se hacía presente en el cuarto, se adentro a su ducha cerrando la puerta de vidrio.
A pesar de que la gran temperatura del agua había bajado considerablemente, el vapor se hacía cada vez más denso, llegando a empañar el vidrio y los espejos de aquel cuarto, pero JungKook estaba tan ocupado en lavarse el cabello que ni siquiera tomó en cuenta ese detalle.
Sus ojos se mantenían cerrados para evitar que el shampoo los tocara, sus manos masajeaban sus hebras negras esparciendo el producto que generaba espuma, el agua le caía encima recorriendo su cuerpo con toda la lentitud o rapidez que quisiera, su boca se mantenía tarareando una canción que sonaría como eco de no ser por el constante choque del agua con la superficie de la ducha.
El vapor que cubría aquel baño incremento hasta que rápidamente se transformó en una neblina, ya nada era perceptible a la vista, sólo se veía humo y más humo.
JungKook por fin dio cuenta de esto cuando terminó de lavarse el cabello y abrió los ojos notando primero el vapor formado en la parte inferior de su cuerpo para luego girarse y notar que todo el cuarto de baño estaba cubierto de la más espesa neblina.
—Pero ¿qué mierd... —no completó la palabra al escuchar pasos a su alrededor, por muy extraño que fuera, él creía haber visto una figura.
En medio de su conmoción la llave se cerró sola, ya no había ni una gota de agua que cayera encima, sintió el inevitable frío de estar húmedo y expuesto al aire, se apartó el cabello de su rostro para tener mejor vista pero por mucho que intentara no podía ver nada, sólo niebla.
El silencio reinó el lugar, sólo la respiración del pelinegro se escuchaba, sentía frío, temblaba sin poder evitarlo, sus ojos no dejaban de moverse intentando ver algo más pero era tarea imposible, la niebla no bajaba y era tan extraño que intentó pellizcarse varias veces logrando sólo sentir dolor.
—Okey... —habló para sí mismo—, no es la gran cosa, sigue siendo el baño, sólo debo salir, buscar mi toalla e irme, tú puedes JungKook qué podría pa-
Fue entonces que un hombre con la cara desfigurada, piel muerta colgando y gusanos recorriendo hueco por hueco de la moribunda anatomía se pegó al vidrio gritando en una ronca y descuidada voz, golpeando el vidrio de la ducha cuantas veces pudiera mirando con inexplicable furia al contrario. JungKook gritó asustado por aquel hombre sin esperarse aquello, se pegó a la pared contraria al vidrio observando cómo esa cosa seguía golpeando con agresividad lo único que los separaba.
Bien ¿y ahora qué hacía? Escuchaba los constantes golpes y sonidos inentendibles de la cosa frente suyo, veía con algo de asco como algunos gusanos salieron disparados y ahora se arrastraban por el objeto transparente que le separaba de ese hombre que ni sabe cómo llegó ahí.
Vamos, que no podría ser peor...
Justo cuando pensó aquello escuchó un pequeño sonido que lo llevó a mirar el vidrio que comenzaba a quebrarse.
Nota mental: todo puede empeorar.
El pelinegro comenzaba a preocuparse, es decir, no podría estar más vulnerable en aquel momento, si al menos tuviera ropa lo pasaría por alto pero no, él estaba desnudo.
La monstruosidad que seguía golpeando el vidrio se detuvo, comenzó a convulsionar de manera grotesca mientras un fluido viscoso salía por su boca, el cual escupió y derritió el vidrio, «mierda» fue lo primero que pensó JungKook.
Faltó la nada misma para que aquello pasara dentro de la ducha y se lanzara al pelinegro esparciéndole aquellos gusanos y agarrarle con una fuerza impresionante.
—Piel —artículo con su horrenda voz, JungKook más asustado que nunca creyó haber oído mal, sentía asco y miedo, el sujeto parecía sacado de la basura de cadáveres en putrefacción, se veía tan contagioso—. Piel —repitió agarrando la carne superficial del otro y comenzar a tirarla.
Aquella cosa tenía una piel tan demacrada y horripilante, tan podrida e infectada, lo único que quería era tener una piel nueva para él, y para eso necesitaba arrebatársela a alguien más.
