48. Talos, La Ciudad Flotante
Tras pasar la noche en la casa junto al taller de Tony, se dirigieron al amanecer hacia el aeropuerto de dirigibles para montarse en uno de ellos, el cual uno de ellos era suyo.
- Tony: este es mi dirigible.
- Liz: ¿lo has usado mucho?
- Tony: lo construí el mes pasado, así que no lo he llegado a probar. Pero bueno, vamos directos a la aventura.
- Jolyne: no me da mucha confianza.
- Tony: tranquila, revise muchas veces los cálculos de los circuitos y de aerodinámica para volar lo mejor posible.
- John: confiemos en él, ¿que podría ser lo peor que podría pasar?
- Tony: bueno, podría fallar los controles y estrellarnos en pleno vuelo, o que el reactor del motor colapse y explote por completo junto con todos nosotros.
- John: si estabas intentando consolar para que nos tranquilicemos, lo estás haciendo realmente mal.
- Tony: aaah nono, solo decía las posibilidades de fallar, pero tranquilos son mínimas, probablemente entre 1-3%.
- John: ves, eso sí es tranquilizador.
- Tony: pero bueno, también está la posibilidad que soldados de Talos nos derriben al acercarnos.
- John: eso, como decía antes, realmente mal. Vámonos ya y veremos que pasa.
- Liz: si, lo veo lo mejor.
Se montaron en el dirigible, era espacioso, si estuviera pensado para una sola persona claro. Se encontraban un poco apretados y sentados en el suelo excepto por Tony que se encontraba en los controles para ponerlo en marcha. Lo pudo poner en marcha en unos minutos y emprendieron el vuelo.
- Tony: bueno chicos, es hora de volar.
- Jolyne: por favor, no nos estrelles.
- Tony: tranquilos, hice un curso de vuelo hace un año. No lo terminé, pero bueno, no será tan complicado.
- Jolyne: por cada palabra que suelta por su boca, más miedo me da que nos lleve.
- Liz: no tenemos otra forma de ir, pero bueno, toca arriesgarse.
- Tony: así se habla, siempre valiente nunca invaliente.
Cuando comenzaron a volar con el dirigible y puso todo en marcha, empezó a volar. El viaje duró una hora y media hasta llegar hasta Talos, la famosa ciudad flotante.
Se trataba de un gran trozo de tierra flotando de varios kilómetros de diámetro con la parte superior plana donde se pudo construir la ciudad. Tenía varios rascacielos, algo realmente interesante ya que la ciudad ya se encontraba en el cielo sobre las nubes. Se dirigieron hacia allí y pudieron aterrizar sin problemas.
- Tony: bienvenidos a Talos, la ciudad flotante.
- Liz: ¿cómo es posible? Una ciudad tan grande sobre una roca tan pesada y resistente, ambas flotando en el aire.
- Tony: nadie lo sabe, es uno de los grandes misterios del mundo, junto con el origen del rey supremo o dónde se encuentran los dragones.
- Liz: sobre el rey supremo hay una leyenda, ¿sobre la ciudad también la hay?
- Tony: hay historias sobre magos y alquimistas para construir la ciudad, pero ¿quién estaría tan aburrido como para hacer eso? ¿Qué ganarían con ello?
- John: pues tienes razón, tienes que ir y venir en globo, dirigible o cualquier cosa que te permita volar. Puede servir para aislarse de los demás pero no es algo que les beneficie demasiado.
- Tony: exacto, está ciudad funciona porque sus habitantes tienen alas, pero se ha quedado deshabitada mucho tiempo, todos los que construyeron estos edificios fueron humanos que cansaron de vivir aquí alejado de todos.
- Liz: debería de ser horrible.
- Tony: eso pienso yo. Bueno chicos, es hora de separarse aquí.
- John: ¿separarnos? ¿Y eso por qué?
- Tony: vosotros tenéis que luchar contra el rey de aquí, y yo tengo que ir a buscar la pieza que me falta.
- Liz: pero, ¿ya tienes un vendedor?
