42. Lucha por la libertad
Se encontraban continuando de camino por la noche y les contó el encuentro con el mago errante y les salió numerosas preguntas pero no supo responder la mayoría ya que tampoco tenía gran información. Decidieron que al llegar a Nabat intentarían hablar con su rey e intentar saber algo más sobre Zoro.
Continuaron varias horas en la noche hasta llegar a una ciudad con puentes de madera sobre la arena y una muralla alrededor. La montaña estaba por toda una montaña.
Entraron en ella y tras encontrar un lugar donde quedarse, descansaron el resto de la noche.
A la mañana siguiente se levantaron para visitar la ciudad y tras verla durante unas horas se acercaron a uno de sus habitantes para saber un poco más sobre ella.
- Jolyne: disculpa señor, llegamos a noche aquí. ¿Podrías decirnos el nombre de la ciudad?
- Habitante: claro, estáis en Gonur Sandjar.
- Jolyne: ¿sabe cuánto podría tardar en llegar a Nabat?
- Habitante: Nabat se encuentra a dos noches de camino de aquí, deben tener cuidado con no intentar viajar durante el día.
- Jolyne: lo sabemos, ¿conoce algún punto donde quedarnos a medio camino?
- Habitante: esta la ciudad de Dunova, pero si quieren llegar lo antes posible a Nabat os vendría mejor quedaros en el antiguo templo de Karakum. Tiene una barrera para protegerlos de la temperatura extrema.
- Liz: ¿podría indicarnos en un mapa una localización aproximada?
- Habitante: no recuerdo muy bien el lugar, pero lo intentaré.
Liz sacó un mapa que habían comprado un poco antes de hablar con el habitante, y se lo dio a él junto con un lápiz. Le marcó con un círculo el lugar aproximado donde se encontraba el templo. Tras eso le agradecieron su ayuda y se marcharon a seguir viendo la ciudad.
- John: ¿hacia donde queréis ir ahora?
- Liz: tengo hambre, antes he visto un sitio al que me gustaría ir a comer.
- John: vamos para allá, y esperemos que tenga buena comida.
- Liz: vamos a averiguarlo.
Llegaron a un establecimiento de aspecto sencillo por fuera llamado "Rincón de Beirut". Al entrar era un lugar con cierto olor a incienso, poca iluminación para un ambiente relajado y un suelo repleto de alfombras, además de mesas bajas para comer. Se descalzaron en la entrada por un cartel que lo indicaba en la entrada y se sentaron en una mesa y se acercó a ellos un camarero.
- Camarero: Buenos días, ¿qué desean comer?
- John: somos turistas, no conocemos la mayoría de comidas de la carta.
- Liz: déjame a mi. Por favor, traiga sus tres mejores platos y tres bebidas de melon con menta.
- Camarero: enseguida señorita.
- John: ¿nos has pedido de comer sin que platos son?
- Liz: dejaros ir un poco, tenemos tres platos y podemos probar cada uno de los tres.
- Jolyne: a mi me parece bien, así probamos cosas nuevas.
- John: bueno, confiaré en ti.
El camarero trajo una bandeja con tres platos y tres bebidas que colocó frente a ellos en la mesa. Se trataba de tres vasos con líquido blanquecino con una hoja de menta sobre él, un plato de pollo con almendras, un plato con hojaldre relleno y un recipiente de barro con cordero.
- Camarero: gracias por esperar. Aquí tienen sus bebidas, además de pollo con almendras, pastela de pichón con frutos secos y un tajín de cordero.
- Liz: gracias a usted.
Comenzaron a comer, cada uno probando de cada plato y con su bebida. La disfrutaban y después de comer pagaron y esperaron a reposar la comida. Poco más tarde, empezó a oírse una gran multitud fuera gritando en la plaza que había y salieron para escuchar mejor lo que pasaba.
- Jolyne: no soy capaz de ver lo que están haciendo, hay demasiado ruido.
- John: hay personas pujando por algo, como una subasta pero no veo que están vendiendo.
