67. Asalto al Castillo
Mientras Zoro se encontraba en el castillo junto con los altos mandos del ejército del rey supremo, Horadrim y los demás estaban llegando con el dragón y cuando lo hicieron vieron a alguien saliendo del castillo que se dió cuenta de su presencia allí.
- Horadrim: ¡nos han visto! ¡Empezaremos ya el ataque!
- Gotoh: baja rápido, comienzan a sacar su ejército, si nos alcanza será un gran desgaste en nuestras fuerzas.
Horadrim se bajó del lomo de Igneel suavizando el aterrizaje con magia de viento bajo sus pies. Comenzó a concentrar magia en su interior y creó numerosos portales a su alrededor y de ahí comenzaron a salir su ejército junto todos sus aliados.
- Morel: ya era hora.
- Horadrim: rápido, su ejército está saliendo fuera y va a comenzar la lucha.
- Gotoh: ¡nosotros nos iremos adelantando!
- Horadrim: cuidado con la artillería, intentarán derribaros. Poneos a vuestros puesto y atacad.
Gotoh llevó a todos aquellos que se enfrentarían a los altos mandos en el lomo de Igneel, el cual tenía que esquivar todas aquellas flechas que le lanzaban los arqueros del ejército del rey supremo. Ambos ejércitos se enfrentaron entre sí junto a muchos de ellos como Tony, Morel o Mira que se encontraban como apoyo para derrotar al enemigo. En poco sobrevolaron el terreno con el dragón y aterrizaron delante de la puerta del castillo y entraron a lo grande.
- Gran maestro: yo me ocupo chicos.
Concentró energía y con un puñetazo que rompía la velocidad del sonido en una centésima de segundo destrozó la puerta del castillo, y vieron a Zoro a punto de beber de la copa para la iniciación, pero cuando ellos aparecieron se apartó la copa de la boca.
- Himuro: ¡¿cómo han conseguido entrar?! Los destrozare.
- Mugen: tranquilo, nosotros nos encargaremos.
Los nueve que se enfrentarían a los generales de guerra se fueron hacia fuera de nuevo.
- Bloster: nosotros nos encargaremos de los de aquí, sigan vosotros a los que han escapado.
- Mugen: si señor, vamos todos.
Los generales de guerra salieron del castillo para perseguirlos, se habían dividido en tres parejas de un novato y un veterano por cada grupo, los cuales se enfrentarían a otros tres grupos de los aliados. Y sólo quedaban allí los dos guardias reales junto a Zoro y en el otro extremo de la sala se encontraba John, Liz y Jolyne junto a Gotoh y el gran maestro.
- Himuro: ¡dichosos son mis ojos! Saiyu y Gotoh, dos de los mejores maestros del mundo enfrentándose a nosotros.
- Gotoh: no pronuncies nuestros nombres, basura. No tenemos nada que hablar contigo.
- Bloster: ¿los conoces?
- Himuro: eramos del mismo grupo de aventureros, pero no estaban de acuerdo con mis métodos.
- Gotoh: ¡masacraste a todos nuestros compañeros porque creías que eran débiles!
- Himuro: solo les ahorre tiempo, habrían muerto tarde o temprano. Si no hubieran sido débiles podrían haber salvado su vida, solo los liberé. Los seres inferiores no merecen estar en el mismo mundo que los fuertes.
- Gotoh: me he cansado de hablar. Yo me encargo de él, ve tu a por el otro.
El anciano aliado demostró como los años no habían pasado por él, tenía una gran fuerza, poder y velocidad. Fue directo hacia el musculoso guardia real y usando magia creó un dragón de lo que parecía ser fuego y electricidad que le arrastró haciéndole atravesar la pared de la izquierda de la sala quitándole del medio.
- Gran maestro: chicos yo me encargo del otro.
- Bloster: Zoro, protege la puerta o serás tu quien muera.
- Zoro: de acuerdo, yo me encargo.
El extraño guardia real y el gran maestro dieron un sprint colocándose en menos de un segundo uno contra el otro, se golpeaban a una velocidad que ninguno era capaz de verlos excepto ellos mismos. La pelea acabó trasladándose fuera del castillo gracias al Gran maestro que destrozo la pared derecha para alejar a Bloster de allí.
