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5. Pueblo Curioca

En su entrada al pueblo pareció todo normal, se trataba de un pueblo de calzada y casas de piedra, y calles sencillas con pequeños mercados, personas aparentemente de clase obrera, artesanos, alfareros, herreros, etc.
Empezaron a curiosear la ciudad y las calles, a sus habitantes y todo lo que podría ser de ayuda.

- John: deberíamos buscar un lugar donde dormir.

- Liz: creo haber visto un cartel sobre una posada, miraremos allí.

- John: me parece bien, vamos.

Comenzaron a dirigirse hacia la taberna, no tardaron mucho ya que era cercana a la entrada del pueblo.

Entraron en la llamada "Taberna del dragón rojo", era un lugar limpio con el interior de madera, mesas para comer y una barra al fondo a la cual se acercaron, con un tabernero de verde vestimenta, largilucho y de cabello y bigote anaranjado.

- Tabernero: buenas, ¿qué desean los señores?

- Liz: nos preguntábamos si tendría una habitación libre.

- Tabernero: lo siento, estamos llenos en estos momentos, últimamente tenemos muchos turistas.

- John: ¿a qué se debe eso?

- Tabernero: hay un festival durante esta semana, con los mejores fuegos artificiales de toda la región. Vienen turistas de todos lados para admirarlos.

- Liz: ¿sabe de algún otro lugar donde podríamos encontrar alojamiento?

- Tabernero: siga la calle principal todo recto, y cuando no vean más tiendas o mercados, giren hacia la derecha y podrán encontrar el "Hakone hotel", aunque no lo recomiendo.

- John: ¿por qué dice eso?

- Tabernáculo: es un lugar para señores de gran prestigio en el bajo mundo.

- Liz: lo tendremos en cuenta, muchas gracias. Nos marchamos ya.

Ambos salieron de la taberna, intentando saber que hacer a continuación.

- John: ¿Qué deberíamos hacer?

- Liz: podríamos ir a ese hotel y mirar si tienen alojamiento.

- John: el tabernero cree que sería peligroso, pero no creo que debamos preocuparnos.

- Liz: entonces busquemos cuanto antes, sino necesitaremos otro lugar para dormir.

Se dirigieron al hotel siguiendo las indicaciones que les dio el tabernero y atravesando la calle comercial del pueblo.

A mitad de camino creyeron ver a una persona solitaria que les parecía familiar, al que se acercaron.

- Liz: ¡¿eres tú?!

- Asaltante: cuánto tiempo sin veros, habéis llegado rápido al pueblo, por cierto, llamadme Mike.

- John: bueno Mike, ¿qué haces aquí?

- Mike: vivo aquí, este es mi pueblo.

- Liz: ¿cómo has sido capaz de llegar tan rápido?, fuiste por el camino y nosotros por el bosque, pero aquí estás.

- Mike: es una historia interesante, tras nuestro encuentro anduve durante horas, hasta que escuche el sonido de una carreta de caballos, y decidí hacer un poco de teatro.

- John: ¿a qué te refieres con teatro?

- Mike: me tumbé en el camino delante de la carreta fingiendo estar malherido, y la carreta paró ante mí para bajar a socorrerme. Parecía ser un comerciante burgués que venía para el espectáculo de fuegos artificiales. Son unos fuegos artificiales impresionantes, mi tío siempre decía que eran los mejores de la región, era un pequeño mercader que iba de pueblo en pueblo. Pero no era como mi tía que...

- John: por favor céntrate.

- Mike: perdón perdón, bueno, yo me hice pasar por un mercader al que habían asaltado, y decidieron traerme de vuelta, mientras hablaba con el mercader sobre trabajo. Por suerte solía visitar mucho la biblioteca del pueblo cuando era pequeño y aprendí mucho en los libros.

- John: ¿tenéis una biblioteca en este pueblo? Eso nos podría servir para buscar información.

- Liz: tienes razón, así podríamos saber algo más sobre este mundo. Mike, ¿dónde está la biblioteca?

- Mike: está en el centro del pueblo, en una placita con una fuente, desde allí lanzan los fuegos articiales.

- Liz: gracias Mike, nosotros debemos irnos ya antes de que se nos haga tarde.

- Mike: ¿hacia dónde os dirigís?

- John: hacia hakone hotel.

- Mike: tened cuidado, allí se juntan dos de las familias más influyentes del bajo mundo con los Vinsmoke, traficantes de armas y los Buciaratti, traficante de criaturas extrañas, es un lugar neutro para todo tipo de personas.

- John: es decir, la calaña de la región. Tendremos cuidado, muchas gracias.

- Mike: adiós, espero veros de nuevo.

- Liz: adiós, y cuidate tu y tu familia.

Se marcharon tranquilos hacia el hotel con esperanza de que no hubiera ningún altercado.

Luego llegaron allí, parecía lujoso y de clase alta, debía ser un lugar muy lucrativo para las personas que lo frecuentan. Al entrar, estaba oscuro, se veían dos camareros sirviendo mesas y al fondo una barra con bebidas de tipo tras de sí, y a cargo de un camarero pálido de cabello blanco, con un rosetón a su espalda que iluminaba el lugar. El camarero le dirigió la palabra antes de llegar a la barra.

