66. Miembros del Alto Mando
Se encontraban el día antes del gran día y en la cabaña ya solo quedaba la avanzadilla que se enfrentaría a los altos rangos del ejército del rey supremo quienes buscarían a Zoro cuando se encontrará en el lugar donde se desarrollaría la batalla. Al día siguiente se despertaron temprano para prepararse, los cuatro se pusieron la nueva armadura creada por Tony y Hefesto. Zoro se despidió de ellos y Horadrim le abrió un portal a las afueras de la capital una hora antes de que amaneciera. Tras eso los demás tenían que esperar a que recogieran a Zoro, y Horadrim se acercó a Jolyne, John y Liz con algo en la mano.
- Horadrim: hola chicos, ¿estáis preparados para hoy?
- John: ayer estaba algo nervioso pero no puedo pensar en eso ahora. Debemos estar preparados.
- Horadrim: estas semanas he buscado algo para vosotros. Primero que he deciros que solo debéis usarlo como último recurso para vencer al rey supremo, no podéis usarlo a la ligera.
- Liz: nos estas asustando, por favor dinos de que se trata.
Horadrim abrió la mano y en ella se encontraban tres colgantes con un líquido de un color azul claro que brillaba dentro de un recipiente de cristal.
- John: ¿qué es esto?
- Horadrim: es un potenciador mágico, cuando te lo tomas lleva tus habilidades mágicas al límite dándote un poder parecido al que sentisteis durante torneo o uno superior.
- Liz: ¡eso es increíble! Entonces, ¿porqué estas tan preocupado por esto?
- Horadrim: cuando llevéis vuestro poder mágico al límite correréis el riesgo de que vuestro cuerpo no sea capaz de soportarlo. Es muy peligroso y podríais morir, pero se lo importante que es esto para vosotros y no puedo evitar daros todas las posibilidades para vencer.
- Jolyne: se lo que puede sufrir el cuerpo por una sobrecarga de poder tan grande, lo usaremos con precaucion y solo si es totalmente necesario.
- Horadrim: tened en cuenta de que vuestros cuerpos no están acostumbrado a un poder tan intenso. Algo así cuesta muy caro.
- John: ¿cuánto dura el proceso? ¿Cómo se llama la sustancia?
- Horadrim: Gracia de Arcángel, se dió su nombre porque se dice que te eleva a un nivel divino. La duración es de una hora de media, a cada uno le afecta diferente pero debéis tener en cuenta la intensidad del combate.
- Jolyne: muchas gracias por esto y no te preocupes por nosotros, no lo usaremos al menos que sea necesario.
Cuando comenzó a salir el sol al amanecer Zoro se encontraba en la puerta del coliseo y se le acercó un hombre de piel blanca y alto, tenía pelo oscuro, ojos azules y una cicatriz en la zona izquierda de su rostro.
- ???: ¿eres Roronoa Zoro?
- Zoro: si, soy yo. ¿Eres quien me va a llevar con los guardias reales?
- ???: soy Mest. Te llevaré hasta el castillo del rey.
- Zoro: ¿cómo me llevarás? No he visto ningún tipo de transporte cerca.
- Mest: primero tengo un par de preguntas.
- Zoro: claro, lo que quieras.
- Mest: ¿tienes claro que una vez entres en la guardia real no podrás relacionarte con nadie más que no sea ordenado por el rey supremo?
- Zoro: lo sé, lo tengo claro.
- Mest: ¿tienes alguna persona o motivo más importante que servir a tu rey?
- Zoro: no lo tengo.
- Mest: no podrás hablar con nadie sobre el aspecto o cualquier dato sobre el rey supremo, será castigado con la muerte por parte de los demás guardias reales.
- Zoro: lo entiendo, seré leal al rey supremo cuando me convierta en guardia real.
- Mest: entonces quédate quieto.
El súbdito del rey supremo le tocó el hombro a Zoro y desaparecieron de allí, y se habían teletransportado a una verde pradera con un castillo al borde de un terreno escalonado y montañas nevadas al fondo.