Se estaban acercando hasta que vieron algo que les espanto por completo. Se trataba de una venta de esclavos en una plataforma de madera y hombre con armadura oscura se llevaba a un hombre con una cadena atada al cuello y las manos.
El hombre tiró fuerte de la cadena e hizo caer al esclavo, y su amo comenzó a gritarle mientras le golpeaba.
- Amo: ¡levanta! ¡He pagado mucho dinero por ti!
Liz fue corriendo para ponerse entre los dos para que dejara al esclavo.
- Liz: ¡deja de pegarle! ¡Es un ser vivo y no merece ser tratado así!
- Amo: no es una persona, para mí es menor a una mascota. ¿Ves estas cadenas? Significa que es de mi propiedad.
- Liz: eso puedo arreglarlo.
Liz sacó su lanza con la que corto las cadenas que unían al esclavo y su horrible amo, el cual sacó una espada contra ella.
- Amo: ¡Acabaré contigo! Sucia mujer entrometida.
- John: yo que tú, no haría eso.
- Jolyne: antes de tocarle un solo pelo te atravesare con una flecha.
John y Jolyne se enfrentaron a él sacando sus armas, y el esclavista huyó sin mirar atrás. Tras eso Liz fue corriendo hacia la plataforma, intentaron detenerla por no causar más problemas pero no pudieron hacerlo y acabo junto al vendedor de esclavos.
- Liz: ¡dejad de pujar! ¡Son seres vivos no propiedades!
- Esclavista: baja de aquí niña, no te metas en mi negocio.
- Liz: no puedo hacerlo ¿qué han hecho estas personas para ser esclavas?
- Esclavista: no hago preguntas de dónde proceden, me los traen y yo los subasto al mejor postor.
- Liz: usted es escoria, vender personas así. ¿No tiene sentimiento de culpa?
- Esclavista: los sentimientos no dan dinero, pero los esclavos si. Has venido a una de las pocas ciudades en la que se permite la venta de esclavos, mala suerte.
- Liz: no voy a dejar que los venda.
- Esclavista: según el derecho de esclavismo si alguna mercancía sufre daños o es liberado sin permiso de su amo. Tiene derecho a retarle a un duelo al agresor y tomar su vida.
- Liz: si libero a uno de sus esclavos ¿intentará matarme en un duelo donde usted también puede morir?
- Esclavista: puedo elegir un representante para luchar, así que no se lo recomiendo.
- Liz: ¡acepto!
Ella usó de nuevo su lanza para romper las cadenas del esclavo más cercano y la multitud empezó a gritar emocionada.
- Espectadores: ¡duelo! ¡duelo! ¡duelo!¡duelo!...
- Esclavista: ve al coliseo de la ciudad, si me ganas quedarán libre todos los esclavos pero si yo ganó me quedaré tu cabeza como trofeo.
- Liz: podré vencerte con facilidad.
- Esclavista: no lucharás contra mi, sino contra mi mejor esclavo. Si te retiras mataré a cada uno de los esclavos sólo por placer. No tardes.
Se fue junto con todos los esclavos y Liz se volvió a reunir con sus amigos.
- Liz: chicos se que no debería meterme pero no puedo quedarme quieta en esto.
- Jolyne: has hecho lo correcto.
- John: procura darle su merecido a ese esclavista.
- Liz: vamos para el coliseo.
Fueron hasta allí, era un coliseo circular de varios pisos para las gradas de los espectadores. Además tenía un palco desde donde iba a ver el combate el esclavista. John y Jolyne se quedaron en las gradas para apoyar a Liz, junto con los demás espectadores que empezaban a llegar. Cuando se llenó el coliseo empezaron a presentar el combate.
- Presentador: estamos aquí tras mucho tiempo, para presenciar un duelo. Se ha puesto en juego la vida de una aventurera libre y la vida de los esclavos. En la puerta norte se encuentra la aventurera que se atrevió a romper cadenas de un esclavo y al lado sur el mejor esclavo y favorito en combates.