- Tony: es un antiguo amigo, es de los pocos humanos que hay aquí. Se llama Peter Quill y tiene muchas piezas extrañas y difíciles de encontrar.
- John: pues separemonos, y cuando cada uno termine lo suyo que vuelva al dirigible.
- Tony: intentad no tardar demasiado, no creo que pueda seguir aquí más allá de mañana.
- John: tranquilo, nos daremos la máxima prisa posible.
- Liz: ¿sabes dónde está el nuevo rey?
- Tony: en el centro de la ciudad se encuentra el rascacielos más alto y ese es del rey. Está rodeado de guardias, tened cuidado.
- Jolyne: vamos ya a por el rey.
Tony se separó de los demás, y los aventureros fueron al centro de la ciudad. La ciudad era un lugar con pocos habitantes por las calles, las casas eran sencillas exceptuando los rascacielos. En su parte central se encontraba un rascacielo de gran tamaño rodeado por otros rascacielos de menor tamaño.
- Liz: este es el más alto de la zona, debe ser este donde se encuentra el nuevo rey de Talos.
- John: entremos para ir contra él.
- Jolyne: es buena idea, pero debemos estar preparado por lo que nos podamos encontrar.
Entraron en aquel rascacielos y la puerta principal daba a un gran recibidor, en el que se les acercó alguien.
- ???: hace un tiempo que no veía humanos por aquí.
Se trataba de un muchacho de aspecto joven entre unos veinte y veinticinco años, poco más de metro setenta de altura y una complexión delgada. Era de piel blanca, pelo rubio ceniza y a su espalda tenía unas alas de un color rojo brillante. Iba vestido con una camiseta gris, una chaqueta de cuero marrón y unos pantalones negros, además llevaba un cinturón marrón y guantes de color negro.
- ???: disculpad por mis modales, me llamo Keigo pero todos me llaman Hawk.
- Jolyne: yo me llamo Jolyne, y ella es Liz y el John. Venimos a convencer al nuevo rey para que abra las fronteras a las demás ciudades.
- Keigo: si han venido hasta aquí, sabrán que tendrán que vencerle para llegar a eso ¿verdad?. Él solo escucha a los que son más fuertes que él.
- John: algo así nos contaron.
- Liz: le derrotaremos.
- Keigo: me da la sensación que no es el primer semihumano que conocen, ¿estuvieron en el lomo del elefante?
- John: si, y también derrotamos su reinado.
- Keigo: mejor, ninguno de nosotros ha querido volver allí, por lo que oí el rey de allí era un tirano.
- Jolyne: ¿el de aquí es diferente?
- Keigo: no sabe no contesta. Así que bueno os voy a explicar la temática del rascacielos. Son unas oficinas y para llegar hasta el rey debéis subir por muchas escaleras. Así que llegad y vencedle u os volveréis sin nada.
- Liz: ¿a qué te refieres con eso último?
- Keigo: que es el precio por perder, nos quedamos vuestrar armas y armaduras. Sólo volveréis con la ropa que llevéis puesta. ¿Estáis dispuestos a intentarlo?
- John: no te preocupes, si perdemos os daremos lo que sea.
- Jolyne: pero John...
- John: si no podemos ganar a un simple rey nunca podremos cumplir nuestro objetivo.
- Keigo: me gusta como piensas, si no mueres en el combate podríamos ser amigos, a veces el rey se emociona un poco.
- John: ya veremos como sale todo.
- Keigo: empezad cuando queráis, ahí tenéis las escaleras para subir. Son ciento sesenta y cuatro pisos así que buena suerte. Intentad llegar con energías.
- Liz: ¡¡¿Cuántos?!!
- Keigo: cada cincuenta pisos hay una sala de espera con cocina, así que intentad no moriros por el camino. Solo son escaleras aunque sin alas os costará más esfuerzo subir.
- John: en ese caso, nos vamos ya.
Se dirigieron a donde comenzaban las escaleras para emprender la subida que le llevaría hasta el rey que debían derrotar. Aunque se cuestionaban cuanto tiempo tardarían en subir toda esa cantidad de pisos y si conseguirían tener suficientes energías como para vencer al rey.
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