Pov. Alba

Escuché los gritos de Daryl y mi hermana desde la parte de abajo e intenté ir hacia allí, pero el brazo de Glenn me detuvo.

-No vayas peque, seguro que no pasa nada.

A estas alturas todo el grupo menos Hershel y sus hijas estaba reunido escuchando los gritos.

Por mucho que Glenn dijera que todo estaba bien yo sabía que no era así, había un hombre gritando a mi hermana y eso me asustaba y enfurecía.

Cuando vi a Daryl bajar las escaleras enfadado, corrí hacia él y le pegué una patada en la pierna.

No le hice daño, pero pareció sorprendido por mi acción.

-¡No vuelvas a chillar a mi hermana, ella es buena!

Lágrimas de impotencia corrían por mis mejillas, yo era solo una niña y no sabía como enfrentar algo como un apocalipsis.

Glenn corrió hacia mi y me abrazó, yo escondí la cara en su pecho y sollocé.

Cuando me separé de él me encontré con las miradas curiosas y tristes de todo el grupo.

-Mi hermana no es mala, el tiempo la enseñó a no confiar, eso es lo que ella dice.

-¿Y sabes que pasó para que ella dejara de confiar?

Por muy dulce que fuera la voz de Lori yo tenía una cosa muy clara. No volver a hablar del incidente.

-Pasaron cosas, cosas malas, provocaron que nos quedáramos solas.

El grupo pareció entender que no quería hablar del tema, pues nadie me volvió a preguntar.

-Alguien debería hablar con Sara.

Un silencio se formó antes de que la voz de Carl sonara.

-Yo podría subir a hablar con ella.

-Ni de coña, tu eres la principal razón de que hayamos discutido y la persona que la metió en el problema niño.

Lori se puso protectora delate de Carl.

-No vuelvas a hablarle así a mi hijo, Dixon. Pero tienes razón, Carl no irá.

Al ver como el mencionado se disponía a discutir Glenn los interrumpió.

-Quizá podría ir yo. No me he peleado con ella y cuido de Alba, así que creo que le caigo mejor que el resto.

Todos estuvieron de acuerdo, así que Glenn subió las escaleras y todos, yo incluida nos pusimos a hacer otras cosas.

Pov. Sara

Me abrazaba a mi misma en la celda mirando una vieja foto cuando alguien entró.

-¿Se puede?

Alcé la mirada para encontrarme con Glenn.

-Es una celda, no hay puertas, pero algo me dice que si te pido que te vayas no lo harás así que adelante.

Mi tono no fue exactamente amigable.

-¿Por qué no confías en nosotros?

Suspiré, por mucho que me costara admitirlo ya consentía la presencia de algunas personas del grupo y peor aún, me fiaba de ellas.

-No me gustan los grupos, aunque para serte sincera, muy a mi pesar me fio de ti.

El mayor pareció sorprendido ante lo que le dije, pero acto seguido de recuperó y me sonrió pasando su brazo por mis hombros de forma amistosa.

-Quieto ahí, que me estés empezando a caer bien no significa que puedas tomarte confianzas.

Mi comentario pareció divertirle ya que soltó una carcajada apartándose de mi.

-Deberías pasar más tiempo con nosotros, hacer amigos y disfrutar de la vida.

-No creo poder disfrutarla en mitad de un apocalipsis.

Aunque lo dije con sarcasmo Glenn se puso serio.

-Se ve que has madurado pronto, pero aún así te falta una visión correcta de la vida. No puedes ir por ella de puntillas, tienes que disfrutarla, pasar tiempo con tus seres queridos y reírte, porque como tu has dicho estamos en un apocalipsis podríamos morir mañana, disfruta.

Se levantó y me acarició el hombro para después volver a dejarme sola.

Nunca había visto a Glenn tan serio, y aquello me hizo pensar.

Quizá el tenía razón, quizá debería intentar hablar con la gente, quizá no debería cerrarme.

Seguí pensando en eso hasta que fue la hora de la cena.

Bajé las escaleras y me serví comida.

Iba a irme fuera como siempre, pero me acordé de lo que me dijo Glenn.

No podía cambiar todo de un momento a otro, pero supongo que podía intentar cambiar pequeñas cosas.

Suspiré y me armé de valor.

Me dirigí a la mesa donde comía el resto del grupo.

Todos hablaban animados, pero cuando me vieron llegar me dedicaron una sonrisa y me abrieron un hueco entre mi hermana y la chica rubia que parecía triste.

Me senté a su lado mirando al suelo, pues podía sentir como todos me observaban y eso me hacía sentir incómoda.

Al cabo de unos segundos todos volvieron a retomar sus conversaciones.

Aunque aquella noche solo hablé con mi hermana, sentí que había hecho un avance, que las cosas iban a cambiar.