Se trataba de un hombre de un tamaño colosal y una musculatura completamente desmesurada. Lleva la cara cubierta además de tener unos guantes con pinchos.
- Presentador: les presento de nuevo el titan del desierto, el coloso de la duna y mayor esclavo visto en este coliseo. Contra la aventurera desconocida. ¡Qué comience el combate!
El esclavo fue directo hacia ella antes de darle algún momento para reaccionar, pero lo hizo. Cuando el gigantesto humano intentó embestirle con su descomunal cuerpo, ella puedo esquivarlo y hacerle un corte con su lanza en el costado pero solo logró hacerle una herida superficial.
- Esclavo: jaja cosquillas.
- Liz: no puede ser, eso debería haberle hecho un corte profundo.
El esclavo debido a su tamaño era muy lento pero con una fuerza física muy superior a ella. Tenía claro que si el esclavo era capaz de darle un golpe directo, podría ser su final. Ella intentaba mantener las distancias rodeandole y haciéndole ataques rápidos pero no conseguía penetrar sus fuertes músculos. Por el contrario, el esclavo no era capaz de darle pero sus ataques eran imponentes y de gran peligro.
- Liz: no soy capaz de penetrar sus músculos, necesito más fuerza.
- Esclavista: ¡jajaja! ¡Ningún luchador ha sido capaz de dañarlo nunca! ¡Morirás por entrometida!
- Liz: voy a tener que buscar una forma de hacerle más daño. Creo que tengo una idea.
- Esclavista: ¡rindete y muere!
- Liz: ¡Cállate! ¡Estoy pensando!
En ese momento John y Jolyne empezaron a reírse por cómo se había dirigido a él y pensaba en un plan mientras esquivaba cada golpe del gigantesco oponente.
- Liz: ¡lo tengo!
Liz empezó a seguir cortandole distintas partes del cuerpo haciéndole enfadar cada vez más. Había logrado hacerle una gran cantidad de cortes, aunque al ser superficiales no conseguía que le afectará ninguno de ellos. Y en uno de sus ataques usó su lanza a modo de pala echando la arena del suelo sobre sus heridas.
- Esclavo: ¡AAARGH!
Su enemigo se dirigió hacia ella enfurecido dispuesto a matarla. Iba a gran velocidad hacia ella cegado por la ira mientras ella escapaba de él. Ella se colocó en una de las paredes del coliseo con intención de no escapar más, el esclavo fue hacia ella para embestirla contra el muro. Cuando estaba cerca de ella, Liz colocó su lanza apoyada en la pared y su enemigo no pudo frenar y se clavó la lanza en el pecho atravesándolo por completo. El esclavo cayó al suelo por la grave herida, Liz sacó su lanza del pecho de su contrincante causando una hemorragia que acabó con su vida.
- Liz: ¡he ganado! ¡Libera a todos los esclavos!
- Esclavista: ¡jamás!
Comenzó a intentar escapar del coliseo, pero John y Jolyne fueron a detenerle mientras Liz salía de allí.
Consiguieron detenerle a las puertas del coliseo, le apuntaron con las armas y se arrodilló entre ellos.
- Esclavista: os daré dinero, fama y todo lo que queráis. Dejadme marchar.
- John: no queremos nada de ti, libera a los esclavos y sigue en pie o muere de rodillas.
- Esclavista: nono por favor, no puedo liberar a los esclavos. Perdería mi negocio por completo.
- Jolyne: es tu culpa por lucrarte vendiendo personas. Debes pagar por ello.
- Esclavista: de acuerdo, los liberaré a todos pero no me maten.
Esperaron fuera a que Liz llegara hasta ellos, y acompañaron al esclavista para comprobar que liberaba a todos ellos. Tras hacerlo y dejar libre a cada uno de ellos volvieron a dónde se encontraban sus cosas. Se quedaron allí hasta que se hizo de noche y volvieron a salir dirección al antiguo templo de Karakum como le indicó el habitante a principio del día.
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