51. El Gran Bosque
Estaban en el gran bosque frente al rey que dirigía a todas aquellas criaturas, para hablar con él y ver si aquello podría cambiar su destino y mejorar las posibilidades de vencer al rey supremo y volver al mundo real. Por lo que al estar frente a él se arrodillaron en señal de respeto y la primera en hablar fue Liz.
- Liz: majestad, siento molestarle. Siendo usted el rey del bosque estará ocupado, pero le ruego que nos atienda.
- Rey: me has demostrado vuestra educación y cortesía, por lo que no estaría bien corresponderla con un rechazo. Ponganse en pie y díganme sus nombres.
Hicieron caso y se presentaron ante él diciéndole los nombres. Y tras el rey volvió a hablar.
- Rey: encantado de conocerles, yo soy Tapio, el gobernante de este bosque. ¿Qué les ha traído hasta mi?
- Liz: oímos en nuestro viaje que en este bosque se encontraba un gran mago. Necesitamos saber si es verdad y si lo es, si podría recibirnos.
- Tapio: lo siento, pero ese mago es un huésped mío y no les conozco. No puedo saber si son dignos de mi confianza y la suya.
- John: majestad, disculpe si le suena a insolencia pero debemos hablar con él y convencerle de que nos enseñe magia.
- Tapio: ¿de dónde sale esa necesidad? Sois jóvenes, ¿para que necesitan aprender magia?
- John: disculpenos, pero son razones personales y es peligroso decirlas en voz alta.
- Tapio: si queréis que os ayude, debéis decirme vuestro verdadero propósito. Sin mentir ni ocultar nada.
- John: necesitamos volvernos más fuertes, y vencer al rey supremo.
- Tapio: ¿y cuál es su plan?
- Jolyne: espera, ¿no se va a sorprender ni a decirnos que es una completa locura?
- Tapio: es vuestra decisión hacerlo o no, dudo que cambiara vuestra postura por mi opinión. Así que, ¿cómo queréis conseguirlo?
- John: iremos al torneo y ganaremos, con que alguno de nosotros lo consiga podremos saber el paradero del rey supremo e intentar acabar con él. Para ello necesitamos aprender magia y hacernos más fuertes antes de ir al torneo.
- Tapio: habéis sido sinceros aún sabiendo que decir algo así os podría costar la vida, y eso lo apoyo. Por lo que os presentaré al mago, pero si os entrena o no, es decisión suya.
- Liz: muchas gracias majestad.
- Tapio: Horadrim, ya puedes mostrarte cuando quieras.
Apareció sin previo aviso el mago a la derecha del rey, no se lo esperaban por lo que retrocedieron debido a la sorpresa.
Se trataba de un hombre de metro ochenta, piel blanca y una larga barba gris. Estaba vestido con largas ropas y un sombrero de colores grisáceos, además llevaba en la cintura una espada y en su mano derecha una largo bastón de madera.
- Horadrim: puede que os haya sorprendido bastante y que no lo comprendáis.
- Jolyne: ¡es un truco de reflexión de la luz!
- Horadrim: punto para la aventurera, ahora soy yo el sorprendido. ¿Cómo lo supiste?
- Jolyne: es la segunda vez que lo veo y tengo buena memoria.
- Horadrim: algo positivo, si estáis dispuestos a aprender magia. Habeis dicho que queréis vencer al rey supremo ¿por qué estáis seguros de que lo conseguiréis? Cualquiera os tacharia de locos por intentarlo.
- Liz: sabemos que es una completa locura, y que las posibilidades ahora mismo son de cero, pero si podemos estar más cerca de conseguirlo lo haremos aunque sea de una entre un millón para ganar.
- Horadrim: me decís, que aún sabiendo que todo apunta a vuestra muerte vais a ir a por él ¿no?
- John: no nos rendiremos cueste lo que cueste, lo haremos por nuestra propia voluntad y si morimos caerá sobre nuestra conciencia.
- Horadrim: valientes y decididos. Pero ahora viene la pregunta más importante ¿por qué debería entrenaros a vosotros? He rechazado a cientos de aventureros como aprendices y soy uno de los protectores del bosque junto con el rey. ¿Qué me haría dejarlo para entrenaros?
- Liz: con el debido respeto, mirenos, pero hágalo bien. Estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida por un propósito dando el máximo de nosotros mismos. No encontrará jamás unos aprendices mejores que nosotros.
- Horadrim: muchos decían lo mismo y huyeron o murieron en el momento más duro. En esta vida las cosas no se consiguen con voluntad, sino con esfuerzo, inteligencia y fuerza. No me sirve de nada entrenaros si no sois lo sucifientemente fuerte.
