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Capítulo 6

Pasaron unos cuantos días desde la pelea con Daryl, no había hablado con él del tema, pero aún seguíamos llendo a cazar juntos.

Mi relación con Glenn y con Carl había mejorado bastante, podría considerarlos amigos.

También había hablado con la chica rubia, la cual se llamaba Beth.

Ella estaba muy triste por lo de su padre y nadie del grupo parecía tener tiempo para escucharla. Por ello desarrollamos la costumbre de que ella viniera a dormir a la celda que compartía con mi hermana y nos hablara de como se sentía.

Yo no hablaba mucho, más bien me limitaba a escucharla y a darle algún consejo de vez en cuando.

Su hermana mayor era más amable que antes conmigo desde entonces, pero tampoco había hablado con ella.

Iba progresando, poco a poco pero lo hacía.

Aquella mañana bajé de mi celda de las primeras como de costumbre, iba a ir a la mesa del desayuno pero unos sollozos que venían del baño me detuvieron.

Preocupada me dirigí hacia el lugar de donde venían y entré encontrándome a la mujer embarazada llorando.

-¿Qué ocurre?

La mujer pareció sorprenderse al verme.

-Eres muy pequeña para entenderlo.

La dediqué una pequeña sonrisa al ver como se limpiaba las lágrimas.

-Te sorprendería. Ponme a prueba.

La mujer me devolvió la sonrisa.

-Tengo miedo. No sé qué va a ocurrir con este embarazo, y mi marido no me habla porque le engañé con su mejor amigo, ¡pero yo pensaba que Rick había muerto! En cuanto le vi aparté a Shane. Ahora no se de quien es el bebé y mi hijo también me odia.

Pasé mi brazo por sus hombros y ella comenzó a sollozar en mi cuello.

-Esto se parece más a las telenovelas que veía mi abuela que a un jodido apocalipsis.

-¿Qué has dicho?

Me di cuenta de que había pensado en voz alta, menos mal que hablaba español.

-Que lo que tenga que pasar pasará, si tu marido no te habla tranquila, se le terminará pasando, se nota que te quiere. Y en cuanto a Carl, ya hablaré yo con él.

Lori me sonrió agradecida.

-Eres muy amable, deberías mostrarlo más.

Asentí con la cabeza y juntas nos levantamos y fuimos a desayunar.

Después del desayuno mi hermana y yo nos ofrecimos a ayudar en la cocina.

Nos encontrábamos fregando con una mujer llamada Carol cuando varios caminantes entraron.

Rápidamente coloqué a mi hermana detrás de mi y agarré uno de los cuchillos para empezar a matar bichos, con Carol siguiendo mis pasos.

Eran demasiados. Comenzaba a perder la esperanza cuando la puerta de atrás se abrió y por allí apareció T-dog con una pistola.

-¡Rápido seguidme!

No me lo pensé dos veces y tomé a mi hermana, la cual parecía asustada de la mano para seguir al hombre.

Los cuatro nos metimos por un pasillo estrecho.

La única salida era una puerta que había al final de este. Nos perseguían tantos zombies que no sabía si lo lograríamos, pero no me rendí, empujé a mi hermana delante de mi y corrí más rápido.

Escuché unos ruidos y las voces de T-dog y Carol detrás de mi, pero no me giré a mirar, ni tampoco me detuve.

Conseguimos salir y atracar la puerta impidiendo el paso de más zombies.

Me tiré al suelo exhausta al igual que mi hermana, pero yo alcé la mirada y me di cuenta de algo.

T-dog no estaba.

Con solo una mirada a los ojos cristalizados de Carol pude entender lo que pasaba.

Alba parecía haberse dado cuenta, y fue a abrazar a una llorosa Carol.

Yo me acerqué y puse una mano sobre su hombro en forma de apoyo. Ella me miró y me dedicó una triste sonrisa.

Las tres nos encaminamos al patio de la prisión, donde el grupo estaba empezando a reunirse.

Alba corrió hacia Glenn y se lanzó llorando a sus brazos.

Yo no me aparté de Carol, ni siquiera cuando Daryl se acercó.

-¿Estáis bien?

Dijo mirando a la mujer.

-Si, pero T-dog... Él no lo ha conseguido.

Carol bajó la mirada y yo tomé su mano y le di un apretón el cual ella me devolvió.

Daryl me miró triste.

-Me alegro de que hayas hecho más amigos en el grupo.

Me sorprendió que me hablara, aún seguía dolida con él por la pelea. Ni siquiera había intentado arreglar las cosas y de repente actuaba como si nada.

Además de eso estaba preocupada, no veía ni a Carl ni a Lori por ninguna parte.

-Yo también me alegro Dixon.

-¿Ya no me llamas flechitas?

Parecía extrañado, el era bueno escondiendo sus emociones, pero yo también lo era, y por eso sabía que estaba algo triste.

Pero antes de que me diera tiempo a contestar un llanto de bebé nos hizo darnos la vuelta.

Nos giramos para encontrarnos con la terrible imagen de una Maggie cubierta de sangre, llorando desconsoladamente, con un bebé en brazos, y a un Carl ensangrentado y con la mirada baja.

Supuse lo peor, y una lagrima corrió por mi mejilla.

Yo me había propuesto proteger a esa mujer, y había fallado, no la salvé.

Vi como la cara de Rick se llenaba de lágrimas.

El se acercó corriendo y balbuceando cosas a Carl, pero este le esquivó. El chico aceleró el paso y cuando llegó hasta mi me cogió del brazo y me arrastró lejos del grupo.

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