El menor comenzó a ver y a sentir como la piel de su pecho estaba siendo cruelmente arrancada, horrorizándose de ver su músculo rojo de sangre expuesto, pudo sentir cada tirón, cada desprendimiento, cada asqueroso gusano que aprovechaba para entrar en su cuerpo, su cabeza comenzó a dar vueltas, todo giraba y dolía, vio negro y cayó desmayado.
❦✠❦
Despertó vestido en su habitación siendo atendido por una de las empleadas quien reboso de alegría cuando su amo estaba volviendo a la consciencia, JungKook tenía un gran dolor de cabeza, mayormente por el golpe que se habían dado contra el piso cuando se había desmayado al ser atacado por esa cosa...
Inmediatamente se sentó causando que la empleada se sobresaltara viéndolo, se revisó el pecho notando que estaba intacto, su piel seguía unida a él, suspiró sintiendo todos sus males de vuelta, regreso a su posición original mientras que la mujer a su lado le ponía una toalla fría en la frente, quiso saber qué había ocurrido, y la contraria le informó que se desmayó de la nada mientras se bañaba y que si no hubiera sido que estaba de paso en el pasillo donde se encontraba el baño quizás él hubiera estado un largo tiempo tirado en aquel suelo.
El menor agradeció por su ayuda mientras que pensaba que al no dar más detalle de la situación significaba que todo lo que había visto no había pasado en realidad.
Concluyó que quizás el baño también no era un refugio para los líos mentales que le proporcionaba Kim TaeHyung, porque era obvio que el fantasma era el responsable de aquello, él no tenía tanta imaginación para poder crearse una escena así.
Segundos después la empleada se fue avisando que iba a hacerle un té para que tomara mientras descansaba, se despidió con una reverencia y salió de la habitación.
JungKook sintió una molestia en el brazo, al mirar notó una pequeña lombriz deslizándose por la extremidad, no pudo evitar recordar aquellos gusanos que habían entrado a su músculo, hizo una mueca de asco mientras tomaba a la lombriz con sus dedos.
Se levantó cuidadosamente de no generarse grandes mareos y lanzó al invertebrado por la ventana de su habitación.
—A veces, de verdad llegas a impresionarme —escuchó el timbre de voz del no vivo, detrás de él, se giró para enfrentarlo pero no estaba, incluso si miró por cada rincón de su habitación—. Es decir, cualquiera sufriría aunque sea un poco de paranoia luego de aquello pero te lo tomas con demasiada calma —en un pestañeo TaeHyung se encontraba frente a él con el rostro serio, el ceño fruncido y los brazos cruzados, haciendo notar su leve frustración—. Sé honesto, ¿a qué le tienes miedo?
El pelirrojo había avanzado unos pasos hasta quedar muy cerca del menor, incluso más de lo que al otro le gustaría ya que sobrepasaba el espacio personal sumando que lo tenía a un centímetro de distancia de su nariz, sacó el aire que había detenido en sus pulmones cuando se dio cuenta de eso mientras retrocedía unos pasos.
—Primero, a nada en particular, ya notaste que tengo un poco de claustrofobia pero es bastante controlable. Segundo, ¿de verdad crees que lograrás asustarme de por vida poniéndome arañas y monstruos infectuosos? —interrogó notando como el ajeno seguía mirándole sin ninguna reacción—. Y tercero, ¿¡Cómo se te ocurre ponerme una araña que me persigue en sueños y esa cosa horrenda acechándome en la ducha!? ¿¡qué cojones te pasa por la cabeza!? ¿¡qué consigues con todo esto!? —dijo evidente alteración.
Era cierto, qué podría conseguir aquel pelirrojo fantasma haciéndole aquello, no tenía sentido, podría ir por otra persona o irse a alguna otra parte, él lo había liberado de un encierro eterno lo que significaba que era libre, completamente libre.
—Nada —respondió TaeHyung implacable—. No consigo nada más que tu temor, el que es ciertamente difícil, por cierto —ladeó una sonrisa apoyando sus manos en su cadera y soltando un gran suspiró—. Pero está bien, me gustan los desafíos, JungKook —dijo viéndole con sus ojos oscuros al contrario.