- Camarero: buenas tardes señores y bienvenidos a Hakone Hotel ¿les gustaría tomar algo? La primera es gratis durante el festival.

- Liz: ¿cómo sabe que somos turistas?

- Camarero: señorita, conozco a todos los habitantes de este pueblo, y no les había visto nunca.

- Liz: en ese caso tomaremos una copa de bourbon para mi y una de whisky para mi compañero.

- Camarero: en un momento se lo sirvo.

- John: también venimos por alojamiento.

- Camarero: les sirvo la copa y miró el registro de habitaciones para asignarles una.

El camarero se dispuso a servir la copa de ambos, mientras ellos se fijaban al alrededor, donde destacaban dos grupos a cada extremo de la sala cada uno en una mesa, debían ser las familias a las que mencionó Mike.

- Camarero: hay varias habitaciones libres según el registro, pero sólo quedan las más costosas.

- John: ¿de cuánto estaríamos hablando?

- Camarero: mil quinientas monedas de oro la noche, señor.

- John: Liz, ¿cuánto dinero tenemos?

- Liz: diría que unas cuatrocientas ochenta monedas de oro.

- Camarero: me temo que eso no será suficiente.

- Liz: ¿no hay ningún otra habitación más barata?

- Camarero: me temo que no señorita.

- John: parece que tendremos que marcharnos.

- Camarero: que pasen buen día.

Se disponían a marcharse cuando de repente un hombre fornido interrumpe en el hotel con las peores intenciones.

- Desconocido: Buciaratti, sucio estafador, ese perro de dos cabezas que me vendiste estaba enfermo, ha muerto esta mañana, donde está mi dinero.

- Buciaratti: cálmate, solo eres un matón de los Vinsmoke, no tienes derecho a dirigirte a mi.

- Matón: ¡devuélveme el dinero!

Entonces el matón sacó del interior de su pantalón una pistola, acercándose hacia Buciaratti para usarla contra él.

En ese momento todos los acompañantes de Buciaratti sacaron sus armas de fuego.

- Buciaratti: deja la pistola o te convierto en un colador humano.

- Matones: yo también tengo mis hombres.

Tras él aparecieron cuatro hombres armados con fusiles de asalto que se encontraban anteriormente sentados en la mesa del otro extremo. Se trataba de una situación peligrosa, con un enfrentamiento entre bandas, unos apuntándose a los otros mientras Liz y John se tomaban su copa con tranquilidad en aquella situación.

- Matón: si no me das el dinero, habrá un baño de sangre.

- Buciaratti: no tengo nada que darte, matón insolente.

Ambos hombres armados seguían su discusión apuntándose con las armas unos a otros sin llegar a ningún lado, se podía notar la tensión.

- Camarero: ¡Disculpen caballeros! Este es un establecimiento que no permite enfrentamientos, tendrán que salir fuera a resolver sus problemas.

- Matón: ¡cállate! Solo eres un camarero, gano tu sueldo de un mes en un día.

- Camarero: en ese caso, gastelo fuera de aquí, no queremos alborotadores.

El camarero hablaba con voz tranquila y sosegada, por el contrario el matón estaba cada vez más irritado, y apuntó hacia el camarero.

- Matón: muchachos demostradle quién manda.

Apuntaron y dispararon hacia los camareros que se ocupaban de las mesas acabando con sus vidas, mientras seguían apuntando al de la barra.

- Camarero: pobres becarios, una semana aquí y les pasa esto, van a tener que pagar las consecuencias.

- Matón: te pagaré con plomo.

El matón se dispuso a disparar varias balas hasta vaciar el cargador contra el camarero, el cual con tremenda habilidad, uso una bandeja en vertical de metal que hizo girar repeliendo cada una de las balas hacia el techo, suelo y paredes. Cuando el matón se disponía a recargar su arma, el camarero propinó su ataque que parecía magia, al aparecer hilos blancos de sus dedos que atarian al matón y sus hombres por todo el cuerpo en unos segundos.

- Camarero: estos hilos son finos como un cabello y resistentes como el acero, no quería llegar a este extremo pero se han matado a personas inocentes en mi local.

Entonces los hilos en segundos se unieron, cortando los cuerpos de los matones los cuales acabaron en trozos, dejando el suelo como una película de terror.

- Camarero: señor Buciaratti, le ruego que baje el arma si no desea que tenga que echarlo.

Buciaratti y sus hombres guardaron las armas y se sentaron de nuevo. El camarero se dirigió hacia Liz y John.

- Camarero: disculpen el deplorable espectáculo, pasa algunas veces pero si llegar a este punto.

- John: no se preocupe, no es la primera vez que vemos sangre.

- Liz: para limpiar todo esto, necesitará algo de ayuda.

- Camarero: veo que está usted a punto de proponer algo.

- Liz: nosotros limpiamos el estropicio y al quedarse sin camareros necesitará unos nuevos y nosotros necesitamos una habitación.

- Camarero: de acuerdo, trabajen durante lo que queda de jornada y limpien esto, y les prepararé una habitación para esta noche.

- John: trato hecho.

Tras eso, ambos limpiaron toda la sangre del suelo y recogieron cada una de las balas que habían sido disparadas, y tras una noche sirviendo mesas pudieron descansar en la habitación.

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