- John: ¡nos hemos quedado solos! ¡Vayamos a por él!
Fueron corriendo hacia Zoro y Liz le abrazó.
- Liz: ¿estas bien?¿Ha pasado algo?
- Zoro: tranquila, no ha pasado nada, pero deberíamos de acabar con el rey supremo antes de que vuelvan o acabaremos muertos.
- John: ¿dónde está?
- Zoro: tras esta puerta.
- Jolyne: entonces vayamos a ello.
Se dirigieron frente a la puerta y mirándose entre ellos la empujaron a la vez con miedo de lo que se encontrarían al otro lado.
Al entrar se encontraban en una gran sala con un espacio extenso y sin apenas estructuras excepto algunas columnas como decoración pegadas a las paredes, además tenía un techo acasetonado de madera que le daba algo de belleza a la habitación. Al fondo de ella se encontraba el trono y sobre él, El Gran Rey Supremo y ser más temido de todo el planeta.
Su presencia era temible, tenía un cuerpo musculoso aunque no demasiado, piel blanca y estaba semidesnudo con prendas que apenas ocultaban su cuerpo. Tenía una barba de color oscuro, aunque lo que más destacaba era unos ojos sin iris ni pupila, simplemente emitían una pequeña luz azul desde su interior.
- Rey Supremo: no sois mis guardias reales, ¿cómo habéis entrado?
- Zoro: no importa, hemos venido a matarte.
- Rey Supremo: venis a matarme sin siquiera saber nada de mí. Sin saber como vencerme.
- Liz: ¡mataste a millones! ¡¿Qué más hay que saber?!
- Rey Supremo: todo tiene un porqué muchacha.
- John: tiene razón, si supiéramos como llegó a ser rey supremo podría darnos alguna pista.
- Jolyne: ¿pudiendo matarnos por qué quieres hablar con nosotros?
- Rey Supremo: en cientos de años sólo he visto a mis dos guardias reales, al menos que sigan vivos. Si os tengo que matar que más da una última conversación.
- John: dejemos que hable y quizás encontremos algo para como mínimo saber el nivel de su poder.
- Liz: de acuerdo te escucharemos.
Los aventureros bajaron sus armas y accedieron a escuchar la historia y origen del rey supremo con la esperanza de encontrar una pista de donde procedía un poder semejante o alguna forma de poder vencerlo.
- Rey Supremo: antes de explicaros como llegue a ser tan fuerte, os explicaré mi procedencia y como comenzó todo. Desde mi comienzo nací como un ser poderoso, nacido de uno de los mayores caprichos de un dios. Mi padre era Zeus, dios y rey del olimpo y conocedor por su victoria contra su padre Cronos, el titan del tiempo; y se enamoró de la más bella de las infernales, Abrahel, la reina de los súcubos. De esa unión salí yo, algo que no había pasado jamás en la historia de las divinidades.
- Jolyne: ¿por qué era tan raro?
- Rey Supremo: los infernales son descendientes del gran demonio y los dioses de la gran deidad, dos seres tan poderosos que deben vivir al margen de la vida terrenal debido a que no hay forma de que pudieran tener un recipiente físico lo suficientemente poderoso como para vagar por la tierra. Eran dos razas poderosas y alejadas una de la otra por lo que yo les parecía a todos ellos una aberración, y me marginaron haciéndome crecer solo ya que mis padres también me abandonaron por la presión de sus clases cuando solo tenía cuatro años de edad.
- Liz: si intentas darnos alguna clase de lástima no te va a servir.
- Rey Supremo: no era mi intención muchacha, solo era el prólogo de la verdadera leyenda. Cuando estalló la gran guerra entre reyes, dioses e infernales para expandir territorio, yo era uno de los seres más poderosos al tener sangre de dos de las razas más fuertes y muchos de ellos intentaron controlarme y muchos otros matarme. Hasta que descubrí que mi genética me daba un poder totalmente superior al de todos ellos, ya que tenía la capacidad de absorber almas debido a mi sangre infernal y gracias a mi sangre divina tenía el poder de transformarlas y hacer mio ese poder. Cuando comenzaron a venir ejércitos a por mi, acababa con todos y sus almas comenzaron a ser parte de mi haciéndome cada vez más poderoso.