Con qué le gustaban los desafíos, joder. El pelinegro empujó con su lengua su mejilla, comenzando a enojarse levemente, él no quería a un puto fantasma en su vida, se dio media vuelta acercándose al espejo inamovible de su habitación.
—Entra —dijo serio apuntando el espejo, TaeHyung desde su lugar le miró levantando una ceja—. Vuelve al espejo, si yo te saqué entonces puedo hacer que vuelvas adentro, ¡entra de nuevo! —exigió viendo que el otro comenzaba a formar una sonrisa, la cual de cierta forma lo desesperó—. ¿Qué? ¿acaso hay que hacer lo mismo que cuando saliste? Kim TaeHyung, Kim TaeHyung, Kim TaeHyung, vuelve al espejito y esas mierdas —para entonces el nombrado yacía riéndose como hace años no lo hacía, de hecho, él no recordaba haber reído en décadas pero esto nunca se lo hubiera esperado y merecía en surgimiento de su más pura risa—. ¿¡Qué te da tanta risa, joder!?
—Tú —JungKook abrió la boca ofendido y con cierta cólera—. De verdad crees que puedes devolverme así como así, wao —nuevamente bastó un mili-segundo para que el pelirrojo estuviera frente a frente al menor sin ni siquiera haber movido un músculo, fue entonces que el mayor estiró sus brazos y terminó por dejar acorralado al pelinegro contra la pared—. Eres tan ingenuo, a la vez tan fuerte, en el fondo sientes ira y tristeza pero aún así tienes cierta valentía y mantienes indiferencia a cosas posiblemente traumáticas, es tan extraño que quiero asesinarte pero es el motivo por el que me agradas —suspiró—, nos divertiremos tanto, Jeon JungKook —los ojos del susodicho se mantenían abiertos cual plato, los ojos de TaeHyung parecían calarle el alma, hasta podría asegurar que de verdad lo hizo.
La puerta se abrió, el pelinegro pudo apreciar por primera vez como TaeHyung se volvía transparente hasta desaparecer, su empleada había vuelto con una bandeja que soportaba la taza prometida y unas galletas de compañía, la mujer dejó todo aquello sobre la cama mirando como el joven estaba levantado con su rostro bastante pálido.
—Joven Jeon, ¿qué hace levantado? Le va a hacer mal, mírese todo pálido, venga a acostarse para reposar.
El menor asintió, avanzó con inseguridad temiendo que TaeHyung quizás siguiera allí provocando que él chocara con lo que sería a simple vista la nada. Para su fortuna no se topó con nada invisible, llegó a su cama siendo atendido inmediatamente por la empleada.
Ya acostado procedió a tomar de su té mirando con ansiedad cada rincón de sus paredes, ya se hacía la idea que TaeHyung le seguía, sólo esperaba que sucediera únicamente en su casa, creía que debería estar en su cuarto pero no detectaba nada extraño en esos largos minutos que mantenía su vista atenta.
—Hay veces que sólo debes cambiar la perspectiva —escuchó arriba suyo.
Al levantar la cabeza visualizo como en su techo se encontraba TaeHyung quien estaba sentado con las piernas cruzadas en el techo como si este se tratara de suelo ya que ninguna parte de él colgaba por efecto de la gravedad, todo iba en su lugar.
Sin darse cuenta mientras veía al mayor el agarre de su mano se aflojó dejando caer parte del líquido de su taza encima suyo, al sentir el ardor del agua caliente en su piel se distrajo para dejar la taza en la mesita y levantarse mientras largaba quejidos por el repentino dolor mientras sacudía su ropa húmeda la cual se enfrió en cuestión de segundos pero la sensación caliente en la piel afectada no se iba dejándola un poco sensible.
TaeHyung aprovechó aquello para hacerse humo y entrar a la mente del menor, necesitaba saber un par de cosas y para eso era necesario buscar por su cuenta entre la consciencia y el subconsciente del menor. Por el lado del pelinegro sintió una pequeña molestia en su cabeza, miró arriba notando que el pelirrojo había desaparecido nuevamente, tomó aire respirando profundo pensando en dónde se encontraría ahora.
