6. Nueva Integrante
Tras el trabajo en Hanako Hotel se ganaron un merecido descanso en la costosa habitación que les habían proporcionado. Se trataba de un lugar lujoso iluminado por lámparas, con cuadros al entrar y al fondo una cama de gran tamaño a la que John se dispuso a tumbarse en cuanto la vio.
- John: por fin una buena cama, estoy muerto de cansancio.
- Liz: para que después me digas que no estás mayor.
- John: di lo que quieras doña misiones secretas, pero han pasado muchas emociones en poco tiempo.
- Liz: la verdad es que hemos tenido bastante moviditos. Pero bueno, siempre hemos sido un imán para el peligro.
- John: quiero saber que nos esperará más adelante, si esto es el principio y ya hemos pasado por esto.
- Liz: a mi me va a esperar una buena ducha antes de dormir.
- John: date prisa, que luego voy yo.
Mientras Liz se duchaba John se quedó mirando el techo de la habitación. Luego se ducho él y tras acabar ambos se fueron a dormir cansados de tanta emoción continua.
A la mañana siguiente madrugaron para dejar la habitación recogida e irse a seguir investigando.
- John: me hubiera gustado disfrutar más de la habitación.
- Liz: a mi también, pero debemos aprovechar el día y seguir buscando algo que nos ayude.
- John: creo que debería ser buena idea ir a la biblioteca que mencionó Mike.
- Liz: sería una gran idea, podríamos averiguar muchas cosas que no sabemos.
Ambos bajaron a la recepción a despedirse del camarero y se marcharon en busca de algo de información a la biblioteca del pueblo.
Tardaron un tiempo en encontrarla pues todas las calles eran parecidas y para las personas de fuera sería algo más difícil encontrar los lugares. Encontraron la biblioteca en la plaza de la fuente como había dicho Mike.
Entraron en ella sin dudarlo, con la esperanza de encontrar algo. Se trataba de una biblioteca lúgubre con poca iluminación y solo se veía una bibliotecaria de aspecto mayor en la entrada.
- John: Debemos de buscar algo que nos sirva de ayuda a comprender este mundo.
- Liz: empecemos por la izquierda para ver que encontramos.
Ambos se pusieron a mirar libros pero parecía no encontrar nada útil para ellos, hasta que alguien se acerco a ellos para hablarles.
- Jolyne: cuanto tiempo chicos, gracias por salvarme la última vez.
- Liz: no hace falta darlas, gracias a ti evitamos problemas en la entrada.
- Jolyne: me alegro mucho, para algo debe servir un apellido influyente.
- John: bueno, ¿que te trae por aquí?
- Jolyne: me aburrí en mi casa, me gusta venir aquí desde pequeña.
- Liz: eso nos viene bien, ¿sabes de algún libro que nos pueda servir para averiguar algo?
- Jolyne: lo siento chicos, me he leído cada libro de la biblioteca y solo hay historias populares y algunos libros sobre profesiones o economía.
- John: parece que no hemos tenido suerte.
- Jolyne: si queréis buscar información, yo puedo acompañaros.
- John: ¿a dónde?
- Jolyne: a la biblioteca nacional, allí se encuentra toda la información del continente, es enorme y hay todo tipo de libros.
- Liz: sería de gran ayuda, pero no queremos molestar.
- John: tiene razón, dinos dónde está e iremos solos, no queremos meterte en problemas.
- Jolyne: no se preocupen, estoy deseando salir de este pueblo, pero hay muchos peligros en el camino y no puedo ir sola.
- Liz: ¿y quieres que vayamos juntos?
- Jolyne: llevo mucho tiempo estudiando, me sé muy bien cada camino, yo seré vuestra guía y ustedes mis guardaespaldas.
- Liz: no sería un mal trato, necesitaríamos algo de ayuda para movernos de pueblo a pueblo.
- Jolyne: además ir conmigo abre muchas puertas, o eso dice mi padre siempre.
- Liz: John, ¿que opinas?
- John: creo que nos podría venir muy bien.
- Jolyne: perfecto, entonces venid los dos a mi casa, necesitaremos cosas para el camino. Yo os llevo.
Jolyne le cogió a ambos de la mano y empezó a tirar enérgicamente y a llevárselos fuera de la biblioteca. Estuvieron así cerca de veinte minutos andando hasta llegar a "casa" de Jolyne.
Lo que ella llamaba casa, más bien se trataba de una mansión o un palacio digno de una princesa, con grandes jardines, trabajadores por todos lados y la casa al fondo dispuesta en semicírculo.
- John: Jolyne, ¿de qué decías que trabaja tu padre?
- Jolyne: inversiones, compra y venta, mineria, industrias, un poco de todo la verdad. Somos una de las diez familias más ricas del continente.
- John: se nota que os va bien.
- Jolyne: bueno, daos prisa, entremos.
Jolyne empezó a tirar más de ellos hasta entrar por la puerta principal. Se trataba de un recibidor de madera blanca, suelo de mármol y dos escaleras para subir al piso superior, tenía una lujosa decoración. Y se acerco a ellos lo que parecía ser un mayordomo.
- Mayordomo: señorita Heartfilia, ¿quiénes son sus nuevos acompañantes?
- Jolyne: son John y Liz, mis nuevos amigos. Por cierto, ¿dónde está ahora mi padre?
- Mayordomo: el señor Heartfilia se encuentra en su despacho.
- Jolyne: muchas gracias. Chicos si queréis podéis dar una vuelta por la casa mientras hablo con mi padre.
- Liz: creo que nos quedaremos en el jardín.
- Mayordomo: ¿acompaño a los invitados?
- John: no se preocupe, no iremos muy lejos.
John y Liz salieron de nuevo hacia el jardín y se sentaron en un banco cercano a la puerta. Mientras, Jolyne subió las escaleras para dirigirse a hablar con su padre.
Pasaron el tiempo hablando mientras esperaban a su nueva compañera. Y admiraban la magnitud del jardín, con setos podados a la perfección, césped recién cortado, un camino de losas de piedra.
Pasadas varias horas salió Liz, con un hombre vestido de traje con corbata, tenía cabello y barba rubia, y unas discritas gafas blancas.
- Jolyne: chicos este es mi padre. Papa estos son los aventureros que me salvaron.
- Liz: buenos dias señor, tiene una bonita casa.
- Sr. Heartfilia: Buenos días muchachos, primero me gustaría agradecerles el salvar a mi única hija.
- John: no es nada, no podíamos dejarla sola.
- Sr. Heartfilia: no sean tan modestos. Me ha comentado mi hija que querían llegar hasta la biblioteca nacional.
- John: si señor, necesitamos ir a investigar y conseguir información, su hija se prestó voluntaria a acompañarnos.
- Sr. Heartfilia: ya me ha comentado ese tema, pero no podía aceptar sin verles antes y tener una imagen de vosotros.
- Jolyne: ahora que los has visto. ¿Aceptarías que fuera?
- Sr. Heartfilia: no los conozco bien, pero te salvaron sin saber quién eras y sin pedir nada a cambio, eso dice mucho sobre ellos. Por lo que solo tengo dos condiciones.
- Liz: ¿cuáles serían?
- Sr. Heartfilia: la primera es la financiación del viaje estará a cuenta de los Heartfilia, compraréis provisiones y nuevo equipo antes de marchar, y la segunda es prometer que mi hija volverá sana y salva cuando lleguéis a vuestro destino.
- Liz y John: se lo prometemos.
- Sr. Heartfilia: entonces hoy os dirigiréis a comprar un equipo de lucha sin escatimar en gastos no quiero que mi hija se vea en peligro por la falta de la calidad de armas. Las señoras a mi cargo les dispondrán de una carreta con comida y otras provisiones y dinero suficiente como para alojarse en cualquier lugar del continente.
- John: muchas gracias señor, se lo agradecemos.
- Liz: mantendremos a su hija a salvo en todo momento.
- Sr. Heartfilia: cuento con ello.
- Jolyne: muchas gracias chicos, os seré de ayuda. Y muchas gracias papa.
Jolyne fue a abrazar a su padre con fuerza y emoción por haber permitido salir tan lejos por primera vez. Liz y John también se encontraban felices de tener una nueva compañera de viaje, con la confianza de que sería un gran comienzo en la búsqueda de su amigo.
No encontraron hasta ahora ningún tipo de información que le ayuden a encontrar a Zoro, pero han pasado por dificultades hasta encontrar a una nueva integrante durante este viaje.
Esto supondrá el comienzo de nuevas emocionantes y divertidas aventuras camino hacia su destino.
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