Capítulo 2
Después de la extraña presentación nos dirigimos a las mesas.
Me senté junto a mi hermana y saqué de nuestra mochila los restos de los cuatro conejos que habíamos cazado y cocinado el día anterior.
Levanté la mirada para ver al grupo de Rick repartiéndose lo poco que quedaba de lo que supuse que era un pájaro medio podrido.
Suspirando me levanté, me dirigí hacia el tipo de la ballesta, que era el que repartía el pájaro y se lo quité bruscamente. Flechitas me gruñó, pero suavizó su mirada al ver la gran cantidad de conejo que había dejado en su lugar, puesto que había añadido mi parte también.
-Reparte esto - Me volví a sentar en mi sitio y me dispuse a jugar con el largo cabello de mi hermana.
-Cada vez que ibamos a casa de mi abuela nos decía que estábamos muy delgados y nos hinchaba a comida - Recordó mi hermana - Incluso a mi prima Inés, que tenía obesidad morvida - Todo el grupo estaba atentos a sus palabras - Si os viera a vosotros le daría un infarto, así que hacerle caso a mi hermana con complejo de abuela y comer el conejo.
El grupo soltó una carcajada, pues aunque no habían comprendido algunas de sus palabras habían captado el mensaje.
Yo aún no me fiaba, por lo que llevaba mi cuchillo a mano y tenía localizada mi hacha.
⚫⚫⚫
A la hora de irnos a dormir arrastré a mi hermana a la celda más lejana y la hice dormir mientras que yo cogí una manta y una almohada y me apoyaba en la pared de fuera de la celda para vigilar. Flechitas había dicho que no se iba a meter en una celda por no se qué mierdas. Así que yo tampoco.
Llevaba un par de hora vigilando y me costaba mantenerme despierta. Llevaba 4 días sin dormir. Para mantenerme despierta comencé a susurrar una canción
-Yo se que me critican, me consta que me odian, ya es demasiado tarde para cambiar ahora...
-¿Qué haces fuera de la celda? - Salté del susto. Era flechitas, que se sentó a mi lado.
-Como dije antes no me fio de desconocidos. No pienso dejar a mi hermana sin vigilancia - Flechitas me miró y asintió con la cabeza.
-Entonces yo tampoco lo haré - Esta vez fue mi turno de asentir con la cabeza.
No hablamos nada en toda la noche y cuando fue de día me levanté.
Estaba dispuesta a entrar en la celda de Alba para despertarla cuando flechitas me frenó.
-¿A dónde mierdas vas? Es temprano - Le miré con molestia.
-A ver imbecil, el invierno ha terminado, y ayer tu grupo se terminó todo el jodido conejo. Os he cedido el pabellón para mantener a la embarazada viva, no pienso dejar que se muera de hambre - Flechitas me miró entre impresionado y confuso.
-¿Y por qué vas a despertar a tu hermana? - Este tío no se fiaba de mi. No encontraba otro motivo para tanto interrogatorio. Suspiré cansada.
-Porque, como ya he dicho hasta la saciedad, no me fio de vosotros. No pienso dejarla sola - El también suspiró y me dejó en paz.
-Gilipollas - Mascullé entrando a la celda de Alba.
-¡Alba despierta, nos vamos de caza! - Mi hermana se removió gruñendo entre las sábanas.
-¿Por qué? Teníamos comida de sobra ayer - Despertarse rápido nunca había sido uno de los fuertes de mi hermana. Habíamos tenido problemas antes por eso mismo.
Para cuando conseguí levantarla y bajamos las escaleras el grupo ya estaba allí mirando como un chaval que debía tener mi edad le gritaba a la señora embarazada.
Me enfadé al ver que nadie la defendía. De donde yo vengo las madres son sagradas. Sobre todo por la marca con forma de chancla que se te queda si les montas escenas como estas.
Bajé rápido las escaleras y me hice notar.
-¿Que coño pasa aquí? Vaquero ¿Por qué no dejas de chillar a tu madre y haces algo útil? - El idiota avanzó hacia mí muy enfadado. Cuando estuvimos cara a cara me dijo.
-Recuerda que eres nueva en el grupo, así que déjame en paz y sigue con tu vida - El guiri se puso intenso. Era un idiota.
- A ver imbecil dejame aclararte una cosa. Yo no soy nueva en tu grupo. Os he dejado entrar aquí gracias a la mujer que estabas gritando. Así que yo que tú dejaría de joder y me pondría ha hacer algo útil - Me miró más enfadado y se apartó.
-Salimos a cazar. Os ventilasteis ayer toda la comida - Rick me miró dudoso.
-No salgáis solas. Daryl puede acompañaros - Escuché un gruñido a nuestras espaldas y supe que el hombre de la ballesta era Daryl.
-Creo que a flechitas no le gustamos. Así que nos iremos por nuestra cuenta - Mi hermana volvió a tirarme de la manga.
-Sara, no quiero ir, tengo sueño. Además, quiero conocerles - Bufé frustrada y me giré para dirigirme a ella.
-No sabemos si son de fiar Alba, no podemos separarnos de momento - Ella hizo un puchero y se corrió a esconderse detrás de las piernas de un chino.
-Bien, luego si te matan no quiero saber nada - Alba enterró aún más su cara en las piernas del chino. Yo furiosa me disponía a salir. El barbudo me paró.
-No puedes salir sola - Yo solo lo ignoré y seguí mi camino - ¡Espera! ¡Daryl siguela!
Vi al hombre de la ballesta correr hacia mi y ponerse a andar a mi lado.
Cuando salimos de la cárcel y nos adentramos al bosque suspiré. Iba a ser un día largo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro