Las semanas se convirtieron en meses, y aunque la distancia entre Felix y Chan no fue fácil de manejar, ambos trabajaron arduamente para mantener su relación. Llamadas nocturnas, mensajes diarios y visitas ocasionales mantuvieron viva la llama de su amor. Cada conversación fortalecía su vínculo, y ambos esperaban con ansias las vacaciones de verano, cuando finalmente podrían reunirse.

El día llegó, y Felix se encontraba en el aeropuerto, su corazón latiendo con anticipación mientras esperaba su vuelo hacia la ciudad costera donde vivía Chan. El viaje le pareció eterno, pero la emoción de ver a Chan de nuevo lo mantenía despierto y lleno de energía.

Cuando el avión aterrizó y Felix salió a la terminal, vió a Chan esperándolo con una enorme sonrisa. Corrió hacia él y, sin dudarlo, se lanzaron en un abrazo fuerte y cálido.

— ¡Felix! Te he echado tanto de menos — dijo Bangchan, estrechándolo con fuerza.

— Yo también te he extrañado, Chan. No puedo creer que finalmente estemos juntos de nuevo — respondió Felix, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.

Chan lo llevó a su casa, un acogedor apartamento cerca de la playa. Había decorado el lugar con fotos de ellos juntos y pequeños detalles que mostraban cuánto le importaba Felix. Después de un recorrido rápido, salieron a pasear por la playa, recordando sus momentos juntos y compartiendo nuevas historias.

Esa noche, Chan había planeado algo especial. Llevó a Felix a una cena romántica en un restaurante frente al mar, similar a su primera cita, pero esta vez todo era aún más significativo.

— Quería que esta noche fuera perfecta para nosotros — dijo Chan mientras brindaban con sus copas.

— Es perfecta, Chan. Gracias por todo lo que has hecho — respondió Felix, conmovido por el esfuerzo de Chan.

Después de la cena, caminaron por la playa, tomados de la mano, disfrutando del sonido de las olas y de la compañía del otro. Chan se detuvo de repente y miró a Felix con seriedad.

— Felix, quiero preguntarte algo importante — dijo, su voz llena de emoción.

— ¿Qué sucede? — preguntó Felix, sintiendo su corazón acelerarse.

Chan sacó una pequeña caja de su bolsillo y la abrió, revelando un colgante en forma de ola.

— No es un anillo, porque creo que aún no estamos en ese punto, pero quiero que tengas esto como símbolo de mi compromiso contigo. Quiero que sepas que te amo y que quiero estar contigo, sin importar la distancia ni los desafíos que enfrentemos — dijo Chan, con voz firme y ojos brillantes.

Felix sintió que las lágrimas llenaban sus ojos mientras aceptaba el colgante.

— Yo también te amo, Chan. Y estoy dispuesto a enfrentar cualquier cosa contigo — respondió, abrazándolo con fuerza.

Las vacaciones pasaron rápidamente, pero cada día estuvo lleno de momentos inolvidables y amor. Surfeaban juntos por las mañanas, exploraban la ciudad por las tardes y pasaban las noches hablando bajo las estrellas.

En su última noche juntos, Chan llevó a Felix a su lugar secreto en la playa, donde habían tenido su primera cita especial. Allí, sentados bajo el cielo estrellado, hablaron de sus sueños y planes para el futuro.

— Pronto podremos estar juntos sin importar la distancia — dijo Chan, con esperanza en su voz.

— Sí, estoy seguro de ello. Y hasta entonces, seguiremos construyendo nuestra relación, paso a paso — respondió Felix, sonriendo.

Cuando llegó el momento de despedirse, ambos sabían que la distancia ya no era un obstáculo insuperable, sino una prueba de su amor y compromiso. Con un último beso, Felix se despidió, prometiendo volver pronto.

De regreso en el avión, Felix miró el colgante en su cuello y sonrió. Sabía que había encontrado algo único y valioso en Chan, y estaba dispuesto a luchar por ello. Mientras el avión despegaba, cerró los ojos, soñando con el día en que ya no tendrían que separarse y podrían construir su vida juntos, sin límites ni distancias.

Fin! 🏄🏻‍♀️