Mientras tanto en la cabaña de Horadrim comenzó a ponerse todo en marcha.
- Horadrim: ¡chicos, Zoro se acaba de moverse en un pestañeo!
- Liz: ¡¿dónde está?!
- Horadrim: está a varios cientos de kilómetros de aquí. Deberíamos salir ya.
- Gotoh: suban a todos a Igneel, ¿hacia donde está?
- Horadrim: hacia el noreste, subamos todos rápido.
Todos se montaron en el dragón de Gotoh para ir volando hasta la localización de Zoro. Mientras tanto en el camino hasta allí, llevaban a Zoro hasta el castillo y donde comenzaría su iniciación, el hombre que le transportó hasta allí le llevó hasta el castillo.
- Zoro: ¿te puedo hacer una pregunta?
- Mest: si es rápida si.
- Zoro: si te teletransportas ¿por qué no hemos aparecido en la puerta?
- Mest: la última vez que vine estaba la pradera llena de soldados entrando en el castillo. El teletrasporte es algo muy peligroso.
- Zoro: ¿por qué es tan peligroso?
- Mest: cuando te teletrasportas te descompones en partículas, viajan a la velocidad de la luz y te vuelves a unir de nuevo. Podrías acabar atravesado por otro objeto o persona.
- Zoro: entonces si que es peligroso.
- Mest: ya hemos llegado, entra y comenzará tu iniciación. No es necesario hablar de nada más.
- Zoro: de acuerdo, entraré.
Abrieron las puertas del castillo para que Zoro entrara y cuando lo hizo las volvieron a cerrar. Cuando entró se encontró con una gran sala llena con una gran cantidad de soldados se encontraban a los laterales de la sala formando un pasillo. Al fondo se encontraban los altos mandos del ejército del rey supremo al fondo de la sala con una gran puerta a sus espaldas. Estaba muy nervioso y poco a poco fue caminando por aquel pasillo creado por soldados armados en pie. Cuando llegó al fondo de la sala le se sintió algo intimidado al estar ante los seis generales de guerra y los dos guardias reales y uno de ellos se dirigió a él.
- ???: ¿eres Roronoa Zoro el cazarrecompensas?
- Zoro: si señor.
- ???: a partir de hoy serás uno de nosotros. Yo soy Himuro Hanma y el extraño ser de mi lado es Bloster.
- Bloster: ¿extraño? ¿Tu eres el extraño incluso en tu especie?
Mientras discutían sobre esto Zoro se relajó más y se fijó en ellos mejor. El que le había hablado era humano, pelirrojo y estaba con el pecho descubierto, se le notaba una musculatura desarrollada al extremo. A su izquierda se encontraba un ser de colores verdes, morados y azules, tenia cola, un cráneo parecido a un casco. Ambos tenían una gran presencia, estar delante de ambos le provocaba una gran tensión debido a a la presencia de peligrosidad que emitían.
Uno de los generales de guerra se acercó a él, se trataba de Mugen, el maestro del filo.
- Mugen: chico, veo que llevas tres espadas, ¿tu estilo es el santoryu? Se necesita mucha coordinación para ser capaz de usarlo.
- Zoro: si señor, uso las tres espadas en combate desde hace años.
- Mugen: déjate de formalidades, ahora todos estamos bajo el mismo mando, el del rey supremo.
Se acercó a ellos otro de los generales de guerra, esta vez se trataba de Draco, el descendiente dragón. Un muchacho joven con cola y piel de reptil. Se acercó a menos de un metro de Zoro con voz y aspecto amenazante como si intentara marcar territorio.
- Draco: espero que no te creas demasiado por haber vencido a unos guerreros en un simple torneo.
- Zoro: corrígeme si me equivoco, pero ese simple torneo me ha colocado en un puesto superior al tuyo, ¿verdad?
- Draco: espero que te quede claro, no importa el puesto que tengas porque nunca serás nada. Eres el último en llegar y aun así dudo que fueras más fuertes que cualquiera que nosotros.
- Zoro: yo no estaría tan seguro.
Esto último lo dijo confiado en sus palabras, algo que no le sentó muy bien al general novato con aires de grandeza, el cual le agarró de uno de los brazos para intentar intimidar a Zoro.
- Himuro: si yo fuera tú, le soltaría.
- Draco: ¿por qué? ¿Me va a golpear el novato?
- Bloster: a partir de hoy va a ser guardia real, si no quieres perder el brazo te recomiendo que lo sueltes. O nos veremos obligados a intervenir.
- Draco: ¿si, y que haréis?
El musculoso hombre se acercó a él y cogiéndo por el cuello al problemático general de guerra, lo elevó un palmo del suelo y lo lanzó hacia la entrada del castillo pero con demasiada fuerza haciéndole abrir las puertas con la fuerza del golpe algo que causó un gran problema.
- Draco: ¡un dragón! ¡Viene directo hacia nosotros!
- Himuro: ¿un dragón? Déjalo, estará viajando a algún lugar.
- Draco: no lo creo, hay personas encima de él.
- Bloster: iré a encargarme de ellos.
- Mugen: no se molesten, ustedes están para proteger al rey, quédense aquí y empiecen con la ceremonia. El ejército se encargará. Dudo que quepan demasiadas personas en el lomo del dragón, eso será suficiente.
- Himuro: todos los soldados del castillo vayan a la puerta, matad a todo el que intente entrar. Nosotros comenzaremos con la iniciación.
- Ejército: ¡si señor!
Todos los soldados de la sala y de todas las zonas del castillo salieron a la puerta, había miles de ellos pero no tantos como habían conseguido reunir el grupo de Zoro, algo que compensaba la reducida experiencia en combate de muchos de aquellos soldados aliados comparado con los del rey supremo. Cerraron las puertas para tener más tranquilidad y concentración en la iniciación a guardia real oficial.
- Bloster: ¡que comience la ceremonia!
- Himuro: ahora serás uno de nosotros, pero si alguna vez tienes la osadía de causarle problemas o intentar algo contra el rey supremo, te mataré yo mismo.
- Zoro: lo entiendo. ¿El rey supremo no vendrá a la iniciación?
- Himuro: tras esta puerta se encuentra la sala del trono con el rey supremo en ella. Sólo podrás verle cuando termines la iniciación.
- Zoro: estoy preparado.
- Himuro: debes beber de aquí para poder convertirte en guardia real.
Sostenía en su mano un cáliz rojo con cobertura dorada y decoración rica en piedras preciosas incrustadas en el oro. En su interior había un espeso líquido rojo que cubría la mitad del recipiente.
- Zoro: ¿puedo saber que hay en su interior?
- Bloster: sangre del rey supremo.
- Zoro: espera ¿qué?, ¿por qué?
- Himuro: es un lazo de sangre. Sirve para mantener la juventud y nuestra fuerza.
- Zoro: ¿entonces os mantiene jóvenes?
- Himuro: yo tengo casi cien años y él tiene setenta y dos. Pero el lazo de sangre tiene un precio, en caso de que el rey supremo alguna vez muriera todos aquellos que bebieron su sangre morirían al instante.
- Zoro: entonces, ¿si el rey supremo muere vosotros moriríais? ¿No os preocupa?
- Bloster: podríamos vivir cientos de años y a cambio sólo tenemos que arriesgarnos a morir en caso de que maten al ser más fuerte del mundo. Así evita que demos nuestra vida por protegerle porque moriríamos de lo contrario.
- Himuro: bebe para que podamos ver que está ocurriendo fuera, hay demasiado jaleo para un grupo tan reducido.
- Zoro: de acuerdo, lo haré.
Cogió la copa que contenía la sangre del rey supremo para completar el lazo con él, ambos guardias reales le miraban atentos y Zoro tenía la sensación de que podría morir en cualquier momento si no completaba la ceremonia de iniciación. Zoro se encontraba acercándose la copa hacia la boca para beber mientras los demás le vigilaban.
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