- John: somos fuertes, nos hemos enfrentado a muchos tipos de enemigos y hemos vencido. ¿Cómo podemos demostrarles que somos dignos de que nos entrene?
- Horadrim: sois fuertes, se os ve. Pero puede que no seáis lo suficientemente fuertes como para tener alguna posibilidad.
- John: ¿no hay alguna forma de que nos pruebe para saber si lo somos?
- Horadrim: los aventureros la llaman la prueba de fuego, algo acorde al terreno de la prueba.
- John: ¿de qué se trata?
- Horadrim: me he fijado en la lanza y el arco, son armas legendarias. Pero tu tienes una simple katana y vamos a arreglar eso.
- John: no lo comprendo.
- Horadrim: te lo explicaré muchacho. Hay algo llamado una matadora de demonios, se trata de una espada imbuida en magia y capaz de absorber la sangre de demonio junto a todo su poder demoniaco. Se dice que son capaces de matar a cualquier demonio por lo que el rey de allí las custodia.
- John: perdone, pero ¿dónde es allí?
- Horadrim: en el territorio oscuro muchacho, con un rey demoníaco dispuesto a devorar a cualquier criatura que intente arrebatarle esa espada.
- Jolyne: ¿el territorio oscuro? Nos dijeron hace mucho que era un lugar demasiado peligroso.
- Horadrim: son de los lugares más peligrosos de la tierra en cuanto a morir de formas horribles, pero comparado con luchar contra el rey supremo es como ir de vacaciones a la playa. Si no sois capaces de algo así no perderé mi tiempo entrenando cobardes.
- John: ¡lo haremos! Traeré esa espada como prueba de que lo hemos conseguido.
- Horadrim: no me hago responsable de las muertes ocasionadas en el viaje.
- Jolyne: no se preocupe por nosotros, lo conseguiremos.
- Horadrim: muchacha, debido al acierto que has tenido antes os daré una pequeña pista sobre el territorio oscuro.
- Jolyne: ¿y cuál es?
- Horadrim: en él, no sólo hay demonios y criaturas que intentarán devoraros. A veces las criaturas más pasivas pueden conduciros a la muerte más dolorosa. No sólo hay guerrero, podréis encontraros pruebas que pondrán vuestro cerebro al limite.
- Jolyne: gracias por la advertencia, pero los tres somos mucho más que fuerza en combate. Tendremos cuidado.
- John: ¿hacia dónde está el territorio oscuro?
- Horadrim: está a muchos kilómetros al noroeste de aquí, tardaríais una semana de camino.
- Liz: ¡eso es demasiado! ¿No hay ningún lugar así que se encuentre más cerca?
- Harodrim: lo siento pero es el más cercano.
- Tapio: no seas tan malo con los aventureros, quieren conseguirlo.
- Liz: espera ¿nos estaba tomando el pelo y hay uno más cerca?
- Tapio: no me refería a eso. ¿Han escuchado alguna vez sobre magias especiales o magias de nacimiento?
- Jolyne: si, conocimos a una niña que tenía el poder de la clarividencia a una edad muy joven. Es aquella que se obtiene en algunos entre las razas.
- Tapio: así es, y él donde le veis no sólo controla los distintos tipos de magia comunes sino que posee una especial, tiene magia espacial.
- John: ¿que significa eso? ¿Qué es capaz de hacer?
- Harobrim: con la magia espacial, soy capaz de abrir un portal o una brecha conectado a otro lugar, y eso hace posible poder viajar sin necesidad de tardar tanto.
- Liz: ¡eso es increíble!
- Jolyne: se que podría ser mucho pedir, pero ¿nos podría ayudar con el camino? La verdadera prueba será en el territorio oscuro y así no se perderá tiempo en el viaje.
- Tapio: venga, sabes que tienen futuro, puede que estos no mueran.
- Liz: le aseguramos que volveremos sanos y salvos de allí. Además traeremos de vuelta la matadora de demonios.
- Harobrim: si me lo ponéis así supongo que tendré que hacerlo. Subamonos todos al todoterreno que traían.
- Liz: acompañenos, se encuentra a las afueras del bosque.
- Harobrim: si no hay más remedio, tendré que hacerlo.
Los aventureros fueron a través del bosque hacia su coche mientras el mago les seguía el paso. No tardaron demasiado y todos se montaron y por supuesto John en el asiento del conductor.
- Harobrim: arranca, necesitamos velocidad para transportar algo tan grande y a todos nosotros.
- John: de acuerdo, pónganse el cinturón.
John arrancó el coche mientras los demás se ponían el cinturón y empezó a acelerar a gran velocidad por un camino y cuando llegó a los ciento cuarenta kilómetros por hora, el mago creo un vórtice frente a ellos que los absorbió sin dejar nada atrás.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro