Capítulo 3
Le lancé mi cuchillo a una ardilla acertando de lleno.
Me encaminé hacia ella y la guardé en la bolsa que flechitas llevaba.
No habíamos hablado en todo el tiempo que llevábamos de caza.
He de reconocer que me sentía mucho más cómoda con él que con el resto de su grupo. También podía ser por el echo de que normalmente odiaba socializar. Y como este sujeto no hablaba era como estar sola.
Cuando acabamos la caza volvimos a la cárcel. Flechitas entró dentro con las ardillas pero yo me detuve al escuchar un sollozo.
Maldiciendo me acerqué al lugar de donde venían los llantos y me encontré con el niño de esta mañana llorando.
Podría haberme ido, pero el chico me recordó a mi al principio del apocalipsis. Por lo que me sentí la necesidad de consolarlo.
Me senté a su lado en silencio. Al verme intentó quitarse las lágrimas.
-A veces es mejor desahogarse con un desconocido. Alguien cuya opinión te importe una mierda.
Me miró y pareció pensárselo un momento. Cuando pensé que no me iba a contar nada habló.
-Tengo miedo.
-Todos tenemos miedo niño. Desgraciadamente no nos queda otra que aprender a vivir con él.
-Pero es que yo no puedo vivir con él. Tengo miedo a que mi madre muera en el parto, todo el mundo dice que eso no ocurrirá, pero sé que mienten.
Suspiré. Era cierto, había muchas posibilidades de que esa mujer muriera o perdiera al bebé.
-Yo también tuve miedo a eso una vez , se hizo realidad y créeme que no es una experiencia bonita. No te voy a mentir, hay muchas posibilidades de que algo malo ocurra.
El chico soltó un sollozo.
-Pero, si eso llega a pasar tienes una familia en la que apoyarte, si no quieres apoyarte puedes protegerlos y... Voy a arrepentirme de decir esto después, mierda. Si quieres hablar con alguien de ello yo... Bueno.... Supongo que si seguimos aquí puedes venir conmigo.
El chico alzó la mirada con una pequeña sonrisa.
-Eres muy madura para tener mi edad.
Volví a mirar al frente. Tenía razón, teníamos la misma edad pero estábamos en etapas muy distintas. Había perdido mi infancia.
-A veces no tienes opción, es madurar o morir vaquero.
Me levanté y me dirigí hacia la cárcel.
-¡Carl! ¡Me llamo Carl!
Me gritó el chico poniéndose de pie.
-Perfecto, lo apuntaré en mi libreta.
Cuando entré a la cárcel pude ver a todos sentados en el comedor charlando y riendo alegremente, incluida mi hermana.
Estaba muy enfadada, no quería ver a nadie. Subí a mi celda y me tumbé en la cama mirando al techo.
Después de todo lo que habíamos pasado Alba decidía que prefería estar con unos completos de conocidos que conmigo.
Sabía que era una niña pequeña y que no entendía esas cosas, pero aún así dolía. Alba era todo lo que tenía, y ver como me dejaba así dolía, estaba sola.
Sin poder evitarlo y debido a todo el cansancio acumulado me quedé dormida.
⚫⚫⚫
Me desperté debido a unos pequeños golpes y una voz.
Agarré la mano que me tocaba y la retorcí, luego hice fuerza tirando al sujeto a la cama mientras me ponía de pie y le apuntaba con la pistola.
-Joder pequeña, si que eres peligrosa.
Abrí mis ojos con sorpresa. Tumbado en mi cama sujetando su muñeca estaba el chino tras el que se había escondido mi hermana.
Bajé mi pistola respirando agitada.
-¡¿Qué coños quieres?!
El chino pareció percatarse de mi mal humor pues se incorporó rápidamente.
-Solo venía a decirte que ya está la cena.
Suspiré y suavizando mi gesto, pero con un tono amenazante le digo.
-Os recomiendo a ti y a tu grupo que no me toquéis, esta ha sido una de mis reacciones menos agresivas.
El chino me sonrió y me acompañó a abajo.
Cuando estábamos a punto de llegar me detuvo.
-No tienes por qué aislarte de nosotros. No os vamos a hacer daño.
-No os conviene.
Dicho esto avanzamos hacia el comedor donde estaban todos comiendo.
-¡Glenn!
Una chica de pelo corto llamó al chino y este se sentó a su lado.
Vi a mi hermana al lado de Rick, charlando animadamente con todos en su mesa.
Vi como abrazó a Glenn nada más sentarse.
Furiosa y triste avancé hacia el lugar donde estaba la comida, cogí carne y salí fuera.
Me apoyé en una de las paredes de la cárcel y comencé a comer mientras pensaba.
Alba parecía estar feliz aquí, y ellos no eran mala gente, la cuidarán. Además ella se ha adaptado perfectamente. La única que sobraba aquí era yo.
Escuché unos pasos venir hacia mi y me puse en guardia.
Me relajé al ver que era Daryl, pero no le miré.
Se sentó a mi lado y comenzó a comer su ardilla en silencio.
Ninguno dijo nada, pues en realidad no queríamos hablar.
No quería romper el silencio, pero una idea no dejaba de taladrar mi cabeza deseando salir.
-Creo que voy a irme.
No le miré, así que no pude ver su reacción.
-¿Por qué?
Preguntó con voz calmada.
-Porque no estoy hecha para estar en grupo, y mi plan de instalarnos en otro pabellón y no volver a vernos se fue a la mierda cuando mi hermana se hizo amiga de tu grupo. No puedo volver a arrastrarla a fuera así que me iré yo sola.
Escuché un gruñido de su parte.
-A mí , a día de hoy me cuesta adaptarme al grupo. Pero son buena gente y protegen a los suyos, ellos son mi familia, quizá algún día lleguen a ser la tuya.
-Vaya, no te había escuchado hablar tanto nunca. Y tampoco estoy diciendo que me vaya a ir ahora. Esperaré a que el bebé nazca y ya después me iré.
-Deberías irte a dormir, mañana despejaremos otro pabellón.
Dicho esto se levantó y se fue.
Da igual lo que Daryl dijera, yo tenía muy claro que mi única familia era mi hermana, ese grupo nunca lo sería.
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