9. Estrellas Fugaces
Se levantaron al día siguiente temprano para poder proseguir el camino al próximo pueblo. Se despidieron del tabernero y volvieron a cargar todas las cosas en la carreta para continuar su destino.
- Jolyne: bueno chicos, parece que fue intensa la noche de ayer. Menos mal que todos acabamos a salvo.
- John: ¿sabemos a cuánto está el próximo pueblo?
- Jolyne: diría que a unos dos días de camino en carreta.
- Liz: deberemos salir pronto y buscar un lugar para quedarnos cuando esté anocheciendo.
- John: tienes razón, debemos de buscar algún claro en el camino o alguna casa que podamos encontrar.
- Jolyne: puede que haya alguna parada en los caminos para los viajeros.
- Liz: sería perfecto encontrarlo, entonces marchémonos.
Se montaron en la carreta y salieron del pueblo hacia el siguiente por una carretera de piedra del pueblo que se encontraba en uno de los laterales.
Seguían por un camino de piedra pero tras pasar el bosque donde lucharon, esta vez el terreno estaba despejado de árboles. En su lugar era una basta pradera sin nada a la vista excepto el pueblo que dejaban atrás.
Se trataba de un viaje tranquilo, no entablaron mucha conversación simplemente iban turnandose para llevar la carreta y descansar siguiendo las indicaciones de Jolyne para el camino. Solo pararon para preparar algo de comer y hacer sus necesidades antes de proseguir.
Solo unas horas antes de que fuera a anochecer encontraron un montículo situado a unos cien metros siguiendo un camino secundario.
- John: ese sería un buen sitio para parar durante esta noche.
- Liz: aún podríamos seguir algunas horas más pero creo que podría ser peligroso.
- John: no me gustaría tener que pasar otra noche luchando de nuevo.
- Jolyne: siempre he escuchado de historias sobre viajeros desaparecidos pero sólo hay pradera en kilómetros a la redonda.
- John: aún no conocemos bien este mundo, deberíamos asegurarnos un lugar que dé más tranquilidad.
- Liz: aunque no me guste la idea de parar, John tiene razón. Una posición elevada nos daría la ventaja en caso de problemas.
- Jolyne: por mi bien, no me importa parar. Así vamos preparando el fuego para cocinar algo para la cena.
- John: entonces decidido, vamos hacia arriba.
Se dirigieron hacia la cima del montículo y era más llano y amplio de lo que parecía, así no tendrían problemas para dejar la carreta sin vigilar a que no haya accidentes.
En unas horas ya había anochecido y se encontraban los tres alrededor de una fogata que habían hecho para comer un variado de carne y verduras asadas en el fuego.
- John: que hambre tengo, que os aproveche.
- Liz y Jolyne: ¡que aproveche!
- John: parece que también estabais hambrientas.
- Jolyne: muchísimo.
Se pusieron a comer sin hablar nada debido al disfrute de comer después del día de camino y las horas que llevaban sin comer nada en condiciones. Hasta que no terminaron no salió ningún tema.
- John: por cierto, ¿cuál es el siguiente pueblo al que nos dirigimos?
- Jolyne: si no recuerdo mal, creo que nos dirigimos a una ciudad que se llama Hagyadom.
- Liz: ¿y sabes algo sobre ella?
- Jolyne: no mucho, solo cosas que me contó mi padre cuando era más pequeña e iba por allí más veces.
- John: nos valdría cualquier cosa que nos ayude a hacernos alguna imagen del sitio.
- Liz: tiene razón, cualquier cosa sería de gran de ayuda.
- Jolyne: pues... Según me decía, se trataba de una ciudad con un gran sentimiento religioso y había un gran número de población sabe algún tipo de lucha.
- Liz: ¿a qué te refieres con el sentimiento religioso? ¿Es tipo secta religiosa?
- Jolyne: nono ni mucho menos, sólo es que tienen costumbres de orar varias veces al día para dar gracias a su dios. No se como explicarlo bien realmente lo veréis al llegar, hay muchos templos repartidos por la ciudad.
- Liz: bueno, supongo que lo entenderemos mejor allí, mientras no sean extremistas religiosos esta bien.
- Jolyne: no te preocupes por eso, son una ciudad pacífica.
- John: ¿no habías dicho que gran parte de las personas sabían aprendían a luchar?
- Jolyne: pero es como defensa, además es parte de las costumbres y algo normal aprender un tipo de arte marcial o deporte de lucha. Sólo hay que tener cuidado con la policía, son grandes espadachines y tienen una legislación muy rígida.
- Liz: por suerte, te tenemos a ti para ayudarnos a saber sobre los lugares.
- Jolyne: y me tendréis siempre chicos.
Todos estaban bastante bien juntos y aunque no lo hacían por divertirse tampoco podían evitar hacerlo.
Tras esa conversación se quedaron un momento en silencio, hasta que fue roto por la sorpresa de Liz al mirar al cielo y ver varias estrellas fugaces.
- Liz: ¡mirad al cielo!
- Jolyne: ¡rápido, pedid un deseo a las estrellas fugaces!
Los tres se concentraron pidiendo su deseo más profundo hasta que las estrellas fugaces dejaron de caer.
- Jolyne: se dice que su pides un deseo de corazón, el cielo puede llegar a cumplirtelo.
- Liz: chicos, esta pasando algo raro, mirad hacia abajo.
Toda la pradera se había convertido en una gran extensión de una densa niebla que no dejaba ver nada y que empezaba a subir por el montículo hasta que los rodeó por completo.
- John: no os separeis no sabemos que nos encontraremos.
- Liz: me empiezo a sentir rara.
La niebla apagó la fogata y acabaron dentro de ella. Se fueron quedando dormidos poco a poco cayendo al suelo debido a la extraña niebla.
Se despertaron a la mañana siguiente sin acordarse de que había ocurrido durante la noche desde esa niebla. Era una mañana soleada pero en la gran pradera había un río con un puente de piedra y se veía una ciudad al fondo del lugar.
- Liz: ¿que ha pasado?
- Jolyne: no se que habrá pasado con la niebla, nos dejó dormidos y hemos aparecido en el mismo montículo pero en otro lugar diferente.
- John: debe ser por las estrellas.
- Liz: ¿a qué te refieres con eso?
- John: en mi deseo, pedí llegar lo más pronto posible a nuestro destino.
- Jolyne: eso es lo único que tendría sentido para esta situación.
- Liz: ¿entonces mi deseo también se ha cumplido? Yo había deseado que...
- Jolyne: ¡no lo digas! Si lo dices en voz alta antes de ver como se cumple, no llegará a cumplirse.
- John: entonces, ¿esa ciudad que se ve es Hagyadom?
- Jolyne: seguramente lo sea, vamos hacia allá para verlo.
Se montaron en la carreta de nuevo y bajaron por el montículo para seguir el camino principal y cruzar el puente de piedra hasta la nueva ciudad.
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