Capítulo 10
Pov. Daryl.
Cuando vi como la pequeña salió corriendo de la sala con Sara detrás no pude evitar sentirme preocupado.
Esa pequeña se sintió insegura en el grupo, no sé si todavía sigue siendo así, pero no iba a permitir que se fuera por una discusión.
Junto al resto del grupo, seguí a las hermanas.
Sara se encontraba golpeando la puerta del baño, donde se había encerrado Alba, mientras ambas se chillaban en español.
No entendía una mierda, al igual que el resto del grupo. Pero el silencio se hizo al escuchar las palabras de Alba.
-¡Te odio!
Mierda.
Vi como Sara retrocedía unos pasos, y yo no pude evitar preocuparme.
Cuando nos conocimos me dijo que solo vivía por su hermana, por lo que podía imaginarme lo mucho que esas palabras habían dolido.
La puse la mano en el hombro.
-Yo me encargo.
Cuando ella se fue, junto al mini sheriff, la furia comenzó a apoderarse de mi, pero recordándome a mi mismo que la persona que había hecho daño a Sara era una niña pequeña me contuve.
-¡Niña, apartarte de la puerta!
Conté hasta tres y derribé la puerta que nos separaba para entrar.
-Escúchame niña, porque solo lo diré una vez. Tu hermana no tiene la culpa de lo que haya pasado, no te preocupes por Glenn y Maggie, porque voy a traerlos, y más te vale ir a disculparte con Sara, que bastante se ha sacrificado ella por ti.
La niña me miró con lágrimas en los ojos y luego corrió para echarse a los brazos de Beth a llorar.
Bufé frustrado y salí de allí para irme a por armas para el rescate.
Pov. Sara.
No sé en qué momento me quedé dormida.
Cuando me desperté estaba sola en la celda. Una sensación de tristeza se instauró en mi al recordar lo que pasó ayer.
Suspiré y salí de la celda rezando para no cruzarme con mi hermana.
Cuando llegué a el comedor me sorprendí al ver que había madrugado más de lo que yo pensaba, ya que solo había unas pocas personas.
Con la mirada gacha me serví la comida, si no hacía contacto visual con nadie quizá evitaría conversaciones incómodas sobre lo de ayer.
Pero como la suerte no está de mi lado Daryl entró a la sala y me tomó el brazo.
-¿Podemos hablar?
Suspirando rendida asentí y le seguí hacia el patio.
-Hablé ayer con tu hermana. No se me dan bien los niños, y creo que la asusté, pero quiero que sepas que esto no es tu culpa, tarde o temprano esa mocosa entrará en razón.
Asentí con una pequeña sonrisa.
-¿Vais a ir a buscar a Glenn y a Maggie?
El arquero asintió.
-Pues promete que volverás, estaría muy jodida si no hubiera nadie aquí con quien cazar.
Volvió a asentir mientras encendía un cigarro. Ponernos emocionales no era lo nuestro.
-¿Me dejas probar?
Me dio una pequeña colleja mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
-Lo prometo.
Y así, dando una calada más se marchó de allí.
Unas horas después me encontraba cazando sola en el bosque.
Aprovechando que ni Daryl ni Rick estaban aquí, conseguí convencer a Hershel de que me dejara salir, ya que no nos quedaba demasiada comida.
Agradecí el echo de poder irme, ya que, con el secuestro de Glenn y Maggie, las cosas estaban tensas en la cárcel.
Beth no quería hablar, Alba tampoco y el resto del grupo estaba pesimista, lo que hacía que yo me sintiera triste, y eso me hacía sentir enfadada.
¿Desde cuando me pongo triste por estas cosas? ¿En qué momento me comenzaron a importar las personas de este grupo?
Bufé frustrada, sabiendo que Daryl, la única persona que podía entender mi situación no estaba.
Descargué mi ira con un par de bichos, y después de cazar cuatro ardillas y un conejo volví a la cárcel.
Una vez allí entré en la cocina y le di los animales a Carol, ella me dedicó una amable sonrisa y procedió a cocinar el conejo.
Salí de allí en busca de algo útil que hacer, pero una mano en mi muñeca me detuvo.
-¿Dónde estabas?
Me giré para mirar a Carl, a pesar de no levantar el tono de voz, ya que Judith dormía en su otro brazo, parecía enfadado.
-Salí a cazar.
El asintió y miró al suelo.
Esto no era normal, no entendía que estaba pasando.
-¿Te ocurre algo?
El alzó la mirada y me fulminó con ella.
-No vuelvas a salir sin avisarme.
Me enfadé ante su comentario.
-Perdona papá, te avisaré la próxima vez.
El bufó ante mi respuesta irónica.
-Eres una idiota, inmadura.
-Y tu eres un gilipollas, idiota.
El me miró con una ceja alzada.
-No he entendido una mierda de lo que has dicho.
Y se fue de allí.
Suspiré frustrada y me senté en el suelo escondiendo mi cabeza entre mis piernas.
Sentí unos pasos acercarse y a alguien sentándose a mi lado.
-¿Estás bien?
Beth me acarició el brazo.
-Ahora dos personas están enfadadas conmigo, quiero irme de aquí.
La rubia suspiró.
-Sé que te cuesta adaptarte al grupo, y hasta ahora lo has hecho muy bien, no dejes que nadie te arruine eso.
Asentí con la cabeza y miré a Judith, en los brazos de mi amiga.
Acaricié su tripa y ella se rió.
-Por lo menos tu no me odias pequeña.
Beth me pasó a Judith y yo acaricié su cabeza.
-Tu hermano es un idiota, pero no pasa nada, yo te serviré de mejor ejemplo.
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