Él iba a volver a acostarse una vez la sensación del leve daño corporal se había esfumado pero un gran dolor de cabeza le azotó de repente, haciendo que no soportara su propio peso cayendo de rodillas al piso, respiró con dificultad agarrando las hebras oscuras de su cabeza sintiendo aquel dolor que nunca antes en su vida había sentido no parecía igual a ninguna migraña o parecidos, simplemente sentía que calaban dentro de su cerebro, todo aquello empeoró cuando se le sumó un pitido que lo dejó sordo de ruidos exteriores.
Tenía tantas ganas de llorar por la cruel sensación pero ni eso podía porque todos sus sentidos fueron dominados de alguna forma, el dolor de cabeza opacaba todo lo demás que podría sentir, creía muy ferviente que todas sus venas se le estaban marcando con el esfuerzo que hacía aún por mantenerse consciente.
Los dos minutos que duró parecieron horas para él, el dolor se disipó con una gran rapidez que le trajo una calma a todo su ser, miró el suelo cansado y agotado vio como una gota de sangre ensuciaba la madera del piso, alzó su mano tocando su nariz por el lado de sus fosas nasales teniendo una sensación húmeda, observó sus dedos notando la sangre en ellos.
Sin tener tiempo de analizarlo vio como un humo negro se formó frente a él hasta formar la figura de un humano y finalmente materializarse mostrando al pelirrojo con una mirada seria al igual que su rostro, sus brazos se cruzaban tras su espalda dejando que su torso expuesto y levemente marcado se mostrara claro ante sus ojos.
Jeon JungKook no sabía si era porque él se encontraba de rodillas prácticamente sentado sobre sus pies o era el hecho de que el rostro de TaeHyung no mostraba ni una pizca de simpatía o burla como usualmente se mostraba pero el mayor se veía especialmente intimidante.
Aún expectante su mirada se encontraba observando al fantasma ignorando el hecho de que la sangre de su nariz seguía avanzando haciendo un camino por su boca y mentón, la mirada de TaeHyung era dura y penetrante, el sólo hecho de que únicamente lo estuviera mirando sin decir ni una palabra lo mantenía nervioso incluso de hacer algún movimiento, pero arriesgándose a lo que sea que pasara por la mente del otro, JungKook levantó su mano limpiándose lo mejor que podía su propia sangre de su rostro, dejando más que todo una gran mancha roja en la parte inferior de su rostro a la vez que la palma de su mano, se levantó lentamente estiró su ropa manchándola con su sangre para su pesar, dirigió de nueva cuenta su vista al otro y este seguía fijo como estatua sólo observándole.
Tragó duro y a paso inseguro decidió rodear el cuerpo ajeno para acercarse a sacar pañuelos de una despensa que estaba por ahí, de alguna forma iba a detener su sangrado, al llegar a su mueble miró detrás de sí buscando ver la espalda de TaeHyung pero ya no estaba, miró a su lado encontrándolo allí en la misma posición.
Mientras sacaba la caja de pañuelos se atrevió a dirigirle la palabra— Oye, no es por nada pero llegas a asustar un poquito estando así —fue entonces que TaeHyung movió la comisura de su labio mostrando una pequeña sonrisa.
—¿En serio? —JungKook asintió—. Entonces quizás debería actuar así más seguido ¿no crees? —la voz grave y plana acompañaba la postura de TaeHyung, el menor sin saber qué responder sólo levantó los hombros dispuesto a sacar un pañuelo.
Fue entonces que su cuerpo levitó y fue lanzado duramente hasta que su espalda dio un golpe seco con la pared, lanzó un gemido por el dolor del golpe, había soltado su pañuelo de la impresión sin posibilidad de limpiar la sangre de su rostro, al abrir sus ojos los cuales se habían cerrado por el impacto notó que aún estaba en el aire pegado a su pared, se intentó remover para bajarse pero aquello no le fue posible.
—No entiendo como un humano no le puede tener miedo a nada —dijo TaeHyung quien desde su anterior posición comenzó a caminar hasta acercarse lentamente frente a la mirada de JungKook—. Miré, oí y sentí varios de tus patéticos sentimientos, tus pensamientos, incluso de los que ni siquiera tienes memoria, cada parte de ti la observe y nada. Incluso tu estúpida claustrofobia parece un mal chiste —un lápiz fue lanzado telepáticamente hasta incrustarse a la pared a sólo unos centímetros de la cabeza de JungKook—. Dime JungKook, ¿acaso haces todo esto a propósito? Eres un reto, huh —el pelirrojo subió hasta la altura del nombrado mientras le levantaba la barbilla.
—Y-yo, ahm ¿p-perdón? —tartamudeo viendo como la mano que estaba en su barbilla se deslizó hasta posarse en su pecho, justo en el lugar que se ubica el corazón, las uñas de TaeHyung comenzaron a crecer en largas y afiladas garras que de a poco iban atravesando la ropa de JungKook, éste algo nervioso por lo que podría pasar intentó distraer al otro—. Quizás podrías ir a una manicurista a tratarte eso ¿no? La de mi madre es muy buena —intentó sonreír en una mueca extraña viendo en los ojos del pelirrojo ni una pizca de gracia—, o t-tal vez no...
Las largas garras luego de atravesar la capa de ropa de JungKook se dispusieron a comenzar atravesar la piel y todos los músculos que encontrara en el camino, un jadeo escapó de los labios del pelinegro al sentir las puntas de las garras como pequeñas agujas en su piel, sin embargo como la luz al final del túnel fue interrumpido.
—¿JungKook? Cariño, ¿estás bien? La señora Min me contó que te desmayaste —TaeHyung apartó la mano del otro dándole un guiño antes de desaparecer y dejar que la gravedad actúe con normalidad dejándolo caer al piso.
El sonido fue lo suficientemente fuerte para que la madre del más joven escuchara a través de la puerta y decidiera abrirla preocupada, gran fue su sorpresa cuando encontró a su pequeño retoño tirado en el piso con sangre seca en su rostro y en partes de su polera.
—¡Dios mío! ¿¡Qué te pasó!? —sus zapatos de tacón resonaron en sus pequeños pasos al correr para acercarse a su hijo.
JungKook al sentir las delicadas manos de su progenitora en su rostro y ver la cara preocupada intentó sonreír como si no hubiera pasado nada, ni loco podría contar todo aquello que habían pasado en lo que había durado el día, la verdad no era un buena opción.
Mientras se levantaba comenzó a hablar— Pues mientras estaba acostado me comenzó a sangrar la nariz y bueno... No encontré pañuelos así que me iba volver a acostar y me resbale, heme aquí —habían cosas que tomar en cuenta ya que todo sonaba muy reciente no explicaba porque entonces la sangre en su rostro estaba seca y no húmeda pero la señora Jeon simplemente no se percató.
—Ay hijo, debes tener más cuidado —dijo ayudándole a levantarse, notando con nostalgia que su pequeño bebé ahora era mucho más alto que ella, y a la vez como se veía tan lastimado pero aún sonreía—. ¿Por qué tú polera está tan rota? —notó viendo algunos agujeros a parte de la sangre.
—Es... una polera muy antigua.
—Mh, arrójala a la basura te conseguiremos otra —dijo esperando que su hijo se la sacara, pero este no hizo ningún movimiento, más que todo porque no quería explicar las heridas y posibles moretones que escondía la prenda—. ¿Por qué no te la sacas? No me dirás que tienes vergüenza ¿cierto? Cariño, te vi un montón de veces desnudo cuando eras pequeño —comentó a la ligera recibiendo un pequeño «mamá...» lleno de vergüenza, provocando que la otra se riera—. Okey, me voy pero cámbiate y límpiate rápido, llamaré a una enfermera para que te revise, ¿si?
El contrario asintió, viendo como su madre un poco más relajada salía de la habitación con la suerte de que no vio la caja de pañuelos lo que evitó un par de preguntas más. Soltó un gran suspiro, sacándose la polera y viendo que a través del espejo como habían cinco pequeños puntitos rojos en su pecho, algunos moretones se formaban en su espalda, hizo una mueca y se cambió la polera para después quitarse la sangre del rostro.
Cansado de los sucesos recientes se dejó caer a la cama tomando una de las galletas para comerla con lentitud, qué día.
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