- John: ¿qué hiciste con tanto poder? ¿Por qué mataste a tantos?
- Rey Supremo: tras volverme lo suficientemente poderoso los propios dioses intentaron acabar conmigo y descubrí que no sólo era capaz de absorber almas de seres inferiores sino también de dioses e infernales. Con los infernales los confiné en lo que ahora llaman territorio oscuro, para que no pudieran tener contacto con ninguna otra raza como me exiliaron a mi, pero los dioses, ellos no podían soportar que hubiera alguien que los controlara o fuera superior a ellos, por lo que se unieron para derrotarme, pero no fueron suficientes.
- Liz: ¡muchos de ellos no querían luchar! ¡Sólo querían vivir su vida como cualquier otro!
- Rey Supremo: lo siento por ellos, pero los dioses y los humanos comenzaron a aliarse, y era cuestión de tiempo que intentaran matarme, por lo que yo los maté a todos absorbiendo millones de almas en mi interior y volviéndome demasiado poderoso para este mundo.
- Jolyne: ¿a qué te refieres con eso último?
- Rey Supremo: muy sencillo, tras absorber tantas almas en mi interior llegué a un límite, debido a mis genes tenía un cuerpo con gran poder y resistencia pero había llegado a un nivel cercano a la Deidad suprema y el Rey demonio, por lo que vieron lo peligroso que podría ser mi existencia.
- John: ¿también intentaron matarte?
- Rey Supremo: al contrario, sabían que una guerra contra mi solo traería mas muerte y al tener un poder cercano a ellos sólo sería una guerra de desgaste, por lo que usaron todo su poder para crear un recipiente lo suficientemente poderoso para contener mi poder. Y así es como conseguí este cuerpo, retiene todas aquellas almas que he absorbido, y retiene todo ese poder para que yo no fuera capaz de utilizarlo ni absorber ninguna alma más.
- Liz: pero si retiene todo tu poder, ¿cómo es posible que seas tan fuerte?
- Rey Supremo: cómo dije al principio, soy el hijo de un dios y una infernal, por lo que nací con un poder físico y mágico extraordinario y muy por encima de cualquier mortal o dios, ya que los dioses más poderosos murieron en la guerra contra mi. Los dos seres que me mantuvieron a raya en este cuerpo me dejaron vivir como un ser que no envejece y de gran poder, con la esperanza que algún día alguien o algo consiguiera acabar conmigo, por eso cree un ejército, unos guardias reales y acabo con cualquier signo de revolución por pequeño e insignificante que sea, convirtiéndome en el ser que reina en todo el mundo y todos los seres.
- Zoro: siento decirtelo, pero ese día ha llegado hoy. Llegó el día de tu muerte y será por nuestra mano.
- Rey Supremo: he peleado con un dioses, infernales y ejércitos enteros, ¿por qué creen que podrán vencerme? ¿Por el deseo al derrotarme?
- Jolyne: ¿lo del deseo es cierto?
- Rey Supremo: se profetizó que quien consiguiera matarme, un ser de poder ilimitado, cumpliría el deseo a aquella persona que lo consiguiera. Pero no se sabe si es cierto, porque no estaría frente a vosotros ahora.
- Jolyne: aunque no fuese verdad, tenemos que derrotarte. Has masacrado aldeas y ciudades solo por no estar de acuerdo con tus ideales y gobierno, cuando ni siquiera apareces ante el mundo.
- Rey Supremo: si alguien me viera, tendría que matarlo y hacerle desaparecer. Y así ocurrirá con todos los que habéis venido a plantarme cara. ¡A mi! ¡Vosotros sois insectos comparado conmigo!
¡Y os lo mostraré acabando con todos ustedes!
- John: ¡nosotros seremos quien acabaremos contigo!
El rey supremo se levantó de su trono y ellos como reacción levantaron sus armas para ponerse en guardia preparándose ante la gran amenaza que tenían delante y que precedía a la batalla que decidiría su destino, elevándose con su victoria y cayendo en su propia muerte y la de todos los amigos, compañeros y aliados que los apoyaban en la lucha.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro