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Capítulo 15: Otra cara de la moneda

-¿Deberíamos suponer que la gente de ese helicóptero viene a... matarnos? -resopló Louie quien pronunció la última palabra como si ya no le importara. Habían pasado por tanto que un intento más de asesinato no les cambiaría la filosofía.

-Eso depende. ¿Y si en realidad es la resistencia la que ha recibido la señal de emergencia y viene a asistirnos? -dijo el teniente e infiltrado Jack con el fin de confundir el juicio de los supervivientes. Tras haber robado el comunicador y eliminado a Doris, su plan ya no dependería de terceros. Podría continuar siendo el sociópata que siempre fue sin correr el peligro de que su compañero perdiera la cabeza y revelara todo lo que habían trabajado desde que se infiltraron en la Marina Real Británica.

-No hay forma de saberlo. Andy, Robin, ¿cuáles son las órdenes? -preguntó la rubia con los ánimos un poco bajos. Desde la terrible escena en donde Jack apuñaló a su compañero por la espalda, era como si Loreley hubiera perdido la vitalidad que la hacía tan fresca. Si antes de vivenciar todo esto ya era una mujer introvertida, ni ella podía imaginarse en que se había convertido ahora.

El capitán miró al pecoso sabiendo que cualquier decisión equivocada que tomaran podía significar la muerte de todos los suyos. Al desconocer el efecto que la señal del comunicador pudo haber generado, sumado a que los supervivientes vivían en una burbuja de ignorancia respecto a todo lo que les sucedió desde que llegaron a Salvo, era como decidir a ciegas. Y Andy también lo sabía.

-Estamos de acuerdo en que no iremos a darles la bienvenida, ¿verdad? -Robin quiso cerciorarse de que todos seguían la misma línea de pensamiento.

Los supervivientes asintieron con desgano. Por más de que estaban esperanzados que tal vez por fin vendrían a rescatarlos, sabían que podía ser una trampa.

-Entonces los esperaremos. Cuando bajen del helicóptero, analizaremos sus movimientos -comentó el capitán buscando la aprobación de Andy-. Vamos, que si vienen a salvarnos la vida veremos alguna cara conocida o algo por el estilo. Pero si vienen a matarnos...

-Adoptarán otra posición -concretó Gregory, captando la idea al instante-. Es lo mejor que podemos hacer.

-Mientras tanto nos quedaremos aquí, a cubierto. La cueva está lo suficientemente lejos como para que no nos ubiquen con facilidad. Además, si necesitamos evacuar rápidamente ya estamos prácticamente sobre la selva. Podríamos perderlos fácilmente -agregó Andy complementando el plan del capitán.

El estilo de liderazgo de ambos se asemejaba de forma que no solía haber ningún conflicto en la toma de decisiones. El pecoso siempre apreció el respeto que Robin le propinó desde que habían llegado a Salvo. Aun siendo un soldado destacado y pudiendo llevarse a Andy por delante, el capitán siempre había mantenido el poder que le correspondía sobre los suyos y consultando cada elección conjunta con él. Había confianza mutua, y eso sí que tenía un gran valor.

-A esperar entonces, señores -dijo Robin sin perder de vista al helicóptero ni por un segundo.

Los supervivientes se protegieron al lado de la cueva por unos matorrales que les permitían visualizar los movimientos en la orilla y al mismo tiempo mantenerse a cubierto para que no los encontraran con facilidad.

-¿Alguno ha podido identificar de dónde viene este helicóptero? ¿Una insignia quizás? -preguntó Vicente a los soldados como si tuvieran que contestar obligatoriamente la incógnita.

-Está muy lejos todavía. No tengo idea -contestó Robin con sinceridad.

-Tengo tantas ganas de estar en casa -esbozó Vicente con un dejo de nostalgia en su voz-. Desde que nos capturaron todo ha sido un infierno. Debo decirles la verdad, colegas. Hay veces que lo único que quiero...

-Es que todo se termine -interrumpió Loreley y una lágrima cayó por su mejilla.

El capitán y el resto de su equipo se mostraron altamente sorprendidos por los dichos de la rubia. Vicente asintió sin desmentirla, indicando que eso era justamente lo que quería decir.

-¿Por qué dices eso? Hemos sobrevivido juntos desde el día uno... Desde aquella celda de la CIA donde nos dejaron antes de meternos en el barco hasta esta isla desierta. ¿Cómo... Cómo puedes decir eso? -Andy dejó de mirar la trayectoria del helicóptero para girarse y hablarle a la compañera que estaba a su lado.

-Estoy cansada, Andy. Eso es todo -respondió como si no tuviera ganas de continuar con esa conversación.

Robin sintió una gran compasión por los pobres ingenieros. Lo que sus colegas estaban viviendo hace semanas, ellos lo hacían hace años. No pudo evitar pensar que, si no encontraban paz duradera en el futuro cercano, la mentalidad del grupo de Andy podía caerse a pedazos en cualquier momento.

-Señores, se acerca el momento. En alerta -indicó Gregory al ver que el helicóptero se acercaba.

-No muevan un pelo. -Robin no quería más errores.

Al cabo de un par de minutos más, el helicóptero comenzó a descender sobre la orilla de Salvo. El estruendo que generaban el motor y las hélices eran suficientes como para alterar la tranquilidad y el silencio a la que los supervivientes estaban acostumbrados en la isla.

Tan pronto llegó a su posición final, no se escuchó absolutamente nada más. La calma había traído consigo a un grupo de individuos con intenciones desconocidas.

-Armas. Caras largas. Ropa de combate -le susurró Robin a Gregory, al parecer olvidando todas las sospechas que tenían hacia ese hombre de barba que les había salvado la vida a sus colegas y a Louie.

Tan pronto Gregory vio quienes eran los que estaban bajando del helicóptero, su rostro cambió por completo:

-Joder... ¡Salgan de aquí! ¡Corran y no miren atrás! -comenzó a decir el ruso tirando a todos hacia atrás.

-¡¿Qué sucede?! -Ninguno de los supervivientes entendía qué estaba sucediendo.

-Un escuadrón de la mejor fuerza especial rusa acaba de aterrizar en Salvo.

-¿Y cómo sabes eso? -Morris preguntó con esperanzas de por fin enterarse el rol que cumplía Gregory en todo esto.

-Porque yo era uno de ellos.

En el cuartel de la resistencia, la noticia de la activación del comunicador fue la razón de un descontrol bastante notorio. Ni Lauren ni Marcela esperaban que fuera tan pronto, y se podría decir incluso que las tomó un poco por sorpresa.

-¿Es que no lo entiendes, amor? Hemos puesto en riesgo absolutamente todo por darle a tu hijo una forma de salvarse. Olivia Davis ya sabe que tiene un infiltrado en su gobierno y no descansará hasta eliminarlo -comentaba Marcela quien en los últimos días no paraba de perder los nervios. La guerra estaba alcanzando su punto clímax en riesgo y necesitaban dar un paso adelante antes que todo se fuera de los carriles.

Lauren sabía que había cometido un grave error con ese comunicador, pero ya no podía volver el tiempo atrás. Su pareja y líder militar la seguía hostigando con el mismo tema hace semanas, y por más que lo que tiene de sobra la mamá de Robin es paciencia, existen límites que fueron sobrepasados.

-Detente ahí. Ya te escuché lo suficiente -le contestó con su mejor seriedad-. No podemos hacer nada para cambiar lo que está hecho. Lo importante ahora es salvar a nuestros supervivientes. Salvar a mi hijo, por el amor de Dios. No soporto un segundo más sin estar a su lado.

Una lágrima cayó por el rostro de Lauren, pero al estar de espalda a Marcela en su propia oficina la líder militar no pudo ver lo que le estaba pasando a su amada. La mamá de Robin se restregó la cara rápidamente para que no notara su momento de debilidad. Marcela vio que algo había sucedido, pero decidió ignorarlo.

-¿Cómo piensas salvarlos? Un comando SEAL y otro Spetznaz ya están en camino a Salvo -preguntó Lauren volviendo a simular firmeza.

-Venía guardándome esta noticia para sorprenderte cuando el momento lo ameritara. -Marcela hizo esa mueca soberbia y juguetona que tanto le gustaba a Lauren.

-¿Qué cosa? -A la mamá de Robin le brillaron los ojos.

-Antes de dedicarse a la política, Jayce Lawrence había sido un soldado del Ejército. Compartió la mayoría de esos años con un individuo que luego se volvió... Bueno, lo mejor de su especie. Se volvieron como hermanos desde entonces.

-No entiendo a donde va esto.

-Desde que Jayce comenzó a trabajar con nosotros, se ha esforzado a más no poder para reclutar a este muchacho en nuestras líneas... Y lo ha logrado hace algunos meses.

-¡Sigo sin entender lo asombroso de todo esto! Reclutamos nuevos miembros todo el tiempo -respondió Lauren ansiosa y ofuscada.

-El equipo SEAL que Olivia enviará a acabar con los supervivientes hará, en realidad, todo lo contrario. El líder de escuadrón es el mejor amigo de Jayce, y todo su equipo esperó paciente el momento para convertirse en activos valiosos cuando hiciera falta. El momento ha llegado. ¿Sus órdenes? Proteger a los supervivientes y mantenerlos a salvo sin importar el costo.

Lauren se mostró anonadada por la noticia. Llevó sus dos manos a la boca como una niña a la que le acaban de dar un dulce. Robin hacía exactamente lo mismo. Sin duda una reacción heredada de su madre.

-Eso es simplemente.... ¡Increíble! Justo lo que necesitábamos para ganar tiempo y preparar la extracción con cuidado.

-Ya están en camino, bebé. Los mantendrán a salvo.

-¿Y bebé por qué? -Lauren echó una risita nerviosa.

-Porque a pesar de ser la líder más corajuda de una organización internacional que busca desmantelar dos de los gobiernos más poderosos de todo el mundo, sigues siendo, para mí, la más tierna de todas.

Lauren la miró con tanto cariño que Marcela incluso pensó que era una respuesta irónica.

-Te amo.

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